jueves, 27 de abril de 2017

Las Palomas se mueren como todo el Mundo

Mièrcoles 21 hs en Teatro El Mètodo Kairos ( El Salvador 4530 )




Obra escrita por Zuleika Esnal y Dirección de Patricia Tiscornia.

Segunda temporada de este exitoso unipersonal escrito por Zuleika y protagoniza por ella misma.

La talentosa y joven actriz, que vimos lucirse el año pasado en El Hombre de la Nariz Rota, interpretando a Camile Claudel, demuestra que además de tener condiciones sobre el escenario, también las tiene como autora, dando vida a una pieza inteligente y potente como Las Palomas se mueren como todo el mundo, pavada de título eligió para su obra.

La historia se desarrolla, en un departamento caótico y desordenado, en que vive Paloma ( Zuleika Esnal ), que valga la ironía, encuentra un paloma herida en el patio. Este hecho banal, logra desequilibrar a la protagonista, que sin dudas no está muy equilibrada y que no sabe como reaccionar ante la inoportuna presencia de ese ave, que en vez de levantar vuelo, se la pasa aleteando el en piso de su patio,





La interpretación de Zuleika, es excelente, logra pasar en los cincuenta minutos que dura la pieza, por todos los estados de ánimo, la depresión, la excitación, la locura, la tristeza y muchos más y los transita, con mucha solvencia.
Con una enorme entrega actoral y física, por momentos provoca risas de los espectadores y en otros momentos los deja atónitos, con sus dichos y su comportamiento bastante desconcertante, en un pieza muy exigente.

A pesar de estar sola en el escenario, Paloma tiene compañia, ya que interactúa telefonicamente con la madre, con un amigo especial y hasta transitando una escena musical antológica con un cuadro de Diego Maradona, en un momento delicioso de la obra que celebramos.

En la obra, si bien predomina  un tono de comedia y de grotesco casi permanente, el texto tiene mucha profundidad, ya que trata temas de fondo, como el de la soledad,  los vínculos familiares rotos, la locura y de como muchas veces, las adicciones a los medicamentos, a la bebida o a las drogas en el peor de los casos, son la única y triste salida, que encuentran algunas personas para afrontar la triste vida que tienen.





Nos gustó mucho la puesta en escena que propone la directora, hay un excelente uso del diseño lumínico para marcar los diferentes momentos de la trama, una cálida escenografía y una muy buena musicalización, todo esto en su conjunto,  embellecen y mucho la puesta.

El histrionismo de Zuleika es notable, se la nota cómoda sobre el escenario, disfrutando el desarrollo de la obra y dando rienda suelta a todos sus recursos actorales.

Como conclusión, una saludable propuesta la de Las Palomas se mueren como todo el Mundo, una buena oportunidad, de poder descubrir a Zuleika, en su rol de joven autora, con un texto original y fuerte, confirmando su enorme talento como actriz y dejando claro que es una mujer intensa y que pone mucha pasión, en todo lo que encara,.

Y cuando se unen arte y pasión, se logran espectáculos, que nunca dejan indiferente al espectador.


Pensador Teatral.

martes, 25 de abril de 2017

Carmencita

Domingos 21 hs en Nun Teatro  ( Ramírez de Velazco 419 )




Obra escrita por Patricia Suárez y dirigida por Mariano Dossena.

La virtuosa pluma de Patricia Suárez, esta vez nos regala una comedia deliciosa, que con humor y mucha ironía, hará reir mucho al espectador, con un texto típico exponente de la vida pueblerina, en la que todos se conocen y todo se sabe, es la ley del pueblo chico, infierno grande. El año pasado disfrutamos de El Escorpión, otra obra de Patricia, que también se desarrollaba en el interior santafesino, indudablemente las historias de la infancia y los recuerdos familiares y de amigos de la autora , nutren sus relatos, para beneplacito de los espectadores, que podemos disfrutar de historias tan cercanas y tan entrañables, con las que nos identificamos muy rapidamente, porque las sentimos cercanas.

