sábado, 10 de noviembre de 2018

Viendo Morir a Gloria

Dramaturgia de Judith Thompson . Dirección de Pablo D´Elia.








Viernes 21 hs en Beckett Teatro ( Guardia Vieja 3556 )

Desde Canada, llega este texto, escrito por Judith Thompson, una de las dramaturgas más reconocidas en su país. Sus obras se han representado en la mayoría de los países de habla inglesa y recibió gran cantidad de distinciones por sus trabajos, entre ellas, la Orden de Canadá, el Toronto Arts Award y el Premio Susan Smith Balckburn, competencia mundial, que distingue a la mejor obra escrita por una mujer, en idioma inglés.

Y como llega un texto de una autora canadiense a nuestro teatro independiente ?? Ahí es donde aparece Pablo D´Elia, joven director, que estando en Toronto, por haber ganado una beca de formación del Fondo Nacional de las Artes, encontró en una librería de saldos, un libro que primeramente le pareció interesante por la tapa. Era Watching Glory Die ( Viendo a Gloria Morir ) .Lo leyó  en un día y allí fue cuando arrancó este proyecto. Indudablemente el texto lo movilizó ya que se basaba en una historia real, de una joven que pasó la mayoría de su adolescencia en diferentes prisiones del Canadá, padeciendo las arbitrariedades, de un sistema represivo que nunca si interesó en comprenderla.










Pablo que también fue el que tradujo la obra, optó por una adaptación bastante fiel, conservando las locaciones que se mencionaban en el libro de Thompson, algo que al tratarse de una historia real, le otorga una mayor veracidad a la misma.

Contemos que Gloria, era una adolescente que con catorce años ingresó a un instituto de menores, luego de un incidente menor con un cartero. La lógica indicaba que luego de unos días, volvería a casa, pero algunos problemas de conducta, primero en el correccional y luego a otros establecimientos, en un cadena de castigos por sus problemas de conductas que se hizo interminable, terminando de manera inexplicable en en una prisión de máxima seguridad, con los delincuentes más peligrosos del país. Estando allí con veinte años, es el momento temporal que toma la obra de su vida.

No vamos a contar más, para conservar el suspenso, pero cuando el espectador vea la obra, notará que muchas de las reacciones de Gloria no aceptables para el sistema represivo, no eran un acto de rebeldía, sino producto de los episodios de esquizofrenia que sufría la adolescente.








La puesta del director es realmente original y agrega mucho valor a la elaborada dramaturgia de Thompson, ya que ofrece tres planos diferentes, desde donde puede observarse la historia. Esto se consigue mediante un efectivo diseño escenográfico que divide los planos en tres, estableciendo un espacio para la casa de la madre adoptiva de Gloria, otro para la guardiacárcel y el último para la adolescente en su celda, cada una de las mujeres estará en su espacio, solas, sin contacto con las otra  y en forma de monólogos que se irán intercalando, relatarán los hechos y la reclusión de Gloria,  desde su punto de vista.

Hay actuaciones realmente de gran valía, arrancando por Mercedes Fraile, como esa madre que añora el retorno de su hija adoptiva. La demora en ese retorno y los obstáculos que aparecen cada vez, que Gloria está por quedar libre, parecen haber minado el espíritu de una madre tierna, pero que parece resignada y sin fuerzas. Una actuación muy sentida la de Mercedes, plena de sensibilidad, que destacamos.











Armenia Martínez, es Abby, la guardiacárcel, el brazo ejecutor de la ley. Su hermano hace unos años se desempeñó en la misma función, por lo que la profesión viene de familia. Tiene bien en claro, cuales son los límites de su función y hasta donde puede ceder. La humanidad no está es parte de su trabajo y nunca hay que olvidarse, que están lidiando con delincuentes, por eso deben mostrarse fuertes y siempre respetar los protocolos. Una excelente interpretación la de Armenia, en un papel nada fácil.

Por último, debemos mencionar a Lucía Tomas, como Gloria, para nosotros la gran revelación de la obra. Nos encantó la composición de personaje que realizó Lucia, una joven actriz, que aquí encuentra terreno fértil para lucirse y aprovecha muy bien su oportunidad, porque nos regala una actuación superlativa, con un histrionismo y una energía que llega al espectador, que se enternece por esa niña frágil y profundamente incomprendida, que no deja de imaginar su vida sin estar encerrada.










Como dijimos anteriormente, la puesta es muy rica y tiene varios ítems para destacar, arrancando por el efectivo y potente diseño escenográfico de Jorgelina Herrero Pons, que resulta fundamental en la trama, el diseño lumínico de Verónica Laza y la incorporación del video y el mapping, en manos de Silvia Maldini ( buen aporte tecnológico )  No nos olvidemos tampoco los sonidos y la música de Cecilia Candia, que acompañan todo el desarrollo de la trama.

Todos los recursos mencionados, coordinados por el director, colaboran para enriquecer la puesta, dotándola de una belleza estética y una poesía, que parecen atenuar el hondo drama que envuelve a la historia, que la autora nos cuenta.









Resumiendo, Viendo Morir a Gloria, es una excelente propuesta que nos acerca el teatro independiente, ya que nos permite ver como un caso real sucedido en Canadá, un país que podemos tener como modelo, no es garantía que sistemas represivos, que parecen aceitados, tengan una falta de humanidad alarmante, apegándose a procesos rígidos e inflexibles, que no comprenden algunas situaciones, como la de Gloria, con las consecuencias que esto puede traer.

