Viernes 21 hs en Pan y Arte Teatro ( Boedo 876 )
Un texto muy rico de la multipremiada dramaturga y escritora Griselda Gambaro, llega al Pan y Arte, en una potente e intensa versión dirigida por Guillermo Ghío. La autora se inspiró en un hecho histórico y lo recreó de manera libre.
El historiador estadounidense John Spence, rescata en su libro, la historia de Hue, un letrado chino, que allá por al año 1722, decide acompañar a un misionero jesuíta francés, que le propone viajar a su país, para trabajar como su asistente, para traducir del chino, antiguos textos religiosos como el I Ching. Gambaro leyó la historia en aquel libro y seducido por la pintoresca anécdota del chino que es llevado a Francia, escribió este texto atrapante.
Hue, vive en China con su madre, con la que mantiene una relación ambigua y no puede resistirse a la propuesta del sacerdote francés. Quería conocer como era el mundo lejos de su patria, experimentar nuevas culturas, llegando a la prometedora Francia, donde seguramente se viviría mejor que en su patria y no habría pobres. Su madre no está nada contenta, con la idea de que su hijo la deje sola y desconfía de la propuesta que le hizo aquel sacerdote poco confiable Un sexto sentido, tal vez sea el que le advierte, que aquella aventura no traería nada positivo para su hijo. Pero ante la decisión ya tomada de Hue, terminará aceptando a regañadientes su ida, con la promesa, que en unos años volvería a casa.
El viaje en barco hasta Francia, durará meses en aguas revueltas y será tortuoso. Ya en aquella travesía aparecerán los primeros cortocircuitos entre el ingenuo Hue y el sacerdote, que será su único interlocutor en su excursión por tierras europeas, ya que es el único que habla chino. Al llegar a tierra firme, la relación empeorará. Hue se muestra caritativo y comprensivo con los pobres, que al parecer también existen por allí, pero el sacerdote no se comporta para nada de manera cristina. Se muestra soberbio y egoísta, para sorpresa del joven chino, que comienza a dudar de las intenciones de su guía.
La desgracia de Hue se acentuará cuando el sacerdote, ya algo cansando de su compañero, decide seguir su camino sin él. Le pedirá a su sacristán que se haga cargo de su cuidado, algo que suena muy complicado ya que no hablaba una palabra de chino. En realidad nadie entiende el idioma chino en Francia. Como se comunicarían con aquel hombre que luce perdido y con costumbres que parecen tan extrañas para el pensamiento occidental. El sacristán, se convence que lo mejor es sacarse el problema de encima y llevar a Hue a un manicomio, que debe ser el mejor lugar para una persona que se compartan de manera tan rara y no puede hacerse comprender.
La estadía de Hue en aquel manicomio será un verdadero calvario. No vamos a contar más, para dejar que el espectador cuando vea la obra descubra que sucederá con el desdichado chino, que fuera llevado desde su hogar a tierra tan lejanas y abandonado allí a su suerte, sin ninguna consideración. Solo diremos que en la pieza se marcará con crudeza, lo que puede ocasionar el choque cultural, la ignorancia y la discriminación hacia el distinto. En vez de intentar comprender sus diferentes costumbres y aprender de ellas, se opta por lo más sencillo, marginarlo y encerrarlo. Ejercer el poder contra el más débil, es una tentación que siempre luce a mano.
En este texto atravesado por el dolor y la crueldad, debemos mencionar actuaciones muy destacadas. arrancando por Patricio Schwartz como Hue, el incomprendido, el que recibe todo tipo de humillaciones y siempre pone la otra mejilla. Composición plena de sensibilidad y emocionalidad la que nos regala Patricio. Estupendo su trabajo.
Mucio Manchini, es el padre jesuíta, un verdadero villano, ya que en vez de seguir la senda de Dios y estar a disposición de los más necesitados, elige el camino contrario. Un actor de grandes recursos Mucio, al que elogiamos en varias reseñas de este sitio, mostrando una vez más su versatilidad.
El el rubro de villanos, gran mayoría en la obra, debemos incluir a Pablo Turchi, como un cochero impiadoso y desdoblando a un personaje famoso que no queremos adelantar. Nos gustó mucho el trabajo de Marcelo Sein, como el advenedizo sacristán y también como compañero en el manicomio, en ambos papeles, muestra un histrionismo a flor de piel. Completa el elenco masculino Nicolás Meradi, como mendigo y en otros momentos como un recto doctor, muy buena la dualidad.
Por el lado de las actrices, hay dos muy buenas labores, Liliana Moreno como la madre de Hue, aquella que aconsejó a su hijo a no viajar, respetando luego su decisión y dispuesta a recibir a otra persona unos años después. Leticia Cabeda, por su lado, dará vida a varios papeles femeninos y en todos ellos encuentra su lucimiento, con una entrega física digna de destacar.
Se hizo algo extensa la descripción del elenco, pero entendemos que la calidad de las actuaciones y el compromiso mostrado, así lo ameritaba. Se reunieron para la ocasión, a siete actores, todos ellos con muy buena experiencia en teatro independiente y esto sin dudas es un valor agregado para la obra, algo muy bien aprovechado por la precisa dirección de Guillermo Ghio, que les deja espacio a cada uno de ellos, para el lucimiento individual.
Es muy logrado es dispositivo escénico ideado por el director, con una escenografía que los mismos actores irán montando al comienzo de cada acto, encastrando tarimas y piezas, optimizando los recursos. Otro ítem a destacar es el diseño de vestuario de Pheonía Veloz, que aporta para darle realismo a la historia.
En definitiva, estamos en presencia de un texto profundo de Griselda Gambaro, que resulta una muy buena semblanza actual de un mundo actual, que cierra sus puertas, rechazando al que llega desde lejos, al inmigrante. La discriminación y la violencia contra el distinto, es el camino más elegido, el menos trabajoso, sin pensar en lo mucho que se puede aprender de otras culturas, que tienen mucho que enseñarnos.
Disfrutamos mucho de Es necesario entender un poco, ya que pese a ser un texto duro y cruel, nos invita a reflexionar, sobre lo fundamental que es la comunicación, mostrarse receptivo y tender una mano solidaria con el recién llegado, que si bien en una primera mirada, parece tan ajeno a nosotros, agudizando la vista, veremos que aquel desdichado, se parece en mucho a nosotros y que tal vez una de las formas de salvar a esta sociedad caótica e inhumana, es que los desdichados del mundo se unan y juntos emprendan la lucha contra los poderosos, que desde hace siglos, someten al hombre común es su propio beneficio.
Pensador Teatral.