Dramaturgia y Dirección de Julieta Timossi.
Viernes 21 30 hs en Moscú Teatro ( Ramírez de Velasco 555 )
En tiempo de pandemia, donde las salas teatrales permanecieron cerradas varios meses, surgieron nuevos lenguajes adaptados a los tiempos de virtualidad, teatro por streaming, funciones por Whatsapp, teatro filmado y también aparecieron los podcasts. Para quienes no conocen bien en que consisten, podemos decirles que los podcasts son una serie de capítulos grabados en audio, que se transmiten online.
Las propuestas en audio muchas veces no son tenidas en cuenta, por el simple hecho de carecer de imagen, pero sin dudas ofrece muchas opciones, para contar todo tipo de historias. Para cerrar el concepto, podríamos pensar a los podcasts, como una versión moderna de los radioteatros, que tanto éxito tuvieron en Argentina en la década del 30.
Casi un siglo después del apogeo de los radioteatros y en plena pandemia, Julieta Timossi, joven actriz y dramaturga, escribió Laberinto, texto que fue pensado como podcast, grabado y editado a principios de este año, circulando en esa versión con muy buena reperecusión, pero sin nunca perder de vista, la idea de lograr representarlo en el futuro en una sala teatral. El desafío para Julieta era grande, ya que nunca había hecho un podcast y contó con la ayuda de Federico Marino, que se encargó del diseño sonoro y la edición. Y por otro lado, había que ver luego como llevar está creación sonoro, al ámbito teatral.
Podemos decir que el desafío fue resuelto de la mejor forma, ya que Laberinto, la obra que se presenta en Moscú Teatro, resulta muy atractiva por la originalidad de su puesta y por una trama que atrapa al espectador desde el inicio, ya que aborda el tema de los vínculos amorosos, desde un ángulo muy interesante.
El dispositivo escénico presenta los pensamientos de los personajes, tal monólogos, por un lado y las escenas entre los actores por el otro, pero siempre apuntando al púbico como interlocutor, buscando que el mismo testigo y partícipe de lo que está sucediendo en el escenario y de un relato que va creciendo en intensidad a medida que la trama avanza.
Del argumento podemos decir que Laberinto, es la historia de un triángulo amoroso. Alfonso está de novio hace cinco años con Sofía, pero un Sábado a la noche conoce a Lucrecia en un boliche y comienzan a salir. Ella no sabe que el tiene novia y se engancha, le pone fichas a la relación. Pero aparecerá en acción Sofía, la engañada, que decide no quedarse con la brazos cruzados y tomar la rienda de la situación.
Y hasta allí vamos a contar, para mantener el suspenso, el resto lo descubrirá el espectador cuando vea la obra. Solo agregaremos que Laberinto, además de ser el nombre del boliche, donde se conocen Alfonso y Lucrecia, hace referencia a los laberintos mentales, que tienen los protagonistas de esta historia de amor, donde aparecerá la adrenalina de toda nueva relación, la mentira, la culpa y lo que sucede cuando los engañados se chocan con la triste realidad.
Es momento de hablar de los protagonistas de este triángulo amoroso. Nos gustaron mucho las actuaciones que presenta la obra, en especial las actuaciones de las protagonistas femeninas. Belén Carluccio, es Lucrecia, la ilusionada con ese nuevo amor. Vive sola y además de ir los sábados a bailar, integra un equipo de futbol femenino que se reúne a jugar todos los Domingos en La Boca el barrio en el que vive. Muy buena la composición de Belén, como una chica más bien guarra y con modales poco femeninos, que se ilusiona y mucho con ese chico al que conoció en Laberinto.
Pablo Pandolfi, es el villano de la historia, el que juega a dos puntas, disfrutando en principio de su infidelidad, pero no queriendo perder la relación formal de años con su novia, con un carácter posesivo, difícil de justificar. Muy buen trabajo de Pablo. Para el final dejamos a Marina Pacheco, que da vida a Sofia, que es la contracara de Belén. De familia bien constituida, muy femenina y de modales refinados, no dudará en meterse en el barro, para luchar conservar su amor. Nos gustó mucho la composición de Marina, que redondea una actuación muy destacada.
No era sencillo para los protagonistas de la historia, llevar adelante esta obra de características particulares, al provenir de una creación que tiene un lenguaje diferente al habitual para el teatro, pero sin dudas entendieron la dinámica y se adaptaron muy bien a la propuesta de Julieta.
La obra conserva de su formato original la estructuración en capítulos y tiene una puesta original, donde tendrá gran protagonismo, una pantalla donde se proyectarán imágenes grabadas de los protagonistas que jugarán con las escenas en vivo, para ir completando algunas piezas de este rompecabezas amoroso.
La puesta presenta música de los 80´, luces de neón y tiene una ambientación que recuerda los boliches de aquellos años. Otro recurso interesante, es que los actores siempre permanecerán en todo momento en escena y harán los cambios de vestuario a la vista de los espectadores. El diseño lumínico, la musicalización y un vestuario ochentoso, son puntos altos de una puesta efectiva.
En definitiva, disfrutamos mucho de la obra, por su originalidad y por una trama que engancha al espectador desde el inicio, primero porque tiene que adaptarse al lenguaje que la pieza presenta y luego de hacerlo, disfrutará de una historia que engancha , porque resulta cercano y porque aborda la temática de los vínculos amorosos, sus límites y todo lo negativo que conlleva la infidelidad, todos estos temas convocantes.
Celebramos la aparición de propuestas como Laberinto, que se atreven a salir de los formatos habituales, trayendo al teatro, nuevos lenguajes que sin dudas lo enriquecen y además en este caso lo hace de la mano de un relato que atrapa en todo momento a los espectadores que quieren conocer, cuál será el desenlace de esta historia amorosa.
Pensador Teatral.