Viernes 20 hs en Teatro Picadero ( Pasaje Santos Discépolo 1857 )
Espectáculo de Nora Huerta, Marisol Gasé y Oscar Quezada ( Tacho )
En el marco de la Segunda Edición del Festival Internacional de Cabaret Argentina, se presentan Las Reinas Chulas, una compañía de teatro-cabaret mexicana, con mucho predicamento en su país, que llega a Buenos Aires, para presentar este entrañable espectáculo con dos de sus integrantes: Marisol Glasé y Nora Huerta.
Sufrida y Su Diego, nace como un homenaje a Frida Kahlo, conmemorando los sesenta años de su fallecimiento. Pintora mexicana e ícono en su país, su vida estuvo cruzada por el infortunio, al contraer poliomelitis cuando era niña y luego tuvo un grave accidente al cumplir 18 años, que la tuvo postrada en cama por un largo período, debiendo ser sometida a treinta y dos operaciones quirúrgicas. Su vida dejó un legado, siendo considerada actualmente un símbolo del feminismo y de la moda en todo el mundo.
Magia del teatro mediante, Frida logra volver a la vida y se encuentra con su Diego Rivera, que también regresó al mundo de los mortales, pero lo hizo unas semanas antes que Frida.
La relación que tuvieron Frida y Diego Rivera, no fue una relación amorosa normal, fue más bien tóxica y estuvo plena de infidelidades y traiciones, pese a esto, es un amor, que trascendió las fronteras y es considerada una de las parejas de artistas más célebres en la historia del arte del Siglo XX.
Volviendo a la obra, Frida ( Marisol Gasé ) está muy ansiosa por salir a la calle y conocer como siguen las cosas, pasados sesenta años de su partida, imagina un México desarrollado, donde se han superado todos los inconvenientes y donde la mujer ocupa un sitial de privilegio dentro de la sociedad, como siempre fue su anhelo.
Diego Rivera ( Nora Huerta ) conociendo la compleja situación que vive el México actual, intentará de todas maneras retener a Frida en la casa, para que no pueda salir a la calle a contemplar la triste realidad.
Para ello, se valdrá de recordar los tiempos pasados y de contar algunas curiosidades que tiene este mundo actual, hablando de la cajita feliz de los Mc Donalds, los cafés con nombres de los Starbucks y la importancia de las redes sociales, por nombrar solo algunos tópicos, generando muchos momentos graciosos.
La trama es muy dinámica y la pericia de las actrices, permite sortear sin problemas algunas diferencias de significados de palabras, en México y en Argentina, así también como algún pasaje de actualidad política mexicana.
Muy destacadas las actuaciones de Marisol Gasé, dando vida a una bella Frida Kahlo, potente y con mucha energía. Nos gustó muchísimo la composición de Marisol, que además se luce mucho en las partes cantadas con su hermosa voz.
Su compañero Diego Rivera, es interpretado por Nora Huerta, que aporta muchos pasajes de humor, logrando mucha empatia con el público, al que le convida tequila del bueno y algunas manzanas.
Destacamos el trabajo de Nora, que se entiende a la perfección con Marisol y juntas conforman una gran dupla protagónica.
Resaltamos el histrionismo de ambas actrices y la facilidad con la que rompen la famosa cuarta pared que los separa de los espectadores, ya que invitan en más de un pasaje a alguno de los espectadores a subir al escenario, para sorpresa del resto del público, que no esperaba la salida y que respira al haber que los elegidos fueron otros.
Hay que mencionar el aporte musical de Juan Pablo Villa, que con su piano en vivo, acompaña a las protagonistas, en las partes cantadas, ya que la obra tiene una muy valioso componente musical.
Nos gustó mucho la puesta, con una escenografía colorida que nos traslada a tierras aztecas y nos gustó mucho el vestuario y caracterización de Frida.
En definitiva, una propuesta muy interesante, una pieza entretenida, que con mucho humor divierte al público y también lo hace reflexionar, ya que pasados sesenta años, de la época en la Frida y Diego vivían, el mundo en vez de mejorar, parece haber involucionado y estar sumergido en problemas que parecen no tener solución y agravarse.
Celebramos la iniciativa, de esta nueva edición del Festival Internacional de Cabaret, que nos permite ver en acción, propuestas que llegan de Latinoamérica, como es el caso de estas entrañables Reinas Chulas, procedentes de nuestro México lindo y querido.
Pensador Teatral.
lunes, 11 de diciembre de 2017
domingo, 10 de diciembre de 2017
Othelo
Jueves y Viernes 20 hs en La Carpinteria Teatro ( Jean Jaures 858 )
De William Shakespeare , Dirección y Adaptación de Gabriel Chame Buendia.
Una genialidad la que presenta Chame Buendia con este versión en formato clown y en tono de comedia, de está clásica tragedia escrita en el año 1604 por Shakespeare, dramaturgo y poeta británico, considerado el escritor más importante en lengua inglesa y uno de los más celebres de la literatura universal.
Sin dudas, que hay que tener un talento especial, para animarse a tomar un clásico como Othelo y manteniendo la línea principal del relato trágico, convertirlo en una historia entretenida y descontracturada, en la que el público se sorprenderá y reirá muchísimo a lo largo de toda la función.
Digamos ya que esta versión de Othelo, termina mal, lleva ya cinco años en cartel, con un éxito fenomenal de crítica y público, no solo en nuestro país, donde se convirtió en un fenómeno del off, gracias al poder del boca a boca, sino en el mundo, presentándose en diversos festivales internacionales, siempre sorprendiendo y con una repercusión favorable.
Para quien no conoce, al dueño de la criatura, contamos que Gabriel Chame Buendia, es un talento argentino, que hace más de veinte años, partió a Europa, donde desarrolló una gran carrera, principalmente en Francia y en España. Actualmente reparte sus días entre estos dos países europeos y su Argentina natal, podemos definirlo como payaso, clown, actor, docente teatral, director, por nombrar solo algunas de sus otras credenciales-
Son numerosas las caras que presenta, este artista de raza, un creativo, que entre sus numerosas cartas de presentación, tiene la de haber audicionando entre más de 300 payasos de todas las latitudes y haber sido seleccionado para integrar el staff artístico del mítico Cirque de Soleil, en el que estuvo por seis años, recorriendo el mundo con sus famosos espectáculos.
Conociendo ya sus antecedentes, tal vez se entienda, como se animó a darle una vuelta completa a esta tragedia shakespereana y ofrecernos esta descontracturada versión que nos cuenta la historia, desde un ángulo totalmente diferente, en la que el humor, la creatividad y el teatro físico, son los pilares de esta original construcción.
La trama, es la conocida, Othelo, el moro de Venecia, se casa con Desdémona pese a la oposición del padre de ella, sin tolerarlo, el malvado Yago tejerá una historia de mentiras y de intrigas, que desataran la locura de Othelo, que ciego de celos, desatará el desastre.
Othelo es una tragedia con todas las letras, con amores, traiciones, mentiras, intrigas, celos y muertes, lo sorprendente de esta adaptación es conseguir que todas estos estados estén presentes, pero contados con humor y sarcasmo.
Para conseguir este resultado tan satisfactorio, el autor, se apoya en cuatro actores fabulosos, que desdoblan más de trece personajes, cambiando de sexo, de vestuario y de apariencia, frente al público, que será testigo y disfrutará de las transformaciones, que se irán produciendo en el escenario a la vista de todos y en todo momento, lo que dota de una dinámica asombrosa a la trama..
Las interpretaciones son superlativas, nombremos a los protagonistas, arrancando por Gabriel Beck, como Yago, el villano de la historia, es el que inocula el virus de la duda en Othelo y en la trama es el que lleva la voz cantante, adelantando lo que irá aconteciendo. Impresionantes sus caras, su gestualidad y la conexión que establece con el público, logrando una empatía increíble pese a ser el villano. Una composición brillante la de Gabriel, puede sonar injusto con el resto, pero para nosotros es la mejor actuación de la noche.
El personaje de Othelo, es interpretado por Matías Bassi, que también la rompe, impresionante su fuerza, su energía, su vitalidad y toda esa carga de pasión y odio, que lo llevará al borde la locura. Un trabajo soberbio, la de este tatuado Othelo de nuestro tiempos.
Elvira Gómez, la única mujer del elenco es Desdemona, ingenua, dulce y pícara a la vez, será quien desata la tragedia. Con un timbre de voz muy particular, además será Bianca, Brabancio y Montano. Se luce muchísimo Elvira, en sus múltiples papeles.
Y para el final, nos queda Martín López Carzoglio, quien desdobla una gran cantidad de personajes y hasta se queja en escena por esto. Es el que provoca más risas a lo largo de la noche, con un desopilante Michael Cassio, que por supuesto baila, con un barbado Rodrigo, con el silbador Ludovico y con Emilia, una ama de llaves, con acento cordobés, desopilante composición, que se permite a estar presente en este clásico. Es impresionante el trabajo de Martin, titánico, en un momento hasta llega a enfrentar a dos de sus personajes, hay que verlo en acción, para valorar y disfrutar de su extraordinario trabajo.
Son cuatro excelentes actores, con condiciones para el clown, que entienden a la perfección el juego que propone el director y encuentran terreno fértil, para mostrar su enorme talento.
