Lunes 20 hs en El Tinglado ( Mario Bravo 948 )
Una cita con la historia política argentina, nos propone Pacho O´Donnell, escritor e historiador, reconocido por su búsqueda permanente, por echar luz sobre aspectos desconocidos de nuestra historia, en base a investigaciones realizadas siempre con mucha disciplina y por ello, sus trabajos son siempre respetados por la opinión pública.
En esta oportunidad Pacho, imagina un encuentro entre Leandro N. Alem y Lisandro de la Torre, dos dirigentes radicales, políticos honestos, que entendieron a la política, como una manera de solucionar los problemas de la gente y no satisfacer intereses personales, estando siempre en contra de la corrupción y del fraude. Ambos coincidieron en su hombría de bien, pero lamentablemente perdieron la batalla contra los poderosos de turno, este hecho es incontrastable, ya que ambos se suicidaron.
El arranque de la obra no podía ser más prometedor, ya que veremos como el fantasma de Alem ingresará a escena, para tratar de convencer a Lisandro de la Torre, de que no concrete su suicidio. Parece contradictorio, que justamente Alem que se quitó la vida, intente disuadir a su colega, que no cometa un acto, que el mismo llevó a cabo. Sin embargo, las razones que esgrime son valederas, ya que lo invita, a no repetir su error, ya que pensaba que el suicidio sería un mensaje fuerte contra los corruptos, por el contrario, ese acto se vería como un triunfo del poderoso, que disfruta viendo como los hombres honestos, quedan fuera del camino.
Una de las virtudes del texto es humanizar a estos dos políticos de raza, reconocidos por su honestidad y por entender a la política como un servicio. A lo largo de la trama se establecerá un diálogo muy interesante entre estas dos referentes radicales, en el cual hablarán de sus principios, sus enemigos, la lucha contra la oligraquía, los acierto y errores que cometieron en su carrera, aparecerán además personajes históricos como Hipólito Irigoyen, los vericuetos y chanchullos de la política, siempre alejada de los intereses del pueblo. Pero también hablarán de sus pasiones como hombres, sus miedos y de sus vidas solitarias, en las que no encontraron el amor verdadero.
Las actuaciones que presenta la obra, son magníficas, Aldo Pastur interpretará con maestría a un temperamental Lisandro de la Torre y Daniel Dibiase realizará una composición soberbia de Leandro N Alem. El duelo actoral que mantendrán ambos, a lo largo de la trama, será apasionante y las discusiones políticas alcanzarán una temperatura alta, que le darán mucho realismo al debate político que establecen.
Tanto Aldo Pastur, como Daniel Dibiase, tienen una vasta experiencia en las tablas y eso se traduce en un manejo de los tiempos y una fuerte presencia escénica, que generan un enorme disfrute en los espectadores. Además, el texto, permitirá que cada uno de ellos, tenga su momento de lucimiento individual, llevando a cabo algún monólogo y discurso.
La puesta que propone Gerardo La Regina es más bien desprovista desde lo escenográfico, alcanzan una mesa y dos sillas, como marco escénico. Indudablemente en esta pieza, la palabra es la que tiene preponderancia. Destacamos la bella música original de Bernardo Fingas que acompaña la puesta y párrafo especial para Daniel Durso, para colaborando con las logradas caracterizaciones de ambos personajes. ( para no perderse la chiva de Leandro )
Nos enganchamos mucho con la propuesta, siempre nos atrae el teatro histórico / político y más cuando de refiere a una época contemporánea de Argentina. La obra nos permite repasar los aspectos centrales de dos personajes centrales de la política del siglo pasado, dos dirigentes honestos, que no traicionaron sus convicciones y prefirieron quitarse la vida, antes que adoptar prácticas comunes en la política, pero reñidas con la moral. El texto de Pacho además, resulta una crítica manifiesta y certera, a las miserias y mezquindades de nuestra clase política, que aunque pasen los años, siguen con las mismas mañas, sin darse cuenta que Argentina, es un país cada vez más pobre.
Valoramos mucho que obras como La Decisión encuentren espacio en la cartelera porteña, ya que el espectador al verla siente, que quiere conocer más de la historia política del país, reconociendo hechos que no están incluidos en nuestra educación. En suma, estamos en presencia, de un texto muy interesante, que hace justicia con dos verdaderos ejemplos de políticos de bien, como Leandro Alem y Lisandro de la Torre, permitiendo disfrutar de dos actuaciones magníficas y reflexionar acerca de como la mayoría de las veces, los buenos pierden la batalla y son los malos los que tienen el poder y rigen nuestros destinos.
Pensador Teatral.