Dramaturgia de Juan Ignacio Fernández. Dirección de Cristian Drut.
Miércoles 20 30 hs en Hasta Trilce ( Maza 177 )
Un texto oscuro y potente llega de la mano de Los Gestos Bárbaros, una propuesta que nos hablará de vínculos familiares rotos, traumas del pasado que pesan en el presente y la enrome dificultad para entablar un diálogo civilizado con el otro. Una familia atravesada por la violencia y por experiencias traumáticas que sin dudas tuvieron sus consecuencias.
El proyecto tuvo su génesis en el documental catalán " Más alla del espejo ", que mostraba a personas que sufrían de manera repentina una enfermedad cerebral y a partir de ello modificarían su percepción de la realidad, Valentina Bassi, una de las protagonistas, lo vío y quedo impactada por el mismo, consultando enseguida de verlo a Cristian Drut, si desde allí podría nacer una obra teatral. La respuesta fue afirmativa y pronto se sumaron Laura Novoa otra de las protagonistas y Juan Ignacio Fernández en la dramaturgia.
En tiempos de post pandemia, empezaron a charlar en un bar del documental, impactados por la idea de como de un día para otro, una enfermedad que afecte nuestra mente, nos puede cambiar totalmente la vida, perdiendo noción de la realidad y como debimos hacer malabares para seguir con una vida lo más normal posible. Pero es necesario que exista una enfermedad mental o en ocasiones nuestra mente viene con alguna limitación o marca, que dificultarán nuestras relaciones familiares y los vínculos que generemos.
De esas charlas y varias revisiones, nació Los Gestos Bárbaros, que nos hablará del regreso de Emilia ( Valentina Bassi ) a la casa familiar, luego de quince años de ausencia. Pero antes de llegar, sufre un grave accidente en la ruta que dejó su secuelas, ya que perdió la memoria. No podía recordar el motivo de su vuelta después de tantos años y mucho menos explicar porque llevaba un colchón en el auto, lo que indicaría la intención de quedarse por un tiempo.
La obra parte de un reencuentro familiar. Emilia, la hija del medio de tres hermanos, vuelve a la casa de sus padres luego de quince años de ausencia. Pero antes de su llegada, sufrirá un accidente automovilístico en el camino que le demandó días de internación. Tiene lagunas mentales y le cuesta recordar. El médico le dijo que será un proceso largo . Su cabeza está confusa y el reencuentro familiar hace estallar toda una serie de conflictos que permanecían latentes.
El reencuentro con la familia no será nada fácil , los médicos anunciaron que la recuperación sería un proceso, que llevaría un tiempo. Había que tener paciencia, pero muy pronto le pedirán respuestas. Porqué se había ido hace quince años ?? En todo ese tiempo, nunca se le ocurrió volver ?? Y ahora porque regresa de improviso ?? Y ese colchón ?? La imposibilidad de dar respuestas generaban momentos incómodos y de desconfianza.
En aquel hogar se respira una atmósfera de tensión, con una madre manipuladora que lleva la batuta, apoyado por Eduardo, su hijo mayor, que siguiendo el legado familiar del abuelo y del padre, está luchando para lograr la candidatura como intendente de la pequeña ciudad en que viven. Deberá lidiar con Tadeo, el hermano menor, la oveja negra de la familia, que tiene una muy mala relación con su madre y en sus tiempos libres se dedica a quemar campos de soja, en un claro guiño a la actualidad de nuestro país. El cuadro desquiciado, lo completa Isa, la esposa de Eduardo , que no está para nada feliz con su rol de madre, abriendo un muy interesante debate aquí, ya que la dramaturgia no idealiza la maternidad, sino todo lo contrario, algo que no es habitual.
La trama tendrá una tensión permanente y con un recuerdo del pasado, que si recuerda Emilia y será un hito fundamental de la historia, nos referimos al suicidio del padre, que ocurrió poco antes de su partida de la casa y del pueblo. Sin dudas el hecho fue traumático para toda la familia y modificó el esquema de las jerarquías familiares, con resultados que por lo que podemos apreciar no fueron nada positivos. Y hasta allí vamos a contar, para que no quitar sorpresa, ya que la trama tiene una buena cuota de suspenso.