Ya hablamos de la adaptación, de los actores y ahora hablaremos un poco de esta arriesgada y muy ingeniosa puesta que propone el director. Una escenografía, despojada, compuesta, por unos cubos de madera, unas mesitas, una carpa de playa y unas telas, que gracias a la habilidad de los protagonistas se convertirán en un mar bravío. La clave aquí el ingenio y la muestra cabal, que con sencillez, se puede lograr una escenografía muy efectiva. Detalle importante, el cuadro de Shakespeare colgado a un costado del espacio escénico, que cada tanto recibe algún comentario de los protagonistas, que hacen referencia, con admiración a la pluma del escritor.
El vestuario es también resuelto de manera muy interesante, basta con algunas camisas, corbatas coloridas, vestidos y la incorporación de pelucas y barbas postizas, que van dando nacimiento a los mismos personajes, para darle una gran nota a este rubro.
Por último mencionar, la incorporación de la tecnología en este clásico del 1600, con los actores que cámara en mano, graban algunas escenas de la propia obra, que se reproducen en vivo en una pantalla gigante. Un recurso innovador, impensado para un clásico, pero totalmente válido en esta puesta y siendo otro elemento que la enriquece mucho.
En conclusión, quedamos sorprendidos y encantados por la propuesta de Othelo, que nos ofrece Gabriel Chame Buendia, si bien como dijimos al comienzo teníamos en cuenta los excelentes antecedentes de la obra, realmente las expectativas, fueron superadas, nos reímos muchísimo, disfrutamos enormemente de la puesta y del enorme talento de este grupo de actores reunidos para ocasión, que muestran a lo largo de la obra, que a su talento natural, le suman un trabajo muy aceitado para coordinar todo con semejante precisión y un compromiso absoluto con la propuesta, algo que repercute positivamente en el espectáculo.
Estamos en presencia de una verdadera joyita de nuestro teatro independiente, entre las mejores obras que vimos este año ( y vemos muchas ), una genialidad que nos propone Gabriel Chame Buedia, que nos demuestra que para representar en gran forma una tragedia clásica, no siempre debe tomarse por el camino de la solemnidad, hay caminos menos transitados y mas arriesgados como en este caso y el resultado final, es un espectáculo excelente, que merece nuestro aplauso.
Pensador Teatral.
De William Shakespeare , Dirección y Adaptación de Gabriel Chame Buendia.
Una genialidad la que presenta Chame Buendia con este versión en formato clown y en tono de comedia, de está clásica tragedia escrita en el año 1604 por Shakespeare, dramaturgo y poeta británico, considerado el escritor más importante en lengua inglesa y uno de los más celebres de la literatura universal.
Sin dudas, que hay que tener un talento especial, para animarse a tomar un clásico como Othelo y manteniendo la línea principal del relato trágico, convertirlo en una historia entretenida y descontracturada, en la que el público se sorprenderá y reirá muchísimo a lo largo de toda la función.
Digamos ya que esta versión de Othelo, termina mal, lleva ya cinco años en cartel, con un éxito fenomenal de crítica y público, no solo en nuestro país, donde se convirtió en un fenómeno del off, gracias al poder del boca a boca, sino en el mundo, presentándose en diversos festivales internacionales, siempre sorprendiendo y con una repercusión favorable.
Para quien no conoce, al dueño de la criatura, contamos que Gabriel Chame Buendia, es un talento argentino, que hace más de veinte años, partió a Europa, donde desarrolló una gran carrera, principalmente en Francia y en España. Actualmente reparte sus días entre estos dos países europeos y su Argentina natal, podemos definirlo como payaso, clown, actor, docente teatral, director, por nombrar solo algunas de sus otras credenciales-
Son numerosas las caras que presenta, este artista de raza, un creativo, que entre sus numerosas cartas de presentación, tiene la de haber audicionando entre más de 300 payasos de todas las latitudes y haber sido seleccionado para integrar el staff artístico del mítico Cirque de Soleil, en el que estuvo por seis años, recorriendo el mundo con sus famosos espectáculos.
Conociendo ya sus antecedentes, tal vez se entienda, como se animó a darle una vuelta completa a esta tragedia shakespereana y ofrecernos esta descontracturada versión que nos cuenta la historia, desde un ángulo totalmente diferente, en la que el humor, la creatividad y el teatro físico, son los pilares de esta original construcción.
La trama, es la conocida, Othelo, el moro de Venecia, se casa con Desdémona pese a la oposición del padre de ella, sin tolerarlo, el malvado Yago tejerá una historia de mentiras y de intrigas, que desataran la locura de Othelo, que ciego de celos, desatará el desastre.
Othelo es una tragedia con todas las letras, con amores, traiciones, mentiras, intrigas, celos y muertes, lo sorprendente de esta adaptación es conseguir que todas estos estados estén presentes, pero contados con humor y sarcasmo.
Para conseguir este resultado tan satisfactorio, el autor, se apoya en cuatro actores fabulosos, que desdoblan más de trece personajes, cambiando de sexo, de vestuario y de apariencia, frente al público, que será testigo y disfrutará de las transformaciones, que se irán produciendo en el escenario a la vista de todos y en todo momento, lo que dota de una dinámica asombrosa a la trama..
Las interpretaciones son superlativas, nombremos a los protagonistas, arrancando por Gabriel Beck, como Yago, el villano de la historia, es el que inocula el virus de la duda en Othelo y en la trama es el que lleva la voz cantante, adelantando lo que irá aconteciendo. Impresionantes sus caras, su gestualidad y la conexión que establece con el público, logrando una empatía increíble pese a ser el villano. Una composición brillante la de Gabriel, puede sonar injusto con el resto, pero para nosotros es la mejor actuación de la noche.
El personaje de Othelo, es interpretado por Matías Bassi, que también la rompe, impresionante su fuerza, su energía, su vitalidad y toda esa carga de pasión y odio, que lo llevará al borde la locura. Un trabajo soberbio, la de este tatuado Othelo de nuestro tiempos.
Elvira Gómez, la única mujer del elenco es Desdemona, ingenua, dulce y pícara a la vez, será quien desata la tragedia. Con un timbre de voz muy particular, además será Bianca, Brabancio y Montano. Se luce muchísimo Elvira, en sus múltiples papeles.
Y para el final, nos queda Martín López Carzoglio, quien desdobla una gran cantidad de personajes y hasta se queja en escena por esto. Es el que provoca más risas a lo largo de la noche, con un desopilante Michael Cassio, que por supuesto baila, con un barbado Rodrigo, con el silbador Ludovico y con Emilia, una ama de llaves, con acento cordobés, desopilante composición, que se permite a estar presente en este clásico. Es impresionante el trabajo de Martin, titánico, en un momento hasta llega a enfrentar a dos de sus personajes, hay que verlo en acción, para valorar y disfrutar de su extraordinario trabajo.
Son cuatro excelentes actores, con condiciones para el clown, que entienden a la perfección el juego que propone el director y encuentran terreno fértil, para mostrar su enorme talento.
Ya hablamos de la adaptación, de los actores y ahora hablaremos un poco de esta arriesgada y muy ingeniosa puesta que propone el director. Una escenografía, despojada, compuesta, por unos cubos de madera, unas mesitas, una carpa de playa y unas telas, que gracias a la habilidad de los protagonistas se convertirán en un mar bravío. La clave aquí el ingenio y la muestra cabal, que con sencillez, se puede lograr una escenografía muy efectiva. Detalle importante, el cuadro de Shakespeare colgado a un costado del espacio escénico, que cada tanto recibe algún comentario de los protagonistas, que hacen referencia, con admiración a la pluma del escritor.
El vestuario es también resuelto de manera muy interesante, basta con algunas camisas, corbatas coloridas, vestidos y la incorporación de pelucas y barbas postizas, que van dando nacimiento a los mismos personajes, para darle una gran nota a este rubro.
Por último mencionar, la incorporación de la tecnología en este clásico del 1600, con los actores que cámara en mano, graban algunas escenas de la propia obra, que se reproducen en vivo en una pantalla gigante. Un recurso innovador, impensado para un clásico, pero totalmente válido en esta puesta y siendo otro elemento que la enriquece mucho.
En conclusión, quedamos sorprendidos y encantados por la propuesta de Othelo, que nos ofrece Gabriel Chame Buendia, si bien como dijimos al comienzo teníamos en cuenta los excelentes antecedentes de la obra, realmente las expectativas, fueron superadas, nos reímos muchísimo, disfrutamos enormemente de la puesta y del enorme talento de este grupo de actores reunidos para ocasión, que muestran a lo largo de la obra, que a su talento natural, le suman un trabajo muy aceitado para coordinar todo con semejante precisión y un compromiso absoluto con la propuesta, algo que repercute positivamente en el espectáculo.
Estamos en presencia de una verdadera joyita de nuestro teatro independiente, entre las mejores obras que vimos este año ( y vemos muchas ), una genialidad que nos propone Gabriel Chame Buedia, que nos demuestra que para representar en gran forma una tragedia clásica, no siempre debe tomarse por el camino de la solemnidad, hay caminos menos transitados y mas arriesgados como en este caso y el resultado final, es un espectáculo excelente, que merece nuestro aplauso.
Pensador Teatral.
martes, 5 de diciembre de 2017
Piso 35
Domingos 19 hs en Teatro La Lunares ( Humahuaca 4027 )
Dramaturgia de Analía Mayta y Dirección de Leticia Tómaz.
