Dramatrugia de Carlos Mathus y Dirección de Antonio Leiva.
Indudablemente estamos en presencia de un clásico del teatro argentino, La Lección de Anatomía es una de las obras que dejaron su huella en nuestra escena, rompiendo records de permanencia y con un éxito de público pocas veces visto.
La obra fue todo una revolución para la época, fue estrenada en 1972 y tuvo un impacto enorme, ya que sus desnudos, resultaban todo una provocación para los convenciones de la época y generaba un desafío absoluto para los gobiernos totalitarios, que regían los destinos del país en aquellos años, que tenían a la censura como una de sus palabras de cabecera.
Pese a todos los obstáculos y a los agoreros que presagiaban que una obra de este tipo, no podía durar mucho en cartel, la obra resultó un fenómeno y logro la increíble marca de permanecer treinta y seis años ininterrumpidos en cartel, desde su estreno hasta el Año 2008, algo que si lo pensamos resulta casi imposible.
El autor fue Carlos Mathus, autor y director, considerado por muchos un adelantado a la época y uno de los grandes impulsores del teatro independiente, lamentablemente falleció el año pasado.
A modo de homenaje, Antonio Leiva, que era uno de los miembros del elenco original de la pieza, decidió darle un merecido homenaje a su creador y amigo, reponiendo La Lección de Anatomía en un teatro tan sensible a los afectos de Mathus, como El Empire.
Esta introducción fue algo extensa, pero entendemos que la obra y su historia, lo merecía, ya que no estamos hablando de una obra más, sino de una de las más importantes de nuestro teatro nacional.
Digamos ya de arranque, que la puesta actual que nos trae Leiva, no modifica el guión original, solamente le hace algunos retoques que la aggiornan a estos años, pero como dijimos, sin tocar prácticamente nada de la versión original, siendo esto algo que destacamos mucho y valoramos, ya que permite ver inalterable la esencia del guión escrito en los 70.
La puesta es ágil y potente, el espectador está atento en todo momento y disfruta lo que vé. Para no quitar sorpresa, porque hay muchos que nunca vieron la obra, no vamos a contar demasiado, solo decir que La Lección de Anatomía, es muchísimo más que esos cuerpos desnudos, que transitan el escenario y que tantos comentarios generaron
Es más los desnudos, que hay que reconocer impactan, ya que salen del hecho teatral al que estamos acostumbrados, ocurre en la primera parte de la obra, resultando una forma contundente de romper las barreras entre público y espectador, que luego del cimbronazo inicial se recupera y queda abierto mentalmente, a lo que ese grupo de actores tienen para ofrecerle. Allí es donde verdaderamente arranca la obra, que para nada se queda en lo superficial, como algún desprevenido puede pensar, al ver el afiche con los desnudos.
El guión, nos habla de vínculos humanos, de como se relacionan los padres con sus hijos, los amigos, la relación con el trabajo, los miedos, las imposiciones sociales por las que corremos, sin saber bien si es lo que realmente queremos. Esa búsqueda del éxito y de llegar a un lugar que nos marcan como el prometido, cuando en realidad, es un lugar vacío, que no nos completa en lo humano, ni nos hace felices. Muchas veces por conformar al otro, nos olvidamos de vivir las experiencias que realmente nos completan.
La obra es profunda y llega al espectador, lo incomoda, no lo deja sentirse indiferente, ya que se siente muy identificado con las situaciones, que se se ven en escena.
Señalemos que el director, logra transmitir el mensaje y el sentido del autor, gracias a las magníficas actuaciones que presenta la obra. Son ocho actores, cinco hombres ( Luciano Heredia, Marcos López, Alejandro Melgarejo, Edu Kacheroff y Carlos Distéfano ) y tres mujeres ( Yamila Gallione, Sofia Gelpi y Paula Tedeschi ) que están todo el tiempo sobre el escenario despojado, sin ninguna escenografía. Son ellos, solos con sus cuerpos y sus almas lo que llevan adelante el relato, con una entrega física y actoral absoluta.
La obra representa un gran desafío para los protagonistas, requiere un compromiso total y tiene una exigencia física muy importante, los cuerpos están en movimiento casi permanentemente y realmente el elenco muestra estar a la altura de las circunstancias..
Las actuaciones son muy destacadas en lo individual, todos tienen su momento de lucimiento personal y lo aprovechan muy bien. Además muestran un excelente trabajo en lo grupal, como mencionamos están todo el tiempo en escena, ejecutando coreografías muy precisas, siendo necesario para esto mucha coordinación y timming, algo que consiguen. Se nota que hay mucho trabajo y ensayo previo de un elenco, que se nota orgulloso de formar parte del elenco de una obra con tanta historia.
En definitiva, nos gustó mucho la reposición de este clásico de nuestro teatro nacional, que consigue Antonio Leiva, quien edifica una puesta ágil y dinámica, logrado que la obra, casi sin cambios, demuestre toda su vigencia, aunque hayan transcurrido cuarenta y cinco años desde su estreno, algo que se logra en gran medida, por las estupendas interpretaciones, que la sostienen.
Sin dudas, esta es una de esas obras de visión casi obligatoria, aquellos que vieron la obra hace muchos años, para reencontrarse con la historia y para aquellos que nunca la vieron, es una oportunidad de oro de cumplir esa asignatura pendiente, ya que La Lección de Anatomía, es una pieza que de ninguna manera pasa desapercibida, es espectador indudablemente se conmoverá a lo largo de su desarrollo y se emocionará con un final aleccionador.
No queda nada más que agregar, solo señalar, que el sentido aplauso, con que el público premia a los protagonistas al final de la obra, resulta un justo reconocimiento por su labor y también un merecido homenaje a Carlos Mathus, que desde algún rincón del Empire, seguro estará celebrando por otra función más de su querida Lección de Anatomía.
Pensador Teatral.
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