Dramaturgia y Dirección de Laura González.
Sábados 18 30 hs en Machado Teatro ( Antonio Machado 617 )
Una propuesta sensible y emotiva, llega de la mano de La Señora y la Chica del Tótem, texto escrito por Laura González, que nos habla del peso de los recuerdos y del dolor que atravesamos cuando perdemos a un ser querido, proceso que puede prolongarse en el tiempo y condicionar nuestro presente, influyendo en nuestro estado de ánimo y en los vínculos familiares.
La obra nos sitúa en Nochebuena, afuera llueve y en un departamento veremos a una señora que decide pasar en soledad aquella noche tan especial, en la que los recuerdos de los que ya no están suelen rondarnos por la cabeza. La nostalgia la invade y mientras brinda en soledad, decide abrir una valija en la que guarda algunas cosas que pertenecieron a su marido, fallecido ya hace varios años. Los recuerdos de viajes que disfrutaron juntos y tantos momentos de felicidad vividos, invaden el departamento y la noche navideña.
Pero las sonrisas duran poco, la realidad golpea fuerte. El dolor por haber perdido a un ser querido y no contar con su compañía, muchas veces genera bronca y eso es lo que siente la señora aquella noche luego de tomarse un par de copas. Es por ello, que decide tomar aquella valija y llevarla a la calle, para desprenderse de ella, como si de esa forma pudiera dejar de lado, a todos los fantasmas de los recuerdos. Pero cuando llega al palier de la planta baja del departamento, se encuentra con un tótem de seguridad, algo que está muy de moda en estos años en Buenos Aires. La novedad espanta a la señora, que despotrica por el mal gusto de los administradores del consorcio, que no la consultaron sobre aquella incorporación.
En el tótem hay una joven, que en vez de estar pasando la Navidad con la familia, está trabajando. La chica nota que la señora no se encuentra del todo bien, lo nota por la cara triste que lleva y allí nacerá un diálogo algo forzado, porque la señora no tiene mucho ánimo para dialogar. Pero de pronto perciben, una silueta en la calle que mira hacia el interior del departamento y de manera inexplicable, parece no mojarse, pese a la lluvia copiosa que cae de manera persistente.
En aquella noche tan particular, las mujeres que parecen no tener nada en común, se conectarán. La chica del tótem, tiene un aura mística. Huele que esa noche puede dar lugar a los milagros y le propondrá algo a la mujer, que parece dispuesta a abrir su mente y dejar que lo inesperado ocurra. Y hasta allí vamos a contar, el encuentro dejará de ser virtual y juntas ambas mujeres, intentarán abrir los portales, para que lo ángeles de la noche hagan su tarea. Pero cumplimos con nuestra palabra y no contamos más.
Momento de hablar de las actuaciones que presenta la obra. Nos gustó mucho el trabajo de Adriana Cerruti, con una composición cargada de sensibilidad, que logra transmitir al público, ese dolor que la atraviesa y las emociones cruzadas que recorren su mente. Y es muy bueno el contrapunto, con la otra protagonista de la noche, nos referimos a Candelaria Monzón, la chica del tótem, dando vida a un joven fresca y optimista, la contracara de aquella mujer anticuada y apesadumbrada. Muy lindo personaje el de Candelaria, irradiando ternura y buena energía. Muy buenos trabajos individuales, que se potencian en el conjunto.
Muy bella la puesta que logra Laura González, que además de ser la autora de la obra, es la directora y nos muestra que no siempre se necesitan grandes recursos económicos, para conseguir una puesta atractiva, acá con ingenio y muy buen gusto, se consigue una puesta íntima que atrapa al espectador. Para destacar el diseño escenográfico funcional creado por Leonardo Massari, del que no vamos a dar detalles, para no quitar sorpresa, pero nos encantó. El diseño lumínico de Juan Manuel Sodorini, es muy importante para marcar los climas de la historia y no podemos dejar de mencionar el gran aporte de Martín Bari, músico en vivo, que regalará hermosas melodías con el piano y algunas cosillas más.
Nos movilizó la propuesta de La Señora y la Chica del Tótem, que con toques de humor y sin recurrir a los golpes bajos, nos invita a reflexionar sobre lo complicado que puede ser transitar la desaparición de un ser querido, cuando quedaron cuestiones sin aclarar y palabras que no pudieron ser dichas en el momento indicado, permaneciendo un gusto amargo, que se suma al dolor normal de la pérdida. Y la obra además, propone una vuelta de tuerca, dando lugar a lo divino, para resolver alguna situación inconclusa.
Recomendamos la obra, una historia mínima y humana que emociona, ya que nos habla de temas con los que todos nos identificamos. Lo hace de la mano de una dupla protagónica amorosa y una puesta bella e íntima. La propuesta resulta una caricia al alma, en tiempos donde reina la crispación y nos deja un mensaje esperanzador, para que sepamos que en los momentos de oscuridad, siempre puede aparecer algún ángel, dispuesto a sanar nuestras heridas.
Pensador Teatral.