Carmencita cuenta la historia de dos hermanas que se reencuentran luego de un largo tiempo sin verse. El motivo del reencuentro, no es nada grato. La muerte de la madre de ambas, hace que la hermana menor, Rosario ( Diana Kamen ) vuelva a su pueblo natal desde la gran  ciudad, para dejar al menos unas flores en la tumba de su madre, ya que no llegó tiempo para el entierro.
La hermana mayor, Menena ( Graciela Clusó ), que vivía con madre y estuvo con ella hasta sus últimos instintos, no le dá una cálida bienvenida, todo lo contrario, tantos años de separación, hace que afloren los peores sentimientos entre las hermanas y durante largo rato, se pasan facturas de todo tipo y color.

Los diálogos son despiadados, se acusan de las peores cosas y cada una de ellas, tiene sus propios recuerdos de la infancia, parecen haber vivido vidas diferentes, porque sus opiniones se contraponen casi siempre. La exageración y la fantasía reinan en el relato y por momentos se hace difícil saber, cuando mienten y cuando dicen la verdad, porque ninguna quiere ceder a las ideas de la otra.
Hay una constante mirada al otro, al que se juzga y se lo mirá con recelo, hay mucha competencia entre las hermanas y la rivalidad ciudad-interior también se manifiesta.




La obra presenta actuaciones magníficas de la dupla protagónica, que se luce muchísimo con el texto de Suárez y con una dirección de Mariano Dossena que les dá un enorme espacio para el lucimiento.

La actuación de Graciela Clusó, como Menena es genial, dando vida a una mujer de modos brutales, con una gran dosis de crueldad, que dice todo lo que se le ocurre, no se guarda nada, es ácida, irónica y parece no tener piedad, ni  con su hermana, ni con nadie. Todo aquel que se cruza con el ojo crítico y la lengua filosa de Menena, caerá herido de gravedad.
Su discurso cargado de frases comunes y dichos populares, tene una potencia, que deja sin aliento y hace reír muchísimo a los espectadores. Para destacar su gestualidad, sus ademanes, todo en concordancia con lo que pide el personaje.
Una interpretación que en nuestra opinión, será merecedora de alguna nominación como mejor actriz al final de esta temporada teatral,  ya que su actuación es sencillamente fantástica.
Como dato de color,  mencionar, que Graciela Clusó, era nada menos que una de las niñas prodigio de Señorita Maestra, aquella novela, que paralizaba los hogares por las tardes, interpretando a una niña llamada Carmen Caricati o Carmencita. Como el título de la obra . Será una casualidad ?? Pensar eso en una obra escrita por Patricia Suarez, sería una ingenuidad.

Si bien Menena parece robarse la obra, no se queda atrás Diana Kamen, como Rosario, la hermana menor, la que se fue a la ciudad. Ella es más femenina, aunque tiene la misma acidez que la hermana. Se vanagloria de tener más mundo, de haber vivido más cosas, al escaparse de ese pueblo asfixiante y aunque en menor escala que la hermana, tampoco deja títere con cabeza en sus opiniones.

Entre las dos actrices, hay una química admirable, componen personajes opuestos, donde el amor fraternal aparece a cuentagotas y los reproches por hechos y conductas del pasado están a la orden del día.




A esta altura, el espectador se estará preguntando, si las hermanas se llaman Menena y Rosario.
Quien es Carmencita entonces ??? No vamos a adelantar mucho, vamos a dejar que el espectador cuando vea la obra devele el misterio. Solo vamos a adelantar que Carmencita es la críada de la familia y estará presente en varios pasaje de la charla entre las hermanas y que será pieza clave de la historia.

La puesta que plantea el director es muy bella, una escenografía sencilla que nos muestra que las acciones se plantean en la puerta de la casa, allí es Menena, la que atiende a la hermana en la puerta, que se apresura a mantener cerrada, marcando un adentro y un afuera y un limite para Rosario.

En conclusión, una comedia entrañable, la que nos regala Carmencita, con un texto donde las risas y los momentos graciosos, son la cubierta de una pieza profunda e inteligente, en la quee los secretos familiares tienen una importancia capital.
La precisa dirección de Dossena, agrega mucho valor a un texto rico y según sus propias palabras, se atreve a definir a la pieza, como una bella sinfonía pensada para dos actrices, sabias palabras, porque las actuaciones de estas dos hermanas, es realmente para sacarse el sombrero.

Los aplausos prolongados del público al finalizar la obra, no dejan dudas, que la pieza gustó y mucho, no me queda más que recomendarla e invitar al espectador que gusta del buen teatro, a que vaya al Nun para descubrir a Carmencita.


