Viernes y Sábados 20 hs en Teatro Payró ( San Martín 766 )
Dramaturgia de Oscar Barney Finn y Marcelo Zapata. Dirección de Oscar Barney Finn.
Una interesante propuesta la nos presenta el notable dramaturgo y director Oscar Barney Finn, que en esta oportunidad comparte la autoria de este texto con Marcelo Zapata, periodista y escritor, autor de El Secreto de Puccini. Realizaron un arduo trabajo de investigación, consultando diversas fuentes, para escribir esta obra que si bien se apoya en sucesos verídicos, ambos autores se encargan de aclarar que no es una obra histórica.
Las acciones se desarrollan en la Roma del Año 42 AC, momentos en que Julio Cesar tenía una gran popularidad entre los romanos, tras haber derrotado a Pompeyo en una guerra civil de cuatro años, además había conseguido dominar Egipto, tras su alianza con Cleopatra y había expandido las fronteras de la república por lo que hoy es Europa, debido a sus triunfos militares. Además había aprobado leyes que favorecían a los más pobres y había escrito obras relatando sus viajes. Era un hombre carismático y el pueblo romano lo apoyaba.
Sin embargo, ciertos sectores de la sociedad romana veían en Julio Cesar, un líder arrogante y peligroso. Tomaba decisiones sin consultar a los senadores y su estilo era indudablemente autocrático. En los últimos tiempos, sus aires de grandeza crecían y hasta había estampado su cara en las monedas. Crecían los rumores que en cualquier momento podía proclamarse Rey, algo inaceptable para una Roma antimonárquica, que llevaba 500 años siendo una República, algo que no podía ponerse en riesgo, es por ese riesgo, que los senadores deciden armar una conspiración para asesinar a Julio Cesar.
Y la obra se centra allí precisamente, en la preparación de ese asesinato, ideada por los senadores, que habían elegido para la tarea a Marco Antonio Bruto ( Paulo Brunetti ) , por su valentía y por ser un intachable defensor de los valores de la república. La dramaturgia pone el foco en lo que sucede en la cabeza de aquel hombre, que días antes de tener que cometer el asesinato, manifiesta su arrepentimiento de ser el brazo ejecutor del complot.
Y allí comenzarán las presiones, en primer lugar de Casio ( Nelson Rueda ), su amigo y cuñado, uno de los ideólogos del plan, no aceptará su arrepentimiento, cuestionando enérgicamente su decisión. De manera más persuasiva, lo encarará Cicerón, senador, filósofo y su maestro, que le señalará la importancia de aquel acto que permitirá salvar a la República. Y su esposa Porcia ( Ana Yovino ) al tanto también de la conspiración, será otra que lo alentará para que dé muerte al dictador y vengue la sangre derramada en su familia.
Las presiones eran muchas, pero algo pasaba en la cabeza de Marco Antonio, su mente le dictaba que no debía matar a aquel hombre y en esa introspección se centra la obra. Contraria al crimen, solo se manifiesta su madre Servilia, amante de Julio Cesar, que lo alerta sobre el desastre que causaría su acto, además le marca que ese hombre al que le piden mate fue quien le salvó la vida hace un par de años, dejando la duda en su hijo, respecto sobre si no estaría cometiendo un magnicidio.
Y hasta allí vamos a contar, el relato marcará las intrigas políticas de la época y la lucha en la mente de un hombre íntegro, al que le piden quite una vida, para evitar un mal mayor. Las contradicciones y las tensiones se multiplican. Hay algún justificativo que permita cometer un acto criminal ?? Y en el supuesto caso que lo hubiera, que sucede con la ética y la moral de un hombre. Quienes conocen la historia, sabrán si finalmente Bruto cometió al asesinato o no y quienes no, deberán ver la obra, para saber que decisión finalmente tomó.
Momento de hablar de las actuaciones que tiene la obra, son siete los actores en escena, algo que celebramos y valoramos, ya que es algo inusual en estos momentos del teatro de independiente, donde abundan los unipersonales. Aquí el elenco es numeroso y todos encuentran espacio para su lucimiento, de acuerdo a la importancia de su personaje.
El rol protagónico está en manos de Paulo Brunetti, como un Brutus pensante y sensible, que se siente acorralado por las circunstancias y por estar obligado a cometer un acto sin tener el convencimiento necesario. Paulo actuó ya en varias obras de Barney Finn, quien le brinda la oportunidad este protagónico, al que responde en muy buena forma, con una actuación destacada.
Nos gusto mucho la actuación de Nelson Rueda, como Casio, el cuñado de Marco, A Nelson lo hemos elogiado ya en varias obras del circuito independiente y aquí vuelve a mostrar su versatilidad. Ana Yovino se luce mucho en el papel de Porcia, dotando de mucha pasión a su personaje, nos encantó su trabajo. Párrafo especial para Carlos Kaspar, como Cicerón. Carlos es un actor de gran trayectoria, que aquí muestra su presencia escénica dándole mucho destaque a su personaje.
Yendo a la puesta, la misma es minimalista, nos encontraremos con un espacio escénico despojado, sin reconstrucciones arquitectónicas de la época, ni tampoco vestuario de aquellos años. Tal vez se hubiera lucido más la historia con esos elementos, pero la idea fue presentar una obra de cámara, donde el texto sea la figura central, siendo para los actores un desafió grande, darle credibilidad a sus personajes sin los mencionados elementos.
En definitiva, una propuesta interesante la de Brutus, que trayendo una suceso de la Roma AC, nos presenta una historia humana de intriga política y conspiraciones, que nos sirve para reflexionar sobre como las soluciones violentas a los problemas políticos no suelen tener buenos resultados, ya que la historia ha dado muchas muestras, que la violencia, suelen traer venganzas, guerras y muertes, siendo peor el remedio que la enfermedad.
Una satisfacción grande ver al Teatro Payró, que hace poco festejó sus 70 años, colmado como en sus mejores épocas, por un público ávido de presenciar esta tragedia romana, que sucedió hace más de veinte siglos, pero que nos muestra que la humanidad sigue cometiendo los mismos errores y que las conspiraciones políticas siguen vigentes, prefiriendo el camino de la violencia, en vez de dialogar con quienes tienen ideas diferentes a las nuestras.
Pensador Teatral.