Dramaturgia de Rubén Mosquera. Dirección de Daniela Ferrando.
Domingos 18 hs en El Métido Kairos ( El Salvador 4530 )
Una propuesta muy divertida llega de la mano de La Terquedad de las Cucarachas, un título que puede desconcertar, pero que hace referencia a la resistencia que tienen estos insectos, que son un ejemplo de supervivencia, tanto que se dice que hasta serían capaces de sobrevivir a una bomba atómica, debido a su composición celular.
Pero la obra que nos convoca, no nos hablará de cucarachas y arrancará con una discusión entre un delegado metalúrgico y uno de los patrones de la empresa. La metalúrgica quiere aumentar el ritmo de producción y para que ello ocurra, los trabajadores piden una mejora salarial. Esa petición, es la que lleva al delegado al despacho del jefe, que pocas ganas tiene de acceder al reclamo y prefiere explicar a su interlocutor, como funciona el mundo del capitalismo en general y como se aplica aquella teoría en la metalúrgica.
Pero en medio del fragor del diálogo, el delegado parece trabarse con alguna palabra y se corta el diálogo en seco. Su compañero de escena, nervioso parece querer ayudarlo, para salir del bache y permitir que el diálogo teatral continúe. Pero no tendrá éxito y allí los espectadores, notarán que comienza otra obra, la verdadera tal vez, la del mundo de los actores.
Sin contar demasiado para mantener el suspenso, si vamos a decir que la obra precisamente, se referirá al universo del teatro independiente, a lo que sucede detrás de escena, en camarines, a las internas con el director o al autor , los celos entre los propios actores, críticas por las condiciones precarias de trabajo, el reparto de puntos al trabajar en modo cooperativa, la biblia que es para todo los actores el método Stanislavski y muchos otros temas, referidos a la actividad teatral.
De manera muy divertida, la dramaturgia nos abrirá la puerta, para que los espectadores podamos bucear en la intimidad de los actores y en ese ámbito no dudarán en criticar a ese director que es famoso por incluir en sus obras a chicas bonitas, a la vestuarista que nunca tiene la ropa a tiempo, al dueño del teatro que no es capaz de poner papel higiénico en el baño y , etc. El espectador además de reírse con las situaciones que irán ocurriendo, se sentirá muy a gusto al conocer algunos secretos que los actores no suelen revelar.
La obra reúne un elenco numeroso, 3 actores y 4 actrices, siendo este es uno de los fuerte de la pieza, ya que en la diversidad se generan momentos muy logrados, ya que los actores al entrar en confianza, van a querer mostrar sus virtudes a sus colegas, para demostrarles que ellos no están acomodados y que si llegaron allí, ha sido por sus méritos. Es por ello que a lo largo de la trama, veremos algunos números musicales, ejercicios de relajación e improvisación, monólogos de Hamlet y más destrezas actorales.
Tratando de nos ser injustos, queremos resaltar algunas actuaciones que a nuestro entender se destacan mucho. Nos gustó especialmente el trabajo de Paula Rozenwurcel, que con su bella voz y un histrionismo a flor de piel, regalará momentos muy festejados por el público y de buen gusto teatral. Nos encantó la interpretación de Paula. Víctor Frisardi, el patrón de la metalúrgica, cumple también un trabajo muy destacado. A Víctor, ya lo hemos elogiado anteriormente en este sitio, por sus participaciones en otras piezas del off y aquí vuelca todo su experiencia y carisma al servicio de la obra, siendo un personaje central de la historia. Y en el mismo plano destacado, resaltamos la interpretación de Rocío López Ferreira, que mostrando mucha presencia escénica, representa a una asistente de dirección, que busca protagonismo en la obra que se está montando. Muy buen trabajo de Rocío.
Destacamos esas actuaciones, tal vez de manera algo arbitraria, ya que como dijimos, una de las fortalezas de la obra, es el aporte que hacen todos los protagonistas, que más allá de la representación en conjunto, tendrán todos su momento individual de destaque. Por eso nuestro reconocimiento para Gastón Chamorro, como Fraguli, un combativo delegado sindical, Víctor Oviedo que realiza una muy buena composición del director y es clave en la parte final de la trama, Julieta Teruel aporta frescura e ingenuidad con su papel de inspectora del Ministerio de Trabajo y China Labaig, hermana de la asistente de dirección, que también aprovecha sus minutos en escena. Como ya dijimos, cada integrante del elenco hace su aporte y es importante para el conjunto.
La obra, si bien está dirigida al público en general, sin dudas será especialmente disfrutada por aquel espectador que es asiduo concurrente del teatro independiente, de la misma manera que lo harán actores e integrantes en general de compañías teatrales, que sin dudas, se sentirán muy identificados con las confesiones, que surgirán en escena.
En lo personal, disfrutamos la obra y nos reímos mucho, con este original formato, que tiene mucho de teatro dentro del teatro y que además resulta muy importante por el mensaje que nos deja. Volviendo al título de la pieza y haciendo un paralelismo, podemos sostener que el teatro, al igual que las cucarachas, también se ha mostrado capaz de sobrevivir a las peores tragedias a lo largo de los años, quedando en pie luego de superar fuertes crisis económicas, guerras y pandemias.
Esta permanencia, sin dudas ocurre, porque la gente, pese al paso del tiempo, sigue eligiendo ver teatro y para que el hecho teatral perdure, deben seguir surgiendo actores, que pese a todas las dificultades, guiados por su vocación y amor por la profesión, son los principales responsables, de mantener viva la llama del teatro independiente. Por ello, nada mejor que celebrar la vigencia del teatro y su recuperación ante este nuevo obstáculo, que fue la última pandemia, llegándose hasta al Kairos, para ver La Terquedad de las Cucarachas y comprobar en persona, que el teatro tiene cuerda para rato.
Pensador Teatral.