Pensador Teatral.


La Señorita Julia

Sábados 20 hs en Teatro El Excéntrico de la 18 ( Lerma 420 )




Obra escrita por August Strindberg y dirigida por Cristina Banegas.

La Señorita Julia, pieza icónica del teatro moderno, escrita en 1888 por el dramaturgo sueco August Strindberg, llega al teatro off porteño en la versión adaptada en 1978, por Alberto Ure y José Tcherkaski, en una notable adaptación, que le quita minutos a la versión original y con algunos retoques, permite que el texto original escrito hace más de cien años, conserve absoluta vigencia y toda la intensidad y el espíritu, que le dió la pluma de Strindberg.

La clásica historia, nos sitúa en el año 1874, en el condado sueco de Count, donde en ocasión de la celebración de la noche de San Juan, que marca el inicio del verano, la noble señorita Julia, decide pasar una noche de liberación y salir a bailar por las calles del pueblo, para olvidarse de su posición social y de su último desengaño amoroso,
Su padre, un poderoso conde, se encuentra de viaje, Julia ( interpretada por Belén Blanco ) entrada ya la noche,  vá hasta la cocina donde se encuentra con Juan ( Diego Echegoyen ), el buen mozo mayordomo de la casa, que vive allí hace años y se encuentra comprometido con Cristina ( Susana Brussa ) la cocinera.

Ese encuentro, no resulta normal para la época, no es usual ver a una joven noble hablando con sus lacayos, indudablemente Julia siente una atracción amorosa y sexual por Juan. Cristina se vá a dormir y envalentonados por la bebida y los efluvios de esta noche especial, se produce lo impensado, se consuma el ardiente encuentro amoroso ente Julia y Juan y desde ese momento todo cambiará dramáticamente, el clásico se convierte en tragedia y la tensión dominará la escena hasta el final.

La pieza nos habla sobre la lucha de clases, las relaciones de poder, el sometimiento de la clase dominante sobre la clase baja y como un hecho como ese encuentro amoroso, puede modificar todo, como las relaciones de poder pueden invertirse y aparecer el resentimiento de las clases oprimidas.
El hecho de ser mujer, es una clara desventaja para Julia, su honor ha sido mancillado y ya nada será igual.
Los interrogantes llueven sobre el escenario.  El amor está por encima de las diferencias sociales ??Hay alguna forma de volver los hechos atrás ???  Deberá Julia ceder ante el chantaje de Juan ??  El poderoso conde, padre de Julia, soportará esta afrenta ??



El inteligente guión de Strindberg, siembra muchísimas dudas y le impone un aire trágico a los protagonistas, que se encuentran envueltos en una situación, de la que no les será fácil escapar.
Será el espectador, el que viendo la obra podrá develar cada una de estas preguntas que formulamos.

La dirección de Cristina Banegas es precisa, la trama está cargada de tensión y el interés del espectador se mantiene en todo momento, gracias a un guión que invita a la reflexión y permite ver como estas situaciones, que se planteaban hace 100 años, hoy están más vigentes que nunca.

Debemos ya destacar las magníficas actuaciones que tiene la pieza, arrancando por la gran protagonista de la misma, Belén Blanco, un actriz que tiene una energía increíble y que le da vida a una Lucía, que llena el escenario con su interpretación, con una entrega física y actoral, que conmueve, sus movimientos, sus pasos de danza, sus distintos tonos de voz, todo se destaca. Son esas interpretaciones, donde podemos decir, que la actriz deja la piel sobre el escenario y no exageramos, ya que es brillante la actuación de Belén.

Realmente sorprende, lo de Diego Echegoyen, ya que no se amilana ante la interpretación de Belén y es un Juan, por momentos obediente, por instantes astuto y por otros cínico. Logra seguirle el tren a la protagonista y juntos consiguen escenas cargadas de pasión y de realismo.
La obra es muy fuerte y de gran exigencia para los actores, Diego también entrega todo.

Un escalón abajo en protagonismo, se encuentra Susana Brussa, como Cristina, la mujer a la que Juan engaña, la que sufre el capricho de Lucía, con estoicismo  y resignación. Si bien su personaje, tiene un menor espacio para el lucimiento, su actuación es impecable.



