Dramaturgia y Dirección de Toto Castiñeiras.
Jueves 21 30 hs en Teatro Picadero ( Pje. Santos Discépolo 1857 )
Con Ojo de Pombero, se cierra la trilogía campestre compuesta por "Gurisa" y "Voraz y Melancólico ", tres obras escritas por Toto Castiñeiras, actor, autor, director y artista circense, que hace varias temporadas integra la troupe del prestigioso Cirque du Soleil, que luego del parentesís por la pandemia, estará retornando próximamente sus giras, integrando Toto el equipo.
Luego de haber visto Voraz y Melancólico, que hacía referencia al mito de El Lobizón, no teníamos dudas que esta nueva propuesta, tendría un altísimo grado de creatividad, vuelo poético y sin dudas una fuerte corporalidad, ya que el teatro físico y el clown, son sellos distintivos de las propuestas de Castiñeiras. Anticipamos que nuestra intuición fue acertada y nos quedamos cortos, ya que la creatividad y la poética en esta ocasión, se elevan a la enésima potencia.
Antes de sumergirnos en a obra, hablemos un poco de El Pombero, una leyenda guaraní, que nos habla de un duende que habita en los bosques del Paraguay del Noroeste de nuestro país. Según cuentan los que lo vieron, se trata de un hombrecito de baja estatura, feo y peludo. Con brazos largos y manos enormes, piernas cortas con pies invertidos, lo que desorienta mucho a quienes rastrear sus huellas. Cuentan los lugareños que lleva sombrero de paja y una pipa en la mano. Algunos refieren que anda sin ropas, con un miembro viril enorme, tapado por su profusa barba, que le llega hasta el suelo.
El mito del Pombero, tiene muchas aristas interesantes, una de ellas es la dualidad de su figura, pudiendo ser amistoso o un verdadero demonio. Los campesinos durante la cosecha le dejan ofrendas de vino y tabaco, para que el Pombero cuide el terreno y ahuyente a los ladrones que se acercan a la propiedad. En cambio para las mujeres, es una criatura demoníaca, que viola señoritas y mata niños, por eso cuando escuchan su silbido, corren a encerrarse en la casa. Esa mirada diferente y antagónica, interesó mucho al autor.
Y la semilla del proyecto, arrancó precisamente con una anécdota que llegó a oídos de Toto Castiñeiras, una señora en Paraguay contaba que su nieta había quedado embarazada del Pombero. Sostenía esto con una certeza arrolladora y la sensación era que de esta manera estaba encubriendo a un violador. Allí surgió el esqueleto de la obra, una abuela, su hija y si nieta, el demonio suelto y la necesidad de cazarlo en la noche de Carnaval, para tomar venganza de aquel sátiro abominable.
La trama desborda de poesía, tiene muchas referencias sexuales y una atmósfera bien campestre, donde las mujeres con sus largos vestidos, se preparan para la venganza. La abuela, Juana grande, la Juanita y su hermanita, estarán alerta. Saben que aquella noche de Carnaval, será de fiesta en el pueblo y el Pombero aparecerá a celebrar. Es el momento que estaban esperando, lazo en mano saldrán a cazarlo y hasta allí vamos a contar. Cuando vean la obra, sabrán, si podrán atraparlo o el Pombero seguirá viviendo y coleando por el monte, haciendo de las suyas.
La obra presenta muy buenas actuaciones, no es una pieza sencilla para los actores que deben emprender un viaje, al mundo fantástico y delirante que propone el autor, algo que logran de muy buena forma. El teatro físico estará muy presente en esta puesta y esto requerirá una entrega corporal a fondo de los protagonistas. Entendemos que las actuaciones mas destacadas son las de Mariela Acosta, como Juana, con un histrionismo a flor de piel y una composición que no se guarda nada. En el mismo nivel de excelencia, mencionamos a Mariano Torre como Juanita y otro personaje que no queremos adelantar. Estupenda su interpretación, generando los momentos más divertidos de la noche. Soberbios los trabajos de Mariela y Mariano.
Pero no seamos injustos con Julieta Laso, la hermanita menor que sufrió el acoso del Pombero y nos deleita son su hermosa voz, cantando muy lindo. Muy buena su composición. De igual modo, destacamos a Luciana Buschi, con el bandoneón a cuestas y regalando hermosos chamames en varios pasajes.
La frutilla del postre, la pone el mismo Toto Castiñeiras, que a diferencia de las otras obras de la trilogía, acáse calza el traje de actor, representando en este caso a una abuela bastante ladina y degenerada. Nos encantó ver a Toto en escena y pudimos ver a ese clown que lleva dentro, con escenas muy divertidas, que por momentos nos recordó a Curly de los Tres Chiflados.
La puesta resulta divertida y desopilante. Con mucho ritmo, por lo que el espectador deberá atento para no perder detalle. Rubro a destacar, el estupendo diseño de vestuario de Daniela Taiana, que le otorga a los personajes el aire campestre que la historia pide. Párrafo especial para Lucio Mantel, a cargo de la música original y las canciones que tiene la pieza, poniendo al chamame en un sitio preferencial, ambientando en gran forma la historia y creando momentos musicales que el espectador disfruta mucho.
No hay mucho más para agregar, Ojo de Pombero resulta un cierre de oro, para esta trilogía que nos propone el autor y que nos invita a viajar hacia nuestro rico interior, campestre y gauchesco, para hablar de sus mitos y leyendas, que forman parte de nuestro folklore y de nuestra identidad como país, dando especial atención a lo autóctono y a las tradiciones, que se transmiten de generación en generación.
Recomendamos esta valiosa y original propuesta. Se van a encontrar con una historia muy bella desde lo estético, con una poética arrolladora y personajes entrañables, que toman volumen gracias a las magníficas actuaciones del elenco reunido. Los invitamos a que vean la obra y descubran a este personaje fantástico que habita en nuestro campo profundo, siendo amigo para algunos y un verdadero demonio para otros, veremos de que lado lo ubican ustedes, luego de ver esta bella historia que el teatro independiente nos regala.
Pensador Teatral.
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