Dramaturgia y Dirección de Javier Daulte.
Martes 20 hs en Espacio Callejón ( Humahuaca 3759 )
Una propuesta altamente creativa llega a la cartelera porteña con El Sonido, obra escrita y dirigida por el talentoso Javier Daulte, uno de los autores más prolíficos de nuestro teatro, que en su casa Espacio Callejón, decide convocar al mismo elenco que participó en la exitosa Luz Testigo para presentar esta pieza, que luego de verla, intuimos, puede llegar a tener la misma senda triunfal que su antecesora.
Sostenemos esto, porque la dramaturgia es atrapante y logra seducir a los espectadores desde el arranque. La trama presenta tres historias que parecen diferentes, con algunos personajes en común y vinculados, que las une y que a medida que la trama avanza, irán confluyendo para terminar en un final a todo orquesta, donde los ochos actores coincidirán en escena, para darle un cierre al relato.
Pero vayamos de a poco y contemos que la obra nos habla de lo difícil que resulta la comunicación entre las personas y del peso de la verdad, discutiendo si la misma es tan importante en el mundo actual. Las fallas en la comunicación se aprecian de manera clara en Berta, Adrián y Lara, tres hermanos que se encuentran algo distanciados, pero se reencuentran a raíz de su preocupación por el extraño comportamiento de Berta, la hermana menor, que les cuenta que en el sótano de la casa escucha la voz de su madre muerta hace muchos años.
De manera paralela, seremos testigos de la aparición de Olaf Olsen, un sueco que llegó a nuestro país y deberá luchar con su limitado castellano, para dar a conocer el increíble aparato que lleva en su maletín. Y no exageramos con el adjetivo, ya que aquel artefacto según sus dichos pueda recuperar los sonidos producidos a lo largo de la historia de la humanidad. Si así como leen. Configurando bien la búsqueda, podemos llegar a escuchar alguna conversación íntima de algún familiar, la confesión de algún personaje famoso de la historia o yendo al extremo saber que conversó Jesús con sus discípulos en la Última Cena. Con la primera impresión, uno arriesgaría a pensar que el sueco es un fabulador y su invento un fraude, pero a medida que el relato avanza, nos daremos cuenta que el aparato que porta, es realmente valioso.
Y completarán el tablero escénico, El Mono y Omar, que tienen un estudio de grabación y reciben el encargo de Samanta una inescrupulosa política que les pide un jingle para la campaña política que se avecina, El problema es que la ideología de la pareja creativa no concuerda con las ideas de Samanta, a la que ellos mismos le presentaran al sueco y a su invento. Se imaginan que podría hacer un político con un aparato que le permitiría escuchar las conversaciones de sus adversarios y luego chantajearlos con la información conseguida. Suena tétrico, no ??
La obra tiene mucha intriga e irá soltando las piezas de a poco, por eso preferimos no adelantar mucho más, con la presentación realizada ya tienen una buena muestra de lo interesante que resulta esta propuesta, que tiene una dramaturgia con toques de ciencia ficción, elaborada de manera certera por Daulte, ya que irá intercalando las acciones hábilmente, para dar continuidad a las historias, que irremediablemente irán uniendo sus caminos, gracias al hilo conductor que las impulsa y a la relación que existe entre todos los personajes.
Momento de hablar de las actuaciones que reúne la obra y dar cuenta del verdadero seleccionado de actores del teatro independiente que vuelve a reunir Daulte para la ocasión, al igual que ocurrió en Luz Testigo. Son ocho los actores es escena. todos de muy buen recorrido en el teatro independiente y que encuentran aquí espacio para el lucimiento. En interpretaciones parejas por lo buenas, tal vez saca una luz, la fenomenal composición de Ramiro Delgado, como Olaf, el sueco que llegó a Argentina, con el revolucionario invento bajo el brazo. Se compra al público con un histrionismo a flor de piel y una mezcla de gracia y picardía, que lo convierten en un personaje desfachatado y muy divertido. Enorme trabajo el de Ramiro.
Otra interpretación que nos encantó fue el de Luciana Grasso, como una Berta desequilibrada desde lo mental y necesitada de conocer sobre su pasado. Luciana es una de nuestras actrices preferidas y siempre es un placer verla en escena. En el mismo nivel de destaque, mencionar a Paula Manzone, que compone a Vero, actriz e influencer, que aporta belleza y glamour al relato, con sus tacos y trajecito rosa. Y que decir de Silvina Katz, una actriz todo terreno, que siempre rinde, aquí a cargo de Lara, la hermana mayor, sorda como una tapia, salvo cuando quiere escuchar bien. Una genia Silvina.
Marcelo Pozzi, es otro actor versátil, que cada vez que lo vemos se destaca y acá no es la excepción, componiendo a un rockero con fuertes valores, trabajando en dupla con Agustín Meneses, como el Mono, pasional y valiente ya que se anima a salir del closet. Muy divertidos ambos. Y para el final mencionar dos composiciones que nos gustaron especialmente, estupendo trabajo de William Prociuk, como un Adrián muy pintón, que trata de poner algo de cordura entre sus hermanas, para huir lo antes posible de una situación donde no se siente cómodo. Un personaje lleno de matices el compone. Y que papelazo el de María Villar, como Samanta, una política sin escrúpulos, que tiene una vocación de poder sin límites y que tanto nos recuerda a nuestra mediocre y corrupta clase política. La rompe María.
Quien lea estas líneas, puede pensar que hemos exagerado en los elegios, pero les aseguramos que cuando vean la obra, coincidirán con nosotros, ya que cuando se reúne un elenco tan rico, esto se refleja en composiciones que se disfrutan mucho y que agregan mucho valor a un texto que de por sí, ya tiene muchas virtudes, que con interpretaciones en un nivel tan alto, se potencia más aún. Y seguramente elegirán a su actor preferido.
Y todavía no hablamos de la original puesta que Javier ideó para El Sonido. donde se trabaja con un diseño escénico totalmente despojado, donde los actores están solos en escena y el espectador deberá imaginar los elementos y decorados que intervienen en las escenas. Para ello, será fundamental el aporte de los propios actores, que en los momentos donde no intervienen, están sentados en bancos al costado del escenario y a la vista del público, siendo la banda de sonido de la obra. Con algunos pocos elementos y mucho ingenio, reproducirán en sonido de un auto en pleno tránsito, el chirrido de una puerta cuando se abre, cubiertos que chocan y así infinidad de sonidos. Una puesta super original, que le agrega plus al relato y que requiere mucha concentración de los actores, ya que los sonidos deben llegar en el momento justo para acompañar las acciones.
En definitiva, otra propuesta muy buena la que nos acerca Javier Daulte con El Sonido, que como dijimos promete seguir los pasos de Luz Testigo, en cuanto a su repercusión, ya que tiene varias características similares, partiendo de reunir a un elenco numeroso y talentoso, trazando historias que parecen independientes, pero que terminarán juntas.
Los invitamos entonces a que descubran esta original propuesta de teatro independiente, que ofrece una dramaturgia ambiciosa y muy creativa, con algún toque sobrenatural, poniendo el foco en temas como la locura, la relatividad de la verdad en estos tiempos actuales y lo difícil que resulta comunicarnos. Todo lo mencionado, llega en una puesta que sorprende y actuaciones a cargo de esta selección del teatro independiente, que en Callejón juega siempre de local y a cancha llena.
Pensador Teatral.