Muy bueno el recurso, jugado por la directora, en cuanto a que en todo momento los protagonistas, quedan a la vista del público, aún cuando no están jugando la escena, quedan en segundo plano pasivo, pero a la vista del espectador.

La escenografía es desprovista, hay pocos elementos en escena, el protagonismo lo tiene la palabra, con diálogos muy ricos y el movimiento, la obra tiene una acción permanente, de cuerpos que corren, bailan, se tiran al piso. Hay que destacar las coreografías que propone Virginia Lezama.
Es importante, el papel que juega el diseño lumínico a cargo de Verónica Alcoba, con mucho juego de sombras y luces lúgubres, acordes con el clima que requiere la pieza.

Como conclusión, estamos en presencia de una magnífica versión de un clásico del teatro de todos los tiempos, escrito hace más de 100 años, pero que merced a una impecable adaptación logra una vigencia asombrosa, trayendo a estos tiempos, temas como la lucha de clases, el amor enfermizo que muchas veces puede convertirse en violencia y el sometimiento, en el cual la mujer siempre lleva la peor parte.

La Señorita Julia, es una obra profunda, una verdadera tragedia, con una dirección impecable y actuaciones extraordinarias, para redondear una gran noche de teatro, con una pieza que honra al teatro independiente y que sin dudas recomendamos.


Pensador Teatral.

lunes, 24 de abril de 2017

Madorrán

Viernes 21 hs en Teatro Anfitrión ( Venezuela 3340 )



Obra escrita y dirigida por Jorge Luis Dreschler.

Teníamos muchas expectativas en ver esta pieza, opera prima de Dreschler, que  explorando en el mundo del fútbol y su lenguaje, se encontró con la historia del polémico arbitro Fabián Madorrán, que tuvo una carrera meteórica​ dentro del arbitraje, llegando a ser reconocido juez internacional,  muchas veces polémico para los medios y  que tuvo un final abrupto, cuando luego de una muy mala actuación, en un partido decisivo, es expulsado del arbitraje y poco tiempo después, cae en un estado depresivo y decide terminar con su vida.

Hasta ahí un breve resumen de la vida de Madorrán a modo introductorio, pero vayamos ya a la obra. La historia se inicia con un televisor que nos muestras las imágenes de un partido definitorio, un gol anulado y el relato que denuncia, que el gol era válido y que debió ser convalidado, pero no lo fue por un error arbitral.

El juez de ese encuentro fue precisamente Fabián Madorràn y sin saberlo, esté partido cambiaría su destino para siempre, no sólo porque sería obligado a dejar el referato, sino que también terminaría con su vida.




La obra, es un excelente muestrario del mundo futbolero, desde un punto de vista muy particular, como el del árbitro, desde su mirada, podemos ver la pasión del hincha, el mundo de los vestuarios, los operativos policiales, los cracks que muestran sus destrezas dentro del campo de juego y en todo momento aparece la pasión como protagonista de este deporte.

El autor logra un texto sensible y con un grado descriptivo minucioso, donde aquel espectador que gusta del fútbol disfrutará muchísimo, ya que tiene numerosos guiños que sabrá reconocer.

La muy buena dinámica que tiene este unipersonal, se apoya en la fantástica composición del personaje, que realiza Ramiro Aguayo, como Fabián Madorrán. Impresiona verlo con su prolija vestimenta, su silbato y sus tarjetas.
A lo largo de la trama, Ramiro se transforma en Madorrán de manera admirable y  se encarga de mostrar su apego a las leyes de juego, su amor por la profesión y su obsesión por el cumplimiento del  reglamento. También se pone de manifiesto cierta soberbia, que hacía que se considerara a si mismo como el mejor en la profesión y como trabajaba a diario para serlo.

La puesta es muy efectiva, el protagonista se mueve en cuadrado bien delimitado, por unas luces de LED verde, dentro del mismo, el juez se detiene a pensar y ejerce su profesión, corriendo, tocando el silbato y sacando tarjetas a los imaginarios jugadores.



La escenografía es despojada y el juez está solo, apenas lo acompaña un banquito y un televisor, esta imágen de soledad del referí, es una matáfora perfecta de lo que ocurre en la realidad, donde el juez siempre está en inferioridad, solo con su terna contra todo el resto.

