lunes, 9 de diciembre de 2019

Dos Plazas y Media

Dramaturgia de Damián Valgiusti. Dirección de Gimena Romano Larroca y Damián Valgiusti.









Una propuesta profunda y fresca a la vez, llega con Dos Plazas y Media, bello texto escrito por Damián Valgiusti, quién además es uno de los protagonistas de la obra, que jugando de manera muy hábil con lo metafórico y lo onírico, nos ofrecerá una historia atrapante y muy ingeniosa.

La obra es una invitación para que el espectador vuele con su imaginación, ya que al ingresar a la sala, visualizará un colchón flotando en el mar, allí arriba está Walter, que no recuerda bien lo sucedido y como llegó hasta allí. Por los restos desperdigados en el escenario, todo hace pensar, que ocurrió algún desastre natural, que provocó destrucción y ahora hay que ingeniárselas para sobrevivir y esperar que alguien lo rescate.










Pero Walter, descubrirá que no está solo en aquel vasto océano, una bella y joven mujer, aparecerá nadando por allí. Ambos piensan que unirse en aquellas circunstancias, sería una buena idea, ya que juntos pueden turnarse en las guardias, para que ninguno de los tiburones que nade por allí  los ataque. Además la unidad hace la fuerza y contar con  alguien en quien apoyarse o con quien poder hablar, es una forma de prolongar la esperanza de la salvación.

Algo huele a familiar entre los protagonistas, Walter no recuerda como llegó allí y tampoco nada de su vida. En cambio, su compañera de travesía, que finalmente accede a contarle que se llama Meli, si parece conocer el motivo, por el que están a la deriva y dá la impresión que también lo conoce a él, aunque prefiere no contarle nada.










La obra presenta una muy buena cuota de suspenso y los espectadores a la par de Walter intentarán descubrir que sucede y descifrar si aquel encuentro oceánico es algo casual o más bien un intento de dos seres que se conocen muy bien, de remontar una situación complicada, que los llevó a naufragar.  Hasta allí vamos a contar, cuando vean la obra descubrirán más.

Resultan magníficas las actuaciones de Damián Valgiusti y Luciana Ulrich, quienes se entregan por completo al universo onírico que pide la pieza, ofreciendo interpretaciones sensibles, con una carga emotiva muy alta. Es importante destacar la química que muestran Damián y Luciana, que se nota se sienten cómodos y disfrutan cada minuto de la obra, siendo esto algo que el público reconoce y valora.

Un punto muy importante, es la belleza visual de la puesta, fundamental para el vuelo poético y metafórico, que el texto reclama. Hay un notable diseño escenográfico de Ana Repetto, mostrando que con imaginación y creatividad, pueden lograrse óptimos resultados, sin grandes inversiones económicos, algo imposible para el teatro independiente. Es muy bueno el diseño de luces de Juan Baez y Alejandro Velázquez, creando la atmósfera y los climas que la trama pide. Por último mencionar, la música original de Diego Lozano, otro plus que presenta la obra.










No queda mucho más para agregar, Dos Plazas y Media es una entrañable propuesta del off, que como dijimos antes nos invita a viajar con la imaginación y acompañar en este naufragio a Walter y Meli, que intentarán aprovechar la nueva oportunidad que tienen, para dejar atrás un pasado turbulento e imaginar un futuro juntos, si es que logran sobrevivir a ese entorno hostil, que no se las pone fácil.

Disfrutamos de una bella noche de teatro en El Camarín, con un texto que invita a soñar, una puesta cuidada, de bella estética y dos actuaciones muy logradas. Por todo lo mencionado, no sorprenden los aplausos, con que los espectadores despiden a los protagonistas, que tratarán de seguir la corriente y llegar a la orilla.




Pensador Teatral.



viernes, 6 de diciembre de 2019

La Lechuga

Dramaturgia de César Sierra. Adaptación de Juan Paya. Dirección de Nicolás Scarpino.








De Jueves a Domingos en CPM Multiescena ( Av. Corrientes 1764 )

Obra escrita por el venezolano Carlos Sierra, que desembarca en Argentina, tras presentarse con éxito en más de doce países, llegando con una versión local que respeta con fidelidad el texto original, estableciendo algunas variaciones necesarias, para aggiornarla a nuestra idiosincrasia.

