jueves, 24 de octubre de 2019

Las Vidas Probables

Dramaturgia y Dirección de Pablo D'´Elia.









Jueves 20 30 hs en La Carpintería ( Jean Jauures 858 )

Una propuesta atractiva y muy humana llega con Las Vidas Probables, obra escrita y dirigida por Pablo D´Elia, un talentoso autor y director, que pese a su juventud, ya tiene un carrera con varios reconocimientos y sucesos en su haber.

Digamos de esta entrada, que esta obra fue el Proyecto de Graduación de la Licenciatura en Actuación de la Universidad Nacional de las Artes ( UNA ) en el 2019 y esto se traduce en un grupo de actores jóvenes en escena, que se entregan por completo por el espectáculo, conscientes de la posibilidad de mostrarse en un escenario importante para el off, como La Carpintería, mostrando sus condiciones.










La propuesta tiene un despliegue poco usual para el teatro independiente, ya que son catorce actores en escena, con una característica distintiva, como estar juntos al mismo tiempo en el escenario, algunos protagonizando el relato central y los otros, formando las escenografías u el ensamble, que dán marco a las historias,  colaborando con coreografías muy bien ejecutadas.

Esto que mencionamos le otorga a la pieza una dinámica y una continuidad, que enriquece mucho el espectáculo,obligando al espectador a estar siempre muy atento, para no perder detalle de lo mucho que pasa en el escenario.

La obra arranca con un ángel ( femenino ) que llega a la Tierra, más precisamente a Argentina, siguiendo a María, una joven camarera, que quedará marcada por aquel encuentro. En ocasión del encuentro, la angelita perderá sus alas y deberá tratar de recuperarlas en una ciudad repleta de situaciones cotidianas. En su búsqueda, irá una monja francesa, que enterada de esta venida angelical, no dudará en viajar hacia estas tierras, soñando con encontrarla.











El universo de Las Vidas Probables, se compone de historias urbanas y variedad de tópicos,  jornadas tediosas en una oficina, matrimonios que no se llevan del todo bien, trabajos aburridos y rutinarios, pasiones que se dejan de lado, vidas sin rumbo, amores imposibles, familias ensambladas, la sombre amenazante de la muerte como contraposición, esa búsqueda permanente de la felicidad, el poder encontrar a esa media naranja, que todos tenemos.

La pieza es coral y presenta un guión con condimentos cinematográficos, con historias que son independientes, pero en algún momento encontrarán un punto de conexión. El director estructura la puesta de manera muy inteligente, ya que las historias se irán intercalando, yendo y viniendo, consiguiendo esa dinámica que mencionamos al comienzo, siendo fundamental para ello, el aporte de un elenco, absolutamente comprometido con la propuesta y atento a los cambios.

Las actuaciones que presenta la obra, son su punto fuerte, tenemos nada menos que catorce actores en escena, la mayoría mujeres, once actrices y tres actores. Quedamos gratamente sorprendidos por la riqueza de las interpretaciones, un elenco joven, que comprendió que la fuerza de esta obra se encuentra en el conjunto, potenciando el  trabajo en equipo y aprovechando los momentos, que todos tienen, para el lucimiento individual.











Bien, acá vamos a correr el riesgo de ser injustos, ya que partimos de la base, que la obra presenta excelente actuaciones, pero vamos a resaltar algunas de ellas, que nos impactaron de manera especial. Arrancamos mencionando a Agostina Innella, que destaca por su presencia escénica, componiendo de manera genial a una Francis, peleada con el mundo, que trabaja en un parque de diversiones, operando una montaña rusa. Estupenda labor la de Agostina, a quien esperamos ver pronto en una nueva obra. Seguimos con Macarena Suárez, la ángel, que llega a la Tierra enamorada y será testigo de muchas historias urbanas. Muy histriónica Macarena, aportando frescura y mucha energía. Nos gustó mucho su trabajo.Y cerrando el podio imaginario, mencionamos a María Eugenia Insúa, que pese a trabajar en una morgue, trata de ponerle buena onda y apostar por la vida. Se destaca en cada aparición María Eugenia.

Una vuelta a la infancia, nos remiten las entrañables actuaciones de Marcos Ayala Ortíz ( Tocho ) y Victoria Duarte ( Jacinta ) dos hermanitos que qudaron huérfanos y que deberán dejar su casa en el campo, para ir a la casa de la tía Leticia ( Martina Kobrinsky ) quien luchará contra sus miedos y su inexperiencia, para criarlos. Muy buenas las interpretaciones de los tres.
No podemos dejar de mencionar, la composición de Julia Pinedo, como una monja curiosa y enamoradiza, que nos deleita con su exquisito acento francés. Malena Salicru, muestra también su presencia escénica y mucha energía, siendo una escritora que se inspira con su entorno.










En un elenco con mayoría de mujeres, resaltan los trabajos de Guillermo Llauradó como Santiago y Alan Bray como Marcelo. Ambos componen personajes queribles, que tienen algunas coincidencias, ambos trabajan en la misma compañia de seguros y viven relaciones de parejas poco satisfactorias, con Belén Spenser, que pinta ángeles en sus tiempos libres y Mariana Alonso, una arquitecta hiper ocupada, que reflejan muy bien los conflictos de muchas parejas jóvenes de hoy.

Completamos las menciones, con una expresiva Merlina, trabaja con Francis en el parque de diversiones y sus momentos más felices, los pasa viendo películas. Dejamos para el final a Fernanda Narvaez, como María, la camarera con la que arranca la obra. Nos gustó mucho su actuación y conmovieron sus emocionadas palabras al término de la función, haciendo un llamado de atención, por la difícil situación que se está viviendo en Chile, su país natal.










Se hizo extensa, la mención de cada integrante del elenco, pero creemos que era justo hacerlo, ya que el tenor de las actuaciones así lo ameritaban. Son todos jóvenes actores, la mayoría haciendo sus primeras armas en el teatro independiente y para quienes amamos el teatro, es realmente una satisfacción, ver como permanente siguen apareciendo jóvenes promesas,

La puesta que propone el director es realmente rica y muy atractiva. La obra tiene momentos musicales, coreografías logradas y un derroche de energía permanente en un escenario siempre poblado, que ofrece múltiples estímulos al espectador. Párrafo especial para el diseño de vestuario de Jorgelina Herrero Pons, fundamental en la pieza y maximizando los recursos, ya que todos los integrantes del elenco llevan un mameluco, que se irán quitando y poniendo, en función de sus participaciones.










No vamos a contar más, Las Vidas Probables es una gratísima y fresca sorpresa que el teatro independiente nos ofrece, una obra cercana para el espectador, que sin dudas, se reflejará en alguna o varias de las historias que se presentan.

Recomendamos la obra, disfrutarán de una dramaturgia muy bien elaborada, una puesta con alto vuelo creativo y actuaciones muy destacadas, de un elenco muy joven que se entrega por completo y nos confirma que con semejante semillero, el teatro independiente, tiene el futuro asegurado.




Pensador Teatral.




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