La obra es profunda y además de conmovernos, nos hará reflexionar, concluyendo que si estos casos suceden en sociedades desarrolladas, ni queremos imaginar lo que puede acontecer en nuestro país, donde las condiciones carcelarias son lamentables en la mayoría de los casos,  con infraestructuras obsoletas y un sistema colapsado, que está muy lejos de dar condiciones dignas de detención y mucho menos pensar en la reinserción de los reclusos.

Resumiendo, en esta pieza, vemos como, confluyen una dramaturgia elaborada, una dirección lúcida, una puesta muy rica en recursos y actuaciones muy destacadas, de un elenco que se muestra muy comprometido con la historia. Por lo tanto, no es de extrañar, que Viendo Morir a Gloria haya resultado el espectáculo ganador del Premio Artei a la Producción Teatral Independiente 2018. El aplauso emocionado que el público tributa a las actrices al final de la función, no dejan dudas de lo merecido del reconocimiento y que la obra llegó al corazón del espectador.



Pensador Teatral.


miércoles, 7 de noviembre de 2018

Las Vengadoras

Dramaturgia y Dirección de Bernardo Cappa.








Viernes 20 hs en Camarín de las Musas ( Mario Bravo 960 )

Una nueva propuesta llega de la mano del Bernardo Cappa, este joven y prolífico autor, que tiene como sano hábito, estrenar una o dos obras por año, algo que habla de su necesidad de expresarse mediante la escritura y su alto espíritu creativo.

Recordamos haber disfrutado hace unos años de Svaboda de este mismo autor, una pieza donde mediante el humor, construía una historia muy divertida, donde se unían la vida del campo y de la ciudad. Aquí en Las Vengadoras, será nuevamente el humor, la llave de un relato, que se introducirá de lleno en el mundo policial.








El retrato que nos pintará Cappa,  tendrá mucho de grotesco, de exageración, pero también mucho de verdad, denunciando los usos y costumbres de una institución que tiene mala imagen en la sociedad, detentando mucho poder en la calle y con lazos de todo tipo con el poder político. Por eso en algunos momentos, la risa por lo desopilante y disparatados del relato, se convertirá en triste reflexión, por las semejanzas, que notamos tiene el texto, con la realidad.

Contemos brevemente, que las acciones arrancan, en el un salón de un club barrial, decorado con banderas argentinas, que se prepara para celebrar el acto de asunción de La Orca, como Comisaria. Su mano derecha es La Tarta, una oficial de origen paraguayo, que la ayuda en la decoración del salón. Al acto fueron invitadas, altas autoridades policiales, entre ellos el Comisario Benavidez. Además estarán presentes, funcionarios políticos, diputados y senadores. Todos se harán presentes para homenajear a La Orca, que está postrada en silla de ruedas, algo que sin dudas le aporta más sentido a la ceremonia programada.







Está previsto dar un discurso y para complementar la celebración, la futura comisaria decide convocar a dos ex oficiales, La Monja y La Suricata, que por algún motivo que no revelaremos, han perdido sus placas, pero aún visten sus uniformes policiales. Son convocadas, por su calidad de músicas, una de ellas tocará el piano y la otra cantará.

Pero lo que parece un festejo común y corriente, tiene reservado una sorpresa. Hace poco tiempo, Wanda una compañera de ellas en la fuerza , perdió la vida en situación poco clara, en la que Benavidez parece estar implicado. Y si entonces aprovechan el acto para vengarse de su amiga caída ?? Las convocó para eso La Orca ??  Podrán llevar adelante un plan que además de vengarse de Benavidez, les permitirá quedarse con algún dinero mal habido, que andará dando vueltas ??

Los interrogantes son muchos y no vamos a dar las respuestas nosotros, dejaremos que el espectador descubra que sucederá cuando vea la obra. Solo diremos que se respira un aire de tensión y venganza en el ambiente, los ánimos están caldeados y las traiciones no son aceptadas en la institución policial. Además el hecho de que haya tantas uniformados reunidos en un mismo sitio y armados todos ellos, es algo siempre peligroso.








La trama que propone el autor es ágil, hay un humor ácido y un código mitad policial, mitad tumbero, que el espectador reconoce. Este texto desopilante y satírico, tiene un apoyo fundamental en las muy buenas actuaciones que presenta la obra.

No hay dudas que Silvia Villazur, como La Orca, es quien se lleva los mayores aplausos y quien más risas genera. Montada en su silla de ruedas, nos regalará una composición brillante de su personaje. Mal hablada, maleducada y con todos los vicios que puede tener un policía de años, se mostrará muy cómoda con el papel, disfrutando del  rol protagónico que tiene, explotando al máximo la impunidad que le brinda llevar el uniforme y con un histrionismo que aporta mucho a la pieza. Genial lo de Silvia, una actriz de gran trayectoria, que siempre tiene mucho que dar al espectador,








Pero La Orca, no está solo en escena, la acompañan muy bien, Sabrina Lara como La Tarta, que parece ser ser su ladera, desde el arranque está con la jefa, soportando estoicamente sus órdenes y algunos maltratos. Muy bueno lo de Sabrina, que además de la actuación, sorprende cantando y muy bien.

Maia Lancioni ( La Suricata ) y Leilen Araudo ( La Monja ) componen dos personajes muy divertidos, que llegan juntas a la convocatoria, Maia es la lider de la dupla, con una personalidad muy fuerte, tratando de apuntalar a La Monja, que parece la más afectada por la muerte de La Wanda y al estar tan inestable emocionalmente, puede ser un peligro para que el plan ideado pueda ejecutarse. Nos gustaron mucho las actuaciones de ambas, ya que pese a la carga de violencia que tienen sus personajes por naturaleza, le aportan un toque femenino a sus papeles, en un contraste que resulta muy interesante.