La Lechuga es una tragicomedia, cruda en muchos momentos y absolutamente desopilante en otros. La trama nos hablará de vínculos familiares rotos, relaciones que solo se mantienen por  la existencia un tercero que los obliga a mantener en contacto. En este caso, los protagonistas serán tres hermanos, que se reúnen el día del cumpleaños de su padre, para un festejo, que todos de antemano saben no tiene sentido, en primer lugar porque el padre desde hace cuatro años, se encuentra postrado en una cama, en estado vegetativo y sobre todo  porque esas reuniones familiares nunca terminan bien, todos los años terminan con discusiones y problemas.








Pero la celebración de este año, tiene un motivo especial, los anfitriones Héctor ( Juan Paya ) y Virginia ( Sabrina Carballo ), ya no toleran tener al padre en su casa, ocupando una habitación y debiendo pagar los gastos de enfermeras, remedios y sobretodo cuidándolo. Por su buena posición económica, fueron los que se encargaron del padre todos estos años, pero Virginia ya harta de las peleas con su marido por el tema, está decidida  a que alguno de sus dos hermanos varones, se lleve a su padre y se hago cargo de su cuidado al menos por un tiempo.

Uno de ellos Victor ( Pablo Cerri ), vive con su esposa Dora ( Marina Castillo ), en el Conurbano, junto a sus cuatro hijos y otro en camino, con una posición económica bastante endeble y con poco espacio físico en la casa. Dos excusas ideales, para evitar cuidar al padre todos estos años, El otro hermano Vinicio ( Nicolás Maiques ) , es soltero, gay y no tiene la mínima intención de ocuparse de un padre, del que no guarda los mejores recuerdos.






La obra que juega mucho con estereótipos, se hace fuerte en ello precisamente y es muy efectiva, consiguiendo su objetivo, hacer reír y con ganas a los espectadores, algo que suena normal para una comedia, pero que lamentablemente, no siempre se consigue. Creemos que los buenos resultados obtenidos, se deben en gran parte, al muy buen funcionamiento que tiene el elenco como bloque y también en lo individual.


Tratando de no ser injustos, indudablemente que quien genera las mayores risas de la noche y por momentos se come la obra, es Nicolás Maiques, que realiza una composición fantástica de un personaje, hiperquinético, verborrágico y dueño de una impunidad asombrosa para decir lo que se le viene en mente, sin reparar en sus consecuencias. Nos encantó el trabajo de Nicolás, con un histrionismo a flor de piel, para deleite de una platea, que festeja cada una de sus intervenciones.


Pero la gran actuación de Nicolás, de ninguna manera debe opacar al resto, Juan Paya, su compañero de Chicos Católicos, es otro punto muy alto. Con un empleo muy bueno, que le otorga tranquilidad económica y un status que le gusta ostentar, soportará con estoicismo las faltas de respeto de unos invitados bastante disruptivos. Pero que su paciencia llegará a un límite y estallará. Santiago Mallarino, es un muy buen contrapunto, le refriega en la cara su fertilidad y mostrará una envidia altamente nociva, apoyada en una lucha de clase de clases latente.








Los personajes femeninos no se quedan atrás, Julieta Granja compone a una Dora, con un embarazo avanzado, que no parará de hablar en toda la noche, siendo insoportable para su marido y para el resto. Para colmo, pese a tenerlo prohibido, incitada por Vinicio, tomará algo de alcohol y se generarán momentos muy divertidos. Sabrina Carballo, la anfitriona, parece ser la más racional y la más preocupada por el futuro del padre. Aportando mucha presencia escénica, redondea otra muy buena composición.


Damos mérito también a la dirección de Nicolás Scarpino, ya que aprovecha muy bien las fortalezas del joven elenco reunido, dando lugar a que se luzcan en lo individual y también a que se potencien en lo grupal, dando a la obra una dinámica que se mantiene a lo largo de toda la trama.











No queda mucho que agregar, nos divertimos mucho viendo La Lechuga, una pieza que desde el humor, trata temas profundos, como los vínculos familiares, la vejez, la paternidad y la muerte, por citar solo alguno de los tópicos que irán desfilando a lo largo de la noche. El gran mérito del texto es que logra tocar esos temas, siempre desde el lado del humor y con eso le quita dramatismo a cuestiones, que no son nada sencillas.

La obra, tuvo una temporada muy exitosa, con excelente respuesta del público, algo que se explica por el poder del boca a boca, que sin dudas tuvo La Lechuga, que consigue con creces su propósito, hacer reír al público, lo logra de la mano de muy buenas interpretaciones y un texto tan desopilante, como cercano para el espectador.



Pensador Teatral.


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martes, 3 de diciembre de 2019

En esta casa no pasa nada

Dirección de Florencia Laval y Julieta Varela.









