Dramaturgia de Pablo Bellochio y Dirección de Nicolás Salischiker.
Una excelente propuesta la que nos acerca, Dos, Una Desconexión, obra escrita por Pablo Bellocchio, un joven y talentoso dramaturgo, dueño de una pluma muy sensible, que se caracteriza por llevar al papel, situaciones cotidianas y humanas, con las que el espectador siente plena identificación.
A modo introductorio, mencionemos que la obra, está transitando su tercera temporada, algo que muy pocas piezas del off consiguen. A la mencionada permanencia, agregamos que sus funciones son a sala llena. Entonces ya tenemos dos indicadores, que marcan, que no estamos en presencia de una obra más.
Queríamos descubrir los motivos del suceso de Dos, Una Desconexión. Adelantamos, que es una obra que habla del amor, de las relaciones de pareja, de las alegrías y de las tristezas, que forman parte de ellas. La temática no parece original, por eso antes de ver la obra, estábamos intrigados en saber,cual era el secreto que tiene la obra ( nuestra experiencia, nos marca, que todas las piezas que llegan a un tercer año, no lo hacen por azar, sino que tienen un algo que las distingue y realza entre tantas otras )
Digamos de entrada que Dos, no tiene un secreto o una fórmula mágica, sino que tiene varios puntales, que la convierten en una estupenda obra del off, atrapando al espectador del comienzo al fin, con una historia actual, que suena cotidiana y muy cercana, motivo que provoca, que el público se identifique en todo momento con la obra y las situaciones que se muestran, dando un importante marco de verosimílitud, algo que sin dudas todas las piezas quieren, pero no todas logran.
Hay una dramaturgia muy bien elaborada, que nos presenta la historia de amor de Claudia y Miguel, pero lo hace de una manera especial y original, ya que habrá tres actrices que harán de Claudia y dos actores que serán Miguel.
Como es esto ? Sencillo y espléndido a la vez, la relación entre la pareja, se presenta en sus diferentes momentos, por lo que tenemos dos actores que nos mostrarán el arranque prometedor, como ocurre en todas las parejas, con la pasión y el enamoramiento del inicio, invadiendo los cuerpos, que se funden en uno solo.
Tendremos a Claudia y Miguel del presente, de la rutina, de la relación desgastada, donde hay poca pasión, el sexo es algo ocasional y donde lo que reinan son los reproches y los pases de facturas. Ya poco queda de esos novios que en el inicio del noviazgo, se prometían estar juntos por siempre. Ahora la duda, es hasta cuando van a seguir con una relación que luce fría y distante, están desconectados y el amor parece algo lejano.
Por último, tendremos una Claudia ya sola, dolida por la separación, que trata de mirar hacia adelante, pero le cuesta lograrlo, en su mente habitan los recuerdos, de aquellos momentos felices y el presente, parece estar dominado por ver aparecer por la puerta a ese ser amado, que es parte del pasado, aunque le cuesta asumirlo.
Esto que contamos a modo de síntesis, está muy bien cimentado, con un guión bien elaborado y una puesta ágil y dinámica de Nicolás Salischiker, un joven director con mucho talento, que logra plasmar la idea del autor, en una puesta, donde las tres historias transitan en forma simultánea en el escenario, dándose una muy buena interacción entre loa actores, que con sus gestos y sus miradas, potencian las acciones. Todo fluye de manera orgánica, se nota que hay mucho ensayo y entendimiento entre los protagonistas, algo que se logra con el correr de las funciones, logrando momentos teatrales, que el espectador disfruta muchísimo.
Ya es hora, de hablar de las magníficas interpretaciones que tiene la obra. Actores jóvenes del Lascia Colectivo de Trabajo, que tienen espacio aquí, para mostrar su talento y lucirse.
Arranquemos con Catalina Motto, que es la primera que vemos en escena. Es la Claudia sola, la que debe aceptar el triste presente, con esa ruptura que pese sobre sus hombros. Un papel complejo, que resuelve en gran forma, destacamos, sus miradas, sus silencios y el sentimiento que le pone a su personaje. Nos encantó el trabajo de Catalina.
Cecilia Marani y Eugenio Sauvage, son los enamorados, los apasionados, los que se prometen amor eterno. Aportando ambos mucha frescura, con diálogos deliciosos, donde aparece el Polaco Goyeneche y los libros de psicología. Sus miradas tienen ese brillo de los novios recientes. Hay una gran composición de ambos.
Y por último, Florencia Rodríguez Zorrila y Maximiliano Zago, la versión agridulce de la pareja, la que se hace daño, la que se hiere con las palabras, con la ironía y el sarcasmo. Fantástico el trabajo de ambos, Maximiliano que pasa de de la paciencia a la furia y una Florencia, que acusa estar deprimida y desilusionada, con su pareja, que no fue la que imaginaba. Se sacan chispas en el escenario, con una crudeza, que por momentos conmueve.
En resúmen, gran trabajo de los cinco protagonistas, muy jóvenes todos ellos, con espacio para el lucimiento individual y trabajando a la perfección en el conjunto, siendo muy creíbles, en una obra que exige estar atento y concentrado, para estar en tiempo, ya que la interacción es permanente.
La puesta es íntima y permite que el espectador se sienta testigo privilegiado de las acciones que suceden en ese líving, que luce desordenado, descuidado, con libros y hojas tiradas en el piso. En la pared cuelga un cuadro torcido, que los protagonistas siempre quieren enderezar, pareciendo una metáfora de esa pareja, donde todo parece estar patas para arriba.
Hay un muy buen diseño de luces de Lucas García, que colabora con las distintas temporalidades que presenta la trama.
En definitiva, quedamos gratamente sorprendidos con la obra, ya que aborda el tema de las relaciones de pareja, de manera original y con una profundidad muy lograda, que moviliza al espectador, que se siente reflejado en las situaciones expuestas. Un equipo joven el de Lascia, que se está ganando ya una muy buena reputación, dentro del teatro independiente, por la calidad de sus trabajos.
Al final de la función, el público que colmó la sala del Kairos, despide los protagonistas, con un prolongado y cálido aplauso, confirmando, que el boca a boca, seguirá haciendo de la suyas y que Dos, Una Desconexión, tiene mucho hilo en el carretel.
Pensador Teatral.