Lunes 20 30 hs en Centro Cultural Thames ( Thames 1426 )
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Una tragicomedia atrapante es el título que le pondríamos a este artesanal y creativo texto escrito por Pablo dos Reis, que nos hará vivir una historia de amor desesperada. Un hombre que extraña con locura a Rosaura, su ex novia, a la que conoció en el trabajo. La chica de la que todos estaban enamorados, pero solo él había sido tocado con la varita mágica y había podido compartir felices momentos con ella. Pero eso ya era parte del pasado, ella ya no es su novia y ni siquiera le responde las llamadas.
Nuestro protagonista, del que no conocemos el nombre y tampoco importa, luce desencajado y fuera de eje. Perdió su trabajo y ya casi no sale de su casa. Se la pasa todo el día pensando en ella. Está obsesionado con Rosaura, la ama profundamente y no pierde las esperanzas de volver con ella. Pero mientras tanto la pena le pesa y no quiere olvidarse de ella. Es por ello que decidió tatuarse su nombre en en pecho, algo que puede resultar habitual, cuando alguien no quiere dejar atrás a un ser amado y quiere perpetuar su recuerdo.
Pero los pensamientos y los recuerdos taladran su cabeza, ese tatuaje con el nombre resultará muy poco en comparación de todo el amor que ella tiene para con Rosaura. Y ahí será, cuando la historia tomará un rumbo diferente, saliendo de los carriles normales y amagando a ingresar en el terreno del absurdo y del grotesco. Un día que la cabeza no paraba de pensar en ella, tuvo una idea loca y decidió salir del encierro de su casa para cumplirla. Fue a esta la galería que quedaba cerca y volvió a ese localcito oscuro y pequeño del fondo, en el que hacían tatuajes y hace un tiempo se había tatuado el nombre de ella.
El tatuador apenas lo recordaba y se inquietó cuando notó la desesperación en los ojos de aquel hombre que había ingresado agitado a su negocio. El pedido del cliente lo descolocó por completo. Quería que le tatuara la cola de su ex, en la suya, quería poder tener esa cola a mano todos los días, aunque ella no estuviera presente La plata no importaba, estaba dispuesto a poner toda su indemnización si fuera necesaria para pagar aquel trabajo fastuoso e inverosímil. El tatuador se negaba en principio, a seguir esa loca idea, pero el hombre insistía y finalmente algo en su interior, lo hizo aceptar la misión.
El tiempo pasó y nuevamente aquel hombre despechado quiso más. Y volvió al local del tatuador. Ahora quería otra parte del cuerpo, en realidad quería todas las partes, quería transformarse en ella. Ser ella. Y hasta allí vamos a contar para mantener el suspenso. Solo vamos a adelantar, que el vínculo con el tatuador se hará cada vez más estrecho. Eran un mecenas y un artista que se convertían en socio de una utopía. Una obra monumental y nunca vista, era un desafío que se tornaba irresistible para cualquier hombre. Y allí la historia comenzará a tomar un voltaje y un rumbo imparable. Un hombre desesperado, un artista enajenado y un amor que cruzará todos los límites.
Momento de hablar de la fenomenal composición de Pablo dos Reis, el autor de la obra, que además es el protagonista de este unipersonal. Porque no lo aclaramos todavía. Mencionamos en el relato a un hombre y a un tatuador, pero es Pablo, quien representa a ambos personajes, modificando los tonos de voz, los gestos y las posturas, creando un diálogo y un ida y vuelta fantástico entre ambos personajes, entre ese hombre loco de amor y ese artista, que no puede escapar a su destino.
El trabajo de Pablo es hipnótico. El manejo de los tiempos que realiza es quirúrgico. Manejando con maestría las diferentes emociones que transitan los personajes. Navegando por el humor, el dolor y el amor profundo, en los diferentes momentos del relato. Para mantener la sorpresa, omitimos mencionar adrede, algunas características físicas que tiene el personaje que veremos ante nuestros ojos. Lo descubrirán ustedes cuando vean la obra. La composición de Pablo es magnética y los diálogos que crea en escena, cautivan a los espectadores.
Tiempo de hablar de la magnífica puesta que tiene la obra. Como dato curioso comentar que Juan Pablo Galimberti, el director, al principio del proyecto iba a ser el protagonista y Pablo quien dirigiera. Pero una vez que comenzaron los ensayos los roles se invirtieron. Sería contrafactico saber como hubiera salido la cosa con esa división de roles, pero si les podemos asegurar que de esta manera, los resultados fueron estupendos.
Volvamos a la puesta, que nos pareció sobresaliente. En la sala más pequeña del Cultural Thames, que no conocíamos, se logra crear una atmósfera íntima que resulta perfecta para el relato. La cercanía con el protagonista es absoluta y el público se siente dentro del relato. El diseño de luces, a cargo del propio Juan Pablo, es magnífico. La oscuridad es la que manda en la historia, las luces además de marcar los climas, serán claves para los momentos determinantes del relato. Los elementos en escena, son mínimos, solo los necesarios, para que podamos ingresar en la atmósfera sórdida e íntima que pide la historia.
No queremos contar más para mantener la sorpresa. Realmente nos llevamos una gratísima sorpresa con Todo lo que me Falta. Como tantas veces fuimos a ver una obra, sin muchas referencias previas y en este caso nos encontramos con una verdadera joyita. Un texto altamente creativo, que juega con la realidad y el grotesco, con lo posible y con la fantasía. Pero cumplimos nuestra palabra y no contamos más. Solo aconsejarles que vayan con la mente abierta y dispuestos a acompañar la búsqueda desesperada de un hombre, que no puede, ni quiere olvidarse de su gran amor.
Recomendamos Todo lo que me Falta, se van a encontrar con un texto muy original y una puesta magnífica. Un relato fascinante que atrapa al espectador desde el arranque, la invitación a ser parte de una búsqueda frenética, de un amor que se transformó en una obsesión. Van a disfrutar mucho de la historia y en especial de una composición fenomenal del protagonista, que se entrega por completo, al servicio de un personaje dispuesto a entregar su cuerpo, su alma y su vida, con tal de recuperar el amor de Rosaura.
Pensador Teatral.
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