Martes 20 30 hs en Patio de Actores ( Lerma 568 )

El teatro nos convoca en esta oportunidad para asistir a una magnífica y original adaptación de La  Casa de Bernarda Alba, obra escrita por el genial Federico García Lorca, poeta y dramaturgo granadino, miembro de la mítica Generación del 27´, considerado el mayor referente de la literatura española del Siglo XX. Lorcá marcó una época y en la actualidad es reconocido como el poeta español más leído de todos los tiempos.

La Casa de Bernarda Alba, es uno de sus textos más reconocidos y además tiene una significación muy especial, ya que fue su última obra. Poco tiempo después de haber terminado de escribirla, encontró su trágica muerte a manos del franquismo, que lo fusiló en los albores de la Guerra Civil. Un dato para tener en cuenta, es que Francisco Garcia Lorca, tenía solo 38 años, al momento de ser asesinado, lo que hace aún más dolorosa e inexplicable su perdida.










Para quien no conoce el argumento de esta célebre obra, inspirada en figuras reales de su querida Granada y una de las mas representadas en la historia del teatro universal, contemos que su personaje central es Bernarda Alba, que tras la muerte su segundo marido, impone a sus hijas un largo luto, de ocho años, que las obligará a vivir recluídas en su casa, sin contacto con el mundo exterior y mucho menos con hombres.

De aquella idea surge En esta casa casa no pasa nada, el dramático grito de una madre, que tomando el rol de la figura patriarcal ausente, no dudará en reprimir con autoritarismo, los deseos de sus hijas. que deben permanecer encerradas en la casa, presas entre esas paredes, en las que ningún hombre puede ingresar. Pero es esto posible ?? Puede acallarse por decreto lo que dicta el corazón ?? Este sin dudas será un interrogante que dará vueltas en todo momento.










Dejemos atrás la introducción y vayamos ya a la obra que nos convoca. Decir de entrada que nos impactó la adaptación lograda, potente e innovadora, mostrando que cuando hay creatividad y dedicación, se pueden ofrecer versiones diferentes y distinguidas de uno de los textos más representados, logrando sorprender gratamente al espectador.

Sin contar mucho para mantener la sorpresa, porque es una obra que los espectadores deben ver, digamos que la palabra de Lorca, surgirá no tanto de la oralidad, sino de los cuerpos de los protagonistas y de la música que acompañará sus movimientos. Es una puesta que tiene un componente físico fundamental, con coreografías muy trabajadas y ejecutadas con precisión, siempre con la música en un plano elevado,

La pieza presenta un despliegue actoral inusual para el teatro independiente, que debemos destacar, son catorce los actores en escena, los que dán vida a este versión libre del clásico lorquiano. El elenco está compuesto en su mayoría por jóvenes actores, que con mucho entusiasmo, trabajo y una entrega  absoluta, le darán a la trama un ritmo y una dinámica que sorprende y el espectador agradece.










Los trabajos actorales son muy buenos, por una cuestión de espacio, solo mencionaremos a algunos de ellos. Tomás Almandos es una Bernarda, intensa, que con mano dura, buscará ejercer la disciplina en la casa, sin reparar en el sentimiento de sus hijas. Excelente lo de Tomás, dando a su personaje el peso dramático  y la emocionalidad que requiere. Otra composición destacada es la de Pina Spena, como la abuela, que tratará de mediar, entre la rígidez de su madre y los deseos de sus nietas. Para ayudar a mantener el orden del hogar y atentas para vigilar lo que sucede intra muros, estarán las criadas, representadas por Flora García y Majo Ñañez.

En los papeles de las hijas, destacamos especialmente a Adela y a Angustias, figuras principales de este drama, ambas cumplen muy bien sus papeles y se lucen. Muy buena también la idea de presentar al personaje de Pepe el Romano, pero multiplicado, por lo que serán varios los actores que lo representen , dando una lograda variedad de tonos al personaje. No vamos a decir más, cuando vean la obra, se darán cuenta de lo que estamos hablando.

Hay un muy buen trabajo de las directoras, para lograr la coordinación necesaria, ya que los catorce personajes, están casi todo el tiempo juntos en el escenario, necesitando para esto, muchas horas de ensayo. En un espacio escénico despojado, como dijimos serán los cuerpos los que hablarán. Ademas del componente musical, fundamental en el montaje hay que mencionar el muy buen diseño lumínico de Sebastián Crasso. La puesta tiene una belleza estética y visual que agrega mucho valor.