Muy bueno también el diseño lumínico de Santiago Lozano, que con los distintos momentos de luz y oscuridad, logra separar los actos y crear los climas que pide la pieza.

En definitiva, una propuesta original y muy bien plasmada, la que nos propone el autor, mostrando un maridaje perfecto entre fútbol y teatro, con una actuación extraordinaria de Ramiro Aguayo, que con su sentida interpretación, le brinda un merecidas respetuoso reconocimiento a un árbitro, que no tuvo un trato demasiado benévolo de parte de los medios de comunicación, ni tampoco x el mundillo futbolístico, que nunca toleró algunos aspectos de su vida privada.

Recomendamos esta obra, para el público en general, pero en el caso que el espectador guste del futbol, disfrutarán en especial de esta pieza y en ese caso, consideramos que es de visión obligatoria, ya que retrata de manera admirable, la pasión del aficionado argentino por el fútbol y el amor de un árbitro por su profesión.


Pensador Teatral.

sábado, 22 de abril de 2017

Iracunda Tristeza.

Miércoles 20 30 hs en El Tinglado Teatro ( Mario Bravo 948 )




Obra escrita por Gilda Bona y dirigida por Silvia Hilario.

Inspirada en el cuento " Un dìa de trabajo " de Truman Capote, Gilda, dramaturga reconocida en el medio y con varios premios en su haber, como es su sana costumbre, nos ofrece un texto profundo que pone el foco en la condición humana y sus conflictos.

En este caso, Iracunda Tristeza, nos cuenta la historia de un escritor, del que no se revela el nombre , interpretado por Gabriel Nicola y Matilde ( Marta Pomponio ) su empleada doméstica.

La acción que se desarrolla en un único acto, se inicia, con el desaliñado escritor, durmiendo en su cama y el ingreso de Matilde a la casa para hacer la habitual limpieza semanal , pero en un día que no la esperaba.  Apenas lo vé, la empleada doméstica, se dá cuenta, que el escritor no tuvo una buena noche. El panorama del departamento es prueba de esto , ropa tirada en el piso, botellas esparcidas por doquier y el aspecto del escritor denota que la noche anterior estuvo bebiendo y no poco.
Su esposa lo abandonó hace dos meses y el golpe dejó secuelas en el escritor, que sufre la situación y parece abandonado, no logra concentrarse para escribir y sale poco de la casa.






Matilde en cambio está sobria, pero tampoco se la nota bien ese día, se muestra triste, irritable y angustiada, por alguna situación personal que sin dudas esconde.

Los diálogos entre el escritor y Matilde, son realmente muy ricos, ambos parecen almas en pena, se los nota doloridos y muy solos.
La conversación se desarrolla sin rumbo fijo, por momentos el escritor se defiende de las acusaciones de la mucama acerca de su estado etílico y de abandono, en otros Matilde que está muy misteriosa, de a poco va contando algunos detalles de sus " clientes ". Ella llama clientes, a las personas a las que les limpia la casa y en ese departamento, los tiene varios pisos y conoce varias historias de vida, que a pesar de mostrase reservada, con tono confidente, le cuenta al escritor.

La trama tiene un aire misterioso y lúgubre que le dá un aire de misterio a la pieza, que envuelve al espectador, que en su butaca, quiere adivinar cual es el secreto que la mucama esconde y el escritor parece adrede no querer descubrir o su perturbado estado no le permite hacerlo.

La historia atrapa, pero es hora ya de destacar las excelentes actuaciones que tiene la obra, Gabriel Nicola dá vida a un escritor melancólico y aturdido por su situación, se lo nota confundido, abatido y buscando aferrarse de alguna una soga para no seguir cayendo. Y por el otro lado, Marta Pomponio, interpreta a Matilde, una mucama muy particular, con fuerte presencia, misteriosa, sagaz y que tampoco parece muy conforme con su presente, Según el escritor, no nació para limpiar casas, sino para ser escritora, por todas las historias que tiene para contar.

La química entre los protagonistas es notable, se los nota muy conectados y comprometidos con la historia, interpretando con mucha pasión sus personajes. ( no se pierdan un mágico baile que nos tienen reservados ) y marcando en forma acompasada los tiempos que propone la directora.