Una propuesta muy atractiva la que nos trae Piso 35, que con mucho humor, situaciones desopilantes y absurdas, reflejan como es el trabajo en muchas oficinas en estos tiempos actuales, donde domina la automatización, el individualismo y donde dejamos de pensar, todo lo que se hace, es por reflejo o por cumplir los procesos, pero dejamos de lado, nuestra cabeza para pensar y nuestro humanidad.
La historia nos presenta una empresa muy especial, en la que el número 35 predomina, es una de las 35 empresas del grupo económico, se ubica en el piso 35 del edificio y la acción que veremos se desarrolla en el piso 35. La relación con el número sigue, ya que la empresa tiene como costumbre, despedir a sus jefes, cuando superan los 35 años, promoviendo entonces a gente joven de la compañía que pugnan por las oportunidades de ascender.
En esta sector particular, trabajan cuatro oficinistas que lucharán por el ascenso, ya que su jefe está a punto de cumplir la edad límite y todos quieren ese puesto, por lo que se generará un clima de locura interna y de competencia en la lucha por ese puesto.
La obra tiene una gran dinámica, la puesta es muy ágil y provoca muchas risas en el público, ya que los diálogos se sostienen, sin dar tregua y se dan muchas situaciones graciosos, desde lo verbal y desde lo corporal..
Este ritmo que tiene la obra, se explica en gran parte, por las muy buenas actuaciones, que tiene la pieza. Como ocurre en todas los lugares de trabajo, las personas que allí trabajan, son las que determinan la cultura de cada empresa y dentro de la misma, conviven personalidades de todo tipo.
En este caso, detectamos dos bandos claros entre los oficinistas, por un lado las palomas, los más, dóciles, los que tratan de no perder la humanidad y crear vínculos con sus compañeros, ellos son Taborda, interpretada por María Ema Mirés, que tiene una teoría particular, sobre que las personas se parecen mucho a los crucigramas, intenta ponerle onda y una sonrisa a la oficina, pero en el ambiente existente, es una misión casi imposible. En el mismo bando, podemos ubicar a Federico Torres, como Ramírez, intenta contener a Taborda, trata de ser amable y crear buen clima. Será pieza clave de la historia, ya que recibe un llamado del jefe, para que vaya a verlo, algo que desata la locura y todo tipo de teorías, en sus compañeros. Muy buenas sus interpretaciones.
Del otro lado, están los halcones, los más despiadados, por un lado Ezequiel Olazar, como Piccolinni, rígido y estrucuturado, con algunos tics y movimientos ampulosos, se mostrará bastante inhumano y egoísta. Ahora quien se lleva las palmas, en cuando a ser despiadada y no tener miramientos es Szokolofsky, personaje magistralmente interpretado por Analía Mayta, que a su vez es la autora y que juega en gran forma su doble papel. Intolerante, agresiva, disconforme con la patronal y sin filtro en sus dichos, es una personalidad que en la mayoría de los grupos laborales se encuentran.
Ambos se lucen muchísimo.
Sus formas de ser son muy diferentes, pero en lo que los cuatro coinciden es, en la enajenación que muestran para cumplir con las rutinas que les marca su trabajo diario, siendo estos momentos muy graciosos, ya que se desenvuelven en forma muy coordinada y parecen robots.
Un muy buen trabajo de los cuatro oficinistas, pero nos falta un protagonista, que será clave en la trama, nos referimos a Rogelio, interpretado por Daniel Grbec, con muchos años en la empresa, es personal de limpieza, diferente en su forma ser a los jóvenes oficinistas. A diario y una vez finalizada la jornada laboral de oficina, llega con gran dedicación, para limpiar las oficinas vacías. Pero ese día será diferente, ya que Rogelio se cruzará con los oficinistas y este encuentro deparará una serie de situaciones reveladoras, que no adelantaremos para conservar el suspenso.
A las muy buenas actuaciones que tiene la pieza, debemos sumarle la puesta muy interesante que nos presentan, arrancando por una escenografía algo futurista, compuesta por unos cubos blancos que se iluminan, pueden acoplarse y tienen diferentes funciones.
La iluminación es otro punto a destacar, blanca y bien típica de oficina, dá la ambientación justa a la trama. Por último, mencionar el colorido y alegre vestuario que lucen los protagonistas, que le dá un valor agregado a una puesta, que como puede observar el lector, cuida muchos los detalles.
En definitiva, nos llevamos una agradable sorpresa con Piso 35, un guión ágil y muy entretenido que escribió Analía Mayta, que como dijimos desde el ángulo del humor y el absurdo, desnuda situaciones laborales, que al verlas en crudo, nos causan risas por lo exageradas que parecen, pero que en verdad son parte de la triste realidad.
Una propuesta fresca y entretenida, que permite a este elenco joven y talentoso, mostrar todo su histrionismo, para que el público se divierte mucho con la historia, riendo a carcajadas, pero también reflexionando, con lo que irá viendo.
Las localidades agotadas, que tuvo la obra en gran parte de la temporada y el aplauso generoso que reciben los actores al término de la función, no dejan dudas que la obra gustó mucho y desde este humilde espacio, esperamos haya Piso 35 para rato.
Pensador Teatral.
Dramaturgia de Analía Mayta y Dirección de Leticia Tómaz.
Una propuesta muy atractiva la que nos trae Piso 35, que con mucho humor, situaciones desopilantes y absurdas, reflejan como es el trabajo en muchas oficinas en estos tiempos actuales, donde domina la automatización, el individualismo y donde dejamos de pensar, todo lo que se hace, es por reflejo o por cumplir los procesos, pero dejamos de lado, nuestra cabeza para pensar y nuestro humanidad.
La historia nos presenta una empresa muy especial, en la que el número 35 predomina, es una de las 35 empresas del grupo económico, se ubica en el piso 35 del edificio y la acción que veremos se desarrolla en el piso 35. La relación con el número sigue, ya que la empresa tiene como costumbre, despedir a sus jefes, cuando superan los 35 años, promoviendo entonces a gente joven de la compañía que pugnan por las oportunidades de ascender.
En esta sector particular, trabajan cuatro oficinistas que lucharán por el ascenso, ya que su jefe está a punto de cumplir la edad límite y todos quieren ese puesto, por lo que se generará un clima de locura interna y de competencia en la lucha por ese puesto.
La obra tiene una gran dinámica, la puesta es muy ágil y provoca muchas risas en el público, ya que los diálogos se sostienen, sin dar tregua y se dan muchas situaciones graciosos, desde lo verbal y desde lo corporal..
Este ritmo que tiene la obra, se explica en gran parte, por las muy buenas actuaciones, que tiene la pieza. Como ocurre en todas los lugares de trabajo, las personas que allí trabajan, son las que determinan la cultura de cada empresa y dentro de la misma, conviven personalidades de todo tipo.
En este caso, detectamos dos bandos claros entre los oficinistas, por un lado las palomas, los más, dóciles, los que tratan de no perder la humanidad y crear vínculos con sus compañeros, ellos son Taborda, interpretada por María Ema Mirés, que tiene una teoría particular, sobre que las personas se parecen mucho a los crucigramas, intenta ponerle onda y una sonrisa a la oficina, pero en el ambiente existente, es una misión casi imposible. En el mismo bando, podemos ubicar a Federico Torres, como Ramírez, intenta contener a Taborda, trata de ser amable y crear buen clima. Será pieza clave de la historia, ya que recibe un llamado del jefe, para que vaya a verlo, algo que desata la locura y todo tipo de teorías, en sus compañeros. Muy buenas sus interpretaciones.
Del otro lado, están los halcones, los más despiadados, por un lado Ezequiel Olazar, como Piccolinni, rígido y estrucuturado, con algunos tics y movimientos ampulosos, se mostrará bastante inhumano y egoísta. Ahora quien se lleva las palmas, en cuando a ser despiadada y no tener miramientos es Szokolofsky, personaje magistralmente interpretado por Analía Mayta, que a su vez es la autora y que juega en gran forma su doble papel. Intolerante, agresiva, disconforme con la patronal y sin filtro en sus dichos, es una personalidad que en la mayoría de los grupos laborales se encuentran.
Ambos se lucen muchísimo.
Sus formas de ser son muy diferentes, pero en lo que los cuatro coinciden es, en la enajenación que muestran para cumplir con las rutinas que les marca su trabajo diario, siendo estos momentos muy graciosos, ya que se desenvuelven en forma muy coordinada y parecen robots.
Un muy buen trabajo de los cuatro oficinistas, pero nos falta un protagonista, que será clave en la trama, nos referimos a Rogelio, interpretado por Daniel Grbec, con muchos años en la empresa, es personal de limpieza, diferente en su forma ser a los jóvenes oficinistas. A diario y una vez finalizada la jornada laboral de oficina, llega con gran dedicación, para limpiar las oficinas vacías. Pero ese día será diferente, ya que Rogelio se cruzará con los oficinistas y este encuentro deparará una serie de situaciones reveladoras, que no adelantaremos para conservar el suspenso.
A las muy buenas actuaciones que tiene la pieza, debemos sumarle la puesta muy interesante que nos presentan, arrancando por una escenografía algo futurista, compuesta por unos cubos blancos que se iluminan, pueden acoplarse y tienen diferentes funciones.
