lunes, 27 de noviembre de 2017

Ruido Blanco

Viernes 21 hs en Beckett Teatro ( Guardia Vieja 3556 )






Dramaturgia y Dirección de Franco Calluso.

Ruido es una de las ocho obras seleccionadas por un Comité de Notables, para ser parte de la Bienal de Arte Joven 2017, luego de ser elegida entre más de 400 proyectos. Cada pieza seleccionada tuvo un tutor, en este caso el designado fue el maestro Rubén Szuchmacher.

Realmente es muy positivo que la Bienal sirva para dar lugar a autores jóvenes y creativos como Franco Calluso, que con veintinueve años de edad, estrena su tercera obra. Franco es además de dramaturgo, músico y fue responsable de la composición musical de numerosas obras de teatro.





Sin dudas esta formación, tiene una influencia fundamental en Ruido Blanco, que es una pieza que respira música por todos sus poros, los sonidos y las melodías, son las que marcaran el hilo del relato.

La original propuesta nos traslada a la Antártida, donde Santiago ( Eugenio Schcolnicov ), un músico llega al Continente Blanco tras haber ganado una beca otorgada por el Centro de Experimentación Musical. Allí deberá registrar y componer los sonidos de la Antártida.

Para cumplir su objetivo, viajó equipado con una consola, que le permite grabar y mezclar los sonidos. En el comienzo de la historia, ver al becario, con ese equipo de sonido, similar al que usan los DJ de las discotecas, apoyado sobre el hielo antártico,  es un claro indicador que la pieza que veremos es absolutamente original.





Al becario le costaba inspirarse en ese ambiente del verano antártico cuando la luz y la claridad, dominan el firmamento, durante las veinticuatro horas, algo que confunde y dificulta el descanso nocturno.
La situación parece cambiar de rumbo, cuando se cruza con una foca muy especial ( Rosalba Menna ) que tiene más de humano, que de animal, ya que canta y habla, entre otras habilidades.

A medida que la trama se vá desarrollando, se establecerá una relación muy estrecha entre el becario y la foca, el frío y la soledad, parece unirlos, en un vínculo, en el que la música siempre tendrá un sitial preponderante.

Como dijimos la historia es muy original y tiene mucho de fantástico, el autor se anima a romper los moldes, saliendo de la comodidad de las obras habituales, eligiendo arriesgar y apostar por una idea innovadora. No vamos a contar más del argumento, para mantener la intriga, ya que el texto es muy atractivo y entretiene al espectador durante toda la obra.





Ya es hora de hablar de las actuaciones, de la dupla protagónica. El papel del becario, lo interpreta  Eugenio Schcolnicov, quien decidió dejar su vida en Buenos Aires y su grupo de rock under, para buscar nueva inspiración y conseguir grabar los sonidos antárticos. Su inexperiencia como expedicionario, y su dificultad para adaptarse a la vida en la tierra austral, generará muchas situaciones graciosas. Nos gustó mucho el trabajo de Eugenio.

Pero sin dudas, quien se lleva todas las miradas y los reconocimientos en la obra, es Rosalba Menna, quien interpreta a una foca adorable. Es una foca muy especial, ya que puede hablar y por supuesto cantar. Su tarea en aquellas tierras es fundamental, según cuenta ella misma, ya que al no poder guiarse por la luz solar ( en esa época el sol no se oculta nunca ), serán sus cantos, los que marcarán el inicio de las mañanas, cuando llega la tarde y así todos los días. Una especie de reloj antártico.
Su composición del personaje es fantástica, con un traje muy logrado y un maquillaje impecable, parecemos estar en presencia de una verdadera foca. Para destacar sus miradas, sus desplazamientos, sus gestos, realmente una labor brillante la de Rosalba.

Además y como buen contraste, también interpreta, sin sacarse el traje de foca, los papeles de la representante del Centro de Experimentación Musical ( es adorable su voz )  y de un científico medio chiflado que vive allí.
Una entrega absoluta la de Rosalba Menna, que con una interpretación fabulosa, logra ponerse al público en el bolsillo. En pocas palabras, se come la obra la foca.





Otro aspecto a destacar es la muy interesante puesta que presenta la obra, de tinte minimalista, simulando en gran forma la tierra antártica, con ese suelo blanco cubierto de nieve y un diseño lumínico excelente, para marcar el brillo y la luminosidad del Sol que dominan el ambiente. Muy bueno también el efecto del agujero en la nieve, que le permite a la foca meter su cabeza en el agua, para refrescar sus ideas cuando está agobiada.
Interesante recurso, la pantalla de fondo, en el que se proyectan imágenes, de la vida del becario en Bs As, donde actuaba con su banda de rock Virgen Sorda  ( resulta muy simpático ver a la foca y al expedicionario, sentados de espaldas a la platea, para ver las imágenes, siendo dos espectadores más )

Y por último, imposible no destacar, el excelente diseño sonoro, que tiene la pieza, dijimos que el sonido y la música, eran la columna vertebral, de la historia y por eso tener un sonido nítido y potente, era una condición fundamental, que se cumple a la perfección.

El autor, reconoce que el disparador que lo llevó a escribir esta historia, fue una anécdota que le contaron, sobre que Antoine de Saint Exupery, el escritor y aviador francés, autor de El Principito, tuvo como mascota a una foca, que habitaba una bañera acondicionada con barras de hielo, en su departamento de Buenos Aires. Además reconoce que su pieza,, tiene algún vínculo con el Mito de Orfeo. Para quien no lo tiene presente, recordamos que Orfeo, es un personaje de la mitología griega, que cuando tocaba su lira, lograba conmover a quien lo escuchara. Su mayor logro, fue neutralizar el canto de las sienas, ya que los mismos atraían a los marineros y los llevaban a la perdición.





En Ruido Blanco, no hay sirena, sino una foca encantadora, que con sus bellos cantos, marcaba los tiempos, en el continente blanco.

En definitiva, celebramos que la Bienal de Arte Joven, cumpla con su principal  objetivo, permitir que nuevos autores, pueden presentar sus creaciones y si las mismas son innovadoras,  mucho mejor, ya que nos corren de las historias habituales, que presenta nuestro

En este caso, tenemos un guión muy creativo, una puesta atractiva que cuida todos los detalles y entrañables actuaciones, que magia del teatro mediante, nos proponen un viaje fantástico hacia el continente antártico. Los aplausos con los que los espectadores despiden a los protagonistas, al término de la función, son un claro indicador, que el viaje emprendido fue muy placentero.



Pensador Teatral.

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