A estas actuaciones tan sentidas, hay que agregar un diseño escenográfico brillante, a cargo de Claudio Larrea, que brinda una atmósfera intimista, mostrando un departamento bien decorado en el Piso 18 ( el último ),  con un ventanal de fondo, enorme que tiene como vista la cuidad desde las alturas, en aquel día gris.





A lo largo de toda la obra, se escucha el ruido de la lluvia de fondo, tan real, que parece que en verdad está lloviendo en ese momento y por último mencionar la estupenda  música original que tiene la pieza a cargo de Alejandro González Novoa, que contribuye sobremanera con la belleza de la puesta.
Mucho mérito de la directora Silvia Hilario, que logró darle vida al guión de Gilda Bona, con una puesta en escena repleta de poesía y con tantos recursos artísticos, que unidos, le agregan muchísimo valor a la pieza.

Como conclusión, una entrañable obra,  la que vimos el pasado Miércoles, en El Tinglado. Una pieza que nos habla sobre la soledad que reina en las grandes ciudades, la multiplicidad de historias que se esconden detrás de cada puerta y de como el ser humano, tristemente trata de huir de los sinsabores de la vida, debiendo recurrir en muchos casos, a alguna adicción, como única vía de escape, para esa vida gris que lo envuelve.

Siempre es un gusto, descubrir estas excelentes y escondidas obras del off, en este caso Iracunda Tristeza, donde se conjugan un texto profundo, una dirección precisa, actuaciones deliciosas y una puesta bella, para que el espectador pueda disfruta como lo hicimos nosotros, de una hermosa noche de teatro.


Pensador Teatral.



jueves, 20 de abril de 2017

Los Vecinos de Arriba

Miércoles a Domingo en Teatro Metropolitan Sura. ( Av. Corrientes 1343 )




Obra escrita por el catalán Cesc Gay y dirigida por Javier Daulte.

Comedia estrenada en el 2015, con gran suceso de crítica y taquilla en España, estando actualmente en cartel en Madrid, arrancando su segunda temporada.
Cesc Gay es reconocido en su país, como un excelente guionista cinematográfico y tiene varios largometrajes de su autoría reconocidos internacionalmente, entre ellos Trumam, que recibió 5 Premios Goya, incluidos mejor guión y película.
Los Vecinos de Arriba, es su primera obra teatral y la senda del éxito en sus trabajos se mantiene intacta,

La versión local a cargo del talentoso Javier Daulte, promete tener en Buenos Aires, el mismo éxito que tuvo en su país de orígen, ya que al muy buen guión, se le suma una buena adaptación y principalmente, la presencia de dos actores de gran trayectoria y popularidad, como lo son Diego Peretti y Florencia Peña.


La obra, nos mostrará como el matrimonio formado por Ana ( Florencia Peña ) y Julio ( Diego Peretti ) que no está pasando su mejor momento, muy por el contrario se encuentran en crisis, sufriendo el desgaste de la convivenncia. Una noche verán interrumpida su habitual rutina, cuando Ana en forma inconsulta, decide invitar a su departamento a los vecinos de arriba, para compartir una picada.
Julio no reacciona bien, ante esta invitación, ya que no vé con simpatía a aquel matrimonio y no le parece una buena idea que conozcan su casa, ya que casi a diario sufren los ruidos molestos de ellos, provocados por la activa vida sexual que indudablemente tienen, a juzgar por los sonidos y los ruidos, que escuchan en las madrugadas.

El matrimonio vecino en cuestión, está conformado por Laura ( Julieta Vallina ) y Rafael Ferro ( Salva ), que tienen un perfil muy diferente al matrimonio anfitrión, ellos son mucho más liberales, parecen alegres y parecen no sufrir la convivencia, se los nota contentos, abiertos y sin miedo a expresar sus deseos y sentimientos,
Este contraste entre ambas parejas, es un punto muy interesante de la trama, que el autor explota con sapiencia, consiguiendo muchos momentos graciosos.