La puesta que propone el director es dinámica y muy entretenida, destacamos el diseño escenográfico y el vestuario de Alejandro Mateo, así como la dirección musical de Nicolás Espinosa, con los acordes de Néstor en Bloque, que sonarán en el escenario de El Camarín.

Para ir concluyendo, una propuesta muy divertida la de Cappa, probando una vez más que muchas veces el humor, sirve para presentar algunas verdades, con una crudeza y un realismo, que de otra  serían difíciles de exponer con tanta crudeza, trayendo situaciones y utilizando discursos, que sabemos están arraigados en la profundo de la institución policial.

Por todo lo comentado, recomendamos Las Vengadoras, se van a reír mucho y se divertirán juntos a estas cuatro uniformadas, que están al servicio de la comunidad (teatral en este caso ).




Pensador Teatral.

sábado, 3 de noviembre de 2018

Nadie te había invitado

Dramaturgia y Dirección de Pablo Bellocchio






Sábados 21 hs en El Método Kairos ( El Salvador 4530 )

Con mucha expectativa, nos llegamos al Método  Kairos, para ver la última creación del Colectivo Lascia y de Pablo Bellocchio, un autor joven, que siempre gusta de indagar en lo cotidiano, sabiendo traer al escenario, historias que resultan cercanas al espectador.

Pablo recibió el año pasado, el premio Teatro del Mundo como Mejor Dramaturgo, por Si no te veo Felices Fiestas y Dos una Desconexión, aquí redobla la apuesta en una pieza, cuyo título y sinopsis, nos remite a una fiesta de reencuentro de viejos compañeros de la secundaria, pero que en verdad, esa es solo la cubierta, de una trama subyacente, que en ese comienzo aparece oculta y es más profunda.







En verdad, la fiesta existe, cuando ingresamos a la sala principal del Kairos, se escucha la música y hay jóvenes bailando. Pero olemos que algo no funciona como debería ocurrir en una fiesta normal. Primero, la concurrencia es escasa. Tan poco exitosa fue la convocatoria de los viejos amigos ?? Y por otro lado, los rostros no parecen alegres. Se nota que hay preocupaciones y tensiones en el ambiente.

No queremos contar demasiado, para mantener el suspenso, pero si diremos que las acciones se desarrollan en una calurosa noche de Diciembre del 2001, época en que la Argentina atravesaba una crisis económica severa, con el corralito y la falta de efectivo en la calle, como postal representativa, de un momento muy complicado para todos.








No contaremos mucho más, solo agregaremos que esos viejos amigos que hace tiempo no se veían, encontrarán en esa reunión, motivos para soltar verdades que tenían atravesadas, apareciendo cuentas pendientes entre ellos y algunas máscaras que se irán cayendo. El humor, ácido en mayor medida, logra ingresar a una trama que tiene un contexto dramático, llega a tocar temas profundos y mostrando como muchas veces la voracidad económica y la búsqueda del bienestar propio, arrasa con cualquier código de amistad existente.

El eje de la obra, lo marcan las muy buenas actuaciones que presenta la misma, con un elenco joven, que capta con claridad el mensaje del autor y sabe como transmitirlo. Estuvieron ensayando un año para estrenar la obra y eso se nota en la fluidez del relato y en el rico proceso creativo, que tuvieron con un director al que ya conocían, por haber trabajado juntos en anteriores proyectos.








Vamos a mencionar a todos los integrantes del elenco, ya que las actuaciones son parejas y todos consiguen lucirse Sabrina ( Mariví Yanno ) y Julián ( Nicolás Salischiker ), son los anfitriones de la velada que se desarrolla en su casa, en una pareja donde la mujer, es la que domina la relación y maltrata un poco a su novio, que trata de complacerla.  Nos gustó el trabajo de ambos, Mariví componiendo a una mujer sensual y atractiva, que intimida. Nicolás por su lado, compone un personaje que luce con baja autoestima y busca la forma de escapar de un presente y una relación que no lo encuentran feliz.

Nos gustó mucho la pareja de Fabio ( Fernando del Gener ) y Diana ( Malena López ). Son los de mejor posición económica del grupo y pareciera les gusta exhibir ese poderío. Para destacar el histrionismo de Fernando, altanero y poco solidario. Malena aporta frescura y belleza a la obra, nos encantó el trabajo de ambos.

Jimena Lopez,  es una actriz que nos gusta mucho. La elogiamos ampliamante el año pasado por su labor en Perro, una entrañable pieza del off. Aquí es Clara, un personaje clave de la trama, que parece no encajar en el grupo y es la que más sufre mala la situación económica. Aparece en forma misteriosa en la fiesta y tendrá mucho que decir. Siempre un gusto verla a Jimena.









Por último mencionar a Rodrigo Blanco, como Lucas,  que trabaja en un banco, no siendo este el mejor lugar para hacerlo, en época de corralito, llegando muy cargado a la reunión, por las situaciones que les toca vivir.

Los seis protagonistas, muestran mucha química entre ellos, algo que se nota en la fluidez de las acciones y todos tienen todos un lugar para el lucimiento individual, cuando dan un paso adelante, para en un monólogo, sus verdades, que solo aparecen cuando están solos y se ocultan ante los demás.

La puesta que propone el director es de carácter minimalista, con un diseño escenográfico austero y efectivo. Nos gustó el diseño lumínico de Pablo Calmet y el vestuario juvenil que acerca Gina Machienzi. Además destacamos esos sonidos de fondo y ese televisor que resuena con la voz de De La Rúa,  que nos traslada a esos tristes momentos del 2001, aportando tensión y realismo a la puesta.










