Dramaturgia y Dirección de Pablo Viollaz.
Viernes 20 hs en El Tinglado ( Mario Bravo 948 )
Texto entrañable que mira hacia nuestro Interior, llega de la pluma de Pablo Viollaz, que nos acerca una historia que se desarrolla en un pueblo perdido del Litoral, de aquellos donde las cosas parecen suceder en cámara lenta y las oportunidades escasean, pareciendo muchas veces, que la única salida está en irse a Buenos Aires, como hicieron tantos otros.
Las acciones se desarrollan en una modesta estación de servicio al costado de una ruta, por la que casi no pasan autos. La entrada nueva del pueblo, se hizo del otro lado y con ello, casi se firmó el certificado de defunción de aquel negocio negocio. Pero Sandro ( Fabio Herrera ) no quiere darse por vencido. Heredó la estación de servicio de su padre y hará todo por levantarla.
Mientras tanto pasa sus días, charlando con Hugo ( Lucas Ranzani ) un joven que quiere trabajar como remisero. No sabe si podrá hacerlo en el pueblo o deberá ir a Buenos Aires. Pero antes que eso deberá lograr hacer andar a ese auto viejo que heredó de su padre y que necesita el arreglo del burro de arranque, entre otras reparaciones. Y el otro compañero de charlas es Joselo ( Mario Riccio ), que está en silla de ruedas luego de un accidente de tránsito que tuvo cuando era camionero y ahora con muchos años sobre el lomo, contempla como la vida se le escurre, sin poder hacer demasiado.
La trama nos mostrará la rutina de estos tres hombres, a los los une la soledad y el desamparo, parecen tener todo en contra, pero no quieren bajar los brazos. Sus sueños son modestos, pero son suyos. Hasta lograrlos, pasarán los días tomando mate y chusmeando sobre la vida de los otros, ya que están en un pueblo en que todos se conocen y todo se sabe. Tratan de pasarla lo mejor que pueden, pero muchas veces la desesperanza los envuelve, dando lugar a las discusiones y peleas donde se marcan los errores del otro, en vez de alentarse, para tratar de revertir la situación.
La rutina se vuelve asfixiante y por momentos parece que van a tirar la toalla. Pero no será tan sencillo doblegar a estos cabeza dura y en un momento finalmente, parecerá llegar esa oportunidad que estaban esperando. Puede ser la última, así no pueden darse el lujo de desaprovecharla. Se calzarán entonces su mejor pilcha, para dar ese paso adelante. Y hasta allí vamos a contar, para saber si logran o no deberán ver la obra.
Momento de hablar de las actuaciones que tiene la pieza, que son un punto realmente alto de la misma. La dramaturgia consigue darle el tiempo necesario a los tres actores que presenta la historia para delinear muy bien a los personajes que la componen y esto es algo que en lo personal disfrutamos mucho, ya que en todos los casos, los personajes tienen una coraza que esconde sus verdaderos sentimientos, pero que con el correr de la trama, irán quedando al descubierto, siendo esto una virtud compartida entre los actores y la dramaturgia.
En actuaciones realmente parejas por lo bueno, nos encantó el trabajo de Fabio Herrera, como Sandro, rústico y voluntarioso, está convencido que la tiene que seguir luchando a como dé lugar. Su padre le dejó el fondo de un comercio, de un negocio que ahora no tiene clientes, pero el confía en que la suerte cambiará y lo podrá levantar. Estupenda su composición y con un gran plus al final de la obra, donde mostrará que además de muy buen actor, es un excelente músico.
Lucas Ranzani, es Hugo, el rebelde, con un personaje que representa a tantos jóvenes de nuestro país que se encuentran perdidos, sin saber que hacer, por la difícil situación económica y por la falta de oportunidades. En este caso además perdió a sus padres, por lo que tampoco tiene alguien que lo guíe, siendo Sandro y Joselo, sus únicos referentes en la vida, de los que puede escuchar un consejo y recibir alguna ayuda.
Resta hablar de Mario Riccio como Joselo, que realiza una gran composición. Montado en su silla de ruedas, es el personaje más sufrido de todos. Potente la interpretación de Mario, dotando a su Joselo de una enorme sensibilidad y siendo un verdadero ejemplo de lucha. Un trabajo que emociona y que en más de una oportunidad, hará derramar algunas lágrimas a los espectadores.
La puesta que presenta la obra, es realmente atractiva, ya que logra transmitir la esencia de ese Interior profundo que presentan sus personajes. El diseño escenográfico es austero, pero con los elementos necesarios para configurar una trama, donde la palabra tiene preponderancia. Queremos destacar los sonidos que tiene el relato y que aportan mucho al relato, el canto de los pájaros, el ruido de los motores de los autos y algún vendedor ambulante que interrumpe la calma de aquel paraje olvidado.
En definitiva, nos sorprendimos muy gratamente con esta propuesta de Pablo Viollaz, que nos presenta historias cotidianas de nuestro Interior profundo que no aparecen en los medios de comunicación nacionales y que se replican en cada pueblo o pequeña ciudad de nuestro país. Economías regionales en crisis y personas que se las arreglan para seguir adelante, casi en silencio, arrastrando sus problemas y no perdiendo nunca de vista sus sueños.
Por todo lo mencionado, recomendamos El Arranque, una comedia dramática que nos hará reír y emocionar, mostrando personajes muy pintorescos que son un ejemplo de lucha y resistencia, poniendo el hombro en los momentos difíciles, a la espera de poder dar ese paso adelante y arrancar en la búsqueda que todos tenemos para alcanzar nuestros sueños y que es la que nos impulsa para seguir vivos. El aplauso emocionado y prolongado que el público le brinda a los protagonistas al final de la función, deja claro que la obra llegó al corazón de los espectadores y nos hace reflexionar sobre la fuerza humana y su capacidad de superación.
Pensador Teatral.-
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