No queda mucho más para mencionar, en ocasiones cuando aparecen estas adaptaciones de viejos clásicos, muchos espectadores pueden pensar que verán algo que ya han visto antes, cambiando sólo los actores. Les aseguramos que esto, no sucede aquí. En esta versión libre de La Casa de Bernarda Alba, se encontrarán con una versión original, potente y aggiornada a estos tiempos modernos, en que la mujer lucha de manera activa por sus derechos.

Nos fuimos muy contentos del Patio de Actores, un teatro que en los últimos tiempos, se ha convertido en sinónimo de obras de calidad, ya que nos encontramos con una atractiva y poética versión del clásico lorquiano, de la mano de un un grupo de jóvenes actores, que con su impronta, nos regalan una hermosa velada teatral.



Pensador Teatral.


viernes, 29 de noviembre de 2019

Es necesario entender un poco

Dramaturgia de Griselda Gambaro. Dirección de Guillermo Ghio.








Viernes 21 hs en Pan y Arte Teatro ( Boedo 876 )

Un texto muy rico de la multipremiada dramaturga y escritora Griselda Gambaro, llega al Pan y Arte, en una potente e intensa versión dirigida por Guillermo Ghío. La autora se inspiró en un hecho histórico y lo recreó de manera libre.

El historiador estadounidense John Spence, rescata en su libro, la historia de Hue, un letrado chino, que allá por al año 1722, decide acompañar a un misionero jesuíta francés, que le propone viajar a su país, para trabajar como su asistente, para traducir del chino, antiguos textos religiosos como el I Ching. Gambaro leyó la historia en aquel libro y seducido por la pintoresca anécdota del chino que es llevado a Francia, escribió este texto atrapante.








Hue, vive en China con su madre, con la que mantiene una relación ambigua y no puede resistirse a la propuesta del sacerdote francés. Quería conocer como era el mundo lejos de su patria, experimentar nuevas culturas, llegando a la prometedora Francia, donde seguramente se viviría mejor que en su patria y no habría pobres. Su madre no está nada contenta, con la idea de que su hijo la deje sola y desconfía de la propuesta que le hizo aquel sacerdote poco confiable Un sexto sentido, tal vez sea el que le advierte, que aquella aventura no traería nada positivo para su hijo. Pero ante la decisión ya tomada de Hue, terminará aceptando a regañadientes su ida, con la promesa, que en unos años volvería a casa.

El viaje en barco hasta Francia, durará meses en aguas revueltas y será tortuoso. Ya en aquella travesía aparecerán los primeros cortocircuitos entre el ingenuo Hue y el sacerdote, que será su único interlocutor en su excursión por tierras europeas, ya que es el único que habla chino. Al llegar a tierra firme, la relación empeorará. Hue se muestra caritativo y comprensivo con los pobres, que al parecer también existen por allí, pero el sacerdote no se comporta para nada de manera cristina. Se muestra soberbio y egoísta, para sorpresa del joven chino, que comienza a dudar de las intenciones de su guía.










La desgracia de Hue se acentuará cuando el sacerdote, ya algo cansando de su compañero, decide seguir su camino sin él. Le pedirá a su sacristán que se haga cargo de su cuidado, algo que suena muy complicado ya que no hablaba una palabra de chino. En realidad nadie entiende el idioma chino en Francia.  Como se comunicarían  con aquel hombre que luce perdido y con costumbres que parecen tan extrañas para el pensamiento occidental. El sacristán, se convence que lo mejor es sacarse el problema de encima y llevar a Hue a un manicomio, que debe ser el mejor lugar para una persona que se compartan de manera tan rara y no puede hacerse comprender.

La estadía de Hue en aquel manicomio será un verdadero calvario. No vamos a contar más, para dejar que el espectador cuando vea la obra descubra que sucederá con el desdichado chino, que fuera llevado desde su hogar a tierra tan lejanas y abandonado allí a su suerte, sin ninguna consideración. Solo diremos que en la pieza se marcará con crudeza, lo que puede ocasionar el choque cultural, la ignorancia y la discriminación hacia el distinto. En vez de intentar comprender sus diferentes costumbres y aprender de ellas, se opta por lo más sencillo, marginarlo y encerrarlo. Ejercer el poder contra el más débil, es una tentación que siempre luce a mano.










En este texto atravesado por el dolor y la crueldad, debemos mencionar actuaciones muy destacadas. arrancando por Patricio Schwartz como Hue, el incomprendido, el que recibe todo tipo de humillaciones y siempre pone la otra mejilla. Composición plena de sensibilidad y emocionalidad la que nos regala Patricio. Estupendo su trabajo.