En definitiva, una propuesta muy interesante, que de manera testimonial, nos servirá para reflexionar acerca que como muchas veces las crisis económicas, trastocan todos los sistemas de valores establecidos en la sociedad y entonces arranca una especie de salvase quien pueda, donde la desesperación predomina y no importa si pisamos al otro con tal de no caer en el abismo, aunque ese otro, pueda ser un amigo.

Nadie te había Invitado, además de entretener, servirá para recordar como las crisis, parecen repetirse casi de manera cíclica en nuestro país. Es como si ya estuviéramos acostumbrados a recibirlas y en vez de tomar los recaudos para que estos momentos tan duros no se reiteren, casi las tomamos como algo normal, como algo que inevitable para Argentina, que sufrirá estos cataclismos cada determinada cantidad de años.

Una vez más, los amigos de Lascia, ademas de regalarnos un lindo momento teatral, nos estimularán a pensar, para que la memoria colectiva, pueda aleccionarnos y intentemos no se repitan esos viejos errores y tragedias, de un pasado,  más reciente del que imaginamos, que parece empecinarse en volver.




Pensador Teatral.

viernes, 2 de noviembre de 2018

Diez Olvidos al otro lado de las Vías

Dramaturgia y Dirección de Federico Ponce.









Viernes 21 hs en La Gloria Espacio Teatral ( Yatay 890 )

Una propuesta muy interesante, la que nos acerca Federico Ponce, joven autor y director lujanense, a quien elogiamos el año pasado, por la impecable versión de Once Hijos, que montó en el Espacio Kafka ( que lamentablemente cerró sus puertas ). En esta ocasión llega con un texto propio, que el mismo dirige, siendo la primera vez que ocurre esta dualidad  y se lo nota cómodo, disfrutando la experiencia.

En Diez Olvidos al otro lado de las Vías, Federico despliega una dramaturgia elaborada y sin prisas, dejando que los siete personajes con los que cuenta la obra, tengan tiempo y espacio, para desarrollar cada una de sus historias personales. Comentamos esto porque la obra tiene una duración generosa y sensiblemente mayor a la que presenta el común de las piezas del off, siendo esto un diferencial, que el buen espectador del teatro, valora y agradece.








La obra se desarrolla en un pueblo de ubicación no determinada, pero como cualquier otro, en el que la mayoría de la gente se conoce y mantener un secreto puede ser una misión complicada. La característica de este pueblo, son esas vías que lo cortan y dividen, pareciendo que hubiera dos universos distintos, de un lado de las vías y del otro.

La historia que está estructurada en diez capítulos u olvidos, arranca con la muerte repentina de Julio, que provoca un verdadero cimbronazo entre los integrantes y visitantes de esa casa, en la que notaremos hay recuerdos que atormentan, vidas sufridas y secretos que mejor mantener, bajo la alfombra.

Como dijimos antes la dramaturgia de Federico, es muy prolija y explora las relaciones humanas que vinculan a esas personas, que parecen conocerse más de lo que ellos mismos pueden suponer, guardando además cuentas pendientes, que ahora amenazan con salir a la luz.








Se ha reunido un elenco numeroso y de gran valía para el off, son tres actores y cuatro actrices, que tendrán el tiempo suficiente para componer sus personajes y además todo ellos, contarán con su momento individual de lucimiento, donde en forma de monólogo, podrán confesar sus sentimientos íntimos, siendo estos momentos, instantes que el espectador disfrutará mucho, ya que los actores sacan a relucir todo su bagaje artístico.

El elenco tiene una variedad de edades, que enriquece mucho la puesta, actores de diferentes generaciones, muchos de ellos de gran experiencia, algo que en lo particular nos gusta mucho, porque permite ver en acción a artistas de raza, que por su madurez artística, tienen mucho que ofrecer.










Arranquemos entonces por Lala Buján y Leonardo Odiema, los que están arriba en la pirámide generacional y justamente son protagonistas fundamental de la historia que nos convoca.
Leonardo Odiema interpreta a un Julio entrañable, de origen humilde, albañil de profesión y con mucha labia y poesía en su interior, algo que sin dudas es bien recibido por las mujeres de ese pueblo. A Leonardo lo vimos el año pasado en Esperando al Zurdo y es un placer verlo nuevamente, en un papel en el que puede mostrar todo su talento, siendo el eje central de la historia. Enorme su trabajo.

Al mismo nivel de excelencia, está Lala Buján como Pura, con sus problemas de memoria a cuestas, no logra procesar, ni aceptar la ausencia de su compañero Julio. Enternece verla caminar por toda la casa, llevando ese libro que le regalo su amado cuando la conoció y que le pedirá leer a cada persona que entra a ese hogar. Entrañable y enternecedora su composición, dando vida a un personaje muy querible.









Mirta de Candia es la Tía Isolina, típico personaje chismoso del pueblo, que sabe todo lo que acontece allí. Se gana la vida vendiendo ropa por catálogo y no perderá oportunidad para tratar de colocar su mercadería  Con un histrionismo a flor de piel, Mirta logra lucirse mucho.

Gloria Cingolani, es Adela o Adele, como ella prefiere e implora que la llamen. Un personaje muy sufrido, que debe soportar el maltrato de Pura, que por algún motivo misterioso ( que en el correr de la trama se revelará ) , no la quiere allí en la casa. Nos gusto lo de Gloria, que aporta una cuota de sensibilidad y distinción a la obra.










Emiliano Diaz, es Alfonso, el hijo de Isolina, componiendo un personaje introvertido y desopilante, que vá muy seguido al baño y parece tiene mucho que ocultar. A Emiliano el año pasado, lo vimos brillar en Hablar Corto y Enredado, una entrañable obra del off, en la que hacía de gaucho. Aquí con un personaje muy diferente, vuelve a mostrar sus condiciones.