La iluminación es otro punto a destacar, blanca y bien típica de oficina, dá la ambientación justa a la trama. Por último, mencionar el colorido y alegre vestuario que lucen los protagonistas, que le dá un valor agregado a una puesta, que como puede observar el lector, cuida muchos los detalles.
En definitiva, nos llevamos una agradable sorpresa con Piso 35, un guión ágil y muy entretenido que escribió Analía Mayta, que como dijimos desde el ángulo del humor y el absurdo, desnuda situaciones laborales, que al verlas en crudo, nos causan risas por lo exageradas que parecen, pero que en verdad son parte de la triste realidad.
Una propuesta fresca y entretenida, que permite a este elenco joven y talentoso, mostrar todo su histrionismo, para que el público se divierte mucho con la historia, riendo a carcajadas, pero también reflexionando, con lo que irá viendo.
Las localidades agotadas, que tuvo la obra en gran parte de la temporada y el aplauso generoso que reciben los actores al término de la función, no dejan dudas que la obra gustó mucho y desde este humilde espacio, esperamos haya Piso 35 para rato.
Pensador Teatral.
jueves, 30 de noviembre de 2017
Todo lo que Nadie ve
Viernes 21 hs en Vera Vera Teatro ( Vera 108 )
Dramaturgia y Dirección de Javier Rodríguez Cano.
Muy interesante propuesta llega con Todo lo que Nadie ve, opera prima de Javier Rodríguez Cano, actor, director y docente, con una destacada trayectoria en el mundo teatral, que en esta ocasión debuta como autor.
Inspirado en El Empapelado Amarillo, cuento de Charlotte Perkins Gilman, autora y socióloga estadounidense, comprometida con la emancipación de la mujer, en ese relato hace referencia a una mujer sumida en la depresión y en lucha contra el patriarcado que rige la sociedad.
Con esa inspiración, el autor escribe esta pieza, apoyándose en una experiencia personal, sin ser un relato autobiográfico, como el mismo aclara.
La obra nos presenta a una madre y a un hijo, explorando en la particular relación que mantienen.
Recientemente sufrieron la muerte del jefe de familia, ella se quedo sin su compañero de toda la vida y él sin su padre. Ambos sintieron mucho el golpe.
Esta pérdida, como ocurre muchas veces, provoca cambios profundos en los vínculos familiares, el tablero familiar se modifica por completo y las relaciones que tenían una orientación bien definida, quedan a la deriva, obligando a reconfigurarlas por completo, apareciendo de esta manera situaciones nuevas y conflictivas.
En este caso, vemos a una madre ( Lourdes Invierno ) y un hijo ( Julián Fuentes ) que buscan como superar la ausencia y seguir adelante con sus vidas, pero las cosas no son sencillas, la madre por su enfermedad no puede salir de la casa, su hijo de lo impide y le promete que esto cambiará cuando ella se recupere.
Pero realmente, ella tiene una enfermedad tan grave que no le permite salir de su casa ?? O es su hijo quien la tiene prisionera en esa habitación por su decisión ?? El interrogante está presente y flota en el ambiente.
La madre presa de la situación, lucha por no caer en la depresión y superar la asfixia que le produce esa habitación, su hijo es el único vínculo que tiene con el mundo exterior y por eso se muestra demandante y absorbente. Rememora a su esposo a cada momento, añora esos antiguos tiempos, donde eran una verdadera familia y se queja de la casa que con el paso del tiempo muestro su avance de deterioro y amenaza con convertirse en una trampa mortal..
Ella no puede ocuparse de la casa, no tiene esfuerzos, está enferma como su hijo se lo recuerda a cada instante, por eso vive la vida que puede, no la que quiere y reclama la atención de su hijo, que trata de complacerla.
El relato atrapa de arranque al espectador, seducido un guión muy bien elaborado y realista, que expone la sufrida vida de los protagonistas, en una historia que le resulta cercana.
Hablamos de la dramaturgia, pero aún no lo hicimos de las actuaciones y podemos afirmar sin temor a equivocarnos, que las actuaciones de la dupla protagónica que presenta la pieza, son excelentes.
La madre es interpretada por Lourdes Invierno y su composición de personaje es magnífica, una madre, por momentos triste, en otros momentos alegre, pero siempre intentando manipular su hijo, principalmente mediante la culpa. Frases como no te preocupes, vos tenés tus cosas, no podés ocuparte de mi, salen con aparente dulzura, pero son verdaderos dardos que lanza..
Su gestualidad, las miradas, los silencios, todo encajan perfectamente en esa madre sola, que requiere amor y atención. Un gran trabajo de Lourdes, que se siente cómoda con el personaje, siendo un placer verla en acción.
Tampoco se queda atrás Julián Fuentes, como ese hijo mitad protector y mitad carcelero, pero siempre dependiente de su madre, la reta porque no le cuenta las cosas que se rompen en la casa. Quiere ocuparse y estar al tanto de todo, no quiere que su madre enferma y cansada se cargue de tareas. Esa es una cara, la otra soportar con estoicismo, los reclamos de una madre, que con mucha astucia, como dijimos lo hace sentir con culpa y en permanente falta, por no poder brindarle el tiempo necesario. Ambos se necesitan y lo demuestran a cada momento. Una excelente interpretación, la de Julián.
Hay un gran lucimiento individual de ambos protagonistas y crece este lucimiento, en el conjunto, ya que muestran una química perfecta entre ellos y nadie duda que estamos viendo a una madre, con su hijo en escena.
Como nota de color, les contamos que en la función que presenciamos, un insecto participó de una escena bastante curiosa. Muchos de los espectadores se preguntaron al final, como lograron que el insecto tuviera una participación tan precisa y ahí con sorpresa nos enteramos que el mismo no era parte de la obra, apareció de la nada y los actores improvisaron, incorporándolo a la historia. El tema, es que al incorporarlo tan bien, nadie notó que su aparición había sido azarosa. Esta curiosidad, es una muy buena muestra, del talento y de la concentración de los actores, algo que es habitual en nuestro teatro off, repleto de talentos.
La puesta que propone el director, es íntima, el espectador se siente testigo privilegiado, de los intercambios entre madre e hijo, espiando en esas escenas que forman parte de su cotidianeidad, Pero también hay momentos, donde los protagonistas, se paran en un extremos del escenario, mirando al público y ensayando una especie de confesión, hablando del otro, sin que lo escuche, muy bueno el recurso y el efecto que se logra.
El diseño escenográfico y la dirección de arte, a cargo de Gustavo Maggi, es un punto muy fuerte de la puesta, recreando la habitación de la madre, con una decoración austera y esas marcas que denotan que la casa se está viniendo abajo con el paso del tiempo, algo que se nota en especial en ese empapelado raído y de motivos floreados, que entristece a la madre.
El diseño de luces a cargo de Christian Gadea es otro ítem a destacar, ya que es cálida y consigue los diferentes climas que requiere la trama.
En definitiva, estamos en presencia de una propuesta muy atractiva, una obra plena de sensibilidad, que logra identificación con el espectador, nos ofrece Javier Rodríguez Cano en su opera prima, poniendo la lupa en la relación madre hijo, potenciada con la pérdida del sostén de ese hogar. El autor logra transmitir su mensaje, con mucha claridad y sensibilidad, gracias a las excelentes actuaciones de Lourdes Invierno y Julián Fuentes.
Nos gustó mucho la obra y por eso la recomendamos, Todo lo que nadie ve, es una entrañable propuesta de nuestro off, que jugando con el título de la obra, no pueden dejar de ver.
Pensador Teatral.
Dramaturgia y Dirección de Javier Rodríguez Cano.
Muy interesante propuesta llega con Todo lo que Nadie ve, opera prima de Javier Rodríguez Cano, actor, director y docente, con una destacada trayectoria en el mundo teatral, que en esta ocasión debuta como autor.
Inspirado en El Empapelado Amarillo, cuento de Charlotte Perkins Gilman, autora y socióloga estadounidense, comprometida con la emancipación de la mujer, en ese relato hace referencia a una mujer sumida en la depresión y en lucha contra el patriarcado que rige la sociedad.
Con esa inspiración, el autor escribe esta pieza, apoyándose en una experiencia personal, sin ser un relato autobiográfico, como el mismo aclara.
La obra nos presenta a una madre y a un hijo, explorando en la particular relación que mantienen.
Recientemente sufrieron la muerte del jefe de familia, ella se quedo sin su compañero de toda la vida y él sin su padre. Ambos sintieron mucho el golpe.
Esta pérdida, como ocurre muchas veces, provoca cambios profundos en los vínculos familiares, el tablero familiar se modifica por completo y las relaciones que tenían una orientación bien definida, quedan a la deriva, obligando a reconfigurarlas por completo, apareciendo de esta manera situaciones nuevas y conflictivas.
En este caso, vemos a una madre ( Lourdes Invierno ) y un hijo ( Julián Fuentes ) que buscan como superar la ausencia y seguir adelante con sus vidas, pero las cosas no son sencillas, la madre por su enfermedad no puede salir de la casa, su hijo de lo impide y le promete que esto cambiará cuando ella se recupere.
Pero realmente, ella tiene una enfermedad tan grave que no le permite salir de su casa ?? O es su hijo quien la tiene prisionera en esa habitación por su decisión ?? El interrogante está presente y flota en el ambiente.