La velada se desarrolla con cierta tensión, hasta que todo cambiará, cuando Ana y Julio, quedan helados ante la inusual propuesta que reciben del matrimonio vecino. De que se trata ??
 Sin adelantar demasiado para conservar el suspenso, solo contaremos que este matrimonio de vida sexual tan activa, les propondrá a esta pareja en conflicto, tener sexo grupal, algo que ellos consideran como normal y placentero, además de creerlo un antídoto para los problemas de parejas de larga data.
Se imaginan la reacción de Julio y Ana  ??? Cuando vean la obra, podrán comprobar si imaginaron bien, la respuesta que tendrán ante semejante proposición.




Las actuaciones son muy destacadas y con el calibre de los actores que la protagonizan, es algo previsble.
Diego Peretti, un actor que me encanta, le está tomando el gustito  al mundo de las tablas y con un estupendo trabajo, se convierte en el motor de la historia, dando vida a un marido políticamente correcto, pero amargado y reprimido. Un lujo, poder ver sobre el escenario a Diego,

En este caso, forma una dupla exquisita con Florencia Peña,  una actriz con gran recorrido en el teatro, haciendo gala en esta obra, de toda su frescura y espontaneidad, con una soltura que dentro del contexto de la obra, hasta le permite bromear, en complicidad con el público, al jugar con alguna situación desagradable,  que le ocurrió en su vida real.
Muy buena apuesta del director, por esta dupla protagónica, taquillera y con mucho carisma,

Pero no podemos dejar de destacar, lo de Rafael Ferro, como Salva, de profesión bombero, que con mucha soltura y simpatía, compone un entusiasta y divertido personaje.
Y dejamos para el final, a Julieta Vallina, psicóloga ella , para nosotros la revelación de la obra, sensual, con mucha expresividad corporal, realiza una excelente interpretación. Muy bueno lo de Julieta.
Es decir, sin bien las figuras convocantes son Peretti y Peña, sobre el escenario los cuatro protagonistas, se destacan casi por igual y elevan en buen grado el nivel de la pieza.




Una escenografía imponente y muy elegante a cargo de Alicia Leloutre en el amplio escenario que ofrece el Metropolitan,  al igual que el diseño lumínico a cargo de Matías Sendon, que en ambos casos, contribuyen a la belleza de la puesta.

Como dijimos un guión muy interesante, por sobre el promedio de los que suele ofrecernos el teatro comercial, el que nos presenta Los Vecinos de Arriba, a la que podemos catalogar, como una comedia dramática, ya que si bien en primer plano, lo que vemos es una comedia clásica, con muy buenos gags y momentos divertidos. por debajo de la superficie, se asoma  un guión audaz e inteligente, que nos invitará a la reflexión, ya que a lo largo de la trama, se mostrarán los problemas que tienen muchos matrimonios actuales, malas convivencias y el conocido desgaste que se produce por la rutina y el paso de los años.

En este punto entendemos, está la clave, que explica el suceso que tiene la obra, ya que pone el foco, en una temática actual y aún tabú en muchas parejas, como es la insatisfacción sexual de la pareja, siendo este punto de divergencia,la causa principal del fracaso de las mismas y en algunos casos hasta el motivo que los empuja, a dar el doloroso paso, hacia la separación.

En conclusión, una obra audaz, inteligente,  que además de hacer y reír mucho a los espectadores, lo hará reflexionar y en muchos casos, a sentirse identificado en mayor o menor medida, con las experiencias de estos matrimonios.
Si a esto le sumamos actores de trayectoria y carisma como los que presenta la obra, podemos afirmar, sin temor a equivocarnos que Los Vecinos de Arriba, tendrá en nuestro país, el mismo suceso que tuvo en España.


Pensador Teatral.

martes, 18 de abril de 2017

Pescando en la Bañera

Viernes 20 hs en El Kafka Espacio Teatral ( Lambaré 866 )




Dramaturgía y dirección de Leonel Dolara.

Excelente obra que presenciamos en El Kafka, profunda, original  y haciendo que el espectador se vaya reflexionando mucho, al término de la función, ya  que es una pieza que moviliza.

El guión escrito por Dolara, es realmente muy elaborado, el autor confiesa que estuvo siete años para escribirlo, ya que no lo hizo en forma continua y se evidencia un gran trabajo en el mismo, cuidando todos los detalles.

La acción arranca, con un grupo de personas sentadas, uno al lado del otro, enfrentando al público, casi cara a cara, con una cercanía perturbadora. No saben donde se encuentran, cuanto tiempo llevan allí y cuál es el motivo por el que se encuentran reunidos. Encima hay algunas personas que se conocen y otras que no conocen a nadie, la situación es desconcertante para todos, en ese prometedor arranque.




