Dramaturgia y Dirección de Paula Marrón.
Domingo 18 hs en Teatro del Pueblo ( Lavalle 3636 )
Un entrañable y sensible texto de Paula Marrón llega al Teatro del Pueblo, para hablarnos del paso del tiempo, de los golpes de la vida y de que manera los recuerdos se van tiñendo y volviendo difusos, cuando los años pasan y vamos tomando distancia de los hechos ocurridos. Muchas veces la mente elige recordar un hecho de una manera particular un hecho o recordar solo ciertas cualidades de una persona, de acuerdo a nuestros sentimientos. Y por otro lado, la obra remarca la importancia de mantener viva la memoria y nunca olvidarnos de algunos cuestiones fundamentales.
Las acciones de la obra, se desarrollan en una biblioteca popular de Avellaneda, hasta allí se llegará Eduardo ( José Manuel Espeche ) un poeta del barrio que peina canas y en un acto de rebeldía decide instalarse allí, un par de días. El motivo que esgrime, cuando lo escuchamos no parece demasiado sólido, pero cuando empieza a dar detalles, enseguida se genera empatía en los espectadores. Muy pronto se cierran los plazos para un concurso literario y con sinceridad el poeta confiesa, que está teniendo un bloqueo creativo y en su casa no está logrando la inspiración necesaria, para poder escribir para el mismo.
Eduardo quiere escribir sobre Elvira, su amiga a quien vio por última vez en 1978, cuando fue secuestrada por un comando de la última dictadura. La herida permanece abierta en su corazón y su intención es canalizar algo de su dolor, pudiendo contarles a quienes no la conocieron, la integridad de aquella gran mujer. No contamos aún que Elvira, era la bibliotecaria de aquella biblioteca de Avellaneda, Eduardo pasó muchas tardes allí, conversando con su amiga, hablaban de libros y de la vida en general, por eso pensaba que estar ahora un tiempito en ese lugar, podía generarle recuerdos e inspirarlo para escribir una buena semblanza de Elvira.
Quien no está del todo convencido con la idea del poeta, es Rita ( Rosina Fraschina ) la actual bibliotecaria y responsable de aquella institución, que tiene miedo que algún vecino, denuncie al municipio que Eduardo está instalado allí. En cambio Tito ( Emiliano Diaz ), empleado de mantenimiento de la biblioteca, está contento con la idea del poeta y además de hacerle compañía, le promete que le comprará empanadas y todo lo que necesite para hacer más agradable su temporal estadía en aquel lugar.
No queremos contar demasiado, para mantener el suspenso y que se sorprendan viendo la obra, solo vamos a decir que finalmente, tanto Rita, como Tito, se pondrán del lado de Eduardo y lo incentivarán para que pueda inspirarse y cumplir su objetivo. Para ello, no dudarán en compartir alguna de sus historias personales, de pérdidas que tuvieron y compartir los recuerdos que conservan de aquellos momentos tristes. Se respira un aire melancólico y colaborativo entre los tres. Y esa comunión de pensamientos, logrará que de a poco los recuerdos vayan aflorando y hasta allí vamos a contar.
Momento de hablar de las muy buenas actuaciones que presenta la obra. Se reunieron tres actores de muy buen recorrido en el teatro independiente y en una pieza, donde las actuaciones tienen un peso específico importante, se agrega mucho valor con los excelentes trabajos actorales. Arranquemos por José Manuel Espeche, el poeta y gran protagonista de la noche. Siente la necesidad de escribir de Elvira, para honrar su memoria. Su desaparición repentina, fue un golpe que pese a los años transcurridos, aún lo atormenta. Le pesa mucho la ausencia y la sensación de que tal vez, las cosas podrían haberse dado diferente y su amiga se hubiera salvado. Gran composición de José Manuel, a quien elogiamos el año pasado por su trabajo en Los Otro Duarte, aquí nos regala una composición sentida y cargada de sensibilidad, digna de aplausos.
Seguimos con Emiliano Diaz, como un Tito llano y leal. Confiesa que no va poder ayudar mucho al poeta, ya que no tiene la formación académica para hacerlo, pero muestra que es un ser bondadoso. Emiliano es un actorazo, siempre lo recordamos por su gran personaje en Enamorarse es hablar corto y Enredado, pero la verdad es que siempre que lo vemos, destacamos su versatilidad y este trabajo no es excepción. Y completa el elenco Rosina Fraschina, como Rita, la joven bibliotecaria que se debate entre sus responsabilidad y su deseo. Amoroso el personaje de Rosina, dando frescura a la trama, nos gustó mucho su composición. Y para seguir de cerca, el filtreo entre Tito y Rita, dos seres que quieren dejar de estar solos.
La puesta de la obra es cálida y muy humana. Queremos destacar de manera especial el estupendo diseño escenográfico de Victoria Chacón, que reproduce con gran fidelidad el ambiente de una biblioteca, con esa atmósfera tranquila e impregnada del olor a libros, tanto nuevos como antiguos, lo que contribuye a una sensación de historia y conocimiento acumulado. Paula logra darle a su texto un ambiente íntimo y familiar que encaja a la perfección con la dinámica del relato.
Y hasta aquí vamos a contar, nos gustó mucho la propuesta de Memoria de un Poeta, que consigue escapar del vértigo cotidiano, poniendo el freno y tomando el tiempo para pensar en aquellos que ya no están en este plano, buscando recordar sus imágenes, las conversaciones y los bellos momentos compartidos. Y en este caso en particular, resalta especialmente fuerte, ser testigos de como una persona puede dejar de estar con nosotros de un momento para otro, sin despedidas y sin tener más noticias de ella. Algo realmente abominable y que suena poco posible, pero que lamentablemente, sucedió en nuestro país, en los años de la última y sangrienta dictadura.
Recomendamos Memoria de un Poeta, una historia de barrio, entrañable y muy emotiva, que nos invita a reflexionar sobre el paso del tiempo, la soledad y como podemos ir acomodando nuestro recuerdos, para que la vida nos resulte soportable. Un texto profundo y emotivo de Paula Marrón, una puesta cargada de poesía y exquisitas actuaciones del trío protagónico reunido, confluyen para destacar la importancia de ejercer de manera activa la memoria, porque como bien es sabido, un pueblo sin memoria está condenado a repetir su historia.
Pensador Teatral.
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