Viernes 20 30 hs en Teatro Payro ( San Martín 766 )
Teníamos muchas expectativas, por ver la nueva obra de la Compañia Teatral Comedias Negras, cuyo director es el reconocido dramaturgo Claudio Gotbeter, cuyas obras fueron representadas en más de veinte países, de distintos continentes,algo que muy pocos autores consiguen.
Sus textos fueron traducidos al inglés, francés, portugués, italiano, alemán y hasta el árabe, siendo su material, objeto de estudios, en universidades y escuelas de artes dramáticos de todo el mundo, ya que sus obras, tienen una estética extremadamente cuidada y un sello que las distingue.
Por lo general, Gotbeter no acostumbra a estrenar sus piezas, antes de cumplir dos años de ensayo, algo que queda demostrado en la calidad y precisión de sus espectáculos, que por lo general recurren al humor, para abordar temas complejos, como la conciencia humana, los miedos y las dudas existenciales, que todos tenemos.
Hecha ya la introducción respecto del autor, que entendemos puede ser útil, para lo que contaremos a continuación, digamos ya de entrada y sin prolongar el suspenso, que con Maldita Nada de Nada, nuestras expectativas previas, fueron ampliamente superadas, al término de la obra, ya que disfrutamos de una hermosa noche de teatro, de la mano de un texto disparatado y actuaciones superlativas, del numero elenco reunido. Y nos quedamos con ganas que la obra siguiera, siendo este un claro indicador, de lo bien que lo pasamos.
Es bueno mencionar para el espectador desprevenido, que Maldita ... es una pieza absolutamente original, diferente a las obras que acostumbran a verse en la cartelera porteña, con una personalidad y una estética propia, que debemos valorar, notando el trabajo previo que hay atrás.
Solo comentaremos el comienzo de la obra, para que vean que no exageramos, cuando decimos que veremos algo distinto. En ese inicio, tendremos frente a nosotros, a mujeres vestidas integrantes de negro, que nos observarán fijamente, sin decir palabra y sosteniendo un silencio que se prolongará por algunos largos segundos, inquietando a un espectador, que tratará de descubrir que sucederá a partir de allí.
Ese será solo el inicio, a partir de ahí la trama arrancar'a y ya no se detendrá, creciendo de manera rítmica, sincronizada y con coreografías que se ejecutarán, con una precisión y una coordinación que asombra. No vamos a contar mucho del argumento, para que lo descubran cuando vean la obra, solo diremos que esta particular orquesta, que se dedica a tocar en funerales, recibirá de parte de su directora, una noticia tan sorprendente, como demoledora, ya que les comunica que sus instrumentos olvidados en el cementerio, fueron robados algunos de ellos y destruidos otros.
La novedad causa un efecto devastador sobre el grupo, que de a poco y en forma catártica comenzarán a relatar sus penas, miedos, dudas y desgracias, ante la atención del resto, generándose infinidad de escenas disparatadas y absurdas, provocando muchas risas en la platea y hasta allí contaremos. Cuando vean la obra, verán que acciones toman los integrantes del coro y si finalmente pueden recuperar sus instrumentos.
Este texto tan loco y disparatado, tiene muy buena repercusión, debido a la gran respuesta del elenco reunido para la ocasión, que se muestra absolutamente comprometido con la estética y la filosofía que caracteriza al autor. El desafío no es sencillo, la exigencia es grande, pero el elenco demuestra estar a la altura del reto.
El despliegue escénico es muy importante, ya que hay trece actores en escena, en realidad son doce actrices y un actor los que estarán en el escenario, interactuando la mayoría del tiempo de manera simultánea, algo que requiere mucha coordinación y una perfecta sincronización de las acciones, dos cuestiones que se cumplen a la perfección.
Lo que destaca aquí es el conjunto el bloque de actores, pero el director tiene la habilidad, de dejar espacio además para el lucimiento individual, de la mayoría de las protagonistas, que aprovechan muy bien la oportunidad, para dejar su impronta.
Corriendo el riesgo de ser injustos, vamos a mencionar a algunas de las protagonistas, ya que la buena factura de sus interpretaciones, merecen el destaque. Arranquemos por Haydee Arevalo, como Agripa, la directora del coro, que deberán luchar contra viento y marea, parta tratar de ordenar a un grupo, bastante disperso. En un elenco muy joven, Haydee es la excepción y queremos destacar especialmente su labor.
Yendo ya al coro, nos encantaron las composiciones de Anamar Wright, como Paloma y sus dudas existenciales que la acompañan desde siempre, las preguntas.. El histriónismo de María Otilia Plastine como Arsenia, la ternura y el sentimentalismo de Lourdes Isola ( Olimpia ), a la que conociamos ya de trabajos anteriores y aquí volvemos a verla en una gran nivel, el vozarrón y la personalidad de Erica Spósito ( Orlanda ), las preguntas y esos pelos al viento de Patricia Vasile ( Odina ), las interrupciones y opiniones no aceptadas de Julia Fiks ( Ailuj ).
Mencionemos en párrafo aparte, al único hombre del elenco, Ariel Osiris, un actor de mucha experiencia, otro viejo conocido nuestro, por haber visto trabajos anteriores, que se destaca mucho componiendo a un Petronino, quejoso, con voz chillona y con gran presencia escénica, que tiene muchos pasajes de lucimiento.
Mencionemos también a Ivanna Centanni ( Arcilla ), Ana Belén Capistrano ( Praga ), Micaela Veltani ( Praga ), Esmeralda Lerena ( Omega ) y Anabel Vartanian ( Atila ), todas ellas hacen un aporte fundamental, para el conjunto, que es el que resalta en la obra.
Este elenco comprometido, es el corazón de la obra, sus gestos, sus miradas, la expresividad a flor de piel y un compromiso constante, para mantener bien alto la dinámica de una obra que no decae en ningún momento y siempre está bien arriba, algo que más allá del texto, es mérito del elenco, que le pone mucha pasión y alegría a sus trabajos.
La puesta tiene una musicalidad y un ritmo que distinguen la trama. La escenografía es despojada y casi sin artilugios escénicos, serán las protagonistas con sus voces y su corporalidad la que llevarán adelante la historia. Un ítem a destacar es el diseño lumínico de Julio Clara Rodríguez, jugando mucho con la oscuridad y un color negro que marca tendencia aquí,
Bien, no queda mucho más para agregar, nos sorprendimos muy gratamente con Maldita Nada de Nata, una comedia negra, que mediante el absurdo y el humor, se anima a explorar en temas existenciales, como los miedos, la fragilidad, las dudas y principalmente de como nos sentimos antes los hechos que nos suceden y muchos veces nos desbordan.
Recomendamos especialmente la obra, se encontrarán con un texto muy rico de Claudio Gotbeter, con una puesta muy musical, rítimica y bellisima desde lo estético, disfrutando además de actuaciones muy destacadas y excelentes composiciones de los distintos personajes.
Como frutilla del postres, hacía mucho tiempo, que no veiamos al Payró repleto, con un público entusiasta, que se enganchó desde el arranque con la historia y que al final de la función despidió con una hermosa ovación a las protagonistas. Desde nuestro humilde sitio, siempre celebramos las propuestas originales, que arriesgan con algo diferente. Maldita Nada de Nada, además de ser original, es un espectáculo que merece verse, teatro independiente de calidad que recomendamos.
Pensador Teatral.