viernes, 6 de septiembre de 2019

El Tiempo se Detiene

Dramaturgia y Dirección de Facundo Zilberberg.








Viernes 21 hs en Beckett Teatro ( Guardia Vieja 3556 )

Una propuesta entrañable llega de la mano de El Tiempo se Detiene, obra ganadora del 2do Premio Germán Rozanmacher de Nueva Dramaturgia organizado por el Festival Internacional Teatro de Buenos Aires y el Centro Cultural Ricardo Rojas, con el objetivo de dar impulso a los autores jóvenes y sin dudas Facundo Zilberberg, es uno de los exponentes más destacados, de la nueva generación de dramaturgos, que ya está entre nosotros.










La historia nos presentará a una mujer que acaba de perder a su padre. Sus hijos concurren al funeral de su abuelo y una vez allí, deciden quedarse en su casa de la infancia, algunos días para acompañar a su madre, en este difícil trance. Hay un preocupación extra en los hijos, ya que su madre viene arrastrando un estado depresivo severo y este suceso desgraciado, puede tener efectos muy negativos en una mujer, que ya tuvo algunas situaciones algo peligrosas. A raíz de ello, quieren consultar al psiquiatra que atiende a la mujer, para ver si es necesario, que un acompañante terapeútico se quede con ella por un tiempo, hecho que sin dudas generará un conflicto familiar.

En este drama profundo, el autor tiene la habilidad de acercar un texto que resulta cercano y reconocible, para aquellos espectadores, que vivieron en primera persona, algún duelo en la familia y saben que en esas situaciones, los corazones se ponen sensibles y muchas veces cuestiones complicadas, que se arrastran desde hace tiempo, llegan a una situación límite y de quiebre, que pueden traer cambios extremos en el entramado familiar y en la jerarquía de los vínculos establecidos.










No vamos a contar mucho más, para que el espectador cuando vea la obra, vaya despuntando la historia, solo diremos que la llegada de los hermanos al hogar familiar, traerá al ahora, recuerdos del pasado, muchos de ellos idealizados y potenciados por un presente que no es feliz para ninguno de ellos. La nostalgia y la añoranza de rememorar aquellos tiempos, donde sentían que integrantes de una familia feliz, algo que ahora no sucede y por eso pareciera que quisieran retroceder en el tiempo.

En El Tiempo se Detiene, las acciones parecen ocurrir en cámara lenta, los silencios dominan, las miradas profundas de los protagonistas, muchas veces reemplazan a las palabras, pareciendo por momentos, que lo que se calla, tiene más peso que lo que se manifiesta. La trama tiene un andar calmo y reflexivo, parece ocurrir más en la mente de los personajes, que en el escenario. Hay un ambiente lúgubre y opresivo muy logrado, que se extiende a lo largo de toda la trama.










Esta es una de esas obras, donde los actores tienen un peso específico casi similar al texto, por eso fue fundamental reunir un elenco que esté a la altura  y creemos que hubo un acierto indudable del director en la elección de los integrantes de la obra, todos actores con mucho recorrido en el off.

Alejandra Flores, como Angela, es a nuestro entender, la actuación más destacada de la noche, ya que compone en gran forma, a una mujer abatida, no solo por la pérdida sufrida, sino por una vida que ya no le sonríe y que afronta con desesperanza un presente poco atractivo. Estupendo trabajo de Alejandra, desde lo actoral y desde lo gestual, ya que sus caras y su cuerpo, consiguen hablar por si misma.










Es muy interesante, el espacio que el autor le otorga a la relación de esa madre, con sus hijos, que se han ido a hacer sus vidas y que ahora en estos momentos tristes, parecen acordarse de su madre y regresan para acompañarla. Nos referimos a Julián Marcove ( Fedérico ) y Fernando Da Rosa ( Gonzalo ), que si bien tienen personalidades muy diferentes, comparten muchas cosas, como ocurre con los hermanos reales. Nos gustaron mucho sus actuaciones y también como recrean ese vínculo y esa competencia, que tenían cuando eran chicos y que se mantiene aunque hayan pasado muchos años y sean dos adultos ya.

Para el final dejamos a Mariana Estensoro, que le otorga frescura y luz a una trama más bien lúgubre, No vamos a revelar mucho del personaje algo misterioso que lleva adelante aquí Mariana, a quien elogiamos hace unos meses, por su trabajo en Todo el Tiempo que se Pueda y aquí vuelve a gustarnos mucho su interpretación.

La puesta en escena tiene varios ítems para destacar, arrancando por el diseño escenográfico de Mario Nigro, que nos acerca un cálido hogar, con algunos elementos, que suman mucho, como esa pelopincho, donde los hermanos ya grandecitos, recordarán sus juegos de niños. Hay un muy buen diseño de luces de Luciana Giacobbe y un diseño de vestuario de Analía Morales, bien a tono con la trama.











En definitiva, es una propuesta atractiva, la que nos ofrece El Tiempo se Detiene, una obra que pone la lupa en lo que sucede en el seno familiar, cuando ocurre un hecho desgraciado, que por su fuerza, parece volver a establecer vínculos familiares, que ya no son tan cercanos, rememorando de esta manera, situaciones del pasado y felicidades, que hoy se añoran, trayendo a escena, la célebre frase, de que todo tiempo pasado fue mejor.

Solo queda recomendar la obra, que en slow mode y con una cadencia particular y apoyado en actuaciones muy sólidas, nos recordará que el paso del tiempo es inexorable y que aunque a veces pareciera que se detiene, la vida transcurre, muchas veces sin pena, ni gloria, hasta que la muerte finalmente se presenta y en esos momentos ya será demasiado tarde para tratar de ser felices.




Pensador Teatral.




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