Viernes 20 30 hs en Nun Teatro ( Juan Ramírez de Velasco 419 )
Cabo Verde nació hace más de una década, gracias a la pluma talentosa del prolífico Gonzalo Demaría y regresa a escena, con mucha actualidad, en una atractiva puesta, dirigida por Ezequiel Sagasti, que reúne para la ocasión a un elenco de fuste para el teatro independiente.
La obra es un verdadero trhiller, donde el terror y lo siniestro estarán presentes a lo largo de una trama oscura y cruel por momentos, donde el autor recurrirá al humor en varios pasajes, para descomprimir un poco el ambiente asfixiante que tiene la trama y es algo que se logra. Este es un recurso que Gonzalo, utiliza en muchos de sus textos y siempre con buenos resultados.
Ambientada a fines de la década del veinte, las acciones se desarrollan en el consultorio / laboratorio de un doctor de carácter fuerte y autoritario. Sus ideas adhieren a la la teoría Lombrosiana, que recibe el nombre por el científico y antropólogo italiano Césare Lambroso, que desarrolló una teoría, que enuncia que algunos rasgos físicos de las personas, como por ejemplo, el tamaño y tipo del cráneo, podría determinarse si un individuo podía podía nacer criminal o no. Esto que ahora puede sonar inverosímil, fue una corriente con muchos adeptos, que influyó en la medicina, el derecho y la educación por muchos años.
Lambroso aún hoy, es considerado por muchos, como uno de los padres de la criminología, siendo su clasificación, por mucho tiempo la principal herramienta para establecer el perfil de los delincuentes. Su clasificación de los criminales, fue durante tiempo, la principal herramienta para establecer el perfil de los malechores. Su pensamiento estuvo influenciada por la teorías de Darwin y en tal sentido llegó a postular que los criminales, eran el eslabón perdido, es decir, un ser que estaba en un punto intermedio entre el simio y el hombre. Encontrándose en el sur de Sudán, hombres con los rasgos antes mencionados. Aparece allí en la ficción del autor, Cabo Verde, país africano que dá el título a la obra.
Yendo ya a la obra, contemos que un doctor con aires policiales, interpretado de manera notable por Edgardo Moreira, busca en su laboratorio y siguiendo aquellos criterios, seleccionar un niño sano y con rasgos arios, que pueda ser adoptado la viuda del presidente Saenz Peña, que se sentía sola y algo deprimida, por eso buscaba alguien que la acompañe, para vivir con ella en su imponente mansión.
Allí aparecerá Roque, un chico que vive en la calle, quien podría ser el candidato ideal para cumplir con el encargo de la viuda. Pero algo no cierra allí, ese chico tiene algunos antecedentes delictivos, que el doctor prefiera ocultar y además la madre del niño, anda dando vueltas en su búsqueda. Cuál es entonces la razón por la que el doctor escoge a ese niño que sabe puede traerle problemas ?? La obra como dijimos tiene un componente alto de suspenso, por eso no vamos a contar más y dejaremos que el espectador cuando vea la obra, descubra las razones que tiene el doctor, para tan extraña selección.
La trama no dá respiro, el autor deja en claro en el texto, la violencia y la prepotencia del poderoso, los prejuicios de la clase dominante, que siente pueden oprimir al más debil, por derecho propio, con una impunidad y un mesianismo, que si indagamos en nuestra historia, veremos varios ejemplos de gobernantes, que ejercieron el poder, sin escrúpulos.
La dramaturgia como dijimos, tiene una muy buena elaboración, pero podría quedar desdibujada, de no contar con un elenco fuerte, que logre darle credibilidad y fuerza al mensaje, algo que aquí se logra con creces. La figura central de la historia, es Edgardo Moreira, que parece estar hecho a medida para interpretar a este doctor autoritario y perverso, debido a su imponente presencia escénica, tanto desde lo actoral, como desde lo físico. Magnífica actuación la de Edgardo, que está cerrando un año lleno de logros, pudiendo mostrar una vez más, su enorme versatilidad, en esta oportunidad para afrontar un nuevo protagónico y componer a un villano, al que, por le cuesta mantener su equilibrio emocional.
Las mujeres de la obra, se destacan muchísimo, arrancamos por Flor Cappiello, la Rusita, la joven y bella asistente del doctor, que se debate entre la lealtad a su despótico jefe y una humanidad, que la lleva a salirse del bando de los malos. Seguramente el maltrato y el machismo del doctor, colaboran para ello. Nos gustó mucho lo de Flor. Silvina Katz, es la otra dama de la noche y cumple una actuación magnífica. Hija de anarquista, achurera de oficioy con una vida muy sufrida, no dudará en irrumpir en aquel consultorio del terror, en búsqueda de su hijo, pese a los peligros que esto conlleva. Una actriz de mucho oficio Silvina, que aquí puede mostrar sus credenciales y resolver en gran forma un papel complejo.
Para el final dejamos a Matías Recalt, una verdadera revelación, ya que con 17 años, hace su debut teatral, sin que esto se note en ningún momento, ya que actúa con un desparpajo y una soltura que sorprenden. Su papel es el de Roque, el niño que vive en la calle y sera reclutado por el doctor, para darlo en adopción a la viuda del presidente. Indudablemente recibió el respaldo del director y de un elenco de experiencia, redondeando un debut para el aplauso.
Las interpretaciones que son uno de los puntos fuerte de la obra, que encuentran también apoyo en una puesta opresiva y asfixiante, hay un diseño de luces muy interesante de Leonardo Kreimer, que colabora con ese clima de suspenso que acompaña al texto y un logrado vestuario de época de Calandra Hock. Otro ítem a destacar es el diseño escenográfico de Tadeo Jones, que nos presenta este consultorio tan sombrío, donde ocurren hechos bastante siniestros.
No queremos contar más, el resto de la historia la descubrirá el espectador cuando vea la obra, como adelantamos se encontrarán con un texto crudo que reflejará una realidad que vivió el país, casi un siglo atrás. Y si bien ahora el mundo evolucionó y muchas situaciones que se ven en la pieza, parecen anacrónicas, hay otras que se mantienen, tal vez con otra cara, pero manteniendo ese statu quo, en el que los poderosos se sienten con la autoridad y la impunidad para cometer cualquier atrocidad, en nombre de un supuesto bien común.
Por todo lo mencionado recomendamos Cabo Verde, una historia fuerte, que invita a la reflexión y que nos regalará magníficas actuaciones. La obra ha agotado las localidades del Nun, desde su estreno, por eso no sorprende, ese aplauso sostenido que el público le regala a los protagonistas, al final de la función, reconociendo en lo visto, algunas situaciones que resultan peligrosamente familiares.
Pensador Teatral.
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