Dramaturgia de Sergio Blanco y Dirección de Corina Fiorillo.
Luego del gran suceso que tuvo el año pasado el estreno de Tebas Land, gran parte del equipo que formó parte de ese proyecto, se vuelve a reunir para La Ira de Narciso.
Sin dudas la dupla del uruguayo Sergio Blanco como autor y de Corina, como directora, dejó muy buenas sensaciones y por eso se reedita.
En este caso, decidieron incluir en el proyecto, para el protagónico a un actor que también formó parte de Tebas Land y nos encanta como Gerardo Otero, al que siempre vimos lucirse y que en este caso iba a tener un desafío particular, ya que la obra tiene formato de unipersonal y era la primera vez que Gerardo, encararía uno.
La pieza tiene otros puntos en común, con Tebas Land, ficción y realidad se confunden nuevamente y el espectador deberá estar atento, porque enseguida descubre que no presenciará una obra diferentes a las que estamos acostumbrados a ver.
El género elegido el el de la autoficción, donde el autor, indudable se siente muy cómodo. De arranque y nos gustó esto, Gerardo Otero, aparecerá en escena, aclarando algunas de las reglas que tendrá la obra que fueron a ver, los límites del teatro de agrandan y Gerardo oficia de maestro de ceremonias, de lo que está por venir. Será el presentador, quien actúe, quien maneje las luces, los dispositivos tecnólogicos, pareciera que todo pasará por él. Será el amo y señor de lo que ocurrirá en la sala principal del Timbre 4.
El actor nos aclara, representará en la trama, a Sergio Blanco, el autor de la pieza y nos contará las vivencias del mismo, en ocasión de su visita a Liubliana, la capital de Eslovenia, ya que fue invitado para dictar una conferencia magistral, sobre el mito de Narciso.
No queremos contar demasiado, para conservar el suspenso, solo decir que al llegar el hotel en el que estará hospedado, curioseará con su celular, por una aplicación de citas, buscando algún ocasional compañero sexual y allí se interesará por Igor, un joven esloveno con muy buen físico.
En la primer noche en la habitación, descubrirá unas misteriosas manches de sangre en la alfombra, algo que inquietará a nuestro huésped, que repartirá su tiempo en Eslovenia, entre Igor, la preparación para disertar en la conferencia a la que fue invitado y tratar de descubrir el origen de esas misteriosas manchas de sangre.
Hasta allí contaremos, el espectador cuando vea la obra, ayudará al protagonista a tratar de descubrir que misterio y que historia esconde aquella habitación de hotel en la lejana Eslovenia.
La obra tiene mucha fluidez y es atrapante, el mérito de ello, recae en Gerardo Otero, que sin dudas resuelve con creces el desafío de su primer unipersonal, donde además de actuar, como mencionamos anteriormente oficia de presentador y juega en escena con las luces y dispositivos tecnológicos.
Gerardo se maneja con mucho aplomo, concentrado, se lo nota muy cómodo, disfrutando en escena y conduciendo a la perfección los tiempos que pide la obra, sabiendo como cambiar los registros cuando varía de personaje. Un papel que entendemos significa el crecimiento de Gerardo como actor y la confirmación, por si hiciera falta a esta altura, de su gran versatilidad, porque sus talento, ya es conocido por todos. Un gusto poder disfrutarlo aquí.
Agregar que además de la autoficción, Sergio Blanco introduce nuevamente un elemento mitológico en el guión. En Tebas Land era Edipo quien aparecía, aquí es Narciso y su mirada, que en nuestra opinión, quiere reflejar esa mirada del artista sobre su obra, que pese a que los años pasan, perdurará, como símbolo de resistencia.
Destacar una vez más, la puesta que propone Corina Fiorillo, la única mujer ganadora del Premio ACE de oro en el 2016, confirmando que es la directora del momento, con presencia en el off, en el circuito oficial y en el comercial, creemos que está en un momento dorado de su carrera y por eso hay que seguirla, ya que sus espectáculos, garantizan puestas que de disfrutan mucho. Aquí además de cambiar la disposición de algunas butacas, vuelve a aprovechar las posibilidades que brinda esta sala y además introduce la tecnología en la puesta, con uso de celulares, pantallas donde se proyectan imágenes, música grabada, videos grabados, etc, Nuevamente una puesta al servicio del espectáculo, con muchos elementos que agregan valor y la aggiornan a estos tiempos modernos, donde la tecnología y las redes sociales, cada día crecen más.
Con todo lo mencionado, no sorprende entonces, la gran respuesta de público, que tuvo la obra desde su estreno. La Ira de Narciso, es sin dudas una de las piezas del off del momento, reuniendo talento y creatividad, en la dramaturgia, en la dirección y en lo actoral. Todos estos elementos confluyen, en un Timbre 4, que en los últimos años, se sigue consolidando como el mejor ejemplo, del gran momento que está pasando el teatro off en Buenos Aires.
Pensador Teatral.