Natalia Imbrosciano, es Gladis, la hija de Pura, ella trabaja en el centro y parece estar siempre ocupada con temas importantes para atender y no tiene demasiado tiempo para su madre, Se apoya mucho en su Bichito. Muy buena composición de Natalia, que aporta un toque de belleza y frescura a la obra.

Por último resta mencionar a Federico Falasco, como Bebeto, empleado del supermercado chino y de un corralón de materiales, necesitando ambos trabajos para mantenerse. Compone el personaje más gracioso de la obra y hace reír mucho a los espectadores, con momentos muy divertidos, como cuando habla en portugués ( lo hace muy bien ) . Estupenda interpretación de Federico, que en un elenco con muchos puntos altos, él es uno de ellos claramente.









Se hizo algo larga la descripción, pero entendemos que la valía de las actuaciones, merecía algunas líneas  para cada uno y nuestro reconocimiento, ya que todos realizan excelentes composiciones de sus personajes. En esto tiene mucho que ver el director, que les dá a todos el tiempo necesario, para el lucimiento individual, además de sumar juntos para el conjunto de la trama.

La puesta tiene varios elementos para destacar, hay un diseño escenográfico ingenioso de Magalí Acha, con pocos elementos en escena y con unos paneles rebatibles, por donde aparecen y desaparecen los protagonistas. Nos gustó el diseño lumínico de Lucas Orchessi y el vestuario de Belén Pallota, importante en la trama, con muchos cambios, que tienen un significado especial.










En definitiva, muy auspicioso el debut de Federico Ponce, en su doble función de autor y director, con una historia de largo aliento, que el buen espectador de teatro agradecerá.

La obra nos hablará de seres que viven un presente espinoso y que sufren, por un pasado doloroso, que dejó sus cicatrices. En sus mentes, habitan recuerdos que los agobian y secretos que deben mantener. A todos ellos los une el dolor y la soledad, porque pese a quieren ocultarlo, están profundamente solos en la vida.

El lleno total que presentó la sala en esta función y en las anteriores, habla de la muy buena respuesta de público que la pieza está teniendo, algo que no es de extrañar, debido a la profundidad y sensibilidad que presenta el texto y a las magníficas actuaciones que nos regala. Por todo lo dicho, solo nos resta recomendar la obra, para todos los que viven del otro lado de las vías y obviamente, también para los de este lado.




Pensador Teatral.

miércoles, 31 de octubre de 2018

La Vida Urgente

Dramaturgia de La Zancada ( Colectivo Escénico ) y Dirección de Aldana Pellicani y Daniel Misses.









Miércoles 20 30 hs en G104 ( Gascón 104 )

Una propuesta original y jugada la que llega de la mano de La Zancada, grupo formado por egresados de la UNA, que luego de terminar la carrera, aprovechando la buena química entre compañeros, decidieron encarar un proyecto, con el acompañamiento de Aldana Pellicani y Daniel Misses, quienes fueron los sus profesores en el curso.

Y se animaron con un proyecto ambicioso, inspirándose nada menos que en Romeo y Julieta de William Shakespeare y principalmente en Amor y Anarquía, novela escrita por Martín Caparros, surge esta creación colectiva, muy potente y creativa, llamada La Vida Urgente. Ambas fuentes de inspiración, parecen no tener demasiados puntos en común. Uno es un clásico de ficción y el otro un texto actual basado en hechos reales, pertenecientes a diferentes épocas, pero en las dos historias, hay jóvenes que desafían las reglas establecidas, cuestionan los mandatos sociales y quieren vivir de acuerdo a lo que sienten, ser libres, sin importar lo que opine el resto.










De Romeo y Julieta, no hace falta decir mucho, ya que es un relato famoso, en cambio contemos que Soledad Rosas, es la protagonista de Amor y Anarquía, la novela de Caparrós. Era un joven de clase media que vivía con sus padres y su hermana en Barrio Norte, sin rumbo definido en la vida, como tantos jóvenes de su edad, se pone de novia con un barra brava de River y se gana la vida, paseando perros. La familia de Soledad no la entiende y preocupada por el presente de su hija, le proponen viajar a Italia para cambiar de aire, para que aleje de las malas influencias que tiene en Buenos Aires. Allí de manera fortuita, llegará a Turín, donde conocerá a un grupo de anarquistas y en ese momento sin saberlo, la vida de Soledad cambiará por completo.

Hasta allí contaremos, la dramaturgia de La Vida Urgente, es muy rica, tiene un alto nivel de creatividad y cierto grado de complejidad, quien escribe esta reseña, tuvo la suerte de haber leído la novela de Caparrós, poco tiempo antes y pudo reconocer varios pasajes en la trama, tal vez quien no haya leído la novela, pueda perder algún detalle, pero nada para preocuparse.









La trama tiene gran dinámica, un vértigo permanente y es muy potente, con un alto componente de teatro físico, lo que representa un desafío importante para este joven elenco, que se nota absolutamente comprometido con el proyecto y se entrega de manera absoluta, desde lo actoral y desde lo físico.

Las interpretaciones son realmente muy destacadas y con el riesgo de ser injustos, vamos a destacar algunas de ellas, que en nuestra opinión, son las que más resaltan, probablemente por tener mayor protagonismo en la historia.

Arranquemos por Julieta Costa, como Soledad y también como la narradora, logra destacarse mucho, con gran presencia escénica y magnetismo, sabe transitar los diferentes estados que le pide su personaje protagónico. Gran tarea de Julieta.