Mucio Manchini, es el padre jesuíta, un verdadero villano, ya que en vez de seguir la senda de Dios y estar a disposición de los más necesitados, elige el camino contrario. Un actor de grandes recursos Mucio, al que elogiamos en varias reseñas de este sitio, mostrando una vez más su versatilidad.

El el rubro de villanos, gran mayoría en la obra, debemos incluir a Pablo Turchi, como un cochero impiadoso y desdoblando a un personaje famoso que no queremos adelantar. Nos gustó mucho el trabajo de Marcelo Sein, como el advenedizo sacristán y también como compañero en el manicomio, en ambos papeles,  muestra un histrionismo a flor de piel. Completa el elenco masculino Nicolás Meradi, como mendigo y en otros momentos como un recto doctor, muy buena la dualidad.










Por el lado de las actrices, hay dos muy buenas labores, Liliana Moreno como la madre de Hue, aquella que aconsejó a su hijo a no viajar, respetando luego su decisión y dispuesta a recibir a otra persona unos años después. Leticia Cabeda, por su lado, dará vida a varios papeles femeninos y en todos ellos encuentra su lucimiento, con una entrega física digna de destacar.

Se hizo algo extensa la descripción del elenco, pero entendemos que la calidad de las actuaciones y el compromiso mostrado,  así lo ameritaba. Se reunieron para la ocasión, a siete actores, todos ellos con muy buena experiencia en teatro independiente y esto sin dudas es un valor agregado para la obra, algo muy bien aprovechado por la precisa dirección de Guillermo Ghio, que les deja espacio a cada uno de ellos, para el lucimiento individual.

Es muy logrado es dispositivo escénico ideado por el director, con una escenografía que los mismos actores irán montando al comienzo de cada acto, encastrando tarimas y piezas, optimizando los recursos. Otro ítem a destacar es el diseño de vestuario de Pheonía Veloz, que aporta para darle realismo a la historia.









En definitiva, estamos en presencia de un texto profundo de Griselda Gambaro, que resulta una muy buena semblanza actual de un mundo actual, que cierra sus puertas, rechazando al que llega desde lejos, al inmigrante. La discriminación y la violencia contra el distinto, es el camino más elegido, el menos trabajoso, sin pensar en lo mucho que se puede aprender de otras culturas, que tienen mucho que enseñarnos.

Disfrutamos mucho de Es necesario entender un poco, ya que pese a ser un texto duro y cruel, nos invita a reflexionar, sobre lo fundamental que es la comunicación, mostrarse receptivo y tender una mano solidaria con el recién llegado, que si bien en una primera mirada, parece tan ajeno a nosotros, agudizando la vista, veremos que aquel desdichado, se parece en mucho a nosotros y que tal vez una de las formas de salvar a esta sociedad caótica e inhumana, es que los desdichados del mundo se unan y juntos emprendan la lucha contra los poderosos, que desde hace siglos, someten al hombre común es su propio beneficio.




Pensador Teatral.



martes, 26 de noviembre de 2019

La Muerte del Croupier

Dramaturgia y Dirección de Jorge Palant.








Martes 21 30 hs en Tadrón Teatro ( Niceto Vega 4802  )

Una interesante propuesta llega de la mano del dramaturgo y psicoanalista Jorge Palant, que nos acerca una historia con muchos condimentos, ya que jugando con el absurdo y presentando un relato algo disparatado, de manera sigilosa nos irá llevando hacia la realidad, para llegar a un final, en el que se darán vuelta todas las cartas y la  cruda verdad quedará al descubierto.

La trama se inicia con el encuentro un hombre y una mujer, como podrían iniciarse cientos de historia en la vida real. En ese comienzo sabremos, que él es un fotógrafo, que el día anterior fue despedido de manera poco elegante ( como si hubiera formas elegantes ) de la revista en la que trabajaba. Estando en un bar ahogando penas, cruzará miradas con una mujer habitué del lugar y terminarán la noche, compartiendo un furtivo encuentro sexual, en un hotel de la zona.










Saldrán juntos del hotel y siguiendo a la mujer, llegarán a un viejo galpón que hace las veces de sala teatral, donde un grupo de adultos, está ensayando hace tiempo una obra de teatro, anhelando poder estrenarla pronto. Azucena la mujer en cuestión, le revelará que ella es actriz y una de las integrantes del elenco que allí ensaya

Al autor, juega hábilmente con el recurso del teatro dentro del teatro, que funciona de manera efectiva La obra que ensayan se llama La Muerte del Croupier. Al fotógrafo le parece disparatado el título y también el argumento de la pieza, que según le explican los actores, tiene que ver con el infortunado y confuso suceso, por el cual perdió la vida un trabajador de casino, en ocasión de una huelga de croupiers, que terminó de manera violenta, al ser reprimida por las autoridades policiales.










