Obra escrita por la reconocida dramaturga canadiense Carole Frèchette y dirigida por nuestra Silvina Katz.
Una propuesta muy original, la que nos ofrece La Piel de Elisa, en este Espacio Callejón, que ya se convirtió en un verdadero símbolo de lo mejor teatro del off, con obras como Ya Nadie Duerme la Siesta, Los Ojos de Ana, Tròpico del Plata y La Pilarcita, por nombrar alguna de las obras que vimos el año pasado en este teatro.
Pero en este caso, el espectador se sorprenderá con una variante fundamental, la obra que nos convoca, no se desarrolla en la sala principal, como sería normal, sino en el hermoso y renovado bar que tiene el teatro.
Es muy acertada la disposición de las mesas y del público, que además de en las mesas, también se ubica en la barra del bar, parece una reunión de amigos en un bar cerrado al público en general. Al no apagarse las luces y al estar enfrentados a los otros espectadores, además del espectáculo en si, también se disfruta mucho viendo las caras y la reacciones de los otros asistentes.
Si bien el primer pensamiento puede ser que la decisión de montar la función en el bar, puede obedecer a alguna razón de logistica, al transcurrir la trama, el espectador comprenderá el motivo de la elección de este espacio y lo acertado que fue la decisión.
De entrada, la cuarta pared se derrumba, cuando la protagonista de la historia, Elisa ( Dana Basso ) se dirige al público, con el que dialoga. El espectador en un comienzo puede sentirse extraño, ya que no está un ámbito natural, una butaca en la oscuridad, sino que está sentado, vulnerable a la vista de la protagonista y del resto del público, en una variación muy interesante.
El ambiente es muy cálido, se respira un aire intimo y la comunión entre actor y espectador es absoluta, ya que está en medio de la historia, no solo como testigo silencioso, sino como protagonista de la misma.
Elisa comenzará a relatarnos una historia de amor, recordando hasta el mínimo detalle, con una intensidad que abruma, haciendo que el espectador logre ver las imágenes del relato que escucha, gracias al realismo que tiene la narración. Termina una historia y arranca otra, cambia el nombre del compañero ahora, sigue habiendo amor, pero la historia es diferente y luego arranca otra. Los relatos tienen una lograda continuidad y solo se interrumpen, cuando Elisa preocupada y con aire de gravedad, pregunta al espectador, si notan algo raro en sus codos, en su cuello, en sus rodillas, etc ...
El espectador duda, si esta mujer que con tanta emoción relata estas historias de amor, está en sus cabales. Realmente le ocurrieron tantas cosas ?? Estará inventándolas ?? Pero para que las inventaría ?? Y además que sentido, tienen contar todo esto ???
Los interrogantes son muchos, toda la poesía y emoción que tienen los relatos, se entremezclan con la duda del espectador, de tratar de comprender que está sucediendo.
Promediando el desarrollo, el monólogo de esta misteriosa mujer, será interrumpido, por un hombre joven que entra a un bar y la vé llorando, en vez consolarla, le empieza a contar sus propias historias de amor, Que hace este hombre se pregunta Elisa ??? Y que hago yo acá escuchàndola ?? Debería irme se pregunta y pregunta ...
El guión de de Fréchette surge pleno de belleza y poesía, en un momento este joven le hablará en el oído a Elisa y ese secreto que le cuenta, será la llave para que el espectador, entienda todo, el porque la obra se desarrolla en el bar en vez de en la sala, el porque de tantos relatos de tantos nombres, todo cierra de manera mágica.
Realmente el guión es excelente e indudablemente la precisa dirección de Silvia Katz, supo interpretarlo en gran forma y llevarlo a una puesta intensa y minimalista.
Llega el momento de hablar de la magnífica actuación de Dana Basso, que es una Elisa, que emociona y que nos conmueve con sus relatos. Hay que destacar, su gestualidad, su sensualidad, sus miradas, los diálogos con el pùblico, que la tiene tan cerca
La entrega actoral y física de Dana es admirable, se la disfruta muchísimo. Un trabajo magnífico, con una energía y una pasión que debemos valorar, ya que no es frecuente.
Quien la acompaña es Lisandro Penelas, ese joven enigmático y pintón, haciendo las veces de partenaire ideal de la protagonista. El también tiene historias de amor para contarnos y serà pieza clave para desentrañar el misterio que envuelve a Elisa. Nos gustó mucho su personaje.
La dirección de Silvina Katz es precisa, aprovechando muy bien las posibilidades que ofrece el original lugar de representación escogido y permitiendo el lucimiento de los protagonistas. A la belleza que de por si tiene la puesta, debemos agregar la musicalización y los sonidos que llenan de imágenes las historias, que nos regala Miguel Gomiz con su violoncello, siendo un placer para nuestros oídos, poder escucharlo.
Realmente una grata sorpresa, nos llevamos con La Piel de Elisa, un texto bello y potente que nos traerá entrañables y cercanas historias románticas, con esta puesta intima, que nos propone la directora, donde se cuidan todos los detalles.
En definitiva, una excelente manera de arrancar la semana, es llegarse el Lunes hasta el Espacio Callejón, para ser parte de esta original obra y descubrir las bellas historias de amor, que Elisa tiene para contarnos y gracias a ellos, remorar nuestras propias historias amorosas.
Pensador Teatral.