Otra actriz, que nos gustó mucho fue Paula Baigorri, como la hermana y también como narradora. Quedamos impresionados por su mirada penetrante, casi hipnótica y un histrionismo a flor de piel, que concentra la atención del público en cada una de sus intervenciones. Nos encantó lo de Paula.

Entre los hombres, destacamos a Nicolás Gentile, como el barra brava y otros papeles, enorme desgaste físico, recreando algunas adicciones y muy arriba siempre. Logra darle a su personaje un vigor y una carga violenta, que impacta,

Gabriel Riesco es Baleno, bohemio por momentos y exaltado en otros, tiene momentos de gran lucimiento, que el público sabe reconocer. Mucha presencia escénica de Gabriel.










Pero como dijimos antes, no seamos injustos con el resto del elenco, nos referimos a Josefina de Cara, Alejandra Escalada, Carola Montefeltro, Iago Scippo, Pedro Alonso y Lucas Scott, jóvenes todos ellos y con mucho futuro, que aportan mucho a la puesta, ya que están todo el tiempo en escena, ya sea en el centro de las acciones, tocando algún instrumento o complementando los cuadros y aportando al conjunto de la obra, encontrando todos, un momento para destacarse y con una adrenalina constante que le imprimen a la trama..

Un punto muy fuerte que presenta la obra, como mencionamos,  son las actuaciones, el otro es la envergadura de la puesta, donde además del despliegue físico,  veremos una gran cantidad de recursos puestos al servicio de la puesta, el principal la música en vivo, donde el punk y el rock dicen presentes, siendo los propios actores los que tocan los instrumentos, como guitarra eléctrica, batería entre otros.

Los momentos musicales se completan, con interpretaciones de algunos de los chicos que cantan y donde las coreografías tienen gran destaque. Se nota que hay mucho ensayo y coordinación en los movimientos, algo que siendo tantos en el escenario no es sencillo de conseguir. Los directores aprovechan en gran forma, las enormes dimensiones del escenario del G104 ( sala que no conocíamos, parece un enorme galpón reciclado ), para que los actores corran, se tiren al piso, se arrastren, etc, con un despliegue inusitado.








Otros ítems a destacar son los del maquillaje, hay un excelente trabajo de Silvia Zavaglia en ese rubro y el vestuario de Jorgelina Herrero Pons, audaz y muy moderno. Los chicos tienen un estilo dark y punk, con algunos peinados muy llamativos.

Como puede ver el lector, la obra tiene una cantidad de recursos, tiene mucha poesía, presentando un colorido y un despliegue que no es habitual en el teatro off, por eso,  es algo que no puede pasar desapercibido. Además del trabajo creativo, como dijimos hay mucho ensayo y trabajo previo siendo seguramente  muy importante la labor de Aldana y Daniel, en la dirección, para coordinar todas las disciplinas y a un elenco numeroso, que como dijimos está en todo momento en el escenario y con una energía que desborda.

La atención de público no decae en ningún momento, es una pieza que requiere estemos atentos en todo momento, por la complejidad que tiene la dramaturgia y por que pasan muchas cosas a la vez, hay que seguir las caras y las expresiones de los chicos, en todo momento, ya que se desarrollan algunas acciones en simultáneo.








Hasta aquí contamos, teníamos pocas referencias previas de La Vida Urgente y nos llevamos una gratísima sorpresa, por la originalidad y lo jugado de la propuesta, con un ritmo frenético, saliendo de los carriles habitual y arriesgando mucho, algo que de nosotros siempre valoramos, ya que explorar los límites, en el teatro y en otras áreas, siempre es inquietante.

Si a la propuesta arriesgada, se le suma una puesta tan rica y jóvenes actores que se entregan de  manera que conmueve, se disimula algún desorden en la trama y entonces podemos disfrutar el muy buen producto final que se obtiene, mostrando como muchas veces, sin recursos económicos, pero con creatividad, ganas y mucho trabajo, los resultados llegan.

Felicitamos a todo el joven equipo de La Zancada Colectivo Escénico, por La Vida Urgente, por seguir el espíritu de las historias en las que se inspiran, rompiendo con las convenciones y las reglas establecidas, para ofrecer un espectáculo teatral potente y diferente a lo que estamos acostumbrados a ver.



Pensador Teatral.

sábado, 27 de octubre de 2018

Cuando todavía había Ciruelos

Dramaturgia y Dirección de Sol Martínez.







Sábados 20 30 hs en Teatro Pan y Arte ( Av. Boedo 876 )

Un lindo desafío se propuso, Sol Martínez joven dramaturga, que siempre sintió atracción por la historia de Anna Frank, cuando tomó la decisión de escribir una obra sobre ella, con el objeto de llevarla al teatro, pero con un enfoque particular, al que más adelante haremos referencia.

Antes de seguir, contaremos para aquellos lectores, que no lo recuerdan, que Anna Frank, fue una niña de ascendencia judía que vivía en Amsterdam junto a su familia, durante la Segunda Guerra, ocasión en que la política antisemita de persecución y eliminación del pueblo judío, era ejecutada con mano de hierra, por un demencial régimen nazista, comandado por Adolf Hitler.








La persecución sufrida por la joven Ana y su familia, fue similar a la que debieron sufrir miles de familias judías desperdigadas por toda Europa. La diferencia es que la historia de Ana Frank, fue mundialmente conocida, gracias a un diario íntimo, que la adolescente, escribió durante los dos años que debió permanecer encerrada, ocultándose de los nazis.

El diario en verdad eran tres cuadernos escritos por Ana entre Junio de 1942 y Agosto de 1944, en ellos, de manera aguda, describió su vida cotidiana unto a las otras siete personas escondidas con ella, en la casa de atrás, a orillas del Canal Prinsengracht de Amsterdam.