El argumento le parece algo absurdo al fotógrafo, que sin demasiado que hacer afuera y también con miedo por tener que enfrentar a un exterior hostil, terminará aceptando las insistentes invitaciones de quedarse a ver los ensayos y de manera impensada, hasta terminará siendo parte de la obra.

No vamos a contar más, para mantener el suspenso, solo diremos que el relato de los hechos argumentales de la obra, tocará la fibra del fotógrafo, que recordará un suceso vivido en ocasión de una cobertura de trabajo que realizó un par de meses antes y que revivió en los momentos previos, de manera sorpresiva.

Es tiempo de hablar de las actuaciones que presenta La Muerte de Croupier, que tienen una característica que valoramos mucho, la elección de parte del autor, de un elenco de actores de experiencia, algo que es poco usual, ya que en la mayoría de las obras vemos actores jóvenes. Desde ya que no criticamos esto, pero encontrar una pieza, que le dá espacio r a actores maduros, es algo que apreciamos y queremos destacar.

En composiciones muy destacadas, resaltamos la interpretación de Mario Malher, como ese fotógrafo, vulnerable y en estado de shock aún,  por el despido sufrido, que parece deambular perdido por las calles, buscando algún lugar de pertenencia. Manejando muy bien los silencios y mostrándose ajeno a ese mundo onírico de esos actores, Mario nos entrega una actuación cargada de sentimiento, que llega al espectador.









El otro integrante masculino del elenco es Jorge Capussotti, un viejo conocido nuestro, al que recordamos haber elogiado en Conversaciones, una entrañable del off. Jorge es un actor que nos gusta mucho, siempre con ese estilo arrabalero y tanguero que los distingue. Aquí desde un papel no protagónico, sabe encontrar sus espacios para el lucimiento.

Del lado femenino, es muy buena la actuación de Alejandra Colunga, como una desenvuelta Azucena, que sirvió de nexo para que el fotógrafo llegué allí. Beatriz Dos Santos, es Macarena, no tan afortunada en el amor como su compañera, entablará  con ella discusiones cargadas de ironía. Para el final dejamos a Dora Mils, la actriz de mayor experiencia del grupo, que con una encantadora actuación, compondrá a Catalina, un personaje muy tierno, que nos gustó mucho.

Como mencionamos antes, se reunió un elenco con muchos años de experiencia, que se encuentra cómodo, con un texto que les resulta amigable y encaja a la perfección con la atmósfera serena que presenta la trama.









No queremos contar más, para dejar que el espectador descubra el resto, solo diremos que la dramaturgia que en algunos momentos puede desconcertar, por algunos pasajes donde predomina el absurdo, terminará siendo muy profunda y sin dudas invitará a reflexionar acerca de como muchas veces, las personas buscan algún refugio, donde guarecerse, de los sinsabores de la vida,  acentuándose esta búsqueda, a medida que los años pasan y sentirse útiles puede resultar una misión complicada, más que nada, por la mirada de una sociedad, que no brinda muchas oportunidades a los mayores,

Por eso la obra, que tiene muchos momentos graciosos, irá virando, para llegar a un final reflexivo, enfocando la búsqueda esperanzada de ese resquicio, donde podamos estar a salvo y resistir los momentos aciagos de nuestra existencia. El aplauso emocionado con que los espectadores, despiden al elenco al final de la función, es el broche adecuado, para cerrar una entrañable velada teatral, donde la ruleta de la vida, estará girando, mientras los apostadores esperan ilusionados, que les canten ese pleno salvador.




Pensador Teatral.

domingo, 24 de noviembre de 2019

La Wagner

Dramatugia y Dirección de Pablo Rotemberg.










Domingos 21 hs en Espacio Callejón ( Humahuaca 3759 )

La Wagner, a estas alturas se ha convertido en una obra de culto, que puede tomarse como una excelente muestra de la riqueza de nuestro independiente, que ofrece espectáculos para todos los gustos, que tienen suceso no solo en nuestro país, sino que desfilan con éxito por los escenarios de todo el mundo, como es el caso de esta propuesta, que regresa de una gira por España, para cumplir su séptima temporada en cartel en Buenos Aires, logro que muy pocas obras consiguen.










