Dramaturgia y Dirección de Rubén Mosquera.
Miércoles 20 hs en Teatro Multiescena ( Av. Corrientes 1764 )
Una muy grata sorpresa nos llevamos con Antinomia, obra escrita por Rubén Mosquera, de la que teníamos muy pocas referencias, antes de verla y que nos presenta dos historias diferentes, que correrán de manera paralela y magia del teatro mediante, se unirán en el final de la trama.
La dramaturgia se refiere a temáticas importantes y no muy representadas en el teatro, nos referimos a los problemas de comunicación por un lado y a la lucha por defender la identidad propia por el otro. Estos tópicos se reflejan por un lado en la historia de un hombre, al que le entienden todo lo contrario a lo que dice y a partir de ese problema, deberá idear una compleja estrategia, para que sus dichos sean entendidos por lo otros, modificando su lenguaje, debiendo comunicar lo que no siente, para que lo entiendan. Siendo esta una situación que puede parecer divertida, pero que en realidad lo obliga a estar siempre atento a lo que debe decir, perdiendo espontaneidad y teniendo una angustia constante, ante la posibilidad de no ser comprendido por sus seres queridos o en su profesión.
La otra historia, mostrará el relato de una mujer, que cuando concurre a votar, nota que por un error administrativo, sufrió el cambio de su apellido y a partir de allí, emprenderá una lucha titánica contra la burocracia de un sistema, que no entiende razones y carece de lógica. Aquí también se hará presente la angustia, en este caso de una mujer, que tendrá que dedicar tiempo y energías, para intentar demostrar quien es y defender una identidad de la que se siente orgullosa.
Y hasta allí vamos a contar para no spoilear la obra, solo diremos que estas personas incomprendidas y angustiadas por una sociedad y un sistema que les resulta hostil, de alguna manera y por designios del destino, se reunirán y no contaremos más.
Más allá de la dramaturgia, a la que ya elogiamos, entendemos que los responsables de que la obra resulte tan atractiva para los espectadores, es responsabilidad de la dupla protagónica que la representa, nos referimos a Nicolás Pettorossi y a Inella Marcucci, dos jóvenes actores, que resuelven en gran forma un texto largo y complejo, que resulta un reto muy grande para ambos y hay que decirlo claramente, logran sortearr en gran forma el desafío.
La exigencia es grande, porque ambos están todo el tiempo en escena, no tienen descanso y la puesta tiene la particularidad, que mientras cada uno protagoniza su propia historia, el otro acompañará esa suerte de monólogo, desdoblando una gran cantidad de personajes, que permitirá las interacciones que la trama propone. Esto requiere mucha repentización y concentración para entrar y salir de cada personaje en cuestión de segundos, algo que Nicolás e Inella consiguen con solvencia.
Como atractivo adicional, mencionar que la metamorfosis de personajes, sucede a la vista de los espectadores, ya que ambos protagonistas, realizarán los cambios de vestuario y de apariencia sin salir de escena,. Impresiona en especial como Inella, cambia de look en segundos, cambiando su ropa, color de pelo, edad, etc y lo mismo ocurre con Nicolás. Magníficas las interpretaciones desde lo individual, que se potencian en el conjunto, ya que se nota hay buena química y complicidad entre ambos, algo que resulta indispensable para el texto y le agrega mucho valor a la puesta.
Hablando de la puesta, la misma es íntima y minimalista, presentando algunos elementos para destacar, como el vestuario a cargo de Vanesa Abramovich, fundamental para los cambios de personajes antes mencionados y también el diseño lumínico de Daniel Zappietro, que colabora con los diferentes climas de la trama.
En definitiva, celebramos la apuesta de Rubén Mosquera que desde la dramaturgia, elige temáticas originales y poco exploradas en nuestro teatro, como las dificultades que existen en la comunicación, lo difícil que resulta hacerse entender y más profundo, como conseguir la aceptación de los demás y encajar en un sistema, que en ocasiones resulta muy poco amigable.
Por todo lo mencionado recomendamos Antinomia, una obra que le imprime humor a situaciones angustiantes y que muestra como siempre el ser humano busca adaptarse a un mundo, que muchas veces le pone demasiadas dificultades en el camino. Sepan los espectadores que además de divertirse y reflexionar con el mensaje que acercan las historias, van a disfrutar de excelentes actuaciones, de una dupla protagónica, que sorprende por su versatilidad y nos regala una deliciosa noche de teatro independiente.
Pensador Teatral.