Domingos 19 hs en Teatro El Extranjero ( Valentín Gómez 3378 )
Original y potente propuesta es la que presenta Las Ratas, escrita por el dramaturgo brasileño Vinicius Soares, que hay que decirlo de entrada en un espectáculo experimental que toma riesgos en grande y rompe con las todas las estructuras habituales del teatro independiente.
Definida como tragedia sonora para seis actores y operación de sonido en tiempo real o también como una ópera contemporánea muy particular, ya no hay instrumentos musicales en el escenario, ni cantantes tradicionales, pero será el sonido en diferentes formatos, el factor central de la obra. Sonidos provenientes de objetos, algunos aparatos electrónicos, artesanales otros y de las voces de los actores, musicalizando la trama de diferentes maneras.
La obra se sitúa en un mundo apocalíptico, en el que la peste arrasó con todo. Una familia vive encerrada en un sótano. Ya no es posible salir al exterior, la manera de sobrevivir es vivir encerrados y sin contacto con el afuera, ya que allí domina la violencia, la muerte y el caos. La falta de alimentos es un problema sin solución, por eso las condiciones de vida allí abajo son infrahumanas y la única fuente de alimentación, que pueden conseguir allí, es alguna rata que logran cazar, para aprovechar su carne y luego sus huesos que chupan hasta que no quede nada. Eso sí deberán, tener mucho cuidado y a la noche dormir arriba de la mesa o en alguna superficie elevada, porque el tamaño de las ratas es considerable y pueden ser devorados por ellas.
La tensión reina en los integrantes de aquella familia y ninguno parece estar totalmente en sus cabales. Allí abajo domina la violencia, el individualismo y la desconfianza. Hay que ser fuerte para sobrevivir y para eso no hay que tener miramientos con el otro, que se percibe como un enemigo. En ese ambiente caótico, una mujer joven, en medio de la noche, les golpeará la puerta del sótano, pidiendo ayuda y poder quedarse una noche allí. El rechazo de todos los integrantes de la casa, es inmediato, ya son muchos allí, para alojar a una persona más, que encima llega del amenazante exterior. Pero la joven dice, tener en su mochila, pan y agua para pagarles esa estadía, un tesoro que en las condiciones actuales, no pueden rechazar.
Atraídos por la promesa, dejarán entrar a la joven y allí las divisiones de la casa se realzarán más aún, ya que surgirán los peores sentimientos y la muerte parece rondar a cada instante la existencia de quienes habitan ese sótano. Pero bueno ya contamos demasiado, el resto dejamos que lo descubra el espectador cuando vea la obra, para mantener el suspenso, que es una de las mayores virtudes que tiene la historia.
La pieza busca reflexionar sobre el individualismo, el miedo y la violencia, que producen algunas políticas neoliberales, que fomentan la avaricia y la ambición desmesurada del hombre, en búsqueda del lucro, sin pensar en el bienestar general de la humanidad. La dramaturgia recorre esos conceptos, jugando muy bien con las metáforas, aunque en algunas oportunidades, la trama para el espectador poco atento puede volverse algo compleja, ya que no debemos olvidar el carácter experimental que tiene la propuesta, que recurre en gran parte, a formas de comunicaciones, no habituales, para transmitir su mensaje.
Es hora de hablar ya del elenco que presenta Las Ratas. conformado por artistas latinoamericanos, con formación multidisciplinaria y con amplios conocimientos musicales, que se entregan por completo, con un compromiso y una pasión, que debemos resaltar, porque la obra es muy exigente y requiere una prestación máxima de los actores.
Vamos a dar algunas lineas de cada uno de ellos, creemos que una de las actuaciones más destacadas es la de Sergio Ferreiro, como un abuelo bastante desalmado y con un pasado militar que rememora varias veces, tratando de influir en la casa, aún consciente de su edad. Gran trabajo de Sergio. Martín Scarfi, es otro que resalta, por su gran presencia escénica, es quien trata de hacer cumplir las reglas en la casa y mantener el orden en la casa, asumiendo el papel de un líder bastante autoritario. Muy bueno lo de Martín. Ignacio Monná muestra su veta histriónica, componiendo a un hijo, que parece el menos cuerdo de la casa y a la vez, parece ser el más humano de todos.
Del lado femenino, resaltamos el estupendo trabajo de la uruguaya Sofía Drever, la extraña que llega a la casa, prometiendo alimentos a cambio. Es el personaje, que rompe el equilibrio de la trama. Excelente lo de Sofia, componiendo a un personaje sensible y pudiendo lucir además su estupenda voz lírica. Karina Scheps es otra que luce mucho, como la madre, que descontenta con su hijo díscolo verá en la intrusa, una oportunidad inmejorable, para revertir esa maternidad fallida. Impresiona la entrega de Karina. Por último, mencionar a la catalana Teresa Floriach, que dá vida a una abuela misteriosa e inquietante, bien en sintonía con el texto, siendo el personaje más enigmático de todos.
Realmente los seis actores, cumplen un trabajo estupendo, como dijimos la obra no es para nada sencilla y si la dramaturgia puede presentar algún bache o dificultad en el entendimiento para el espectador, esto queda en un segundo plano, gracias a la prestación de un elenco, que no se guarda nada.
Vayamos a la puesta de Las Ratas, que entendemos es junto con las interpretaciones, el aspecto más destacado, ya que se nota un gran trabajo de realización, para lograr una atmósfera tan sórdida, que por momentos incomoda al espectador por su crudeza. Vamos a mencionar al menos a parte del equipo, ya que lo merecen. Pablo Archetti, a cargo del vestuario, escenografía e iluminación, merece un excelente, ya son tres rubros que están en sintonia perfecta con la puesta apocalíptica que presenta la historia.
Párrafo especial para Manuel Pérez Vizán, a cargo de la operación de sonido, aspecto fundamental de esta pieza. Hay sonidos ambientales permanentes, instrumentos no convencionales que suenan en todo momento y las voces de los protagonistas, que por momentos hablan, en otros susurran y en algunos cantan el texto. Amalgamando todos estos recursos, aparece la figura de Guillermo Vega Fischer, el director de Las Ratas y uno de los responsables de la explosividad de una puesta, que sorprende por su potencia y crudeza.
En definitiva, estamos en presencia de una obra experimental, que juega permanentemente con el absurdo y el grotesco, para transmitir un mensaje de advertencia sobre este mundo actual, que cada vez está más deshumanizado. La obra tiene un realismo y una sordidez, que por momentos puede resultar perturbadora y difícil de digerir, para un espectador que en su inconsciente, quiere pensar que el ser humano no es así, pero luego reflexionando se dará cuenta, que si la humanidad atraviesa tantos problemas en la actualidad, esto en parte puede explicarse por la irracionalidad y la falta de ética existente en la sociedad actual.
Las Ratas es una obra diferente, que sin dudas moviliza al público. Como dijimos el texto no es sencillo y tal vez algún espectador de teatro tradicional, queda afuera de una propuesta, que juega de manera constante con el teatro del absurdo, para desarrollar una trama muy rica. Pero para aquellos espectadores ávidos, de manifestaciones disruptivas, que desafían lo convencional, sin dudas se verán seducidos, con esta obra que conjuga teatro, opera, música, sonidos y mucho más, con un elenco que se entrega por completo, para gritar con fuerza el mensaje, advirtiendo que si no se produce un cambio en la sociedad, el futuro de la humanidad es oscuro y en el mundo, observaremos como las ratas y los hombres estarán en un mismo plano, luchando por sobrevivir.
Pensador Teatral.