La madre presa de la situación, lucha por no caer en la depresión y superar la asfixia que le produce esa habitación, su hijo es el único vínculo que tiene con el mundo exterior y por eso se muestra demandante y absorbente. Rememora a su esposo a cada momento, añora esos antiguos tiempos, donde eran una verdadera familia y se queja de la casa que con el paso del tiempo muestro su avance de deterioro y amenaza con convertirse en una trampa mortal..
Ella no puede ocuparse de la casa, no tiene esfuerzos, está enferma como su hijo se lo recuerda a cada instante, por eso vive la vida que puede, no la que quiere y reclama la atención de su hijo, que trata de complacerla.
El relato atrapa de arranque al espectador, seducido un guión muy bien elaborado y realista, que expone la sufrida vida de los protagonistas, en una historia que le resulta cercana.
Hablamos de la dramaturgia, pero aún no lo hicimos de las actuaciones y podemos afirmar sin temor a equivocarnos, que las actuaciones de la dupla protagónica que presenta la pieza, son excelentes.
La madre es interpretada por Lourdes Invierno y su composición de personaje es magnífica, una madre, por momentos triste, en otros momentos alegre, pero siempre intentando manipular su hijo, principalmente mediante la culpa. Frases como no te preocupes, vos tenés tus cosas, no podés ocuparte de mi, salen con aparente dulzura, pero son verdaderos dardos que lanza..
Su gestualidad, las miradas, los silencios, todo encajan perfectamente en esa madre sola, que requiere amor y atención. Un gran trabajo de Lourdes, que se siente cómoda con el personaje, siendo un placer verla en acción.
Tampoco se queda atrás Julián Fuentes, como ese hijo mitad protector y mitad carcelero, pero siempre dependiente de su madre, la reta porque no le cuenta las cosas que se rompen en la casa. Quiere ocuparse y estar al tanto de todo, no quiere que su madre enferma y cansada se cargue de tareas. Esa es una cara, la otra soportar con estoicismo, los reclamos de una madre, que con mucha astucia, como dijimos lo hace sentir con culpa y en permanente falta, por no poder brindarle el tiempo necesario. Ambos se necesitan y lo demuestran a cada momento. Una excelente interpretación, la de Julián.
Hay un gran lucimiento individual de ambos protagonistas y crece este lucimiento, en el conjunto, ya que muestran una química perfecta entre ellos y nadie duda que estamos viendo a una madre, con su hijo en escena.
Como nota de color, les contamos que en la función que presenciamos, un insecto participó de una escena bastante curiosa. Muchos de los espectadores se preguntaron al final, como lograron que el insecto tuviera una participación tan precisa y ahí con sorpresa nos enteramos que el mismo no era parte de la obra, apareció de la nada y los actores improvisaron, incorporándolo a la historia. El tema, es que al incorporarlo tan bien, nadie notó que su aparición había sido azarosa. Esta curiosidad, es una muy buena muestra, del talento y de la concentración de los actores, algo que es habitual en nuestro teatro off, repleto de talentos.
La puesta que propone el director, es íntima, el espectador se siente testigo privilegiado, de los intercambios entre madre e hijo, espiando en esas escenas que forman parte de su cotidianeidad, Pero también hay momentos, donde los protagonistas, se paran en un extremos del escenario, mirando al público y ensayando una especie de confesión, hablando del otro, sin que lo escuche, muy bueno el recurso y el efecto que se logra.
El diseño escenográfico y la dirección de arte, a cargo de Gustavo Maggi, es un punto muy fuerte de la puesta, recreando la habitación de la madre, con una decoración austera y esas marcas que denotan que la casa se está viniendo abajo con el paso del tiempo, algo que se nota en especial en ese empapelado raído y de motivos floreados, que entristece a la madre.
El diseño de luces a cargo de Christian Gadea es otro ítem a destacar, ya que es cálida y consigue los diferentes climas que requiere la trama.
En definitiva, estamos en presencia de una propuesta muy atractiva, una obra plena de sensibilidad, que logra identificación con el espectador, nos ofrece Javier Rodríguez Cano en su opera prima, poniendo la lupa en la relación madre hijo, potenciada con la pérdida del sostén de ese hogar. El autor logra transmitir su mensaje, con mucha claridad y sensibilidad, gracias a las excelentes actuaciones de Lourdes Invierno y Julián Fuentes.
Nos gustó mucho la obra y por eso la recomendamos, Todo lo que nadie ve, es una entrañable propuesta de nuestro off, que jugando con el título de la obra, no pueden dejar de ver.
Pensador Teatral.
martes, 28 de noviembre de 2017
La Lección de Anatomía
Miércoles 20 30 y Viernes 22 45 hs en Teatro Empire ( Hipolito Yrigoyen 1934 )
Dramatrugia de Carlos Mathus y Dirección de Antonio Leiva.
Indudablemente estamos en presencia de un clásico del teatro argentino, La Lección de Anatomía es una de las obras que dejaron su huella en nuestra escena, rompiendo records de permanencia y con un éxito de público pocas veces visto.
La obra fue todo una revolución para la época, fue estrenada en 1972 y tuvo un impacto enorme, ya que sus desnudos, resultaban todo una provocación para los convenciones de la época y generaba un desafío absoluto para los gobiernos totalitarios, que regían los destinos del país en aquellos años, que tenían a la censura como una de sus palabras de cabecera.
Pese a todos los obstáculos y a los agoreros que presagiaban que una obra de este tipo, no podía durar mucho en cartel, la obra resultó un fenómeno y logro la increíble marca de permanecer treinta y seis años ininterrumpidos en cartel, desde su estreno hasta el Año 2008, algo que si lo pensamos resulta casi imposible.
El autor fue Carlos Mathus, autor y director, considerado por muchos un adelantado a la época y uno de los grandes impulsores del teatro independiente, lamentablemente falleció el año pasado.
A modo de homenaje, Antonio Leiva, que era uno de los miembros del elenco original de la pieza, decidió darle un merecido homenaje a su creador y amigo, reponiendo La Lección de Anatomía en un teatro tan sensible a los afectos de Mathus, como El Empire.
Esta introducción fue algo extensa, pero entendemos que la obra y su historia, lo merecía, ya que no estamos hablando de una obra más, sino de una de las más importantes de nuestro teatro nacional.
Digamos ya de arranque, que la puesta actual que nos trae Leiva, no modifica el guión original, solamente le hace algunos retoques que la aggiornan a estos años, pero como dijimos, sin tocar prácticamente nada de la versión original, siendo esto algo que destacamos mucho y valoramos, ya que permite ver inalterable la esencia del guión escrito en los 70.
La puesta es ágil y potente, el espectador está atento en todo momento y disfruta lo que vé. Para no quitar sorpresa, porque hay muchos que nunca vieron la obra, no vamos a contar demasiado, solo decir que La Lección de Anatomía, es muchísimo más que esos cuerpos desnudos, que transitan el escenario y que tantos comentarios generaron
Es más los desnudos, que hay que reconocer impactan, ya que salen del hecho teatral al que estamos acostumbrados, ocurre en la primera parte de la obra, resultando una forma contundente de romper las barreras entre público y espectador, que luego del cimbronazo inicial se recupera y queda abierto mentalmente, a lo que ese grupo de actores tienen para ofrecerle. Allí es donde verdaderamente arranca la obra, que para nada se queda en lo superficial, como algún desprevenido puede pensar, al ver el afiche con los desnudos.
El guión, nos habla de vínculos humanos, de como se relacionan los padres con sus hijos, los amigos, la relación con el trabajo, los miedos, las imposiciones sociales por las que corremos, sin saber bien si es lo que realmente queremos. Esa búsqueda del éxito y de llegar a un lugar que nos marcan como el prometido, cuando en realidad, es un lugar vacío, que no nos completa en lo humano, ni nos hace felices. Muchas veces por conformar al otro, nos olvidamos de vivir las experiencias que realmente nos completan.
La obra es profunda y llega al espectador, lo incomoda, no lo deja sentirse indiferente, ya que se siente muy identificado con las situaciones, que se se ven en escena.
Señalemos que el director, logra transmitir el mensaje y el sentido del autor, gracias a las magníficas actuaciones que presenta la obra. Son ocho actores, cinco hombres ( Luciano Heredia, Marcos López, Alejandro Melgarejo, Edu Kacheroff y Carlos Distéfano ) y tres mujeres ( Yamila Gallione, Sofia Gelpi y Paula Tedeschi ) que están todo el tiempo sobre el escenario despojado, sin ninguna escenografía. Son ellos, solos con sus cuerpos y sus almas lo que llevan adelante el relato, con una entrega física y actoral absoluta.
La obra representa un gran desafío para los protagonistas, requiere un compromiso total y tiene una exigencia física muy importante, los cuerpos están en movimiento casi permanentemente y realmente el elenco muestra estar a la altura de las circunstancias..
Las actuaciones son muy destacadas en lo individual, todos tienen su momento de lucimiento personal y lo aprovechan muy bien. Además muestran un excelente trabajo en lo grupal, como mencionamos están todo el tiempo en escena, ejecutando coreografías muy precisas, siendo necesario para esto mucha coordinación y timming, algo que consiguen. Se nota que hay mucho trabajo y ensayo previo de un elenco, que se nota orgulloso de formar parte del elenco de una obra con tanta historia.
En definitiva, nos gustó mucho la reposición de este clásico de nuestro teatro nacional, que consigue Antonio Leiva, quien edifica una puesta ágil y dinámica, logrado que la obra, casi sin cambios, demuestre toda su vigencia, aunque hayan transcurrido cuarenta y cinco años desde su estreno, algo que se logra en gran medida, por las estupendas interpretaciones, que la sostienen.
