Dramaturgia de Ramón Mazuela Falchetti y Eduardo Meza Villanueva. Dirección de Ramón Mazuela Falchetti
Jueves 21 hs en Beckett Teatro ( Guardia Vieja 3556 )
Una propuesta muy fuerte y con muy buena elaboración, llega con Daniel: Voy a ser el gay más famoso de Chile, un título que pueda sonar desconcertante y que se refiere a la frase usaba el joven Daniel Zamudio cuando le hablaba a su familia acerca de su futuro, algo que penosamente tuvo visos de realidad, pero por circunstancias trágicas, que el joven nunca hubiera imaginado cuando lanzó aquella profecía, donde tenía como sueño ser un artista reconocido que triunfaría en la televisión y en los medios, no ser recordado por un asesinato tan abobinable.
La obra retrata unos de los peores crímenes homofóbicos que sufrió nuestro vecino país, cometido hace poco más de una década por un grupo neonazi, que atacó a un joven de manera salvaje en un parque de Santiago. La brutal golpiza, que incluyó torturas, provocaron heridas gravísimas en Daniel Zamudio, de apenas 24 años, que murió hospitalizado tras una prolongada agonía que duró casi un mes. El crimen conmocionó a la sociedad chilena y trás el mismo se dictó una Ley Antidiscriminación que lleva su nombre.
Luego de esta necesaria introducción, vayamos a la obra que la Compañia teatral chilena La Matrera presenta en el Beckett, este texto escrito por Ramón Mazuela Falchetti y Eduardo Meza Villanueva, inspirado en el libro Solos en la Noche y tras un año de investigación, presentan en Argentina, luego de tener gran repercusión en Chile, este pieza cruda y realista, que busca crear conciencia sobre los crímenes de odio, que surgen de la intolerancia y el prejuicio hacia personas, debido a su raza, religión u orientación sexual.
La trama es dinámica y atrapa desde el arranque, dividiendo las acciones en tres planos e intercalando imágenes simultáneas por un lado veremos a Daniel interactuando con su familia, por otro lado veremos a Daniel saliendo con sus amigos en la noche y con sus primeros amoríos, dejando para el final el cuadro más inquietante y a nuestro entender más potente, que encontramos con los asesinos de Daniel en la cárcel y haciendo sus alegatos, hablando de sus historias personales y de su percepción sobre el cruento asesinato, siendo muy interesante intentar meterse al menos por unos minutos, en la cabeza de una persona que haya sido capaz de cometer una atrocidad semejante.
A medida que avanza el relato, iremos viendo la conflictiva relación de Daniel con su familia y como los vínculos rotos en la misma irán influyendo negativamente en su vida. El clímax de la obra llegará en el final cuando los integrantes del grupo neonazi, se encuentran aquella trágica noche con Daniel y sucede lo peor, pero hasta allí vamos a contar nosotros, porque la escena es realmente fuerte y tiene muchas aristas para analizar.
Algo que nos impresionó muy positivamente de la obra, es el gran despliegue escénico con el que cuenta, ya que son once los actores y seis los bailarines los que tendremos en escena, algo totalmente inusual para una obra del teatro independiente, siendo un hecho que debemos valorar, ya que es un esfuerzo muy grande, que sin dudas se ve reflejado en el producto final, ya que se consigue una pieza potente, que transmite un mensaje contundente.
Vamos a ser injustos seguramente, porque sería imposible mencionar a todos, pero queremos resaltar especialmente algunos trabajos. Arrancando por Johan Mutarello en el papel de Daniel, el gran protagonista de la historia, logrando darle sensibilidad a su personaje y generando una muy buena corriente de empatía con el público. En un protagónico que no resultaba sencillo, es muy bueno el trabajo de Johan.
Sigamos con los trabajos de quien interpretan a los integrantes del grupo neonazi, que nos conmovieron por la emocionalidad de sus composiciones, viscerales y a fondo, destacando en especial Alexander Macflecher como Jarcore, el temperamental líder del grupo y Elian San Miguel como Andrade. Los actuaciones de Nahuel Fayterna como Lazo y Nicolás Viguera Moya también se destacan, completando un cuarteto de muy buenas actuaciones, con fuertes y sufridas historias personales los cuatro personajes, que encontraron el peor grupo de pertenencia posible.
La puesta de Ramón Mazuela Falchetti tiene muchos elementos para destacar, partiendo de la muy buena coordinación entre tantos actores en escena, con muy buena distribución de los tiempos y de las historias intercaladas. Muy buenas las coreografías de Hernán Martínez, en los momentos bailables del relato, donde hay que mencionar la potencia del sonido y las luces, que transformaban el escenario en una discoteca, en un efecto muy logrado. Y otro ítem a destacar es el vestuario, que caracterizó muy bien a todos los personajes, predominando el color negro en todos, salvo en el el protagonista de la historia, en un guiño que no pasa desapercibido.
No queremos seguir adelantando nada, realmente una muy grata sorpresa la gran presentación de la Compañia La Matrera, trayendo a Buenos Aires esta historia tan cruenta que conmovió a la sociedad chilena y que tranquilamente pudo haber ocurrido en nuestro país, ya que estos crímenes que son cometidos por la intolerancia con aquel que piensa diferente a nosotros, es algo que conocemos muy bien en nuestro país y en otro países del mundo, teniendo infinidad de casos como ejemplo.
Gran mérito además de dar visibilidad a esta temática, es hacerlo con una obra tan bien elaborada y una puesta en escena que volvemos a reiterar impresiona por su despliegue escénico, mostrando a un elenco muy joven que se nota plenamente identificado con el mensaje que transmite la propuesta, que es buscar crear conciencia en la sociedad y en nosotros mismos, de lo importante que es respetar y tolerar al otro, no siendo nunca una opción aceptable, imponer nuestro pensamiento mediante la violencia.
Por todo lo mencionado, solo nos queda recomendar Daniel : Voy a ser el gay más famoso de Chile, una propuesta que llegó en silencio desde nuestro vecino país, con un mensaje claro y contundente contra la violencia homfóbica, generando gran empatía en los espectadores, que emocionados despedirán a los protagonistas al final de la función, sintiendo que han sido testigos de un necesario homenaje a Daniel y a tantas víctimas que padecieron este tipo de violencia.
Pensador Teatral.
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