Dramaturgia de Roland Schimmelpfennig y Dirección General de Mario Petrosini.
El teatro nos convoca en esta oportunidad, para ver esta obra del dramaturgo alemán Schimmelpfennig, unos de los autores germanos contemporáneos más llevados a escena en estos años, sus obras se presentan en más de 40 países.
Camino de Hormigas, es una pieza de alta sensibilidad y plena de poesía, que nos cuenta la historia de una familia, integrada por la abuela ( Elida Schinocca ), la madre ( Silvina Katz ), la hija ( Verónica Caminos ) y su novio ( Nicolás Munguia ). Además de ellos hay un abuelo, a quien no vemos en escena, pero que está muy presente en la trama, ya que hace 42 años espera la llegada de un paquete, en esa espera también está toda la familia.
Llegará alguna vez ese misterioso paquete ?? Mientras se hacen esta pregunta y no pierden las esperanzas , la familia vive su rutina y cotidianidad con muy pocas emociones, como si fueran hormigas que siguen un camino prefijado, sin atreverse a salir del mismo.
Su rutina con pocas emociones, consiste en los quehaceres diarios y en reunirse para ver la novela, siempre y cuando la vecina María Pepa, no decida encender el lavarropas, que pierde agua y provoca esos cortes de luz que los deja sin televisión.
La rutina pasa entre las discusiones con María Pepa y los chismes con los vecinos, cuando van a hacer las compras.
Pero una noche de lluvia, un hombre misterioso les toca el timbre y huye antes que puedan preguntarle algo, dejando en la puerta, ese paquete que tanto esperaron.
La expectativa de la familia es muy grande, llegó ese paquete que esperaban hace 42 años y logicamente lo abrieron con enorme ilusión, que se transformó en decepción cuando vieron los cinco objetos que tenía dentro, una cuchara, una agenda, un bolígrafo, un vaso, una peluca y además un diario escrito en un idioma que desconocían.
Podrían haber esperado tantos años para recibir un paquete con objetos comunes y corrientes ?? No vamos a adelantar mucho, porque la idea es que cuando vean la obra, lo descubran, pero adelantaremos que ese paquete les cambiará la vida, la rutina se modificará por completo y cada integrante de esa familia, encontrará en uno de esos objetos, la llave para satisfacer sus deseos y las ilusiones de comenzar una vida diferente.
La historia como dijimos tiene poesía por donde se la mire y mucha magia, en esto tiene que ver el guión y por supuesto el muy buen elenco reunido para la ocasión, que cuenta con la virtud de mezclar experiencia y juventud en las dosis justas.
Por el lado de la experiencia, nos referimos a Elida Schinocca, que compone a una abuela deliciosa. Una gran actriz Elida, que además es docente teatral y su calidez que transmite en cada uno de sus movimientos e intervenciones. Un placer verla en escena.
Sigamos con Silvina Katz, una actriz que vimos este año lucirse en Clarividentes y Una Fuga de Agua, aquí representa a una madre soñadora y en lucha permanente con su vecina María Pepa. Destacamos su gestualidad y su presencia escénica, cumpliendo una gran interpretación.
Y por el lado de la juventud, mencionemos a Verónica Caminos, la hija que observa el comportamiento de las hormigas y está contenta de tener un novio romántico. Le aporta mucha frescura a la puesta y acerca los momentos de mayor vuelo poético, desde que llega el paquete. Nos gustó mucho lo de Verónica.
Por último mencionar a Nicolás Munguia, el único hombre de la obra, que resalta entre tres mujeres, un personaje querible, que deleita con sus poesías y con su guitarra, ofreciendo entrañables momentos musicales.
Cuatro actuaciones deliciosas, que interpretan lo que pide el guión y el director, entregándose por completo a la magia del texto y logrando que los espectadores se prendan a sus sueños.
La puesta es minimalista, con una escenografía sencilla, conformada con cuatro sillones negros y un piso que resplandece, hay un muy buen diseño lumínico de Fernando Díaz, que contribuye a ese clima íntimo que busca el director y destacamos el vestuario colorido y alegre de Anastasia Meler.
La pieza de desarrolla, en la sala más pequeña del Método Kairos, en la que la cercanía del espectador con los actores es absoluta y de este modo, se produce un enorme disfrute, al poder observar sin perder detalle, cada mirada y cada movimiento delos protagonistas, que con mucha alegría y virtuosismo llevan adelante la trama.
En definitiva, estamos en presencia de una propuesta muy interesante, llena de magia y de sensibilidad. Camino de Hormigas, es una de esas obras que nos permiten volar con la imaginación y al igual que los protagonistas de esta historia, nos permite ilusionarnos y escapar de esa rutina, que muchas veces nos asfixia.
Recomendamos la obra y felicitamos a este grupo de actores que con sus entrañables interpretaciones, nos invitan a realizar este viaje mágico y a vivir con ellos esos instantes de felicidad, que la vida les regala y que deben disfrutar plenamente, porque como muchas veces ocurre, los momentos felices son efímeros y no duran para siempre.
Pensador Teatral.