Sin dudas, esta es una de esas obras de visión casi obligatoria, aquellos que vieron la obra hace muchos años, para reencontrarse con la historia y para aquellos que nunca la vieron, es una oportunidad de oro de cumplir esa asignatura pendiente, ya que La Lección de Anatomía, es una pieza que de ninguna manera pasa desapercibida, es espectador indudablemente se conmoverá a lo largo de su desarrollo y se emocionará con un final aleccionador.
No queda nada más que agregar, solo señalar, que el sentido aplauso, con que el público premia a los protagonistas al final de la obra, resulta un justo reconocimiento por su labor y también un merecido homenaje a Carlos Mathus, que desde algún rincón del Empire, seguro estará celebrando por otra función más de su querida Lección de Anatomía.
Pensador Teatral.
Dramatrugia de Carlos Mathus y Dirección de Antonio Leiva.
Indudablemente estamos en presencia de un clásico del teatro argentino, La Lección de Anatomía es una de las obras que dejaron su huella en nuestra escena, rompiendo records de permanencia y con un éxito de público pocas veces visto.
La obra fue todo una revolución para la época, fue estrenada en 1972 y tuvo un impacto enorme, ya que sus desnudos, resultaban todo una provocación para los convenciones de la época y generaba un desafío absoluto para los gobiernos totalitarios, que regían los destinos del país en aquellos años, que tenían a la censura como una de sus palabras de cabecera.
Pese a todos los obstáculos y a los agoreros que presagiaban que una obra de este tipo, no podía durar mucho en cartel, la obra resultó un fenómeno y logro la increíble marca de permanecer treinta y seis años ininterrumpidos en cartel, desde su estreno hasta el Año 2008, algo que si lo pensamos resulta casi imposible.
El autor fue Carlos Mathus, autor y director, considerado por muchos un adelantado a la época y uno de los grandes impulsores del teatro independiente, lamentablemente falleció el año pasado.
A modo de homenaje, Antonio Leiva, que era uno de los miembros del elenco original de la pieza, decidió darle un merecido homenaje a su creador y amigo, reponiendo La Lección de Anatomía en un teatro tan sensible a los afectos de Mathus, como El Empire.
Esta introducción fue algo extensa, pero entendemos que la obra y su historia, lo merecía, ya que no estamos hablando de una obra más, sino de una de las más importantes de nuestro teatro nacional.
Digamos ya de arranque, que la puesta actual que nos trae Leiva, no modifica el guión original, solamente le hace algunos retoques que la aggiornan a estos años, pero como dijimos, sin tocar prácticamente nada de la versión original, siendo esto algo que destacamos mucho y valoramos, ya que permite ver inalterable la esencia del guión escrito en los 70.
La puesta es ágil y potente, el espectador está atento en todo momento y disfruta lo que vé. Para no quitar sorpresa, porque hay muchos que nunca vieron la obra, no vamos a contar demasiado, solo decir que La Lección de Anatomía, es muchísimo más que esos cuerpos desnudos, que transitan el escenario y que tantos comentarios generaron
Es más los desnudos, que hay que reconocer impactan, ya que salen del hecho teatral al que estamos acostumbrados, ocurre en la primera parte de la obra, resultando una forma contundente de romper las barreras entre público y espectador, que luego del cimbronazo inicial se recupera y queda abierto mentalmente, a lo que ese grupo de actores tienen para ofrecerle. Allí es donde verdaderamente arranca la obra, que para nada se queda en lo superficial, como algún desprevenido puede pensar, al ver el afiche con los desnudos.
El guión, nos habla de vínculos humanos, de como se relacionan los padres con sus hijos, los amigos, la relación con el trabajo, los miedos, las imposiciones sociales por las que corremos, sin saber bien si es lo que realmente queremos. Esa búsqueda del éxito y de llegar a un lugar que nos marcan como el prometido, cuando en realidad, es un lugar vacío, que no nos completa en lo humano, ni nos hace felices. Muchas veces por conformar al otro, nos olvidamos de vivir las experiencias que realmente nos completan.
La obra es profunda y llega al espectador, lo incomoda, no lo deja sentirse indiferente, ya que se siente muy identificado con las situaciones, que se se ven en escena.
Señalemos que el director, logra transmitir el mensaje y el sentido del autor, gracias a las magníficas actuaciones que presenta la obra. Son ocho actores, cinco hombres ( Luciano Heredia, Marcos López, Alejandro Melgarejo, Edu Kacheroff y Carlos Distéfano ) y tres mujeres ( Yamila Gallione, Sofia Gelpi y Paula Tedeschi ) que están todo el tiempo sobre el escenario despojado, sin ninguna escenografía. Son ellos, solos con sus cuerpos y sus almas lo que llevan adelante el relato, con una entrega física y actoral absoluta.
La obra representa un gran desafío para los protagonistas, requiere un compromiso total y tiene una exigencia física muy importante, los cuerpos están en movimiento casi permanentemente y realmente el elenco muestra estar a la altura de las circunstancias..
Las actuaciones son muy destacadas en lo individual, todos tienen su momento de lucimiento personal y lo aprovechan muy bien. Además muestran un excelente trabajo en lo grupal, como mencionamos están todo el tiempo en escena, ejecutando coreografías muy precisas, siendo necesario para esto mucha coordinación y timming, algo que consiguen. Se nota que hay mucho trabajo y ensayo previo de un elenco, que se nota orgulloso de formar parte del elenco de una obra con tanta historia.
En definitiva, nos gustó mucho la reposición de este clásico de nuestro teatro nacional, que consigue Antonio Leiva, quien edifica una puesta ágil y dinámica, logrado que la obra, casi sin cambios, demuestre toda su vigencia, aunque hayan transcurrido cuarenta y cinco años desde su estreno, algo que se logra en gran medida, por las estupendas interpretaciones, que la sostienen.
Sin dudas, esta es una de esas obras de visión casi obligatoria, aquellos que vieron la obra hace muchos años, para reencontrarse con la historia y para aquellos que nunca la vieron, es una oportunidad de oro de cumplir esa asignatura pendiente, ya que La Lección de Anatomía, es una pieza que de ninguna manera pasa desapercibida, es espectador indudablemente se conmoverá a lo largo de su desarrollo y se emocionará con un final aleccionador.
No queda nada más que agregar, solo señalar, que el sentido aplauso, con que el público premia a los protagonistas al final de la obra, resulta un justo reconocimiento por su labor y también un merecido homenaje a Carlos Mathus, que desde algún rincón del Empire, seguro estará celebrando por otra función más de su querida Lección de Anatomía.
Pensador Teatral.
lunes, 27 de noviembre de 2017
Los Sueños de Matrioshka
Sábados 20 hs en Teatro La Lunares ( Humahuaca 4027 )
Dramaturgia y Dirección de Luciana Cervera Novo.
Una propuesta muy interesante y extremadamente sensible, la que nos trae Los Sueños de Matrioshka, presentando la historia de dos mujeres, madre e hija, que atravesadas por el dolor, esperarán con ansias la vuelta de ese ser querido, ya que su ausencia marca un vacío insoportable en ese hogar y en sus vidas.
La historia es muy fuerte, en la casa vemos a dos mujeres, Beatriz, la madre, ( Jimena Rey ) y su hija Ana ( Natalia Pascale ), se las nota tristes, atadas a los recuerdos de un pasado que añoran y con la esperanza de que Julian, esposo de Beatriz y el padre de Ana, vuelva de ese viaje que entre ellas cuentan emprendió.
Pasan sus días con melancolía, reviviendo el pasado y con dificultades para afrontar el presente, más que nada Beatriz, que sale poco de su casa, Ana que quiere ser actriz, intenta continuar con su vida, yendo a la escuela y ensayando para su próxima obra de teatro, se la nota con más energía, que esa madre abatida.
La situación para ellas no es sencilla, reina el miedo y el ocultamiento, dentro de la casa y también fuera. En las escuela, Ana se peleó con su mejor amiga, porque le dijo que el padre, se debe haber ido, porque debía andar en algo raro, el famoso algo habrán hecho. El sentimiento de indiferencia de la sociedad se huele en el ambiente, al igual que el dolor de esas dos mujeres, que parecen sobrevivientes, se las nota tristes y con aire ausente.
Una dramaturgia plena de poesía y de sensibilidad la que propone Luciana, que logran transmitir un ambiente de melancolía y dolor contenido al relato, atrayendo la atención del espectador desde el inicio con la historia.
En esto tienen fundamental incidencia, las magníficas interpretaciones que presenta la obra,
Jimena Rey, compone en gran forma, a esa mujer abatida, por la ausencia de su compañero y con la obligación de seguir adelante y ser sostén de sus hijos, aunque se nota carece de fuerzas. Enriquece su trabajo, interpretando algunos temas musicales, luciéndose mucho. Muy bueno el trabajo de Jimena.
La otra gran protagonista es Natalia Pascale, ella es Ana, esa hija que no se resiga a la desaparición de su padre y que tiene la convicción que su padre volverá, ella lo añora y lo espera. Pese a su dolor, sigue adelante y se imagina un futuro. Para destacar su energía y su fortaleza, se la nota muy comprometida con el personaje, con una entrega total y cumple una magnífica actuación.
