Dramaturgia de Mariano Saba y Dirección de Francisco Prim.
El teatro nos convoca, para ver esta comedia con tantos ingredientes como La Química Diaria, que se apoya una dramaturgia inteligente y muy bien construida.
Arranquemos contando que esta dupla conformada por Mariano Saba como autor y Francisco Prim en la dirección, tiene su historial, ya que son amigos de la adolescencia y han compartido varias aventuras juntos, entre ellas un viaje al Sur, que sirvió de inspiración para el relato que nos cuenta la obra, que contiene algunas de las anécdotas que vivieron juntos. Esto indudablemente, le otorga a la pieza, una dinámica muy interesante y un largo recorrido a los personajes.
La obra arranca como una comedia más o menos reconocible y con el correr del relato va creciendo, sumando el tema de los mundos paralelos y los viajes a través del tiempo, es decir virando a la ciencia ficción, un género poco explorado en el teatro y el mérito, es que el autor lo logra de manera efectiva.
La historia se situa en el Sur Patagónico, donde existe un camping regenteado por Vladimir ( Pablo Mónaco ), un ruso bastante extravagante- Allí llegan para acampar tres amigos de la infancia, Facu ( Fermín Varangot ), Johny ( Tomás Mejía ) y Luca ( Santiago Fondevila )
Se reíen y discuten como lo haría cualquier grupo de amigos, donde Johny es el que organiza las cosas, Facu el que se queja de casi todo y Luca más sensible, vira entre ambos, más en su mundo y dejándose llevar. Se dan muchas situaciones graciosas, que el público festeja, un poco por los diálogos y otro poco, por sentirse muy identificado con estos amigos, que disfruta de este campamento, que resultan tan cercanos.
Todo parece ser normal, hasta que descubren en ese camping alejado, como si el destino les quisiera jugar alguna broma pesada, que también está Karina ( Flor Chmelik Martinec ), la chica linda de la secundaria, la que a todos le gustaba. Ella vivió un breve amorío con Johny y fue el sueño imposible de Facu, que increiblemente, aún pasados tantos años, sigue obsesionada con ella y con ese amor imposible que nunca pudo concretar.
Para colmo, Karina no está sola acampanado, está con su novio Cristian ( Fran Andrade ), que es alto, musculoso, buen cocinero y poseedor de cientos de virtudes, dejando claro las diferencias con sus viejos amigos y demostrando porque tiene la suerte de noviar con la chica hermosa que siempre fue Karina.
No vamos a contar mucho más, para conservar el suspenso, solo adelantar que uno de los chicos, tuvo la idea de llevar un cassette que grabaron cuando los tres estaban en la secundaria y en donde a modo de juego, grabaron sus deseos para el futuro. El problema es que no llevaron grabador para escucharlo y allí es cuando aparece Vladimir, para salvarlos, prestándoles su walkman, que es muy especial, ya que les advierte es mágico, así que pueden escuchar su cinta vieja, pero de ninguna manera, grabar sobre ella, ya que si hacen eso, podrían alterar el presente con consecuencias imprevisibles.
Los chicos se ríen de Vladimir y sus dichos. Se las adjudican al vodka y a las nostalgia.
Pero imaginan lo que sucederá ?? Le harán caso a la advertencia del ruso ?? Será posible viajar en el tiempo y modificar el presente ?? Existen mundos paralelos mismos, donde tenemos una vida diferente ?? Los interrogantes son muchos y a partir de ese momento, la obra que era una comedia deliciosas, tomará un giro muy creativo y se transformará por completo, con mucha magia.
Este guión, tan inteligente, en comunión con una dirección en la misma sintonía, encuentra los intérpretes perfectos, en este elenco joven y talentoso que se muestra muy a gusto con la historia.
Vamos a mencionar algunas lineas de cada uno, ya que son labores para destacar.
Arranquemos con Pablo Mónaco, que compone magnificamente a un ruso, que añora su tierra y su frustrada carrera de astronauta. Un personaje enérgico, melancólico y con un acento muy logrado. Nos encantó su actuación, una de las mejores de la obra.
Vayamos a los amigos, Fermín Varangot, como Facu, gran protagonista de la historia, quejoso y obsesionado con Karina, compone un personaje delicioso.
Tomás Mejia, es Johny, el más organizado del grupo, el más racional y el que trata de conducir a sus amigos, muy bueno lo suyo. Y para el final de este trío, queda Santiago Fondevila, como Luca, el más gracioso de la obra, disfrutamos mucho su histrionismo y toda su gestualidad y en nuestra opinión fue de las mejor interpretación de la obra, ya que nos hizo reír mucho.
Resta a mencionar a Fran Andrade como Cristian, el novio perfecto, con un físico que levantó suspiros de la platea femenina. Y hablando de suspiros, nos queda para el final la bella Karina, Flor Chmelik Martinec, la única mujer de la obra, muestra mucha presencia escénica, no solo por su belleza , sino también por su lucida actuación. Flor, es otro de los puntos altos.
Entonces, tenemos buenas interpretaciones individuales, que se potencian en el conjunto, se los nota cómodos con el texto a todos y eso redunda en la frescura de sus interpretaciones.
Destacamos el diseño escenográfico de la pieza en manos de José Escobar, con esa carpa que domina el escenario, el buen diseño lumínico de Ricardo Sica, marcando los distintos tiempos de la obra y el lucido vestuario de Lara Sol Gaudini, con algunos guiños muy interesantes, como las remeras de Luca cambiando de artista. Una puesta cálida, donde están muy bien cuidados, todos los detalles.
No dijimos nada del título la obra, que se inspira en aquella leyenda popular, que habla de un hombre que pudo viajar en el tiempo y estar en una dimensión, donde los Beatles estaban vivos y tocando todos juntos, logrando retornar a esta dimensión, con una cinta llamada Everyday Chermistry, que traducido significa La Química Diaria y es el titulo de la obra, que el mismo director, considera como un humilde homenaje vernáculo a la mítica Volver al Futuro.
En definitiva estamos en presencia, de una obra muy interesante, con una dramaturgia creativa y muy bien construida, que trata temas muy variados, como la amistad, los anhelos incumplidos y el sueño de poder viajar a través del tiempo para cumplir nuestros deseos y modificar aquellas situaciones del pasado, que trayeron como consecuencia un futuro que nos agrada tanto.
Celebramos entonces la aparición de autores jóvenes, como Mariano Saba, con su fresca dramaturgia, que nos hará reír y reflexionar con esta historia que nos cuenta, además de permitirnos disfrutar de actuaciones entrañables.
Recomendamos mucho La Química Diaria, una pieza para soñar con la existencia de mundos paralelos, en donde nuestros deseos siempre se cumplen.
Pensador Teatral