Dramaturgia de Mirta Mato. Dirección de Ana María Bovo.
Viernes 20 hs en Centro Cultural de la Cooperación ( Av. Corrientes 1543 )
Una entrañable propuesta que nos habla de la importancia de nuestros orígenes y la preservación de nuestra identidad, es la carta de presentación de Aquella Máquina de Coser ... Por El Mundo Adelante este bello texto escrito por Mirta Marto, que además la tiene como protagonista exclusiva en el escenario, estando al frente de este unipersonal, en el que abrirá su corazón y su memoria, para montar esta obra autobiográfica, que es nada menos, que la historia de su vida y sus orígenes.
En un escenario lleno de cajas y trastos, la protagonista intentará armará el rompecabezas de su familia, contando la historia de dos inmigrantes gallegos, que por diferentes circunstancias decidieron dejar sus aldeas y viajar hacía Argentina, en búsqueda de un futuro mejor, como lo hicieron tantos otros, en aquellos años. Esos dos inmigrantes eran Filomena y José, que llegaron a Buenos Aires, cada uno por su lado y sin conocerse. El destino quiso que esta ciudad al otro lado del océano, sea el lugar indicado para que dos paisanos gallegos se conocieran, se enamoren y formen un familia con descendencia de dos hijas mujeres, una de ellas Mirta- Si la misma que unos cuantos años después, está ahora frente a nosotros en el escenario de la Sala González Tuñón del Centro de la Cooperación.
Y el texto nos invitará a viajar en el tiempo hacia la Galicia de la década del 30, tiempos convulsionados en España por una Guerra Civil sangrienta que dividía el país y a su gente. Filomena estaba en vilo porque su hermana Julio tuvo que ir al frente y tuvo mucho miedo de no volver a verlo. Pero un día su hermano volvió y envuelto en su chaqueta, le trajo la cabeza de una moderna máquina de coser de origen alemán que rescató de alguna de las tantas casas abandonadas por motivo de la guerra. Filomena feliz con la vuelta de su hermano, le dió un valor simbólico a ese obsequio u empezó a ganarse la vida como costurera, siendo la mejor de su aldea.
José tampoco la tenía fácil y en el marco de la que guerra que atravesaba España, fue testigo de como unos soldados subieron a un camión, al profesor de su escuela, al que tanto estimaba. Su único pecado había sido pertenecer al bando contrario. Ese hecho tuvo un efecto muy fuerte en su cabeza, y fue así que José decidió cruzar el océano y viajar a Buenos Aires. Lo mismo hizo Filomena, que decidió también dejar su tierra, trayendo consigo, aquella preciada máquina de coser. Ambos dejaban atrás una Galicia que sufría las consecuencias de una guerra dolorosa y decidían probar suerte en un país que en esos momentos era una verdadera tierra de oportunidades, a la que llegaban corrientes migratorias de toda Europa.
Y el país además de cobijarlos a ambos los unió y les permitió fundar una familia, una nueva , bien lejos de la suya propia. Filomena se ganaba la vida como costurera y José luego de diversos trabajos, encontró su lugar como mozo del Café Iberia, bien cerquita del Teatro Avenida, que recibía a las figuras emblemáticas de aquellos tiempos. Y aquí, ambos fueron testigos, del andar de Argentina, viviendo los hechos que marcaron a fuego al país, como la muerte de Evita, la llegada de la feroz dictadura en los 70 y con ella las desapariciones, las muertes y esa sensación de miedo, que habían vivido en su patria antes de venir.
Los tiempos habían cambiado, ahora en Europa vivían el paz, con democracias florecientes y economías que progresaban. Mientras que aquí se respiraba un aire de violencia y muertes. Ahora eran Filomena y José los que le pedían a sus hijas que se cuidaran. Y hasta allí vamos a contar, a lo largo del relato aparecerán recuerdos vívidos, cartas que tienen mucho que contar y hasta cassettes que permitían la comunicación con los que quedaron en Galicia. Los recuerdos y las emociones se fundirán en el escenario, gracias a la potente narrativa de Mirta, que atrapa a un público entusiasta, que la sigue sin perder detalle.
Nos encantó la interpretación de Mirta, que maneja en gran forma los tiempos del relato, logrando transmitir con bonhomía y sin golpes bajos, historias de vida sufridas, exilios dolorosos, añoranzas de seres queridos y tierras amadas que debieron dejarse atrás. Su narración esta llena de detalles y poesía, logrando que el público se transporte a Galicia viajando en sus recuerdos. Su composición es sensible y amorosa, generando la empatía en un platea que reconoce sus palabras y remembranzas.
El relato de Mirta cobra aún más valor, ya que en realidad lo que está contando, es la historia de su propia vida, sus recuerdos de aquellas tardes en el café Iberia en la que se sentía una niña privilegiada, recibiendo la atención de todos los mozos. o aquel recuerdo de cuando con su primer sueldo, pudo invitar a cenar a su padre. El acompañamiento de la luchas de las Madres de Plaza de Mayo y más que cono queremos adelantar. Mirta abre su corazón y su intimidad, en un monólogo que se disfruta mucho.
La dirección de Ana María Bovo logra darle un ambiente íntimo a la puesta de la obra y genera una atmósfera de cercanía con el público, bien acorde con el tono del relato. Mencionamos el buen uso del espacio escénico de Carolina Rivero, con esa cajas desperdigadas por el escenario. Otro ítem que destacamos es el diseño de iluminación de Horacio Novelle, que juega con la penumbra de la protagonista.
Y hasta aquí vamos a contar, nos gustó mucho la propuesta de Aquella Máquina de Coser, que de la mano de un relato familiar entrañable, cuenta una historia de inmigración y exilio, que podría ser la de muchos de los lectores y la enmarca en el contexto que recorre los acontecimientos históricos, mostrando los horrores de la Guerra Civil Española y años después la sombría llegada de la dictadura a nuestro país, logrando un paralelismo inquietante.
La obra en lo personal me movilizó en gran forma, ya que mi madre que se llamaba Graciela y era de origen gallego, siempre mostró orgullo por su tierra y en varios momentos de la trama, cuando la protagonista compartía sus vivencias y memorias, logré transportarme con la mente a Cambados, la ciudad en la que nacieron mis abuelos y los imaginaba a ellos en el escenario y cuando algo tan fuerte ocurre, es porque el teatro cumple su cometido. Por todo lo comentado, los invitamos a que vean Aquella Máquina de Coser, una hermosa pieza, que nos habla de la importancia de nuestros orígenes y de la preservación de la identidad, de la mano de un texto entrañable y una composición deliciosa de la protagonista, que abre su corazón para que disfrutemos de una noche donde las emociones despliegan sus hilos.
Pensador Teatral.