La luz se apaga y con el cambio de acto, de a poco iremos conociendo las historias personales de estos individuos, viviremos hechos de su vida cotidiana, pero lo haremos desde un lugar particular, ya que las acciones se desarrollan en los baños de sus casas, esto tiene una significación especial, ya que en ese espacio es donde los protagonistas, se confiesan, donde pueden exponer sus intimidades, un lugar donde se sienten resguardados para exponer sus pensamientos más secretos.

Los actos tienen una gran dinámica y los protagonistas aparecen y desaparecen de escena con movimientos precisos y coordinados. Las historias varían, pero hay un eje central que es el amor, nos muestra como el ser humano quiere ser amado por el otro y como muchas veces se acepta vivir una vida de ficción, simplemente para estar acompañado.

La obra nos habla de amores y desamores, de adicciones, de infidelidades, de homosexualidad, de violencia de género y también del miedo a la soledad. Los temas se tocan con una profundidad y una fuerza que abruman por su crudeza.
La trama tiene una gran dinámica y el espectador siempre está atento a lo que sucede en el escenario.




El despliegue actoral que tiene la puesta merece destacarse, hay diez actores en escena y las interpretaciones son francamente magníficas.
Pecando de ser injustos, vamos a destacar algunas de ellas, por ejemplo Gabriela del Mar, dá vida a Natalia, una mujer que no está conforme su matrimonio, pero tiene temor a dar el paso hacia la separación, gran tarea de Gabriela, que conmueve con su personaje.
Es buenísimo también lo de Rosella Bosco, como Blanca, una mujer obsesiva, a la que le gusta tener todo bajo control y accidentalmente descubrirá un secreto terrible que lo cambia todo . Genial su caracterización.
Por lado masculino, podemos mencionar a Bruno Alarcón, el atribulado Martín, que tomará coraje se animará a confesar una verdad impensada a su esposa.

Pero estamos siendo muy injustos, con el resto de los protagonistas y no corresponde, ya que cumplen en gran forma sus papeles, Mariano Cáceres ( Diego ), Julián Calviño ( Esteban), Jimena La Torre ( Claudia ), Stella Minardi ( Amalia ), Antonella Piersanti ( Mónica ), Victoria Montes ( Alejandra ) y Diego Viquez ( Ignacio ).
Un elenco numeroso, que funciona muy bien en su conjunto y en lo individual, realmente un excelente trabajo de dirección, en la elección de los actores para cada personaje y en guiarlos para que sobre el escenario actúen en forma armónica.

La puesta tiene una gran originalidad y belleza, esto en gran parte se debe, al fenomenal diseño escenográfico de Gonzalo Córdova, montando una estructura con escaleras que elevan una plataforma central, para que los actores puedan subir y bajar para cambiar de ambiente y obviamente para llegar al baño donde se desarrollan las escenas.

Importante también el uso de la iluminación, para separar los actos y marcar el clima de la puesta, un muy buen vestuario, la música original, hay escenas con pasos de danza, realmente el despliegue escénico es admirable y merece destacarse.
Hay muchísimo trabajo en la presentación de esta pieza y esto la enriquece mucho.




Sin dudas, que es una obra que merece verse, fuerte, profunda y sin dudas que el espectador se verá reflejado el mismo o verá algún ser querido en las diferentes historias y vá a reflexionar con lo que verá en el escenario, ya que la obra moviliza y mucho, es imposible quedar indiferente con las historias que pasarán a lo largo de la trama.

Un estupendo guión de Leonel Dolara, que además realiza un enorme trabajo en la dirección, para coordinar actuaciones tan destacadas, en esta obra que sin dudas recomendamos.

La salla llena que se viene repitiendo todos los Viernes de función desde el estreno y la ovación sostenida del público al final de la misma, premia el gran trabajo del equipo que dá vida a Pescando en la Bañera, título con que el espectador se identifica y esa metáfora, nos invita a pensar, como muchas veces en nuestras vidas, gastamos nuestras energías, explorando en lugares donde nunca vamos a encontrar aquello que tanto anhelamos.


Pensador Teatral