Dramaturgia de Sandra Franzen. Dirección de Andrés Bazzalo.
Domingos 19 30 hs en Centro Cultural de la Cooperación ( Av. Corrientes 1543 )
Un hermosísimo texto de Sandra Franzen, pleno de poesía y naturaleza que nos invita a viajar a una recóndita Isla del Paraná, para ser testigos del inédito encuentro entre el Poeta ( Víctor Laplace ) y Josecito ( Gastón Ricaud ) un empleado municipal de bajo escalafón, que gracias a los oficios de Prefectura, navegará por los canales del Paraná, para llegar hasta la morada del poeta, para cumplir con la importante misión que le asignaron las máximas autoridades de la Municipalidad.
La empresa de Josecito no será sencilla, en su maletín lleva la resolución municipal que nombra ciudadano ilustre al poeta y la convocatoria para que en la fecha del acto previsto, vaya a tierra firme, para recibir aquel reconocimiento. Las circunstancias resultan muy adversas para el empleado municipal, en primer lugar porque en esos momentos, se registra una gran crecida del Paraná y las inundaciones están haciendo estragos en las zonas ribereñas. El agua no para de subir y lo peor del caso es que Josecito, que es alérgico a los insectos, no sabe nadar.
Pero lo más complicado del encargo recibido, sin dudas es la resistencia de poeta a recibir visitas citadinas. Desde un árbol avista enojado a aquel burócrata de traje y corbata, que maletín en mano desentona por completo en aquel paraje donde la naturaleza manda. El poeta escapó de la ciudad, cansado de las mentiras de los políticos y se recluyó en las márgenes del Paraná, para estar bien lejos de ellos y ahora le mandan un enviado vaya a saber con que patrañas. Por eso no quiere perder tiempo recibiendo a aquel hombre, que seguramente vendrá con algún engaño, la especialidad de los políticos.
El texto juega con la comedia y el grotesco, pero al mismo tiempo y con muchas inteligencia, denuncia el olvido al que son sometidos los isleños. Promesas de obras siempre incumplidas por los políticos de turno. Algunos colchones que llegan cuando la inundación se lleva todo y es tiempo de elecciones, pero nada más. La historia se repite una y otra vez, el agua les lleva todo y los pobladores tienen que arrancar de cero, ante la indiferencia de los gobernantes, que siempre tienen temas más urgentes que atender.
Finalmente el poeta se apiadará de aquel hombre perdido en el Paraná y lo recibirá en la cama, que oficia de hogar, porque la casa que tenía se la llevó el agua y allí en ese inusual sitio, se dará una charla exquisita entre ellos, hablando de amores y poesía. De miedos y renunciamientos. Y hasta allí vamos a contar para mantener el suspenso. Para ver si el funcionario, finalmente pudo cumplir su misión deberán llegar hasta el final de esta entrañable historia, que tendrá a la naturaleza y a la fauna del Paraná como privilegiados testigos de aquel encuentro, entre estos seres sufrientes, que tienen en común, más de lo que imaginamos.
Es momento de hablar de las fantásticas actuaciones que tiene El Sentido de las Cosas, ya que el virtuoso texto de Sandra Franzen, encuentra los intérpretes ideales para que la dramaturgia se potencie muchísimo. Y arranquemos por Víctor Laplace, que compone con maestría a un poeta esquivo y combativo, que decidió buscar refugio en la naturaleza para curar sus penas y alejarse de un mundo hostil y lleno de hipocresías.
Sin dudas resulta un lujo, poder disfrutar este gran trabajo de Víctor, que como aquellos vinos añejos con el paso del tiempo, se vuelven más refinados y resultan una experiencia única en el paladar. Tuvimos la suerte de estar en la primera fila y haber podido disfrutar a corta distancia, de cada uno de sus gestos y movimientos, fue un gran disfrute. Por favor no se pierdan este exquisito trabajo de Víctor Laplace, que con la vitalidad de un chico y la experiencia de un veterano, nos regala un trabajo para poner en un cuadrito.
Pero bien, que semejantes palabras de elogio, que cuando vean la obra, sin dudas serán compartidas por usted lector, no eclipsen la magnífica interpretación de Gastón Ricaud, que en gran manera compone a un personaje que no encaja con aquel lugar, pero que tiene un mundo interno profundo, que iremos descubriendo a medida que la trama avanza. Muy bueno lo de Gastón, que es un gran actor y aquí muestra mucha química con Laplace, para conformar un gran dupla protagónica.
La puesta de Andrés Bazzalo es despojada en cuando al dispositivo escénico, pero muy rica en imágenes, reforzando la invitación que nos hace la dramaturgia, para que cerremos los ojos y que podamos sentir que estamos en el Paraná. En esto colabora en gran medida, Gonzalo Domínguez, músico en escena, que se luce estando a cargo de todos los sonidos de la naturaleza que tiene la historia. Otro punto a mencionar de la puesta, es como se rompe la cuarta pared, antes del comienzo de la obra, con los actores haciendo los últimos preparativos, ejercicios de concentración y ajustes de vestuario, a la vista del público antes del arranque. Y al final, también hay otra sorpresa preparada. Son pequeños aportes, que generan empatía y complicidad con el público.
Y hasta aquí vamos a contar, nos gustó mucho la propuesta que nos trae El Sentido de las Cosas, una comedia que divierte, pero que también nos invita a reflexionar sobre como muchas veces nos pasamos la vida, encerrados en laberintos burocráticos o simplemente intentando cumplir los mandatos sociales, olvidándonos de los temas a los que deberíamos dedicarle tiempo, como poder amar a aquella persona que nos gusta, escribir un lindo poema o simplemente contemplar las maravillas de la naturaleza. Además la autora, que es santafesina, logra introducir en la historia, la temática de tantas personas olvidadas, que de manera regular pierden sus humildes posesiones, debido a las inundaciones, ante la indiferencia del estado, que nunca habilita el dinero necesario para obras de infraestructura que evite estos desastres.
Recomendamos especialmente esta obra, una propuesta muy rica en lenguaje y emociones, bien nuestra, ya que mira hacia nuestro Interior olvidado, de la mano de una dramaturgia aguda que emana poesía, una puesta atractiva y un dupla protagónica que se saca chispas en escena con trabajos superlativos. Por eso, les recomendamos se pongan las botas de goma y estén atentos para abrazarse fuerte a algún árbol, no vaya a ser cosa que la crecida quiera hacer de las suyas y los prive de ver esta gran propuesta del teatro independiente.
Pensador Teatral.
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