viernes, 17 de diciembre de 2021

Imprenteros

Dramaturgia y Dirección de Lorena Vega.




Teníamos muchas ganas de ver Imprenteros, obra que nació en el 2018, en el marco del Proyecto Familia impulsado por el Centro Cultural Ricardo Rojas. Lorena Vega participó del mismo y escribió una obra que hablaba de su familia, pensado que tendría un recorrido total de cuatro funciones. Pero como sucede muchas veces, se sabe como empieza un proyecto, pero no como termina.

Imprenteros tuvo un gran recepción del público y empezó a crecer, pasando pronto al Timbre 4, con muy buen suceso, para arribar luego al circuito comercial. La obra sigue creciendo, ya lleva cuatro años en cartel y más de diez mil espectadores que la vieron, siendo a esta altura, uno de esos fenómenos que cada tanto se dan en la cartelera porteña, algo que pudimos comprobar en la función especial a la que concurrimos, con un Teatro Picadero, lleno a tope y con el cartelito de localidades agotadas, algo muy difícil de conseguir en un teatro con gran aforo como este.






Digamos de entrada que la obra tiene un formato no convencional, donde Lorena Vega, la autora y directora de obra, funciona como presentadora, de su propia historia familiar. Micrófono en mano, nos hablara la de la imprenta en Lomas del Mirador, que manejaba Alfredo su padre ya fallecido, segunda generación de gráficos y como ella, junto a sus hermanos se criaron entre máquinas, tintas y rollos de papel. Pero tristemente, la segunda familia que tuvo su padre, decidió cambiar las cerraduras del querido taller y ella miembro de la primera familia, luego de la desaparición física de su padre,  nunca más pudo volver a ese sitio, tan caro a sus sentimientos.

El relato parece que se centrará en la imprenta y la profesión, pero hubo un hecho que marcó la adolescencia de Lorena y al mismo tiempo la relación que ella construyó con su padre. En ocasión de su cumpleaños de quince y gracias al aporte de una tía del lado materno que vivía en el exterior y aportó  el dinero necesario, pudo organizar una fiesta de quince. Lógicamente le pidió al padre, que le hiciera las invitaciones en el taller familiar, pero el padre se negó, indicando que sus máquinas no podían hacer ese trabajo, algo que era una obvio mentira, que Lorena no creyó.






Debido a este desplante, tomó una decisión extrema, no invitar a su padre a la fiesta, decisión que le traería algunos problemas, el más inmediato, era quien la sacaría a bailar el vals y hasta allí vamos a contar, para no spoilear más. Solo diremos que con mucho amor, la protagonista nos hablará de la relación que tuvieron los hermanos Vega con la imprenta familiar y con la profesión del gráfico, que tiene tanto de artesanal. Además, a lo largo del relato, quedará expuesta la relación que tuvo con su padre, que tuvo muchos conflictos y altibajos.

La estructura de la obra, tiene como eje central el relato de Lorena, que de manera calma y aséptica, irá reconstruyendo su pasado, valiéndose de fotos familiares, videos ( hay testimonios fílmico de aquel cumple de 15 ), entrevistas grabadas y además se recrearán en vivo algunas escenas importantes en la vida de los Vega, valiéndose para ello, de un grupo de actores, todos conocidos de Valeria y con muy buena trayectoria en el off, que aceptaron el original desafío, de representarla a ella misma, al padre, la madre y a otras personas que participaron de esos momentos importantes.

La obra sorprende por su dinámica particular y atrapa el público en todo momento, ya que además de sentirse atraídos por la historia que se cuenta, ven muchos puntos de coincidencia con sus vidas y sus propias relaciones familiares. Se genera una empatía, que resulta fundamental para el éxito de la propuesta. Es momento de hablar ya, de las interpretaciones que presenta la obra, ya que hay perlitas, que merecen ser comentadas.






De entrada destacar, el gran manejo de los tiempos que realiza Lorena Vega, el alma de este proyecto y a quien tanto elogiamos por su genial interpretación de la esposa de Juan Manuel de Rosas, en el unipersonal Yo, Encarnación Ezcurra, Aquí conducirá de estupenda forma, el biodrama en que se animará a hablar de su propia historia familiar.

Y a nuestro entender es alguien de la familia, quien se constituye en la gran revelación de la obra, nos referimos a Sergio Vega, uno de sus hermanos, el del medio, que pese a no ser actor, decidió salir al escenario para ser parte del proyecto de su hermana. Gráfico de profesión, hoy es un experto en la materia y sigue trabajando en el rubro,  ya que luego de dejar la imprenta familiar, cansado de discutir con su padre porque no quería modernizar el negocio, además de que trabaja gratis, decidió continuar con el oficio, fuera del círculo familiar. 







Es un placer descubrir la pasión que tiene Sergio por la profesión, el enorme conocimiento que tiene y la alegría con la que se presta a los desafíos que le propone su hermana, como explicar desde cero como funciona alguna máquina, imitar los ruidos que hacen y hasta adivinar al gramaje / composición de alguna pieza que el público le acerque de manera azarosa al escenario. El público queda admirado por el conocimiento y el amor que siente por su oficio y debido a la fluidez con que se desenvuelve, al espectador le cuesta creer que realmente sea el hermano de Lorena y un actor. Estupendo lo de Sergio, a quien desde aquí felicitamos.

Del lado de los actores, tenemos a Julieta Brito ( que hace de Lorena de chica ), Juan Pablo Garaventa ( como el padre ) , Vanesa Maja ( la madre ) y Christian García ( en roles varios ). Todos ellos son actores reconocidos del off  y convocados por tener algún lazo afectivo con Lorena Se los nota contentos en escena, disfrutando de ser parte de este proyecto, sin tener problemas en tener un rol secundario y agregando todos mucho valor a la historia.





Y cumplimos con nuestra palabra y paramos de contar. Imprenteros resulta un excelente exponente del teatro documental, una historia familiar llevada al teatro, que nos muestra la pasión por un oficio, que se trasmite de padre a hijo y que se mantiene a lo largo de los años y las diferentes generaciones. Además de ello, la valentía de exponer en público, un vínculo familiar, para nada ideal, con un padre con muchas carencias y puntos criticables, pero que pese a todo lo negativo, supo transmitir un sentimiento de pertenencia por un oficio, tiene mucho de artesanal y corporal.

Disfrutamos mucho la obra y nos fuimos felices de haber podido asistir a esta verdadera ceremonia teatral, que tuvo lugar en un Teatro Picadero colmado por un público, que se identificó y emocionó con esta historia familiar de los Vega. Solo los aplausos del público pudieron al final de la función, pudieron tapar el ruido de las máquinas de la imprenta , acompañados por el penetrante olor a tinta y a salamines, que esta entrañable historia de vida nos regala.


Pensador Teatral.



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