Pero dejemos de lado, los hechos históricos y volvamos a la obra que nos convoca, Para escribir Cuando todavía había Ciruelos, como decíamos al comienzo, la autora encara el tema de manera muy inteligente, por el costado familiar tomando como eje central, la relación fraternal entre Ana y Margot su hermana mayor, en la etapa previa, a cuando tuvieron que pasar a la clandestinidad y debieron ocultarse en un refugio.








Debido al hostigamiento que recibían de parte de los nazis, solo por pertenecer a una familia judía, lejos estaban de tener una vida normal. Las niñas concurrían un colegio especial, vestían ropas particulares y no tenían la libertad, que si tenían los chicos de su edad, de poder jugar y pasear en las calles, ya que debían permanecer la mayor parte del tiempo encerradas en la casa y tenían que tener mucho cuidado con quien hablaban, ya que cualquiera podía delatarlas. Impresiona el relato acerca de los trenes que veían llenarse con judíos y como esas niñas, veían la figura de Hitler, que en su mirada, algo inocente por su edad, era quien las obligaba a vivir de esa forma, sin tomar total dimensión, del monstruo que era.

Sol con una dramaturgia muy sensible, consigue retratar los horrores de la guerra y de un régimen totalitario, mostrando como la vida de una familia trabajadora dejaba de ser normal y como para no correr serio peligro, debían seguirse reglas estrictas de disciplina, que Otto y Edith sus padres transmitían, dejando al descubierto, como hasta el simple hecho de festejar un cumpleaños, algo tan importante para un niño, podía ser algo extremadamente complejo y convertirse en fuente de conflictos, para un entorno familiar agobiado por los temores  tensiones.








El muy buen texto de la autora, encuentra adecuado eco en un elenco, que notamos se identifica plenamente con la historia y el contexto, realizando notables composiciones.

Indudablemente quienes más se destacan, son Coti Simioni como Margot y Nicole Camba como Ana. Pese a tener diferentes personalidades, se las nota muy unidas a las hermanas, con un amor muy grande y cuidándose mutuamente. Margot la mayor, es tímida e introvertida, tiene las mejores calificaciones en la escuela, ama los ciruelos y es la protegida de la madre. En cambio, Ana es más extrovertida, charlatana y rebelde, quiere salir de su casa y andar en bicicleta por la calles, como cualquier niña de su edad. Debido a su fuerte carácter no se lleva tan bien con la madre, pero tiene adoración por su padre. Nos encantaron las interpretaciones de Coti y Nicole, dos jóvenes actrices, que demuestran a estar a la altura de personajes para nada sencillos, con excelentes interpretaciones, plenas de sentimiento y emociones.

Daniel Goglino, es Otto el jefe de familia, quien debe mostrarse firme e inflexible, para que sus hijas cumplan las normas internas de ese hogar, que son las que aseguran la supervivencia en ese entorno tan hostil, donde un error puede costarles la vida.  Gran presencia escénica la de Daniel, con la dosis adecuada de autoridad y protección por su familia. Celina Rodríguez es Edith, apuntalando a su esposo, muestra su predilección por Margot y no acepta la rebeldía de Ana.








Dejamos para el final a Amilcar Ferrero, que cumple un rol muy importante en la obra, siendo al comienzo el narrador de la historia, pero a medida que la trama avanza, se irá transformando, en un personaje más en esa casa. Nos gustó mucho lo de Amilcar y sin dudas mérito de la autora, su inclusión en la historia. Cuando vean la obra, seguramente le tomarán mucho cariño a este personaje.

La puesta que se propone es íntima, con un diseño escenográfico despojado, donde se destaca el vestuario de época que lucen los protagonistas y el diseño lumínico de Lucia Feijoó creando los climas. La directora logra una atmósfera familiar muy fuerte, en la que los espectadores se sienten dentro de esa casa, testigos de los horrores de esos años, siendo la imaginación y los juegos, la única válvula de escape, que les permite superar la situación y esperanzarse con un futuro distinto.. La trama atrapa al público, algo que se palpa, por el silencio absoluto, con que se siguen las escenas.








Bueno ya contamos mucho, nos atrapó la propuesta de Sol Martínez, que logra transmitir con elocuencia, como la locura de Hitler y sus seguidores, escribieron una de las páginas más horrorosas de la historia moderna, ante la complicidad de algunos e indiferencia de muchos. La obra otorga una mirada humana a las dramáticas situaciones que se vivieron aquellos años, bajando a superficie el horror que muchas veces, las cifras frías no reflejan en toda su dimensión.

Seguramente luego de ver la obra, querrán saber más sobre la vida de Ana Frank y su familia, para conocer algunos detalles. Lamentablemente el final histórico no fue feliz, ya que los refugiados fueron delatados, los nazis descubrieron el escondite y los Frank fueron subidos a los trenes y enviados a distintos campos de concentración. Ana estuvo en Auswitch y fue en Bergen Belsen, donde con solo 15 años, encontró su muerte, enferma de tifus.








El único sobreviviente fue Otto, quien al volver a Amsterdan luego de finalizada la guerra, pudo hacerse con el diario escrito por su hija, gracias a que Miep Gies, uno de las tantas almas solidarias, que también existieron, junto a su esposo Jan, ayudaron a los ocho judíos a ocultarse en la parte de atrás de su casa, para que sobrevivan en la clandestinidad por dos largos años, proveyéndolos de víveres, todo ese tiempo. Luego que los Frank, fueran capturados, Mipe  se encargó de recoger y proteger del alcance de los nazis, los cuadernos escritos por Ana, durante su forzado cautiverio, entregándolos a Otto a su regreso y siendo luego un testimonio desgarrador de aquella nefasta época que vivió la humanidad.

