sábado, 9 de noviembre de 2019

Trastorno

Dramaturgia de Pompeyo Audivert. Dirección de Pompeyo Audivert y Andrés Mangone.









Viernes y Sábados 20 hs - Domingo 19 hs.

El genial Pompeyo Audivert, nos presenta esta versión libre de El Pasado, obra escrita en 1906, por por el dramaturgo uruguayo Florencio Sánchez, que sorprende por su vigencia, en una puesta donde el autor intensifica los diálogos y los vínculos familiares, dando un tono de grotesco a la pieza, característica, que ya es un sello distintivo en las obras de Pompeyo.

La obra nos mostrará a una familia oligarca de Buenos Aires de algunas décadas atrás, cuyos integrantes muestran un profundo desprecio por las clases populares. El conflicto social estará presente a lo largo de toda la trama y ese aire de superioridad, que otorga tener una buena posición social y económica, concede un poder que parece darle a todos los integrantes de la familia, una impunidad sin límites.








No vamos a contar demasiado para conservar el suspenso, solo diremos que en esta familia particular, las apariencias resultarán lo primordial, lo importante es guardar la imagen y para conseguir ese objetivo, cualquier medio es aceptable. La tierra se esconde abajo de la alfombra, la mentira puede llegar a límites insospechados, siempre aparecerá un recurso adicional y una nueva mentira, que ayudarán a que la verdad no salga a la luz. En el caso de esta familia en particular, hay un secreto guardado bajo siete llaves, que si trascendiera, causaría un verdadero terremoto.

Para que este estilo de grotesco y sainete, que propone el autor, se proyecte con éxito, es necesario contar con muy buenos actores, que lleven adelante la puesta y esto aquí se consigue de la mano de un muy buen elenco.







La gran figura de la noche, es el propio Pompeyo Audivert, que compone con brillantez a Rosario, la jefa de familia, la gran tiritera, que dará una clase magistral de manipulación, encontrando siempre la forma, de que todos estén pendientes de ella y dispuestos a no contrariarla. La interpretación de Audivert, es hipnótica, sin dudas de las mejores actuaciones que vimos a lo largo del año. Con un histriónismo admirable, resulta un placer disfrutar cada uno de sus gestos, miradas, tonos de voz y desplegar todos sus recursos, para adueñarse de la escena. Un verdadero lujo, poder ver a Pompeyo en este papel, generando risas y admiración en la platea.

La figura descollante de Pompeyo, brilla tanto,  que por momentos parece minimizar el resto de las actuaciones, pero no hay que ser injustos, ya que si la obra se caracteriza por algo, es por las excelentes interpretaciones que presenta, si bien es cierto que la mayoría de los personajes, se perfilarán, de acuerdo a la relación que tienen con Rosario, la que corta el bacalao en esta familia.







Son muy buenas las actuaciones, de sus hijos en la ficción, por un lado Juan Manuel Correa como Ernesto, el hijo menor, que sufrirá el desprecio de la familia Arce y ese será el disparador para una serie de enredos. Por otro lado, tenemos a Pablo Díaz, como José Antonio. En su caso abandonó el hogar familiar, cometiendo una traición en el medio, que nadie parece perdonarle, pero en verdad Rosario, lo sigue teniendo como el hijo de confianza, cómplice de su secreto y dispuesto a seguir sus pedidos. Estupendo trabajo el de ambos.

Del elenco femenino, mencionar a Ivana Zacharski, la hija mujer de la familia, que se debate entre su soltería y apuntalar a su madre. Nos gustó mucho el trabajo de Ivana. Julieta Carrera, como Tití, es tal vez quien más risas genera con su personaje desopilante, es la encargada de cuidar a Rosario y le encanta meterse y opinar en los asuntos familiares. De apariencia inofensiva, habrá que seguirla de cerca, ya que su lengua tiene un filo peligroso. Gran composición la de Julieta.









Completan el elenco Fernando Khabie, como la abuelita, muy buena caracterización de una anciana, que camina muy despacito, expresando su desprecio visceral por las clases bajas y gozando de la impunidad que otorgan los años. El elenco se completa con Fernando Naval, como Arce, el jefe de otra familia poderosa, que aparecerá promediando la obra,  su presencia no pasará desapercibida, pero no vamos a contar demasiado de su personaje, para mantener el suspenso.

La puesta es muy atractiva, son pocos los elementos que ocupan el amplio escenario del Centro Cultural de la Cooperación, apenas un escritorio, un par de sillas y un piano son suficientes elementos para configurar la historia. Interesante como por momentos se amplia el espacio escénico, con alguno de los actores caminando por los pasillos de las butacas y dialogando con los actores que permanecen en el escenario.Destacamos el diseño lumínico de Leandra Rodríguez colaborando con ese clima de penumbra que tiene la obra. Párrafo especial para la música en vivo de Claudio Peña, agregando valor a la puesta.










Disfrutamos mucho de Trastorno, un culebrón familiar, en el que se darán situaciones desopilantes y grotescas, se tejerán alianzas y batallas entre los diversos integrantes del clan, apareciendo mentiras que se sostienen hasta límites impensados, siempre con el objetivo, que el afuera no se entere, lo que realmente sucede puertas adentro de la casa.

La obra se viene presentando, hace meses ya y con gran suceso, a sala llena y sumando funciones desde su estreno, debido a la buena respuesta del público, que encuentra en esta pieza, un muy buen motivo para ver teatro con sello rioplatense, una trama que resulta cercena y actuaciones magníficas, en especial la de Pompeyo Audivert, que sin dudas podemos incluirla en el podio, entre las mejores interpretaciones que vimos en el corriente año, de la mano de su inefable Rosario. Nos gustó mucho Trastorno y por eso la recomendamos. Una propuesta para reír, reflexionar y ser testigos de lo que puede suceder, hasta en las mejores familias, cuando la mentira se apodera de las relaciones.




Pensador Teatral.



No hay comentarios:

Publicar un comentario