Libro de Federico Gimenez . Dirección de Roberto Antier. Producción de Aldo Funes.
Jueves a Domingos 20 hs en Teatro La Casona ( Av. Corrientes 1975 )
Una alegría grande volver la calle Corrientes, luego del nuevo paréntesis marcado por la pandemia y hacerlo con La Chica del Sombrero Rosa, una comedia blanca, que con un argumento sencillo, pero efectivo, consigue divertir al espectador y también emocionarlo. Aunque su mayor logro, es que la obra, nos permitirá disfrutar en un mismo escenario de un elenco realmente de lujo, dando la oportunidad a figuras muy reconocidas y al mismo tiempo un poco olvidadas de nuestro espectáculo, dándoles el espacio, para que puedan mostrar su valía y vigencia.
De la historia, diremos que tenemos a una famosa escritora, que no está pasando el mejor momento en cuanto a inspiración literaria y tampoco en la relación con su marido, que deberá superar una dificultad tan grande como inesperada, reemplazar a Gloria, su asistente, mucama, cocinera y confidente, que debido a su avanzada edad, pasó a mejor vida, hace pocas semanas.
Conseguir una reemplazante, no es tarea sencilla y la búsqueda traerá consigo una serie de enredos y situaciones divertidas, que irán aconteciendo a medida que la trama avanza. Y lo haráde manera fluida, gracias al enorme oficio de un elenco, que encuentra terreno fértil para volcar toda su experiencia al escenario y tener momentos de lucimiento personal y colectivos, que son los que el púbico, que paga su entrada quiere ver.
Y no vamos a contar más, dejaremos que el espectador se sorprenda como nosotros, ya que el camino de la comedia de enredos, que parece inalterable, dará un giro inesperado cerca del final, dando un vuelco al texto y trayendo emociones en un final a todo orquesta.
Sin lugar a dudas, el punto fuerte de la obra como ya dijimos antes, es el gran elenco reunido, arrancando con María Rosa Fugazot, la gran protagonista de la noche. Una satisfacción grande verla en acción, ya que realiza una composición fantástica de una escritora malhumorada, ácida y con pocas pulgas, que finalmente mostrará que tras esa apariencia rígida, se esconde a una mujer de enorme corazón. Emociona la presencia escénica de Fugazot, mostrando su vigencia y registro artístico, para llevar adelante este protagónico de semejante forma. Una alegría que María Rosa, haya podido superar momentos complicados, como tantos actores durante la pandemia y pueda lucirse tanto aquí.
Otro punto alto fuerte de la noche, es Alberto Martín, actor de mil batallas, que se encarga de poner los momentos más divertidos de la noche, siendo por un marido infiel y bastante chanta y por otros un verdadero santo. Sin dudas que Martín, se siente muy cómodo en la veta humorística, siendo muy festejadas sus intervenciones por la platea.
Párrafo especial, para Zulma Faiad, una verdadera leyenda de nuestro espectáculo, que desde un papel no tan protagónico, de ninguna manera pasa desapercibida. Siempre con chispa y ese ángel que la acompaño durante toda su carrera, regando el escenario con una alegría que transmite en cada uno de sus parlamentos. Un lujo poder ver a Zulma en acción y con tanta energía positiva, algo que el espectador percibe y agradece.
Adriana Salgueiro, eternamente bella y con glamour, también desde un papel con menor participación, aprovecha a la perfección sus minutos en el escenario, para dar vida a una amiga de la escritora, que incentivada por el vino que riega la noche, dejará en libertad a su lengua filosa. Siempre versátil y rendidora Adriana, hace un muy buen aporte a la obra.
La sangre joven del elenco, la aportan Matías Santoiani y Kitty Locane. Matías es el mayordomo de la casa y también aporta los momentos más divertidos de la obra, componiendo un personaje muy querible. Impecable lo de Matías, encajando muy bien en la historia y siendo muy generoso con sus compañeros de elenco
Dejamos para el final Kitty Locane, sin dudas es la revelación de la obra. Llega a la casa, como la candidata a reemplazar a Gloria y para hacerlo deberá soportar una serie de dificultades y desafíos, que la casa y sus integrantes le impondrán. Aportando mucha frescura y desenfado, queremos destacar la actuación de Kitty, que logra lucirse en un elenco poblado de figuras, algo que no resulta sencillo.
Indudablemente en momentos tan complejos para la actividad teatral, montar una obra de estas características, es casi un acto de fe y de amor por la profesión, ya que se hace imposible poder recuperar la inversión, por eso queremos destacar el esfuerzo de Alfo Funes, en la producción general por seguir apostando al teatro en este contexto y hacerlo con un elenco notable, siendo mayor el mérito, porque se acuerda de figuras que por temas generacionales y modas caprichosas, son injustamente postergadas y no tienen el lugar que merecen.
Creo que ya dijimos lo suficiente, La Chica del Sombrero Rosa es una comedia que divierte, sin caer en golpes bajos, ni groserías, algo que también debe mencionarse, ya que tampoco es habitual y son pocas las obras de este tipo que pueden verse en familia. Y si bien el argumento es simple y puede tener alguna carencia dramatúrgica, tiene la efectividad necesaria, para que la gente se ría durante toda la pieza, siendo este, cumpliendo el objetivo central de toda comedia que se precie.
La Chica del Sombrero Rosa, es una invitación, para divertirse y emocionarse, pero sobre todo, para disfrutar en el escenario del elenco reunido, que sorprende por la calidad de sus actuaciones y una vigencia que nos llena de alegría. Por ello, no extraña, el aplauso emocionado y merecido que los espectadores que respetando los protocolos, colmaron la bella sala de La Casona, les regalan a los actores al final de la función.
Pensador Teatral.