Dramaturgia de Roberto Cappella. Dirección de Emiliano Marino y Roberto Cappella.
Viernes 20 hs en Teatro El Grito ( Costa Rica 5459 )
Una de las virtudes que más valoramos del teatro independiente, es su capacidad para no dejar de sorprendernos nunca. Vemos muchas obras al mes, pero cada tanto aparece alguna con un algo particular que nos desarma y nos lleva a aquellos años en los que empezábamos a ver teatro y salíamos embobados de la sala. Y esto es precisamente, lo que sucedió como Simplemente me acuerdo, una obra de la que no teníamos muchas referencias y fue todo un descubrimiento, tanto que nos atrevemos a decir que estará sin dudas en nuestro top five, de las mejores estrenos del año.
Se estarán preguntando cual era es toque especial que tiene la obra, para que nos haya gustado tanto. Trataremos de darles algunas pistas, pero sin spoilear demasiado, porque uno de los puntos altos que tiene la trama es su suspenso y como de poco, el relató irá dejando al descubierto las diferentes capas que la recubren, siendo esto algo que como espectador se disfruta, por eso seremos precavidos.
Podemos decirles que Simplemente me acuerdo, nos propone viajar al mundo de los recuerdos de Rose ( Alejandra Oteiza ), la protagonista de esta historia, que aparecerá frente a nosotros algo perdida, sin saber muy bien donde está y que tiene que hacer. En cuanto toma un poco de confianza, nos contará que de adulta comenzó a tener un problema, por el cual le costaba recordar algunas cosas importantes de su vida. Por ahí recordaba alguna cosa banal, pero no se acordaba de un hecho trascendente.
Nunca se trató esta patología, pero encontró una manera para resolver los problemas que esto podría ocasionarle. Cuál fue esa solución ?? Se compró un cuaderno y allí empezó a anotar las cosas que le sucedían en el día, para asegurarse que no las olvidaría. Fue de esa manera que en cualquier momento que leyera las anotaciones, los recuerdos aparecían y había un hilo conductor que le permitía poder recordar todo al detalle.
De alguna manera mágica, ese cuaderno llegará a sus manos en estos momentos y allí comenzarán a aflorar algunos recuerdos fundamentales de su vida, momentos felices de su infancia, como cuando conoció a su mejor amiga o cuando el tío que le regaló un cassette VHS con su película favorita, la manera en que conoció a su esposo, el nacimiento de su hijo Ricardito, hasta ahí todos lindos recuerdos, pero como sabemos la vida, no solo son buenos momentos, por lo que también aparecerán recuerdos de los momentos más tristes que experimentó.
El formato del relato es muy atractivo, ya que por momentos Rose hará las veces de presentadora de los recuerdos, pero a medida que este avanza se incorporará al mismo. La obra es una montaña de rusa de emociones, arrancando como una comedia, pero a medida que la trama avanza, irá ganando en intensidad y sensibilidad, llegando al corazón del espectador, no quedando dudas de esto, por los sollozos que se escuchan en la sala, de un público que desde al arranque se enganchó con la propuesta. Y hasta alli vamos a contar, porque no queremos adelantar más, esta es una de esas obras en las que hay que sentarse en la butaca y dejarse llevar, por eso cuanto menos sepamos mejor.
Momento de hablar de las actuaciones que presenta la obra y que decir de la composición de Alejandra Oteiza, que está realmente fantástica, logrando darle a su personaje toda la sensibilidad y emotividad que el mismo pide. A Alejandra la elogiamos el año pasado por su trabajo en Hotel Chernobyl, pero aquí desde un protagónico, el reconocimiento debe multiplicarse.
Entre muchas virtudes de su interpretación, debemos resaltar la manera en que rompe la cuarta pared con los espectadores, logrando una complicidad y una conexión que muy pocas veces se consigue y acá podemos asegurarle que el público sigue cada uno de sus movimientos sin perder detalle, con total empatia. Por otro lado, logra pasar de los momentos divertidos, a los dramáticos, en segundos, con gran fluidez. Superlativo trabajo el de Alejandra, que la rompe en escena.
Pero no seamos injustos con Greta Guthauser, que desde un rol secundario, resultará la acompañante ideal para Alejandra, desdoblando gran cantidad de personajes y participando en todos los recuerdos de Rose. A nosotros nos encantó el de Stefy, la amiguita de Rose, pero cada espectador elegirá que personaje les gustó más y adrede para no spoliear, evitamos mencionar un personaje clave que lleva adelante, con mucha dulzura.. Buenísmo lo de Greta, permitiendo con generosidad el lucimiento de la protagonista y logrando conformar una dupla amorosa, cuando están juntas en escena.
La puesta que consiguen Emiliano Marino y Roberto Cappella tiene muchos puntos altos, que la hacen muy atractiva y potencian tanto la dramaturgia como las actuaciones. Debemos mencionar la música original y los efectos sonoros de Laura Vázquez, que le aportan un tinte sobrenatural al relato. El diseño lumínico de Diego Bellone colabora con ese ambiente místico que la trama tiene en algunas momentos y por último mencionar el diseño audiovisual de Leopoldo Minotti, con esa pantalla en el fondo del escenario, que no habíamos mencionado hasta aquí y que ofrecerá imágenes claves para el desarrollo de la historia.
En definitiva, una propuesta altamente recomendable la de Simplemente me acuerdo, una obra original, que con un argumento tan simple, como efectivo, logrará atraparnos desde el comienzo y movilizarnos mucho, ya que sabe como llegar al corazón de los espectadores. Es una pieza que nos hablará de los recuerdos, pero también de lo importante que es seguir nuestros sueños, buscarlos siempre y nunca bajar los brazos, porque muchas veces pensamos que es imposible, pero hasta el último instante, tenemos que luchar por nuestros sueños, porque hasta que la campana del final suene, podremos alcanzarlos.
Nada más para agregar, nuestro consejo es que no se pierdan esta joyita del teatro independiente, que los hará reír y emocionar, de la mano de una dramaturgia sensible, una puesta muy atractiva y actuaciones amorosas, factores que se van a unir para este gran producto final, Como broche de oro, comentarles que los aplausos emocionados y prolongados al final de la función, fueron de las mayores ovaciones que vivimos este año y resultaron un justo premio para la hermosa noche de teatro vivida.
Pensador Teatral.