Dramaturgia de Cristina Escofet y Dirección de Andrés Bazzalo.
La historia muchas veces, tiene figuras que decide dejar en el olvido y dar poco testimonio de sus vidas. Sin dudas este es el caso de Encarnación Ezcurra, la esposa de Juan Manuel de Rosas, el Restaurador de Leyes, uno de los gobernadores con mayor consenso en la historia de la Provincia de Buenos Aires, caudillo para algunos, tirano para otros, pero sin dudas unas de las figuras políticas más importantes y controversiales, que tuvo el país, en la primera mitad del Siglo XIX
Pero aquí no hablaremos de Rosas, sino de su esposa, de Encarnación o la Negra Toribia, con la llamaban despectivamente sus detractores por su fealdad y su sangre mestiza.
Inteligente y conocedora de la política, para muchos fue el sostén de Rosas, en muchas de sus ideas y decisiones cruciales de gobierno, un verdadero poder en las sombras.
De carácter fuerte, indomable, orgullosa de sus orígenes indios, del candombe y de ser querida por el pueblo, por la paisanada, que siempre la respetó y admiró. Amante de la política, siempre atenta a las conspiraciones y a los traidores que acechaban a su esposo, Encarnación siempre veló por cuidar la espalda de Rosas, de los traidores de bando ajeno y propio que lo acechaban.
El guión de Escofet, echa luz, sobre una figura muy interesante de nuestra historia, en una época donde muy pocas mujeres, lograban tener alguna influencia política, sin dudas una adelantada para la época,
Hecha la introducción a la figura de Encarnación Ezcurra, mencionemos ya que este unipersonal, tiene una interprete de lujo, Lorena Vega, que realmente brilla en el escenario y compone el personaje con maestría.
La presencia escénica de Lorena es imponente, se la nota segura y disfrutando del papel que representa, con una pasión y una entrega que conmueven. Su voz, sus movimientos, sus diferentes estados emocionales, todo es llevado de manera perfecta en su representación, dando a su relato una cadencia muy difícil de lograr.
Vemos muchos unipersonales en cartelera, pero esta interpretación de Lorena, es superlativa, con un grado de excelencia, que hay que destacar. No extraña entonces, los premios recibidos por la protagonista, el año pasado, gracias a este papel, entre ellos el Premio ACE a la Mejor Actriz y sin dudas seguirá acumulando muchas distinciones más, porque su actuación, no es algo que se vé todos los días, es una verdadera clase magistral de actuación, que cualquier estudiante de teatro debería aprovechar.
A la tremenda intepretación de Lorena, debemos sumar, una bella puesta minimalista propuesta por el director Andrés Bazzalo, con un espejo y un sillón que se destacan, aprovechando al máximo, el grado de cercanía que permite esta sala subterránea del Teatro del Pueblo, donde el actor está cara a cara, con los espectadores, algo que se disfruta en las obras normales, imaginen como se disfruta aquí, cuando tenemos una interpretación de este calibre.
Hay varios iíems para destacar en la puesta, ya que si bien la obra es un unipersonal, Lorena no está sola en escena, ya que la acompañan músicos en vivo que se lucen mucho y le agregan mucho valor a la pieza, nos referimos a Agustín Flores Muñoz, Martín Miconi y Malena Zuelgaray, aportando hermosas melodías con sus instrumentos, con sus bellas voces y también con los efectos especiales y sonidos de fondo, que condimentan el florido relato de la protagonista.
Sin dudas que Yo, Encarnación Ezcurra, es una de esos espectáculos teatrales que de ninguna manera podemos dejar pasar. Un guión interesante, que redescubre a una mujer olvidada de nuestra historia, una dirección precisa que crea el ambiente ideal para que la talentosa Lorena Vega, nos deslumbre, con una interpretación fantástica. Los espectadores que ya vieron ya la obra, certificarán que nuestros elogios para la protagonista, son merecidos y para exagerados y aquellos que aún no vieron la obra, no dudamos que cuando la vean, coincidirán en forma unánime con nuestra opinión.
La obra transita sus segunda temporada de suceso, todas sus funciones son a sala llena, con un público que sigue el desarrollo con una atención y un silencio sepulcral, no queriendo perder ningún detalle, disfrutando cada momento. El emocionado y prolongado aplauso que recibe la protagonista al final de la función, certifican la satisfacción de los espectadores y coronan la gran velada de teatro vivida.
Nuestra máxima calificación para Yo, Encarnación Ezcurra, teatro independiente de calidad, que nos enorgullece..
Pensador Teatral.