Autoría de Edgar Chías y Dirección de Cristian Drut.
Interesante la posibilidad de ver esta obra autoría del reconocido dramaturgo mexicano Edgar Chias, que llega con el muy buen antecedente, de haber sido una de las piezas ganadoras del Premio ARTEI 2017, que se otorga a las producciones del teatro independiente.
La Semilla, es una obra profunda y en la que el director, le otorga prevalencia al texto, en una muy interesante y original puesta, en la que los actores además de representar la historia, serán los relatores de la misma, valiéndose para esto de recortes periodísticos, grabaciones y otros recursos.
La historia, se inicia con una joven llamada Olinda que es encontrada caminando desnuda y sin rumbo al costado de una ruta. De esta situación tan extraña es rescatada por la doctora Ríos, quien la lleva a un especie de consultorio, para poder interrogarla y conocer que motivos llevaron a la chica, a este inusual comportamiento.
Olinda está confundida, cuenta que vuelve a su país después de muchos años de estar en el exterior, pero sin saber los motivos de su retorno. Está perturbada. No tiene claro porque estuvo tantos años fuera, sin volver ni siquiera para las Fiestas. Y ahora porque retorna ?? Tampoco lo sabe. Está confundida, agobiada, sin saber muy bien que está haciendo allí.
La única certeza que tiene es que está embarazada y que quiere ser madre, sin importar su pasado, se aferra, a su maternidad y a esa semilla que lleva adentro.
La trama tiene mucho de misterio, el espectador de a poco irá conociendo detalles de Olinda y de su origen, ya que aunque ella no lo reconoce, ese retorno a su tierra, tiene mucho que ver con una búsqueda propia, por conocer su identidad.
No vamos a contar demasiado, para conservar el suspenso, solo contaremos que el autor, se inspiró para escribir este texto, en una noticia real aparecida en un diario, que daba cuenta de la historia de amor, entre una abuela llamada Lala y su nieto Roger, que no se conocían y al hacerlo se enamoran y deciden tener un hijo, alquilando un vientre a través de un aviso clasificado. De esa relación calificada de monstruosa por algunos y de ese pacto, nacerá una niña, que dejaremos sea el lector, cuando vea la obra, descubra de quien se trata.
La historia es compleja, con mucho texto, el espectador tiene que estar muy atento y se engancha en la propuesta de ir uniendo las piezas de este rompecabezas que se le presentan por partes, para tratar de conocer que verdad se esconde debajo de la superficie.
Realmente el desafío que tienen tanto el director como los actores, no es sencillo, ya que tienen que darle dinamismo a la historia y hacerla entretenida, algo que el director con una puesta original consigue y en esto mucho tiene que ver el elenco elegido.
Arranquemos por Denise Quetglas, ella es Olinda, la jóven que quiere se madre por sobre todas las cosas, que mira al futuro, pese a tener un pasado oscuro, que la inquieta y un origen que no conoce del todo y que tiene miedo de descubrir. Una muy buena interpretación la de Denise, componiendo un personaje muy humano, expresando su dolor, su sufrimiento, pero también un deseo superior por ser madre. Logra transmitir mucha sensibilidad y empatía con su personaje.
Liliana Weimer, cumple un doble papel, como la Dra.Rios que intenta con su interrogatorio romper esa coraza que tiene Olinda y como Lala, la mente que ideó el pacto tan difícil de juzgar de tener un hijo con su nieto. Es la actriz de más experiencia del grupo y muestra su valía con una estupenda actuación, con gran presencia escénica, siendo para nosotros con riesgo de ser injustos con el resto, la actuación más destacada de la pieza.
En un mismo nivel, está Carolina Tejada, también con múltiples personajes, como asistente de la Dra.Rios, como Sonia y como Marie, que fue la mujer que alquiló su vientre y como ella misma dice fue el recipiente de aquel extraño pacto. Resolviendo con mucha solvencia, la dificultad de cambiar en segundos de personaje y con momentos de gran lucimiento, en especial en un monólogo como Marie, que conmueve por su crudeza..
Por último mencionar a Emanuel Parga, el único hombre de la historia, destacándose mucho como Roig y protagonizando muy buenas escenas, en ese triángulo formado como Lala y Marie. Muy bueno su aporte.
En definitiva, cuatro interpretaciones muy destacadas, en una obra difícil, por la cantidad de personajes a interpretar y por el texto profuso que tiene cada uno. Se nota que hubo mucho trabajo previo, mucho ensayo, para lograr una exposición tan fluida.
La puesta tiene un carácter íntimo, lúgubre, misterioso, con unas cortinas de plásticos transparentes, que parecen definir distintos espacios temporales, un diseño lumínico con mucho protagonismo en la trama y el recurso de los cassettes, en diferentes grabadores, para dar sonido ambiente o escuchar alguna declaración, sin dudas, un recurso diferente, que otorga otro rasgo de originalidad y distinción a la obra.
En definitiva, una propuesta muy interesante, que llega desde México, posibilitando poder apreciar a un autor latinoamericano de renombre, un director y docente de trayectoria como Cristian Drutt, con la habilidad para poder adaptar la historia y hacerla amena, con una puesta que entretiene al espectador y sabiendo elegir a un grupo de actores, comprometidos con la historia, que logran una destacada interpretación individual y potenciada en el conjunto.
Lo invitamos entonces a descubrir esta propuesta original, un texto rico y que debemos estar atentos para seguir al detalle , una pieza potente y muy actual, que habla de la búsqueda de la identidad y de nuestros orígenes, una historia de amor oscura y por momentos trágica, que deja sus secuelas, pero también el mensaje de una nueva vida por venir y la oportunidad de sembrar una semilla, que permita reconciliarnos con nosotros mismos y vislumbrar un futuro esperanzador.
Pensador Teatral.