lunes, 20 de mayo de 2019

El Vestido de Oro

Idea de Muriel Mahdjoubian Rébori. Dramaturgia de Ana María Boerr . Dirección de Marcelo Zitelli.








Lunes 21 hs en El Método Kairos ( El Salvador 4530 )

Basada en hechos reales, llega El Vestido de Oro, una pieza que a través un de una bella historia de amor, resalta la identidad y las tradiciones del pueblo armenio y de muchos inmigrantes de esa comunidad que llegaron a Argentina, huyendo del genocidio turco.









La obra nace de la idea de Muriel Mahdjoubian, jóven actriz y bailarina de orígen armenio, que a partir del recuerdo de su abuela Margarita Sarchejian, que escapó de Estambul, huyendo del genocidio, al que eran sometidos los armenios, llegó a la Argentina, para iniciar una nueva vida, como hicieron muchos inmigrantes, dejando atrás el horror y la muerte, para intentar empezar de nuevo.

Remitiendo al título de la obra, contemos que Margarita bajó del barco Antonio Delfino en el Puerto de Buenos Aires, con su vestido forrado de monedas de oro, que seguramente algún familiar le había cosido, imaginando una situación de emergencia y el exilio obligado.









Siempre que podemos y tenemos el dato, nos gusta contar los orígenes de las obras y en este caso, creemos, suma mucho valor hacerlo, ya que a partir de esta historia familiar y real, Ana María Boerr logró plasmar este entrañable texto, que ahora podemos ver en El Método Kairos.

La obra se desarrolla en la cocina de un restaurante armenio, que tiene la familia de Mariam, una joven y atractiva mujer, que trabajando allí, se enamora de Ale, el cocinero Ale, inmigrante del Levante mediterráneo como sus antepasados y con un acento que revela su origen. Entre sabores y olores de la gastronomía armenia, nacerá el romance y se consumará el amor entre estos jóvenes.










Esta historia, que podría ser similar a la de cualquier otra pareja, sufrirá un vuelco de 180 grados, cuando la joven descubrirá con pavor, que Ale en realidad se llama Alí y su origen es turco y no armenio como todos pensaban. La noticia causa un verdadero terremoto en el restaurante y en la familia de Mariam, ya que para quien lo desconoce comentamos que la comunidad armenia, no tiene ninguna simpatía por nada turco.

El motivo de esta enemistad histórica, tiene su origen en el genocidio armenio a manos del Imperio Otomano. Un plan sistemático que tuvo como objetivo el exterminio del pueblo armenio y que se cobró más de 1.500.000 vidas. Del exterminio se cumplieron ya 100 años, pero las heridas aún están lejos de cicatrizar, ya que desde esa época hasta la actualidad, ningún gobierno de Turquia, reconoció el genocidio y prefirieron sostener la teoría, que se trató de una guerra civil, originada por los lazos existentes entre los armenios y los rusos, tratando de justifica de esta manera, lo injustificable, como fueron los crímenes de lesa humanidad cometidos.

Volviendo a la obra, el descubrimiento de que hay un cocinero turco en un restaurante armenio, es algo inaceptable para todos. Es unánime que esa incipiente relación, no puede continuar de ninguna manera. Para complicar la situación, llegarán al país procedentes de Turquia, los padres de Alí, que están huyendo de la persecución que sufren del actual régimen turco.









Se dará entonces un debate interesante y acalorado, entre viejos y nuevos inmigrantes, cada uno con sus creencias y sus posturas, llevando sobre sus espaldas diferencias que parecen irreconciliables y se mantienen a lo largo de los años . Hasta allí contaremos, cuando vean la obra, descubrirán si el amor finalmente prevalecerá o serán más fuertes los mandatos históricos y de sangre, que piden poner fin a una relación, que parece ser inviable y por momentos recuerda las disputas entre Montescos y Capuletos.

El texto es rico y preciso en las referencias históricas, pero además sostiene además en las muy buenas actuaciones que presenta la obra. La interpretación más destacada es la de Muriel Mahdjoubian, que además de ser la mentora de este proyecto, es la gran protagonista de la historia. Aportado su belleza y frescura, con indudable presencia escénica, nos ofrece una actuación plena de sensibilidad y muy fuerte desde lo emocional, con algunos momentos casi mágicos, como cuando nos regala unos bellisimos pasos de danza armenia. Magnífico trabajo de Muriel, a quien el año pasado habíamos elogiado por su actuación en Amanda y Eduardo, una entrañable obra del off y en esta oportunidad, ya en un rol protagónico, la vemos lucirse y disfrutar actuando, en una pieza, tan cara a sus sentimientos.








Hay también un gran trabajo de Fernando Arsenian, como Alí. Es quién tendrá la difícil misión de luchar contra los rencores y las heridas del pasado, que aún perduran. Mostrará siempre un ánimo conciliador y mostrar que nada tiene que ver con aquel enfrentamiento.

Mirtha Oliveri y Roberto Franco, serán los padres armenios de Mariam y también los padres turcos de Alí, en un juego escénico, muy bien ideado por el director y excelentemente ejecutado por Mirtha y Roberto, que resuelven en gran forma el desafío actoral que tienen y los obligará a cambiar de personajes varias veces, siendo necesaria mucha repentización para lograrlo.

Por último mencionamos a Teresa Suárez, como Yeva, no vamos a adelantar mucho de su personaje, que lleva el dolor en la mirada.. Solo diremos que es un testimonio vivo,  del horror del pasado. Gran composición de Teresa.









Entendemos que hubo  una muy buena elección del elenco y un compromiso muy grande de todos con la historia, algo que contribuye para dotar de credibilidad y sentimiento a un texto muy sentido.

La puesta es realmente atractiva, la escenografía de Sabrina Hovhannessian se destaca muchísimo, replicando un restaurante armenio, lleno de detalles, la misma Sabrina tiene a su cargo el vestuario, que tiene mucha importancia para  la construcción de los distintos personajes. También resaltamos el potente diseño sonoro y musical que tiene la pieza, acompañando muy bien la trama.

En definitiva, estamos en presencia de una obra cargada de sentimiento y emociones, que además de enseñarnos mucho sobre cultura armenia, sus tradiciones y gastronomía, por sobre todas las cosas, nos dará una excelente semblanza de su identidad como pueblo y del dolor sufrido, que se incrementa al no ser reconocido por el victimario.








Además es interesante la mirada, que se hace desde el lado de la inmigración y como muchas veces el argentino, que es tan generoso para recibir al inmigrante, tiene confusiones o simplificaciones, por las que llama chino a todo aquel que viene del Lejano Oriente o turco al que llegó del Levante, sin tener en cuenta cuestiones históricas y culturales, que diferencian claramente a esos pueblos.

Celebramos entonces, la presencia de El Vestido de Oro en nuestro teatro independiente, que se presenta a sala llena en el Kairos. Aprenderemos muchas cosas, de una comunidad tan querida para los argentinos, como la armenia y además nos invitará a reflexionar, sobre las nefastas consecuencias que pueden causar,  no querer reconocer una verdad histórica, ya que lo único que se consigue con esto, es agravar las heridas del pasado y obstaculizar una reconciliación, que desde lo humano y en épocas, que el mundo reclama paz, entendemos es muy necesaria.




Pensador Teatral.


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