Dramaturgia y Dirección de Macarena García Lenzi.
Sábados 20 hs en El Camarín de las Musas ( Mario Bravo 960 )
Entre las tantas virtudes que tiene el teatro independiente, una de ellas es lograr traer a escena temas de actualidad e interés social que habitualmente no se tienen en cuenta para representar por ser densos y poco amigables, como sería en este caso el tema del colapso en el sistema de salud que atraviesa Argentina hace años y que en los últimos años se ha acentuado de manera alarmante por la falta de presupuesto, lo que tiene como consecuencia, hospitales sin insumos, profesionales de la salud reciben sueldos miserables y pacientes que no reciben la atención adecuada.
Ante ese panorama desalentador, Macarena García Lenzi, joven dramaturga y directora, realizó un muy buen trabajo de investigación, sobre las cosas que suceden puertas adentro de clínicas y hospitales, para escribir una ficción muy bien elaborada, que con una gran dosis de humor negro, describe el descalabro que comentamos anteriormente, poniendo el foco de manera muy inteligente en el trabajo que a diario realizan las enfermeras. Ocupando un lugar central en el sistema de salud, ellas, son la primera línea de contacto para los pacientes, debiendo tener una dedicación y un compromiso, que no se limita a la atención y los cuidados médicos, ya que además deben brindar apoyo emocional a los pacientes y a sus familias en momentos de vulnerabilidad extrema.
Todos coincidimos entonces, en la importante labor que tienen a su cargo las enfermeras, pero como dijimos el sistema está en crisis y entonces parece normal, que deban cumplir jornadas agotadoras, debiendo hacer malabares, para suplir las carencias y a cambio reciban sueldos paupérrimos que no les alcanza para nada. La dramaturgia hábilmente toma este tema e introduce una pata de reclamo sindical en la trama, que le aporta mucha actualidad a la historia, con marchas de trabajadores que luchan por sus derechos y salarios dignos.
Esperemos que la introducción haya sido de su agrado, vayamos ya por fin a la obra, que nos transporta a Honrar la Vida, un centro de cuidados intensivos que atiende pacientes terminales. Y allí conoceremos a Ludmila ( Noelia Prieto ) y Silvia ( Valeria Giorcelli ) las enfermeras del turno noche, que están cumpliendo su jornada como cualquier otro día, esperando la llegada de Gloria ( Karina Elsztein ), la Jefa de Enfermería, que se encuentra demorada ya que aquella tarde, estuvo participando en una protesta sindical que terminó en represión para los manifestantes. Ludmila y Silvia, mientras cumplen su tarea, luchan contra la débil señal de internet, para poder seguir las noticias sobre la protesta.
La noche transcurría de manera normal, uno de los pacientes pedía por la presencia de su hermano, otro cumplía años ese día sin recibir visitas y otro no quería dejarse atender, ya que reclamaba la llegada de Gloria. Situaciones habituales con las que las enfermeras lidiaban a diario. Pero, en un trabajo en el que permanentemente hay que luchar contra los imprevistos y cualquier descuido puede traer graves consecuencia, muchas veces todo se puede complicar en un instante. No vamos a contar que es lo que sucede, pero Ludmila y Silvia quedan en shock, sin saber que hacer, ya que que algo ocurrió y deberán preparar alguna coartada, antes que llegue Gloría y quiera averiguar que lo que sucedió y hasta allí vamos a contar, para mantener el suspenso.
Momento de hablar de las magníficas actuaciones que tiene la obra. Y algo para decir de entrada, los espectadores no vemos actrices en el escenario, vemos tres enfermeras con sus uniformes cumpliendo su turno. Esto no es algo fácil de conseguir y acá se logra gracias a las excelentes composiciones que realizan las protagonistas. Creando personajes muy bien caracterizados y con un realismo que impacta, la muy buena puesta que tiene la obra, sin dudas colabora con lo mencionado, pero corresponde felicitar a las tres actrices por sus trabajos.
Y vamos a nombrarlas a las tres, ya que las interpretaciones así lo ameritan. Arranquemos con Noelia Prieto, que compone a una Ludmila muy verborrágica, que además de tocar la guitarra para alegrar las jornadas de los pacientes, es especialista en llevar y traer chismes y stalkear a los pacientes, mostrando su tendencia a escapar a los procedimientos. Desopilante el personaje de Ludmila y muy reconocible para el espectador. En el mismo gran nivel, debemos mencionar a Valeria Giorcelli, como Silvia. Ella luce más responsable y se muestra preocupada por esas cámaras que las enfocan en todo momento. Tiena algunas penurias económicas y por eso quiere cuidar su trabajo, a pesar de tener también sus cositas. Nos gustó mucho su trabajo. Y realmente son muy divertidos, los intercambios que tiene con Ludmila, en el comienzo de la historia, chocando mucho por las diferentes personalidades.
El elenco se completa con Karina Elsztein. como Gloria. Es la que se incorpora más tarde al relato y tiene la complicada misión de supervisar a unas enfermeras poco dóciles y coordinar la atención de los pacientes, con un doctor que brilla por su ausencia. Con gran presencia escénica, Karina compondrá a un personaje recto, que se apega al reglamento. Pero a lo largo que la historia mostrará su costado humano y sorprenderá con algunas confesiones. Buenísimo también lo de Karina. Realmente las tres actuaciones resultan superlativas y muy empáticas, mostrando algunas intimidades de la profesión, esos trapitos al sol que generalmente se lavan en casa sin que los ajenos al sistema se enteren y además en el relato hábilmente se ponen al descubierto las internas que existen en todos los grupos humanos de trabajo, sin importar la profesión.
La puesta de Macarena García Lenzi resulta atractiva y muy lograda, ya que como dijimos logra darle mucha credibilidad a la historia. Hay un ingenioso dispositivo escénico de Duilio Della Pittima, que nos ofrece en primer plano, la vista de la sala de enfermería y deja para la imaginación, lo que sucede atrás, en las habitaciones, detrás de las cortinas. El diseño lumínico de Julián Alerta Mujica, genera un ambiente de penumbras acorde con la trama. Y otro ítem a destacar es el diseño de vestuario de Laura Ohman, que agrega valor a las caracterizaciones de los personajes. Todos estos elementos, muy bien coordinados por la dirección de Macarena, explican la efectividad de la puesta.
Y creemos que ya contamos lo suficiente. La Paciencia, Fatídica Sindical transita su segunda temporada en cartel, con muy buenas criticas y agotando localidades en cada función. Las razones del suceso, como ya contamos, se explica por varios motivos, como abordar por el lado del humor, la problemática de la crisis en el sistema de salud, confirmando que la satirización, y el grotesco, siempre es un excelente método de entrar en las profundidades de un tema complejo, es por ellos que no sorprenden, esas risas tímidas y nerviosas del público, que se replican en la sala.
Nos gustó mucho la obra y por eso la recomendamos, se van a encontrar con una dramaturgia muy bien elaborada, que se basa en situaciones tristemente reales, a los que se les agrega un toque de actualidad, otorgándole aún mayor credibilidad. A esto le sumamos una puesta tan atractiva como realista y excelentes actuaciones de las tres actrices enfermeras reunidas. Todos estos factores se unen, para que disfrutemos de una gran velada teatral, donde una vez más nos reímos de nuestras tragedias cotidianas y nos iremos reflexionando a casa, pensando si podemos hacer algo para dejar de normalizar aquellos comportamientos que contribuyen a la degradación de nuestra sociedad.
Pensador Teatral.