Viernes 21 hs en La Tertulia ( Gallo 826 )
Obra escrita por Alejandro Radawski, talentoso y joven dramaturgo de origen polaco, nacido en Rosario, que con su impronta nos traslada a la crisis que vivimos los argentinos que en el fatídico año 2001. Al entrar en la sala v encontrarnos con varios televisores encendidos reproduciendo imágenes de Fernando de la Rúa, hablando por cadena nacional y declarando al estado de sitio, ya se produce un click en el espectador, que viaja mentalmente a aquellas épocas complicadas de Argentina, donde el corralito y los saqueos son postales que lamentablemente quedaron grabadas a fuego en nuestra mente.
El texto de Alejandro es inteligente y atractivo, ya que expone con crudeza, como las crisis, modifican las vidas de las personas, que para adaptarse y sobrevivir pueden llegar a cambiar por completo el rumbo de sus vidas, dejando sus carreras y sus trabajos, pareciendo fugitivos, que deben abandonar su país y su familia, para buscar en otras tierras, las oportunidades, que su patria, no les ofrece.
La puesta es muy dinámica, porque se exponen diferentes situaciones, que nacen a partir de la crisis, historias paralelas, que irán desfilando en fragmentos, yendo y retomando, lo que requiere mucho despliegue de los actores, que desdoblarán varios personajes y deberán cambiar su vestuario, en varias oportunidades, siempre a la vista del público.
Además es muy buena la idea, de tener siempre un presentador ( los actores irán rotando en este rol ) cuya función es relatar partes de las historias y entrando en algunos casos, en un ida y vuelta, muy rico con los personajes, que juegan las escenas, en una teatralización divertida y muy lograda.
No vamos a contar más, la obra tiene muchas perlitas y sorpresas, que el espectador irá descubriendo a medida que la trama se vá desarrollando. Hay una dramaturgia muy bien elaborada, plena de detalles tomados de la realidad, escenas bien hilvanadas, que tiene mucha de coral, con historias que en algún momento se cruzarán.
El autor escribió esta pieza, en 2013 en el marco de la Beca en Artes Escénicas Maec - Acid, en residencia en la Real Academia de España y esto tal vez se nota, en las historias, donde queda reflejada la estrecha relación existente entre España y Argentina, mostrando además, que las crisis no son solo propiedad de un país, sino que son fenómenos mundiales, que se producen en todos las latitudes con distintos nombres, aquí corralito, allá burbuja de las hipotecas, pero con mismo efecto perjudicial para la sociedad
La obra representa un desafío importante para el elenco, ya que los actores, deben desdoblar varios personajes y cambiarán sus identidades varias veces a lo largo de la obra, algo que requiere mucha concentración y aptitud, ya que además de cambio de vestuario, se modifican las posturas y hasta los acentos, dependiendo del rol que desempeñen.
Notamos un elenco con diferentes registros, tanto por edades, como por experiencia, hay una valiosa diversidad en la puesta, siendo un reto doble para un elenco, que muestra un compromiso absoluto y la versatilidad necesaria, para estar a la altura de la exigencia.
Son siete los actores en escena, con el riesgo de ser injustos, vamos a destacar especialmente, el trabajo de alguno de ellos. En primer lugar, mencionaremos a Tobías Pereyra Iraola, jóven actor con mucha presencia escénica, que compone a Fabricio, un joven que viajó a Madrid, huyendo de la crisis y también a Milton, excéntrico bañero en Ibiza y con algunas adicciones, por nombrar solo a dos de sus personajes. Se lo noto suelto y nos gustaron mucho sus intervenciones, que fueron siempre muy festejadas por el público. Un aprobado gigante para Tobías, que para nosotros fue la revelación de la obra.
Lujan Bournot, se destaca mucho con su Gina, la doctora que viajó a España desde su Buenos Aires querida, para tratar de conseguir un trabajo en alguna clínica y terminó como camarera en un bar de Ibiza sin que su familia lu supiera. A Lujan, la vimos brillar el año pasado en Ferdydurke, una entrañable obra del off y aquí vuelve a destacarse mucho, con una expresividad y una presencia que se impone, mostrando solidez en cada una de sus intervenciones.
En el mismo alto, nivel mencionamos a Natalia De Elia, protagonista también en Ferdydurke, que aquí compone en forma deliciosa a Marta, una actriz porno madrileña ya madura, sumamente hospitalaria y con un acento seductor. Nos gustó mucho el trabajo de Natalia.
Javier Brancos, es Nicola, un sexagenario rosarino, futbolero y con una existencia algo amargada, debe desfilar por diversos nosocomios de su ciudad, por su problema de próstata. Muy buena la composición que Javier, que logra hacer de Nicola, un personaje irascible, que además de lidiar con los médicos, tiene una predilección. muy particular por las cabras, que no vamos a detallar aquí
Ayelén Guido, es la que más luce en el rol de presentadora, Virgina Caridad es una española con mucho salero que vive un romance tardío, con Gustavo Bomrad Saez, el taxista que la fue a buscar a Ezeiza. Los tres cumplen acertadamente sus roles.
Se hizo algo larga la descripción, pero creo que era justo dedicar unas líneas a todos los integrantes del elenco, ya que como dijimos antes, hay diferentes registros y experiencias, pero todos logran estar a la altura y funcionar muy bien en el conjunto, con la dinámica que requiere la obra.
La puesta de Alejandro tiene muchos puntos destacables, que la distinguen, arrancando por una escenografía despojada, dominada por esos televisores, que con imágenes, irán acompañando con mucho ingenio las distintas escenas. Los percheros móviles que llevados por los protagonistas, irán llenando los espacios y proveyendo el variado vestuario de Florencia Tutusaus, que tantas veces cambiarán los actores a lo largo de la pieza, siendo este un toque distintivo que presenta la obra.
En resumen, una propuesta que nos gustó mucho, la de Ir y Volver e Ir, que como mencionamos al comienzo, muestran las consecuencias de las crisis en las vidas de las personas comunes, que deben pagar los errores de sus gobernantes, con sacrificios variados, llegando en muchos casos al desarraigo y como se dice muchas veces, viendo que Ezeiza, es la única salida que existe para sobrevivir a los problemas que llegan con las crisis.
El autor logra transmitir el mensaje, en clave de humor, lo que es muy meritorio, ya que le quita dramatismo a situaciones de naturaleza dramática y además muestra la universalidad de las crisis, que siempre se las arreglan para encontrarnos, cualquiera sea el lugar donde estemos.
Los merecidos aplausos con que los espectadores, despiden a los protagonistas al término de la función, además de ser un premio para las muy buenas interpretaciones vistas, son una muestra que la obra gustó mucho y que las historias presentadas, resultan muy cercanas para un público, acostumbrado a convivir con las crisis, que de manera cíclica y sin pedir permiso, llegará en algún momento, para interferir en nuestras vidas.
Pensador Teatral.