Dramaturgia y Dirección de Francisco Lumerman.
Viernes 20 30 hs y Sábados 21 15 hs en Moscú Teatro ( Ramírez de Velasco 535 )
Un texto profundo, que moviliza y emociona nos presenta La Vida sin Ficción, la última creación de Francisco Lumerman, joven y talentoso dramaturgo, con muchas obras reconocidas en el teatro independiente en su haber como El Amor es un Bien, El Río en Mi, Te Encontraré Ayer, por nombrar solo algunas. En esta ocasión se involucra de manera total en esta obra que escribió en la pandemia, decidiendo estar en escena, porque sentía que la misma era la obra más personal de las que escribió.
Y digamos ya que La Vida sin Ficción, no es una pieza que pase desapercibida, todo lo contrario, es una propuesta inteligente y ambiciosa, que indaga en los vínculos personales y familiares, para mostrar como reacciona el ser humano ante la inminente llegada de la muerte. Es posible aceptar la muerte de alguien a quien queremos ?? Existe ese sentimiento de resignación o hasta último momento luchamos contra lo inevitable ?? Y cuando la muerte llega, es posible transitar el duelo sin sentir el peso de la ausencia casi a diario ??
El tema de la muerte es un gran disparador, pero la obra de ninguna manera se queda anclada en ese lugar, ya que nos hablará de la amistad, del amor, de vínculos familiares rotos, de la mentira y del miedo a quedarnos solos. Y aparece la idea de la ficción, como símbolo de unión entre los vivos, como una tabla a la que nos aferramos en el mar, para mantenernos a flote, creando nuestro propios universos paralelos, para abrazarnos a la vida, aunque sepamos que la muerte está agazapada, esperando el momento preciso para darnos el zarpazo
La obra son tres historias en una, con tres actores que desdoblarán nueve personajes. Las historias y los personajes están entrelazados y tienen como hilo conductor una novela llamada La Vida sin Ficción, que trata sobre un mundo donde no existen la ficción, ni la mentira, con la particularidad de no tener final, porque su autor muere de manera repentina. Su hijo encontró el borrador y la publicó, logrando que el libro se vuelva un récord de ventas.
En una de estas historias un grupo de amigos de la adolescencia se reencuentra y tienen como proyecto de filmar un documental acerca del libro, en otra una actriz que está filmando una película basada en la novela, vuelve a ver su hermano discapacitado luego de varios años y en la última un escritor se recluye en una cabaña frente a mar, para intentar terminar el guión de su nueva obra de teatro. Los tres relatos tienen puntos en común, vemos seres vulnerables que buscan la mejor manera de transitar sus tragedias personales y con la muerte como certeza o amenaza marcando terreno.
Nuestra recomendación es dejarse llevar por lo que sucede en el escenario, disfrutar las actuaciones y las historias de las que seremos testigos. La obra a nuestro entender tiene múltiples interpretaciones y deja mucho espacio para el debate. Por ello, la premisa que sugerimos es subirse a la montaña rusa de emociones que proponen la trama y los personajes. Estamos seguros que cuando salgan del teatro, se van a quedar largo rato debatiendo con todo lo que vieron, tratando de atar cabos sueltos.
Y llega el momento de hablar de las actuaciones que tiene la obra, como dijimos antes son tres los protagonistas y nueve los personajes que veremos en acción. En cada una de las historias que se irán intercalando, los actores se transformarán según el papel a representar. Todo ello ante la vista del espectador y sin cortes, lo que obliga a los actores a estar con todas las luces, listos para la ocasión.
Y en actuaciones muy parejas por lo buenas, entendemos que quien se lleva los mayores elogios es Rosario Varela, que está genial en sus tres personajes, con gran presencia escénica, enorme sensibilidad y un carisma enorme. Es quien lleva los hilos de las historias y quien más se destaca. A Rosario recordamos haberla elogiado hace unos años por su actuación en Las Cosas de Mabel, pero lo que hace aquí es fenomenal. Por este trabajo Rosario, fue nominada a los Premios María Guerrero, en el rubro de mejor actuación protagónica y luego de ver la obra, coincidimos totalmente con la mención, ya que sin dudas la de Rosario es una de las mejores actuaciones que vimos en todo este año y vemos varias obras por semana.
Sigamos como Francisco Lumerman, que por primera vez protagoniza un texto de su autoria. Y su trabajo es estupendo, nos gustó mucho su personaje del escritor solitario que recibe al fantasma de su padre y la rompe como Marcos, el chico que está en silla de ruedas, que como el mismo dice nació fallado y recibe la visita de su hermana que hace tiempo no lo visitaba. Es un personaje fascinante y el más fuerte de la obra, tremenda la composición de Francisco, que además de escribir esta hermosa, se dá el gusto de actual en ella y lo hace de la mejor manera.
Completa el elenco Ignacio García, que se suma al elenco en esta segunda temporada y lo hace realmente muy bien. Destacando sus trabajos como el cuidador de Marcos y también como el amigo que recibe una mala noticia por una enfermedad que retorna. Muy bueno su trabajo y el bonus track, la imitación de Sandro que realiza. Muy bueno lo de Ignacio.
Las tres actuaciones son excelentes, dando la talla en una obra que tiene mucha exigencia, todos se muestran muy identificados con el proyecto y con mucha química entre ellos. Y todavía no hablamos de la gran puesta que tiene La Vida sin Ficción, original, creativa y a tono con las nuevas tecnologías. El director quiere dejar claro al espectador que esto es teatro y no esconde el truco, al contrario lo expone en todo momento. Los personajes cambian su vestuario a las vista del público, mueven los paneles móviles que sirven de escenografía y hasta la asistente de dirección entrará en escena, para acomodar algunos elementos y darle continuidad a las acciones.
La puesta tiene una dinámica vertiginosa y los estímulos son múltiples. Hay proyecciones de imágenes grabadas de los protagonistas, filmaciones en vivo, una pantalla gigante que reproduce lo que escribe una computadora, videojuegos y mucho más. Punto a mencionar, el ingenioso diseño escenográfico de Micaela Sleigh, con esas estructuras móviles que separan los ambientes y las cortinas que se abren y se cierran según la necesidad. La iluminación de Ricardo Sica tiene la calidad que acostumbra sus trabajos y mencionar por último la realización vestuario de Florencia Tutusaus, fundamental para la caracterización de los diferentes personajes.
Bueno no queda más para agregar, esperemos no haber adelanto mucho en esta reseña, porque una de las virtudes que tiene la obra es su capacidad de sorprendernos, ocurre mucho en el escenario y a muy buen ritmo, por lo que hay que estar muy atentos para no perder detalle y esperemos sigan nuestro consejo y se dejen llevar por la corriente de emociones que tiene la obra, no traten de entender todo en el momento, ya a la salida tendrán tiempo de reflexionar y debatir, en la sala disfruten
Solo nos queda recomendar La Vida sin Ficción, que está transitando su segunda temporada con gran suceso de público y de crítica. Una obra fuerte, que entre muchas temas nos habla de la muerte y las diferentes formas de reaccionar ante ella. El texto conmueve y emociona, pero también tiene momentos divertidos y perlitas musicales que enamoran. Vayan al Moscú, disfruten de un texto inteligente, una puesta muy original y de actuaciones geniales, además de reflexionar sobre si es posible que exista la vida sin ficción.
Pensador Teatral.