Creación del talentoso músico y coreógrafo Pablo Rotemberg, La Wagner es una pieza que rompe de manera absoluta todas las convenciones teatrales establecidas. Polémica, transgresora, audaz, violenta, experimental, etc. Muchos adjetivos le pueden valer al espectáculo, algunos espectadores se pueden sentir desbordados, por la crudeza de lo que se vé en escena, pero lo que podemos asegurar, es que nadie quedará indiferente, más allá de cualquier opinión, no hay dudas que La Wagner moviliza al espectador, corriéndolo de esa zona de confort a la que está habituado.

El autor cuando concibió la obra, pensó en primer término, en cuerpos de mujeres desnudos, luego en un espacio despojado de escenografía y por último en la música del compositor alemán Richard Wagner, como marco ideal , para acompañar la explosión escénica ideada en su mente. Locura, genialidad, vanidad  ?? Nuevamente cada espectador será el que dará su veredicto. En nuestro caso adelantamos, que nos inclinamos para el lado de la genialidad, romper los conceptos establecidos, correr los límites y dejar que el arte se exprese libremente, es algo que pocos consiguen.










Las acciones arrancarán en cámara lenta, por la escaleras del Callejón, bajarán cuatro mujeres, provistas solo de zapatillas, coderas y rodilleras. Eso es todo lo que necesitan sus cuerpos desnudos, para someterse a los influjos de la música, que las pondrá en trance durante todo el desarrollo de la pieza. Danzarán, se revolcarán por el piso, se tirarán de las sillas, dibujarán bellas coreografías y simularán actos sexuales. La obra es absolutamente corporal, casi no habrá palabras en la noche, solo la presentación de los actos, del resto se encargarán los cuerpos de esas cuatro mujeres, que dejarán la piel en escena.

Las interpretaciones de Carla Di Grazia, Ayelén Clavin, Carla Rímola y Bárbara Alonso, son simplemente brillantes, con una descomunal entrega física y corporal. El derroche de energía es brutal, los físicos se estremecen, el erotismo será una constante, al igual que la violencia, el sometimiento, la sumisión y hasta el sadomasoquismo. En cada cuadro, estas cuatro actrices, con un realismo y una potencia que asombra, llevarán adelante la idea concebida por el autor.









Para destacar el compromiso y la seguridad de estas cuatro actrices, que con una presencia escénica impactante, se olvidarán de su desnudez y transcurriendo la trama lograrán que el público también lo haga, transfiriendo su atención a la estridente música de Wagner que llena el ambiente, dejando que sus cuerpos frenéticos que hablen por ellas. Espectacular la performance de las cuatro actrices, en una obra que tiene una exigencia altísima, desde lo físico y lo actoral.

La puesta tiene una adrenalina que se siente desde el comienzo, con un diseño lumínico de primera y la música que será gran protagonista de la noche. La trama es energía pura, cuerpos transpirados, jadeantes, que terminan agotados, por la exigencia física, que parece llegar al limite. La puesta es inquietante, perturbadora, enajenante por momentos, para un espectador que sigue todas las escenas, con enorme atención y un silencio que pocas veces se logra en el teatro.










No queda mucho por agregar, La Wagner es una de esas propuestas teatrales, que de ninguna manera pueden dejar pasar, es una de esas experiencias teatrales que deben vivirse, para luego sacar cada uno sus conclusiones, en nuestro caso que vemos mucho teatro por semana, la obra realmente nos impactó más de lo que pensábamos en la previa, más que nada por su crudeza y por la infernal entrega de las cuatro protagonistas, que lo decimos nuevamente, realizan un trabajo brillante.

Por todo lo mencionado, invitamos al espectador que aún no vió la obra, para que se sume a este viaje musical, sensorial y transgresor que propone al autor y para aquellos que ya la vieron, tienen una nueva posibilidad de disfrutar de las melodías de Richard Wagner y de estas cuatro valquirias dispuestas a cabalgar su música, sin guardarse nada.





Pensador Teatral.




sábado, 23 de noviembre de 2019

Trashumante

Dramaturgia de Martha Billorou, Natalia Pascale, Ivana Carafa y Nancy Corrado.
Dirección de Natalia Pascale.








Sábados 20 hs en Paraje Artesón ( Palestina 919 )

Una historia mínima, intensa y profunda es la que nos acerca Trashumante, esta creación colectiva de cuatro autoras mujeres, que no casualmente nos traerán una historia que indaga en el interior del universo femenino, con el debut en la dirección de Natalia Pascale, a quien desde este humilde sitio, elogiamos en reiteradas ocasiones, por sus trabajos en el escenario y en esta oportunidad, le toca aportar desde fuera de escena.

