Dramaturgia y Dirección de Héctor Levy Daniel.
Una interesante propuesta la que nos trae El Mal de la Colina, una obra con mucho misterio y suspenso, que atrapa desde su arranque la atención del espectador.
La obra nos habla de amores, de amigos y de traiciones, mostrando como muchas veces, amistades de hierro, puede perderse, por habladurías o situaciones poco claras, que echan por tierra años de amistad, convirtiendo a quienes antes eran en nuestros amigos, en uno enemigo más.
La historia que nos trae Héctor, nos habla de dos pueblos vecinos, que vivían hermanados, hasta que en uno de ellos, aparentemente se desata una epidemia mortal, que crea una psicosis en todo el valle y se llegan a cerrar las fronteras y aparecen hombres armados, para que desde el pueblo infectado, no puedan llegar al pueblo sano.
Paralelamente se desarrolla una historia de amor, que como el lector de estas lineas imagina, tiene como protagonistas a un habitante de cada pueblo, lo que le agrega a una relación que ya tenía caracterísiticas particulares, un plus de peligro y adrenalina.
La obra, tiene una característica muy particular, se cuenta de atrás para adelante. Que queramos decir con esto ??? Que las escenas que se ven al principio, son las últimas del relato y así el tiempo vá bajando, hasta una última escena que es la primera de la trama.
Este curioso mecanismo, le otorga un carácter críptico a la historia, que obliga al espectador a estar atento en todo momento a lo que sucede.
Lo que más nos gustó de la obra, son sus estupendas interpretaciones que presenta, un elenco muy parejo, por lo bueno, con mucha química entre ellos, sabiendo transitar perfectamente los diferentes momentos que les pide la trama.
La actuación más destacada para nosotros fue la de Natalia Santiago, como Lila, la mujer por la que compiten los dos amigos. Compone un personaje sensible y muy dulce. Nos gustó mucho la interpretación de Natalia, una actriz joven, pero con mucha experiencia, no solo en teatro, sino tambìén en cine y tv.
Por su amor luchan Teo ( Francisco Prim ) que parece frío y distante, sabiendo que Lila, no está enamorado de el, sino de Roco ( Agustín Pruzzo ) que a su vez es amigo suyo.
Muy buenas las interpretaciones de Francisco y León.
Como dijimos, hay buenos trabajos individuales y crecen en lo grupal, con muy buenas coreorgrafìas que ensayan, estos tres protagonistas, que le agregan misterio y poesía a la puesta.
La puesta es de carácter íntimo, con una escenografía despojada y un muy buen diseño lumínico de Ricardo Sica, que propone una iluminación lúgubre y mucho juego con la oscuridad que contribuye al suspenso que propone la obra.
No queremos dejar de mencionar a Eugenio Chuke Estela, que compuso la música original para esta pieza y con su violín en vivo, ofrece bellas melodías y enriquece mucho la puesta.
En definitiva, una interesante propuesta, una historia abierta, con mucho suspenso, que nos presenta un triángulo amoroso extraño y además nos habla de la amistad y sus códigos.
Tal vez nos hubiera gustado, que la obra tuviera algunos minutos más, nos quedó algo corta debemos decirlo y en general cuando el espectador no quiere que termine una obra, eso habla bien de ella.
Por lo tanto, actuaciones muy destacadas, un guión atractivo y una colina que guarda un secreto que no vamos a relevar, dejaremos que usted lector, cuando vea la obra, sea quien los descubra.
Pensador Teatral.
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