Dramaturgia y Dirección de Paolo Giuliano.
Jueves 20 30 hs en El Tinglado ( Mario Bravo 948 )
Algo que disfrutamos mucho, sucede cuando vamos a ver alguna obra sin tener demasiadas referencias previas y nos encontramos con una pieza que por algún motivo nos sorprende mucho y de manera favorable, Y esto es lo que ocurrió al ver Una Muerte Compartida, una obra con una dramaturgia potente, que nos habla de la homofobia y la transfobia, invitándonos a reflexionar acerca de los niveles de violencia e intolerancia que se vive en nuestra sociedad y que nunca deberíamos naturalizar.
La historia se desarrolla en un pueblito chico, en uno de esos, donde todos se conocen y nada pasa desapercibido, ya que siempre habrá un ojo atento para marcar y anotar los movimientos del otro. Todas las acciones de la obra se desarrollan en la casa de la Familia Benavidez, allí Nora ( Patricia Rozas ) y su hija Anita ( Laura Correa ) pasan la tarde con algo de nostalgia, ya que la madre llora recordando a Laura su otra hija, que por la charla que mantiene suponemos ha muerto recientemente, pero sin conocer demasiados detalles, ya que su hija le pide por favor no hablar del tema.
La familia se completa con Marcos ( Sergio Janusas ) el hijo varón, que se fue del pueblo y ahora regresa trayendo consigo vientos del pasado y tempestades del presente, ya que la relación con su madre está totalmente rota y los diálogos que mantienen están cargados de resentimiento, aunque al comienzo no sepamos los motivos. Una de las mayores virtudes que tiene la dramaturgia de Paolo Giuliano, es ir desplegando la trama de a poco, brindando piezas sueltas y dejándolas al descubierto para que de a poco, el público tenga los elementos para ir armando un rompecabezas que cuando se arme los sorprenderá. Y una recomendación que hacemos al espectador, es que estén bien atentos a lo que sucederá , porque nada es como parece, hay muchos secretos bajo la superficie y de a poco irán emergiendo.
El ambiente en la casa de los Benavidez es de tensión permanente y las apariencias tienen un peso importante. La historia se completará con Cristián ( Facundo Salomón ) y su hermano menor Ricardito ( Luciano Diani ), vecinos de la familia, que pasarán más tiempo del pensado en la casa de los Benavidez por diferentes motivos. Cristian porque se siente atraído por Anita y Ricardito porque no puede quitarle los ojos al recién llegado Marcos. Pero las cosas se complicarán y esos vínculos en vez de traer buenas noticias, van a dejar lugar a la tempestad y hasta allí vamos a contar, porque el suspenso es una de las características centrales del relato.
Para descubrir que tan fuerte será la tormenta que se avecina, deberán ver la obra, nosotros no vamos a spoilear nada. solo vamos a decir que esa monotonía que parece tener la vida en aquel pueblito, que podría ser cualquier de nuestro Interior, será solo pasajera y la frase pueblo chico, infierno grande, se aplicará en toda su expresión a esta historia y les advertimos que no exageramos en nada, porque en un momento los acontecimientos tomarán un vértigo impensado y dejará a los espectadores con la boca abierta, pero cumplimos nuestra palabra y hasta allí contamos.
Momento de hablar de las muy buenas actuaciones que presenta la obra, son cinco los actores en escena y todos logran darle a sus personajes esa impronta y ese tono pueblerino que pide la historia para los mismos, además de realizar composiciones creíbles y cargadas de emocionalidad. Vamos entonces a dedicarles unas líneas a cada uno de ellos, ya que sus trabajos los merecen.
Arranquemos por Patricia Rozas, que compone a una Nora implacable, madre manipuladora que maneja los piolines de la casa a piacere. Mal hablada y chismosa a más no poder, marcará el ritmo del relato y será la responsable del secreto más importante que tiene la historia. Por algunos momentos divertida y por otros cruel, Patricia realiza una composición estupenda. Laura Correa es Anita, la mediadora del hogar, la que tratar de poner algo de paz en la pésima relación entre su madre y su hermano. En materia amorosa no parece estar teniendo suerte con las elecciones. Encantador y querible el personaje que interpreta Laura, realmente nos gustó mucho su interpretación.
Luego de destacar las actuaciones femeninas, vayamos a las masculinas y aquí arranquemos por Marcos, interpretado por Sergio Janusas, siendo el personaje clave de la obra, pero no vamos a adelantar más, si podemos decir que la actuación de Sergio es excelente, logrando darle a su personaje una sensibilidad que conmueve. Y que decir de Facundo Salomón, como Cristian, un muchacho algo bruto, que está enamorado de Anita, mostrando dos caras en la obra. En la primera parte, siendo alguien divertido y gracioso, pero que virará en alguien violento y peligroso en la parte final. Muy potente la interpretación de Facundo, gran trabajo. Y cierra el elenco Luciano Diani, como Ricardito, un adolescente no tiene una vida sencilla en aquel pueblo, ya que debe soportar el bullying de sus compañeros de escuela y las presiones familiares.
No queremos contar más, Una Muerte Compartida es una obra necesaria ya que nos in, contra el que tiene una preferencia sexual diferente a lo que los mandatos marcan como normales o simplemente piensa diferente a nosotros. Además de ello, se remarca la importancia de la propia familia en cuanto a la aceptación y que no se acople al rechazo que la sociedad pregona, ya que muchas veces el peor enemigo esté dentro del propio hogar.
Por todo lo mencionamos, recomendamos y los invitamos a que como nosotros descubran esta propuesta, que se anima a exponer con crudeza, una temática que muchas veces elige no mostrarse y lo hace con una dramaturgia muy fuerte y con tintes de tragedia, que sabe llegar al corazón del espectador y con un final que nos deja sin aliento. Una dramaturgia valiente, una puesta dinámica, actuaciones destacadas y comprometidas con el texto, configuran esta valiosa propuesta del teatro independiente que sorprende y a gritos pide verse.
Pensador Teatral.