miércoles, 12 de junio de 2024

La Segunda

Dramaturgia de María Zubiri. Dirección de Mauro Antón.




Jueves 20 30 hs en Teatro El Extranjero ( Valentín Gómez 3376 ) .

Un texto sensible y reflexivo nos presenta María Zubiri, que además de ser la autora, es quien protagoniza esta obra que nace de experiencias vividas, que le sirvieron de base para escribir esta ficción, en formato de documental. Contemos que María, realmente tiene una hermana gemela y por eso sabe muy bien lo que significa la mirada externa, que tiene como una especie de fascinación por conocer las semejanzas y diferencias entre las hermanas gemelas, los mitos como que podrían compartir un novio sin que lo notaran, las comparaciones que siempre surgen y la competencia que se fomenta entre ellas.

Aclaramos que estamos en presencia de un documental ficcionado, porque en la realidad María siempre tuvo siempre una gran relación con su hermana, pero en la obra que nos convoca no es eso lo que sucede y ya mismo les vamos a contar porque. En el arranque de La Segunda veremos a María micrófono en mano, mostrando en una pantalla, videos de ella y de su hermana cuando eran niñas, sus vestiditos, sus risas y sus juegos, remarcando lo bien que se llevaban y como entre las dos, siempre se unían para defenderse del hermano. Ese arranque es muy tierno y tenemos la falsa sensación que será una noche a pura dulzura familiar, aunque pronto confirmaremos que no será asi.





La infancia fue feliz, pero María que en la obra será Luciana, enseguida nos dejará claro que en la adolescencia algo cambió y su relación con su hermana Tatiana no sería la mejor. El motivo principal era que tenían personalidades muy diferentes. Tatiana era la más popular en la escuela, desenvuelta y con todos los chicos detrás de ella, a los que cautivaba con su belleza y glamour. Ella en cambio, no tenía esa suerte, en la escuela recibía las burlas de sus compañeras, a causa de tener los dientes algo desparejos, tampoco tenía muy buenas curvas y siempre se sentía un patito feo a comparación de su hermana. Luciana se sentía relegada, siempre segunda y aunque trataba de disimularlo, este hecho la angustiaba.

La situación aunque resultaba difícil para ella, era llevadera, hasta que sucedió algo que cambiaría la historia de las hermanas. Nos estamos refiriendo a la elección de La Reina de la Belleza del Festival Nacional del Asado de Trelew, concurso que todos los años se organiza en la localidad chubutense de Cholila. Luciana no tenía ninguna intención de anotarse en aquel certamen y no cedía ante los intentos de su madre para convencerla de que se anote. Parecía que no había manera, pero la madre la conocía muy bien y le hizo las preguntas justas. Sabías que Tatiana está anotada ya en concurso ?? Como no vas a ir vos ?? Al escuchar esas palabras, algo se revolucionó en el interior de Luciana, que en ese mismo momento se convenció que tenía que participar.






Y hasta ahí vamos a contar, para mantener el suspenso. Seremos testigos de todos los preparativos de Luciana de cara aquel certamen de belleza, sus amenazas continuas de abandonar la competencia y lo que sucedió finalmente en aquel concurso,  que tuvo una resolución explosiva. La dramaturgia además de poner la lupa en el vínculo de las hermanas, muestra la exigencias que sufren las mujeres respecto de sus cuerpos, la necesidad de agradar al otro, la cosificación que sienten al tener que desfilar ante ojos inquisidores y muchos otros aspectos que resultan muy reconocibles para todos.

Momento de hablar de María Zubiri, que además de regalarnos una hermosa ficción con recortes de sus vivencias nos obsequia una magnífica y sentida interpretación. En primer lugar, destacar la gran manera en que María maneja los tiempos del relato, haciéndole ameno y atractivo para los espectadores, que disfrutan sus pasajes en su rol de relatora o cuando representa a la Luciana adolescente que siente necesidad de descargarse y contar la verdad que la atormenta.




Es para destacar la manera en que María consigue esa transformación de mujer adulta del presente a la adolescente que era, ya que lo consigue a la vista del público, con algún cambio mínimo en el peinado o en el vestuario que lleva y obviamente explotando sus recursos actorales, con excelentes resultados. Recordamos haberla elogiado mucho a Maria por su composición en Casandra en la Cocina, entrañable obra del off que vimos en el Nun y aquí en una obra que escribe ella misma y la involucra en lo personal, vuelve a mostrar su versatilidad y que es una estupenda actriz.

Antes de avanzar, queremos dejar unas líneas y destacar el trabajo de Luisina Arito, complementando en la obra el trabajo de María, teniendo a cargo  diversos personajes que tiene la historia, con participaciones menores, pero siempre dando el pie justo y permitiendo el lucimiento de la protagonista. Con mucho desenfado y muy buena gestualidad, Luisina funciona como el complemento ideal de Maria.

La puesta de Mauro Antón tiene muchos puntos altos, como el uso de la cámara en vivo que sigue a la protagonista en varios pasajes de la obra, proyectando las imágenes en la pantalla gigante que se ubica en el fondo del escenario, reforzando el carácter documental que tiene la propuesta. Otros rubros a destacar, son el diseño de vestuario de Gabriella Gardelics y el diseño de luces de Ricardo Sica, dos ítems que agregar valor a una puesta que resulta muy atractiva para el espectador.





En definitiva, nos gustó mucho la propuesta de La Segunda, ya que instalando un documental ficcionado, indaga en el vínculo entre hermanas gemelas, que deben padecer las miradas del círculo familiar y del entorno que parece divertirse comparando y buscando las diferencias, como si fuera un pasatiempo. Y más profundo, muestra como parte de la sociedad sigue juzgando a las mujeres por su belleza física, que deben estar a la altura de la exigencia, para evitar ser discriminadas o ser objeto de burlas, dejando al descubierto lo cruel que puede ser la mirada del otro, especialmente en la adolescencia, etapa crucial del desarrollo humano, que se caracteriza por profundos cambios físicos y emocionales, que sin dudas nos tornan más vulnerables.

Recomendamos La Segunda, una obra que divierte y emociona a la vez, resultando cercana al público que seguramente en varios pasajes se va a sentir familiarizado con lo que le sucede a la protagonista y reconocerá esa mirada impiadosa e implacable que muchas veces dirige una sociedad, que vela por el cumplimiento de los mandatos sociales, sin importar el sentimiento de las personas. Una puesta original, y una composición muy lograda, se unen a una historia que atrapa al espectador y lo convoca a disfrutar una muy buena noche de teatro independiente, invitando a reflexionar sobre aspectos negativos de nuestra sociedad, que parece disfrutar mortificando al otro.


Pensador Teatral.






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