Tiempo de hablar de las actuaciones que presenta la obra, que realmente hacen la diferencia. Decimos esto por la calidad de los trabajos y por la importancia del elenco reunido que resulta un lujo para el teatro independiente, siendo algo que se nota mucho en una historia que resulta compleja y que requiere actores con mucho recorrido para no naufragar, logrando acá potenciar mucho el relato, con composiciones sobresalientes y personajes muy bien elaborados.
Son cinco los actores en escena y a nosotros que siempre nos gusta remarcar la actuación más destacada , estamos en aprietos aquí para determinarlo ya que todas son muy buenas. Corriendo el riesgo de ser injustos y para no abandonar nuestra costumbre, diremos que la composición que más nos gustó, fue la de Silvina Sabater, como Alicia, una madre manipuladora y bastante cruel, que disfruta siendo el centro de atracción de la casa. Gran presencia escénica de Silvina, con una fuerza dramática que destaca y con momentos realmente hilarantes.
Cuando nos referíamos a que el elenco era un lujo, sin dudas pensábamos en Velentina Bassi y Laura Novoa, que fueron parte fundamental en el nacimiento del proyecto y ahora en el escenario. Valentina, como Emilia, será el personaje clave de la historia, ya que su llegada al pueblo, desatará recuerdos y tensiones. Muy bueno su trabajo. Y que decir de Laura Novoa, como Isa , con un personaje que deja mucha tela para cortar, siendo una madre madura totalmente desbordada desde lo emocional y con un conflicto grave respecto a su maternidad, no aceptando ese rol. Impecable lo de Laura.
Y ante semejantes interpretaciones femeninas, que decir de los papeles masculinos, ambos se destacan mucho. Ignacio Rodriguez de Anca, parece ser la figura más seria de a familia y una especie de ordenador de la misma, aunque por momentos también perderá el control, algo muy normal en esa familia. Franciso Bertín, es Teo, el benjamín de la familia, disfruta de su rebeldía y de hacer la suya, sin importar lo que opinan los demás. Con un histrionismo a flor de piel y una energía altísima, realiza una composición estupenda.
Si alguno piensa que exageramos con los elogios, los invitamos a que vean la obra y les aseguramos que van a coincidir con nosotros. Son cinco trabajos individuales para disfrutar, con espacio para el lucimiento y se potencian en el conjunto. Un plus, es su identificación con el proyecto, algo que se traduce en el compromiso y la entrega que muestran en escena.
La puesta de Cristian Drut, es atractiva y sombría, logrando ese ambiente oscuro y dramático que la trama pide. Colaboran mucho para ello, el diseño sonoro de Daniel Melero y la iluminación de Alejandro Le Roux, que suman para esa atmósfera perturbadora y espectral que la historia propone. Por último mencionar el diseño escenográfico de Marcos Di Liscia, con elementos muy particulares, como un sillón roto, una pila de ropa vieja y esas tacitas vacías de té que los personajes esgrimirán en algún momento como autómatas.
En definitiva, una propuesta fuerte e inquietante la que llega con Los Gestos Bárbaros, una tragicomedia que nos hablará de vínculos familiares rotos e incompletos, violencia y relaciones tóxicas por doquier. Además la obra, nos hablará de la locura y de la desidealización de la maternidad, algo que al resultar políticamente incorrecta, pocas veces puede verse en escena.
En su segunda temporada, en su nuevo hogar de Hasta Trilce, la obra no pasa desapercibida y moviliza al espectador, que muchas veces se reira de manera nerviosa por lo cruel de algunos comportamientos que la trama deja al descubierto. Una excelente oportunidad para disfrutar del elenco reunido, que nos permite disfrutar de un relato tan potente, como perturbador, que nos dejará mucho espacio para la reflexión y nos recordará que cada familia es un mundo, en algunos casos más oscuro del que imaginamos.
Pensador Teatral.
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