Ambas actrices, se expresan muchos con sus cuerpos a lo largo del relato, como si eso que no pueden decir con palabras, lo pudieran expresar corporalmente. Ambas tienen un rico mundo interior, en el que se refugian, para seguir adelante.
La puesta que propone la directora es cálida e íntima, el espectador siente empatía con esas mujeres enormemente solas. Nos gustó mucho el diseño escenográfico de Ayelén Betti, acorde con lo que pide la historia. Un vestuario de Anita Figueroa que destacamos, con esos cambios que hacen las actrices en el escenario, a la vista de todos.
Otro recurso que enriquece la puesta es la pantalla de fondo que proyecta algunas imágenes que apoyan el relato.
Y no podemos dejar mencionar la labor de Germán Fernández, que está en escena, con su guitarra y colabora mucho con ese ambiente cálido e íntimo que tiene la pieza.
En definitiva, Los Sueños de Matrioshka, es una obra que nos muestra desde un ángulo diferente, las secuelas que deja la desaparición de personas, mostrando a esos seres que permanecen como congelados el el tiempo y deben continuar adelante, con una herida que no cicatriza nunca. La pieza nos recuerda un momento nefasto de la historia de nuestro país, en donde muchas familias quedaron devastadas y mirando como la vida continuaba a su alrededor, mientras la sociedad los trataba con desconfianza e indiferencia.
La autora nos regala una obra profunda, que conmueve por su extrema sensibilidad, logrando un clima ideal, para que las protagonistas se luzcan con entrañables interpretaciones.
Recomendamos Los Sueños de Matrioshka, una excelente forma teatral de recordar un pasado doloroso y sus tristes consecuencias, creando conciencia para que estos hechos, no se repitan nunca más.
Pensador Teatral.
Dramaturgia y Dirección de Luciana Cervera Novo.
Una propuesta muy interesante y extremadamente sensible, la que nos trae Los Sueños de Matrioshka, presentando la historia de dos mujeres, madre e hija, que atravesadas por el dolor, esperarán con ansias la vuelta de ese ser querido, ya que su ausencia marca un vacío insoportable en ese hogar y en sus vidas.
La historia es muy fuerte, en la casa vemos a dos mujeres, Beatriz, la madre, ( Jimena Rey ) y su hija Ana ( Natalia Pascale ), se las nota tristes, atadas a los recuerdos de un pasado que añoran y con la esperanza de que Julian, esposo de Beatriz y el padre de Ana, vuelva de ese viaje que entre ellas cuentan emprendió.
Pasan sus días con melancolía, reviviendo el pasado y con dificultades para afrontar el presente, más que nada Beatriz, que sale poco de su casa, Ana que quiere ser actriz, intenta continuar con su vida, yendo a la escuela y ensayando para su próxima obra de teatro, se la nota con más energía, que esa madre abatida.
La situación para ellas no es sencilla, reina el miedo y el ocultamiento, dentro de la casa y también fuera. En las escuela, Ana se peleó con su mejor amiga, porque le dijo que el padre, se debe haber ido, porque debía andar en algo raro, el famoso algo habrán hecho. El sentimiento de indiferencia de la sociedad se huele en el ambiente, al igual que el dolor de esas dos mujeres, que parecen sobrevivientes, se las nota tristes y con aire ausente.
Una dramaturgia plena de poesía y de sensibilidad la que propone Luciana, que logran transmitir un ambiente de melancolía y dolor contenido al relato, atrayendo la atención del espectador desde el inicio con la historia.
En esto tienen fundamental incidencia, las magníficas interpretaciones que presenta la obra,
Jimena Rey, compone en gran forma, a esa mujer abatida, por la ausencia de su compañero y con la obligación de seguir adelante y ser sostén de sus hijos, aunque se nota carece de fuerzas. Enriquece su trabajo, interpretando algunos temas musicales, luciéndose mucho. Muy bueno el trabajo de Jimena.
La otra gran protagonista es Natalia Pascale, ella es Ana, esa hija que no se resiga a la desaparición de su padre y que tiene la convicción que su padre volverá, ella lo añora y lo espera. Pese a su dolor, sigue adelante y se imagina un futuro. Para destacar su energía y su fortaleza, se la nota muy comprometida con el personaje, con una entrega total y cumple una magnífica actuación.
Ambas actrices, se expresan muchos con sus cuerpos a lo largo del relato, como si eso que no pueden decir con palabras, lo pudieran expresar corporalmente. Ambas tienen un rico mundo interior, en el que se refugian, para seguir adelante.
La puesta que propone la directora es cálida e íntima, el espectador siente empatía con esas mujeres enormemente solas. Nos gustó mucho el diseño escenográfico de Ayelén Betti, acorde con lo que pide la historia. Un vestuario de Anita Figueroa que destacamos, con esos cambios que hacen las actrices en el escenario, a la vista de todos.
Otro recurso que enriquece la puesta es la pantalla de fondo que proyecta algunas imágenes que apoyan el relato.
Y no podemos dejar mencionar la labor de Germán Fernández, que está en escena, con su guitarra y colabora mucho con ese ambiente cálido e íntimo que tiene la pieza.
En definitiva, Los Sueños de Matrioshka, es una obra que nos muestra desde un ángulo diferente, las secuelas que deja la desaparición de personas, mostrando a esos seres que permanecen como congelados el el tiempo y deben continuar adelante, con una herida que no cicatriza nunca. La pieza nos recuerda un momento nefasto de la historia de nuestro país, en donde muchas familias quedaron devastadas y mirando como la vida continuaba a su alrededor, mientras la sociedad los trataba con desconfianza e indiferencia.
La autora nos regala una obra profunda, que conmueve por su extrema sensibilidad, logrando un clima ideal, para que las protagonistas se luzcan con entrañables interpretaciones.
Recomendamos Los Sueños de Matrioshka, una excelente forma teatral de recordar un pasado doloroso y sus tristes consecuencias, creando conciencia para que estos hechos, no se repitan nunca más.
Pensador Teatral.
Ruido Blanco
Viernes 21 hs en Beckett Teatro ( Guardia Vieja 3556 )
Dramaturgia y Dirección de Franco Calluso.
Ruido es una de las ocho obras seleccionadas por un Comité de Notables, para ser parte de la Bienal de Arte Joven 2017, luego de ser elegida entre más de 400 proyectos. Cada pieza seleccionada tuvo un tutor, en este caso el designado fue el maestro Rubén Szuchmacher.
Realmente es muy positivo que la Bienal sirva para dar lugar a autores jóvenes y creativos como Franco Calluso, que con veintinueve años de edad, estrena su tercera obra. Franco es además de dramaturgo, músico y fue responsable de la composición musical de numerosas obras de teatro.
Sin dudas esta formación, tiene una influencia fundamental en Ruido Blanco, que es una pieza que respira música por todos sus poros, los sonidos y las melodías, son las que marcaran el hilo del relato.
La original propuesta nos traslada a la Antártida, donde Santiago ( Eugenio Schcolnicov ), un músico llega al Continente Blanco tras haber ganado una beca otorgada por el Centro de Experimentación Musical. Allí deberá registrar y componer los sonidos de la Antártida.
Para cumplir su objetivo, viajó equipado con una consola, que le permite grabar y mezclar los sonidos. En el comienzo de la historia, ver al becario, con ese equipo de sonido, similar al que usan los DJ de las discotecas, apoyado sobre el hielo antártico, es un claro indicador que la pieza que veremos es absolutamente original.
Al becario le costaba inspirarse en ese ambiente del verano antártico cuando la luz y la claridad, dominan el firmamento, durante las veinticuatro horas, algo que confunde y dificulta el descanso nocturno.
La situación parece cambiar de rumbo, cuando se cruza con una foca muy especial ( Rosalba Menna ) que tiene más de humano, que de animal, ya que canta y habla, entre otras habilidades.
A medida que la trama se vá desarrollando, se establecerá una relación muy estrecha entre el becario y la foca, el frío y la soledad, parece unirlos, en un vínculo, en el que la música siempre tendrá un sitial preponderante.
Como dijimos la historia es muy original y tiene mucho de fantástico, el autor se anima a romper los moldes, saliendo de la comodidad de las obras habituales, eligiendo arriesgar y apostar por una idea innovadora. No vamos a contar más del argumento, para mantener la intriga, ya que el texto es muy atractivo y entretiene al espectador durante toda la obra.
Ya es hora de hablar de las actuaciones, de la dupla protagónica. El papel del becario, lo interpreta Eugenio Schcolnicov, quien decidió dejar su vida en Buenos Aires y su grupo de rock under, para buscar nueva inspiración y conseguir grabar los sonidos antárticos. Su inexperiencia como expedicionario, y su dificultad para adaptarse a la vida en la tierra austral, generará muchas situaciones graciosas. Nos gustó mucho el trabajo de Eugenio.
Pero sin dudas, quien se lleva todas las miradas y los reconocimientos en la obra, es Rosalba Menna, quien interpreta a una foca adorable. Es una foca muy especial, ya que puede hablar y por supuesto cantar. Su tarea en aquellas tierras es fundamental, según cuenta ella misma, ya que al no poder guiarse por la luz solar ( en esa época el sol no se oculta nunca ), serán sus cantos, los que marcarán el inicio de las mañanas, cuando llega la tarde y así todos los días. Una especie de reloj antártico.