Desde al arranque se respira una atmósfera de tensión en el ambiente, en el que dominan los silencios y las miradas vacías, entre las protagonistas. Julia ( Ivana Carafa ) , llega en tren a su pueblo, después de muchos años de ausencia. Ana ( Nancy Corrado ) su hermana mayor la espera en la estación. El reencuentro es frío, se nota una distancia entre las mujeres, principalmente en Julio, que mira con recelo a su alrededor y también a su hermana.








El espectador trata de inferir los motivos de aquella distancia, pero la trama mantiene el suspenso. Camino al hogar donde las hermanas vivían juntas hace años, el silencio predomina. Ana quiere romper el hielo, relatando lo que sucedió con viejos personajes del pueblo, pero su hermana no muestra demasiado interés. Ronda la sensación, que pese al paso de los años, el tiempo ha quedado detenido y no es tanto lo que cambió en ese pueblo.

Al ingresar a la casa, esa sensación de tiempo detenido se acentúa. Ana conservó el cuarto de su hermana, como si nunca se hubiera ido. Están allí sus lápices, sus juguetes y sus muñecas. Una infancia que dá la impresión fue interrumpida y ahora con la vuelta de Julia, quisiera retornar, como si fuera posible, arrancar algunas páginas de una historia y volver atrás.








Con el paso de las horas, las hermanas parecen animarse a hablar, de un pasado que sin dudas esconde algo. Los interrogantes se acumulan. Porque la ida repentina de Ana del pueblo siendo una adolescente ?? Su hermana siente alguna culpa por esa ida ?? Como continúo si vida en un pueblo chico en el que toda se comenta ?? Y tal vez la pregunta más importante, Porque vuelve Ana ahora ??

La obra tiene desde al arranque un componente de suspenso y no vamos a ser nosotros, quienes vamos a responder las preguntas formuladas antes. Será el espectador cuando vea la obra, quien encontrará las respuestas. Solo diremos, que muchas veces, la vida no fluye como se espera y aparecen hechos dramáticos que cambian todo. Situaciones dramáticas, que nos toman de sorpresa y nos dejan sin reacción. respondiendo como podemos y no como deberíamos. Cumplimos con nuestra palabra y hasta allí contamos.









Vamos a ocuparnos ahora de las actuaciones que presenta la obra, que realmente son destacadas. Tanto Ivana Carafa, como Nancy Corrado, están en la sintonía que pide la obra, manejando muy bien los silencios, las miradas y las palabras medidas. Ambas saben transmitir ese dolor que las atraviesa, heridas del pasado que no cicatrizaron y que repercuten en ese presente alejado de la felicidad.
Es la primera vez que vemos a Ivana y a Nancy y nos gustaron mucho sus actuaciones, ya que se incorporaron muy bien a ese paisaje opresivo que llena el ambiente y manejan muy bien sus emociones.

La dirección de Natalia Pascale, otorga a la puesta una sensibilidad que agrega valor a la pieza. Para destacar un diseño escenográfico austero de Ayelén Betti, pero con algunos elementos muy importantes para la trama, como la máquina de coser que utiliza a diario Julia para ganarse la vida y las muñecas que parecieron estar esperando ansiosas a Ana, desde el día de su partida. Fundamentales para el suspenso y la atmósfera de pesadez resultan, el diseño lumínico, el vestuario de Ana Julia Figueroa ( observen la ropa de ambos y notarán algo interesante ) y la música original de Fernando Tieghi, que ayuda al espectador a ingresar en la obra, desde su comienzo. Nos gustó mucho la puesta y sin dudas que es muy auspicioso el debut de Natalia en la faceta de directora.








En definitiva, estamos en presencia de una obra entrañable, que sin grandilocuencias y con una buscada escasez de recursos, nos ofrece una historia de dolor contenido, de silencios, de seguir adelante como se puede, tratando de no mirar para atrás o peor aún, simulando que nada ha pasado, cuando todos saben, que si ocurrió algo y que ese silencio obligado, lejos de lo que se hubiera querido elegir, se convertirá en una pesadilla que acompañará por siempre a los involucrados.

Disfrutamos de una bella velada teatral viendo Trashumante, una cálida propuesta que nos ayuda a visibilizar una problemática más común de lo que se piensa reflexionando sobre lo importante, que resulta no quedarnos callados y denunciar al poderoso, debiendo para ello superar nuestro miedos, sabiendo que el costo de denunciar puede ser muy alto, pero sin dudas, será mucho menor, que transitar un silencio obligado.





Pensador Teatral.