Domingos 19 30 hs en Tadrón Teatro ( Niceto Vega 4802 )
La prolífica y talentosa Patricia Suárez, una vez más nos acerca un texto valioso, que nos hablará acerca de la identidad de las personas, de la fuerza de los recuerdos y sus cicatrices, mostrando como muchas veces, detrás de ciertas personas, que parecen comunes y corrientes, se ocultan historias de vida riquísimas, que nunca imaginaríamos.
En este caso, la autora escribe esta comedia dramática, en formato de monólogo de manera especial, para ser interpretada por Susana Di Gerónimo, una estupenda actriz, a la que ya conocía de anteriores trabajos: Fue por ello, que cuando Herminia Jensezian, otra vieja conocida, le comentó que estaba buscando un texto para Susana, enseguida se inspiró y fue tomando forma este entrañable proyecto, tan cálido y humano.
La obra se iniciará, con un señora elegantemente vestida, que es retenida, por personal de seguridad de un shopping, acusada de haberse robado un perfume. La situación resulta graciosa, la mujer que a regañadientes, informa llamarse, Elena de Federici, les hablará a sus ocasionales carceleros, acerca de las influencias, de su poderoso esposo, del fuerte carácter de sus hijas, de su hijo que vive en Sidney y como se enojarían todos, si fueran molestados por una tontería, como resulta el tema del perfume hurtado.
La charla es amena y el personaje interpretado por Susana Di Gerónimo, genera una empatia absoluta con los espectadores, que siguen encantados su relato en apariencia trivial y algo fabulador, hasta que de a poco irán descubriendo, que detrás de esa mujer con una vida aparentemente aburrida y tranquila, se esconde un gran secreto, que pugna por salir a la superficie.
No vamos a adelantar mucho más, solo decir, que en un momento Elena, revelará que su apellido es Klimek y hablará de sus padres polacos, que criaban chanchos para ganarse la vida, hasta que los alemanes invadieron Polonia, dando lugar a la guerra y a las atrocidades, que siempre van de su mano.
Sin pensarlo, esas personas de seguridad, a quien no vemos, pero que sentimos presentes e inquisidores, serán testigos de la confesión de una mujer, que con sus recuerdos, nos llegará al corazón. Pero bueno cumpliremos nuestra palabra y no contaremos más, dejaremos que el espectador cuando vea la obra, descubra cual es ese secreto, que Elena guarda desde hace muchos años en esa cajita de jaspe.
Nos encantó la interpretación de Susana Di Gerónimo, con una fluidez y un oficio escénico que se disfruta enormemente. Se nota que siente muy cómoda, con este personaje escrito a medida, que le permite desplegar toda su sensibilidad y emotividad, redondeando una composición magnífica.
La puesta de Herminia Jensezian, la directora, es original y exigente para la protagonista, ya que la disposición de las butacas, formando un cuadrilatero que rodea a la mujer, no es casual. Elena se siente observada, desde los cuatro lados, con ojos inquisidores, que parecen acorralarla. Por eso, Elena caminará todo el tiempo por el escenario, de manera nerviosa y con algo de angustia, contando su historia y tratando de lograr la aprobación y la clemencia de esas personas que la acusan por robarse un perfume, hecho que genera un efecto impensado en la mente de aquella mujer que se transporta en el tiempo, a momentos muy sufridos de su infancia.
La escenografía es despojada, solo una música incidental de fondo y un lucido diseño lumínico, que acompañarán a la protagonista, que sola en escena, irá creciendo, junto a un texto, que al principio luce inofensivo, pero que se irá transformando, a medida que la historia avanza.
La Cajita de Jaspe transita su segunda temporada, algo que en estos tiempos, pocas obras consiguen , con una historia, que pasa por todos los estados de ánimo, de la mano de una fantástica Susana Di Gerónimo, que resulta la intérprete perfecta, para este texto de Patricia Suárez,
Una vez más nos vamos contentos de un Tadron, que siempre ofrece piezas valiosas, que invitan a la reflexión. Solo nos queda recomendar La Cajita de Jaspe, disfrutarán de una obra sensible, que nos recordará los horrores de la guerra y las humillaciones que muchas personas debieron soportar, para convertirse en sobrevivientes de un pasado oscuro y soportando a los fantasmas que pese a los años, siguen apareciendo en sus vidas.
El prolongado y emocionado aplauso del público al final de la obra, es un justo premio a la entrañable actuación de la protagonista y una clara demostración de cuanto nos movilizó la obra.
Pensador Teatral.
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