Su composición del personaje es fantástica, con un traje muy logrado y un maquillaje impecable, parecemos estar en presencia de una verdadera foca. Para destacar sus miradas, sus desplazamientos, sus gestos, realmente una labor brillante la de Rosalba.
Además y como buen contraste, también interpreta, sin sacarse el traje de foca, los papeles de la representante del Centro de Experimentación Musical ( es adorable su voz ) y de un científico medio chiflado que vive allí.
Una entrega absoluta la de Rosalba Menna, que con una interpretación fabulosa, logra ponerse al público en el bolsillo. En pocas palabras, se come la obra la foca.
Otro aspecto a destacar es la muy interesante puesta que presenta la obra, de tinte minimalista, simulando en gran forma la tierra antártica, con ese suelo blanco cubierto de nieve y un diseño lumínico excelente, para marcar el brillo y la luminosidad del Sol que dominan el ambiente. Muy bueno también el efecto del agujero en la nieve, que le permite a la foca meter su cabeza en el agua, para refrescar sus ideas cuando está agobiada.
Interesante recurso, la pantalla de fondo, en el que se proyectan imágenes, de la vida del becario en Bs As, donde actuaba con su banda de rock Virgen Sorda ( resulta muy simpático ver a la foca y al expedicionario, sentados de espaldas a la platea, para ver las imágenes, siendo dos espectadores más )
Y por último, imposible no destacar, el excelente diseño sonoro, que tiene la pieza, dijimos que el sonido y la música, eran la columna vertebral, de la historia y por eso tener un sonido nítido y potente, era una condición fundamental, que se cumple a la perfección.
El autor, reconoce que el disparador que lo llevó a escribir esta historia, fue una anécdota que le contaron, sobre que Antoine de Saint Exupery, el escritor y aviador francés, autor de El Principito, tuvo como mascota a una foca, que habitaba una bañera acondicionada con barras de hielo, en su departamento de Buenos Aires. Además reconoce que su pieza,, tiene algún vínculo con el Mito de Orfeo. Para quien no lo tiene presente, recordamos que Orfeo, es un personaje de la mitología griega, que cuando tocaba su lira, lograba conmover a quien lo escuchara. Su mayor logro, fue neutralizar el canto de las sienas, ya que los mismos atraían a los marineros y los llevaban a la perdición.
En Ruido Blanco, no hay sirena, sino una foca encantadora, que con sus bellos cantos, marcaba los tiempos, en el continente blanco.
En definitiva, celebramos que la Bienal de Arte Joven, cumpla con su principal objetivo, permitir que nuevos autores, pueden presentar sus creaciones y si las mismas son innovadoras, mucho mejor, ya que nos corren de las historias habituales, que presenta nuestro
En este caso, tenemos un guión muy creativo, una puesta atractiva que cuida todos los detalles y entrañables actuaciones, que magia del teatro mediante, nos proponen un viaje fantástico hacia el continente antártico. Los aplausos con los que los espectadores despiden a los protagonistas, al término de la función, son un claro indicador, que el viaje emprendido fue muy placentero.
Pensador Teatral.
Dramaturgia y Dirección de Franco Calluso.
Ruido es una de las ocho obras seleccionadas por un Comité de Notables, para ser parte de la Bienal de Arte Joven 2017, luego de ser elegida entre más de 400 proyectos. Cada pieza seleccionada tuvo un tutor, en este caso el designado fue el maestro Rubén Szuchmacher.
Realmente es muy positivo que la Bienal sirva para dar lugar a autores jóvenes y creativos como Franco Calluso, que con veintinueve años de edad, estrena su tercera obra. Franco es además de dramaturgo, músico y fue responsable de la composición musical de numerosas obras de teatro.
Sin dudas esta formación, tiene una influencia fundamental en Ruido Blanco, que es una pieza que respira música por todos sus poros, los sonidos y las melodías, son las que marcaran el hilo del relato.
La original propuesta nos traslada a la Antártida, donde Santiago ( Eugenio Schcolnicov ), un músico llega al Continente Blanco tras haber ganado una beca otorgada por el Centro de Experimentación Musical. Allí deberá registrar y componer los sonidos de la Antártida.
Para cumplir su objetivo, viajó equipado con una consola, que le permite grabar y mezclar los sonidos. En el comienzo de la historia, ver al becario, con ese equipo de sonido, similar al que usan los DJ de las discotecas, apoyado sobre el hielo antártico, es un claro indicador que la pieza que veremos es absolutamente original.
Al becario le costaba inspirarse en ese ambiente del verano antártico cuando la luz y la claridad, dominan el firmamento, durante las veinticuatro horas, algo que confunde y dificulta el descanso nocturno.
La situación parece cambiar de rumbo, cuando se cruza con una foca muy especial ( Rosalba Menna ) que tiene más de humano, que de animal, ya que canta y habla, entre otras habilidades.
A medida que la trama se vá desarrollando, se establecerá una relación muy estrecha entre el becario y la foca, el frío y la soledad, parece unirlos, en un vínculo, en el que la música siempre tendrá un sitial preponderante.
Como dijimos la historia es muy original y tiene mucho de fantástico, el autor se anima a romper los moldes, saliendo de la comodidad de las obras habituales, eligiendo arriesgar y apostar por una idea innovadora. No vamos a contar más del argumento, para mantener la intriga, ya que el texto es muy atractivo y entretiene al espectador durante toda la obra.
Ya es hora de hablar de las actuaciones, de la dupla protagónica. El papel del becario, lo interpreta Eugenio Schcolnicov, quien decidió dejar su vida en Buenos Aires y su grupo de rock under, para buscar nueva inspiración y conseguir grabar los sonidos antárticos. Su inexperiencia como expedicionario, y su dificultad para adaptarse a la vida en la tierra austral, generará muchas situaciones graciosas. Nos gustó mucho el trabajo de Eugenio.
Pero sin dudas, quien se lleva todas las miradas y los reconocimientos en la obra, es Rosalba Menna, quien interpreta a una foca adorable. Es una foca muy especial, ya que puede hablar y por supuesto cantar. Su tarea en aquellas tierras es fundamental, según cuenta ella misma, ya que al no poder guiarse por la luz solar ( en esa época el sol no se oculta nunca ), serán sus cantos, los que marcarán el inicio de las mañanas, cuando llega la tarde y así todos los días. Una especie de reloj antártico.
Su composición del personaje es fantástica, con un traje muy logrado y un maquillaje impecable, parecemos estar en presencia de una verdadera foca. Para destacar sus miradas, sus desplazamientos, sus gestos, realmente una labor brillante la de Rosalba.
Además y como buen contraste, también interpreta, sin sacarse el traje de foca, los papeles de la representante del Centro de Experimentación Musical ( es adorable su voz ) y de un científico medio chiflado que vive allí.
Una entrega absoluta la de Rosalba Menna, que con una interpretación fabulosa, logra ponerse al público en el bolsillo. En pocas palabras, se come la obra la foca.
Otro aspecto a destacar es la muy interesante puesta que presenta la obra, de tinte minimalista, simulando en gran forma la tierra antártica, con ese suelo blanco cubierto de nieve y un diseño lumínico excelente, para marcar el brillo y la luminosidad del Sol que dominan el ambiente. Muy bueno también el efecto del agujero en la nieve, que le permite a la foca meter su cabeza en el agua, para refrescar sus ideas cuando está agobiada.
Interesante recurso, la pantalla de fondo, en el que se proyectan imágenes, de la vida del becario en Bs As, donde actuaba con su banda de rock Virgen Sorda ( resulta muy simpático ver a la foca y al expedicionario, sentados de espaldas a la platea, para ver las imágenes, siendo dos espectadores más )
Y por último, imposible no destacar, el excelente diseño sonoro, que tiene la pieza, dijimos que el sonido y la música, eran la columna vertebral, de la historia y por eso tener un sonido nítido y potente, era una condición fundamental, que se cumple a la perfección.
El autor, reconoce que el disparador que lo llevó a escribir esta historia, fue una anécdota que le contaron, sobre que Antoine de Saint Exupery, el escritor y aviador francés, autor de El Principito, tuvo como mascota a una foca, que habitaba una bañera acondicionada con barras de hielo, en su departamento de Buenos Aires. Además reconoce que su pieza,, tiene algún vínculo con el Mito de Orfeo. Para quien no lo tiene presente, recordamos que Orfeo, es un personaje de la mitología griega, que cuando tocaba su lira, lograba conmover a quien lo escuchara. Su mayor logro, fue neutralizar el canto de las sienas, ya que los mismos atraían a los marineros y los llevaban a la perdición.
En Ruido Blanco, no hay sirena, sino una foca encantadora, que con sus bellos cantos, marcaba los tiempos, en el continente blanco.
En definitiva, celebramos que la Bienal de Arte Joven, cumpla con su principal objetivo, permitir que nuevos autores, pueden presentar sus creaciones y si las mismas son innovadoras, mucho mejor, ya que nos corren de las historias habituales, que presenta nuestro
En este caso, tenemos un guión muy creativo, una puesta atractiva que cuida todos los detalles y entrañables actuaciones, que magia del teatro mediante, nos proponen un viaje fantástico hacia el continente antártico. Los aplausos con los que los espectadores despiden a los protagonistas, al término de la función, son un claro indicador, que el viaje emprendido fue muy placentero.
Pensador Teatral.
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