Dramaturgia y Dirección de Luis Barrales.
Una propuesta muy interesante la que nos trae La Sangre de los Árboles, original y alejada de las urgencias del teatro comercial, nos acerca un texto que indaga en los vínculos humanos y en las emociones que se ponen de manifiesto en esas relaciones, dando además mucha relevancia al tema de la identidad y de nuestros orígenes.
La idea surgíó luego que Juana Viale y Victoria Césperes, las protagonistas de esta obra, compartieron una clase magistral de ocho horas de duración. Al finalizar la misma, sintieron el deseo de hacer algo juntas y buscaron un texto que les resulte atractivo, surgiendo luego el nombre del dramaturgo chileno Luis Barrales, a quien sin conocerlo, le acercan el texto y enseguida, el autor manifiesta que sería un gusto trabajar junto con ellas en el proyecto, pero dejando claro que no haría ninguna obra, que no estuviese escrita por él.
Fue así como los tres, comenzaron a reunirse, para reelaborar aquel texto inicial y se dió un proceso creativo muy rico, en que a partir de ejercicios experimentales, ficcionales y sugerencias de las mismas actrices, se sucedían los ensayos y de acuerdo a lo que sucedía en esos ejercicios, el autor iba escribiendo el libro. Una elaboración artesanal y para nada rígida, ya que el texto permanentemente se modificaba, de acuerdo a los resultados y las experiencias que surgían de los ensayos.
La Sangre de los Árboles, es una propuesta que permite a las protagonistas, jugar en el escenario, moverse con libertad, para ir cambiando en forma permanente de personajes y vínculos, pudiendo ser por momentos hermanas, el inicio de la obra planea justamente ese interrogante, saber si lo son, en otros serán pareja, también madre e hija, se amarán, se odiarán y se traicionarán, a lo largo de la obra, en un desarrollo, en el que, se desatarán un torbellino de emociones.
La figura convocante de la obra, sin dudas, es Juana Viale, más conocida por sus trabajos en cine y televisión, aquí decide apostar por el teatro independiente, en una obra profunda y compleja, que como la misma Juana dice, no está pensada para facturar o llenar teatro, como dijimos antes, serán las emociones, las protagonistas de la noche.
Nos encantó el trabajo de Juana, como Leonor, bióloga y lesbiana, en un papel muy exigente, en el que debe recurrir a todo su bagaje técnico y se luce mucho, con una entrega absoluta. Se nota que es su proyecto y está cómoda en escena, se la nota contenta y disfrutando cada instante, permitiendo que el espectador sea partícipe de ese disfrute. En nuestra opinión Juana, es una gran actriz y aquí no hace más que confirmarlo.
Su coequiper es la joven actriz uruguaya Victoria Césperes, ella es Manuela, traductora y a punto de casarse, toda una revelación para nosotros, no se amilana para nada con el desafío, mostrando una fuerza actoral y una versatilidad que hay que destacar, transitando en gran forma los diferentes estados emocionales, que exige la obra.
Juntas muestran una química muy difícil de conseguir, la obra tiene recorrido y esto se nota de manera positiva, las dos tienen actuaciones potentes, van a fondo, se las nota muy a gusto y conectadas totalmente entre ellas. Hay muchas escenas, que quedarán en la memoria, solo anticipamos, una en la que son dos señoras mayores, que es realmente deliciosa.
Pero no estarán solas en escena, a las protagonistas, las acompañan Lucía Gómez, con su cello, superlativo su aporte, con bellas melodías y sonidos, que van acompañando el relato. Sin dudas un toque de distinción, que enriquece y embellece el espectáculo.
Una puesta minimalista propone el director, con una escenografía despojada, con muy pocos elementos en escena, solo hay una mesa de vidrio con ruedas, un microscopio y algunos libros. En esta obra, el protagonismo, lo tiene la palabra y la puesta deja en claro esto. Debemos destacar, el diseño lumínico, que crea las diferentes atmósferas, que pide la trama.
En definitiva, La Sangre de los Árboles, es una obra con varias capas, sin un esquema fijo, con mucha poesía, donde las protagonistas, se conectarán desde diferentes vínculos, ya sea como hermanas, pareja y hasta madre e hija. Siempre buscando su identidad, su origen y teniendo claro, que ellos modificará su presente.
Una pieza abierta, donde cada espectador de acuerdo a su realidad, descubrirá algo distinto, ya que es muy rica en conceptos. En lo que no hay dudas y todos vamos a coincidir, es en las excelentes interpretaciones de Juana y Victoria, que se las nota, disfrutan cada escena, son libres y logran movilizar al espectador, con actuaciones cargadas de emociones.
El aplauso prolongado, que el público que colmó la sala, les tributa a las protagonistas, al término de la función, deja claro que disfrutaron de una entrañable velada de buen teatro.
Pensador Teatral.