Recomendamos sin dudar la obra, conocerán la pluma sensible de Sol Martinez, además de disfrutar de entrañables actuaciones y una puesta íntima, que sabe como  llegar al corazón de los espectadores.

La obra desde su estreno viene agotando localidades y está teniendo excelentes devoluciones del público. En la función a la que asistimos nosotros, debieron colocar sillas adicionales, porque la capacidad de la sala estaba desbordada. Indudablemente el boca a boca, está haciendo su trabajo y con nuestra experiencia, auguramos lo seguirá haciendo por largo tiempo, algo que celebramos, ya que este tipo de obras, sirve para que no olvidemos, todo el daño que puede ocasionar el fanatismo de un líder mesiánico. algo que debemos tener siempre presentes, para que estás historias nefastas, no se repitan nunca más.




Pensador Teatral.



viernes, 26 de octubre de 2018

Las Patas en las Fuentes

Dramaturgia de Leónidas Lamborghini y Dirección de Analia Fedra García.






Viernes 20 hs en Ctro. Cultural de la Cooperación Floreal Gorini ( Av.Corrientes 1543 )

Las Patas en la Fuentes, es una inmejorable oportunidad de adentrarse en la poesía de Leónidas Lamborghini, llevado a texto teatral, gracias a la pericia de Analía Fedra García que supo segmentar este exquisito poema, para darle la dinámica adecuada y dejarle luego la posta a un superlativo Osmar Nuñez, para que solito en el escenario, nos regale un monólogo memorable.

Pero ya hablaremos de Osmar, mencionemos primero algunos datos de Leónidas Lamborghini, escritor, poeta y periodista nacido en Necochea en 1940. Fue una figura singular de la poesía, llamado por algunos el poeta de la resistencia peronista.  Criticado por algunos y admirado por la mayoría, su obra fue admirada por Leopoldo Marechal, Rodolfo Fogwill y Ricardo Piglia entre otros escritores. Su obra y su estilo, sin dudas dejaron huella.








Lamborghini tuvo la lucidez, para retratar hechos de nuestra historia política, recorriendo al grotesco, a la parodia y logrando reflejar los trágico, desde el humor, pudiendo pasar en segundos de un apasionado festejo de un gol a relatar un hecho horroroso, algo que pocos autores consiguen, con su efectividad.

Yendo a la obra que nos convoca, Las Patas en la Fuentes fue un poema escrito en 1965, en el cual, el autor habla del hombre común, del argentino medio que recorre las calles, viaja en colectivo, se apasiona por el fútbol, se enamora, sufre por las condiciones de trabajo y por un sueldo que no alcanza. Este hombre se relaciona, con el mundo y sus semejantes, relata lo que vive, se planta, discute, peticiona, ama, odia y reclama por sus derechos, lucha por hacerse visible.








El texto poético es muy rico, pero para convertirlo en un hecho teatro potente, es necesario encontrar un interprete que lo decodifique, que lo abrace, que le ponga el cuerpo y el alma a esos versos escritos hace años y es allí donde aparece, en toda su dimensión, un actorazo como Osmar Nuñez, que consigue adueñarse del texto de manera admirable y conmover al espectador con su interpretación.

Osmar está solito en escena, no es sencilla su tarea, el parlamento es extenso y los estados de  aquel hombre varían de manera continua. Nuñez responde al desafío en forma brillante, con una presencia escénica que impresiona, por su histrionismo y una expresividad a flor de piel, con los diferentes tonos de voz que imprime a lo largo del relato y a ese diálogo imaginario que mantiene con los personajes que van apareciendo a lo largo de la trama, con una repentización y una técnica, que pese a conocer sus condiciones de trabajos anteriores, no podemos dejar de resaltar, ya que hay que tener un talento especial, para conseguir una interpretación como la vista.








No vamos a seguir elogiando a Osmar, dejaremos que el espectador cuando vea la obra, agregue adjetivos calificativos a su trabajo. En nuestra opinión brinda una clase magistral de teatro, con una entrega y una pasión absoluta, logrando que el texto llegue a corazón de un espectador, que sigue cada una de sus palabras y sus movimientos, con un silencio reverencial, que solo se interrumpe por algunas risa s, ya que como dijimos antes, el autor , gusta de intercalar el humor, a lo trágico y es algo que la directora tuvo en cuenta al diseñar el texto.

La puesta que propone Analía es minimalista, la escenografía es despojada, el protagonista está solo en el escenario, unicamente un atril lo acompaña, el objetivo es potenciar la palabra. Debemos destacar la música original de Gustavo García Mendy, que acompaña en gran forma el relato y al protagonista, siendo importante, para crear los climas que la trama vá pidiendo, como también contribuye a ello,  el muy buen diseño lumínico de Marco Pastorino.







No queremos agregar más, como dijimos al comienzo, este espectáculo que además de presentarse en el Centro de la Cooperación, esta saliendo de gira por distintos teatros de la Provincia de Buenos Aires, teniendo entonces, la gran oportunidad de conocer la poética de Lamborghini, admirar el  trabajo de una joven directora como Analía, que supo condensar los 1,500 versos del poema, en un texto ágil y como gran frutilla del postre, disfrutar de una interpretación brillante de Osmar Nuñez, que por este trabajo, fue nominado a los Premios Ace y Florencio Sánchez, por mencionar solo los más importantes,

Los aplausos sostenidos y emocionados, que el público le tributa al protagonista al final de la función, es una muestra clara, de la brutal vigencia del texto de Lamborghini y de la gran velada teatral vivida.




Pensador Teatral.