Dramaturgia de Mario Diament y Dirección de Daniel Marcove
Basada en Las Tres Hermanas de Chejov, llega esta versión de Mario Diament, escritor y dramaturgo argentino de gran prestigio y de prolífica obra en los últimos años, entre las que podemos mencionar El Libro de Ruth, Cita a Ciegas, Franz Albert y Tierra del Fuego, todos textos de indudable calidad y de gran suceso, ya que fueron representadas en todo el mundo.
Con Moscú, al autor, le dá una vuelta de rosca a la original pieza de Chejov, que constaba de catorce personajes, algo que en su opinión oscurecía el peso de las tres hermanas, que quedaban algo diluídas.
Por eso el autor, decide dejar en esta adaptación, solo a las tres actrices, el resto de personajes no aparecerán en escena y serán recreados a partir del discurso de las actrices.
Colocar en un primer plano a las tres mujeres, en momentos donde el movimiento femenino está en auge en nuestro país y en el mundo, puede ser una mera coincidencia o bien considerarse como muchas veces se dice, que en el teatro, ficción y realidad suelen confundirse.
En términos de época, Diament mueve la obra, solo dos años, hasta 1904, en los albores de la Revolución Rusa, trayendo referencias muy interesantes de aquellos años y logrando llevar al espectador a la atmósfera con pensamientos reformistas de la época.
Moscú nos contará las historia de tres hermanas, que al ser trasladado su padre, un importante militar, debieron mudarse a un pequeño pueblo del interior ruso, dejando atrás su vida en Moscú, ciudad con muchos atractivos, en la que podían asistir al ballet, participaban en fiestas y podían recorrer los atractivos de esa gran ciudad. Tenían una vida social que quedó en el olvido.
Para aquellas mujeres, Moscú era la felicidad, ese mundo añorado, en contraposición con esa vida triste y amargada, que tienen en la actualidad. Moscú, es una metáfora de los sueños que todos tenemos y que muchas veces no alcanzamos.
O como dice Olga, la mayor de las hermanas, a veces lo peor de la felicidad, es que cuando la tenemos, no nos damos cuenta de ello y solo lo notamos, en aquellos momentos, en que la añoramos, haciendo referencia, a aquellos momentos en Moscú, donde fueron felices, sin darse cuenta.
La pieza hablara sobre los miedos de esas mujeres, que piensan mucho, pero que poco pueden decidir, en una época donde la mujer estaba subordinadas a los designios de los hombres, por eso desfilarán sus frustraciones, sus miedos, los amores soñados ( tan alejados de los reales ) y esos anhelos, que parecen una quimera que nunca podrán alcanzar.
Para desarrollar la historia, se debían encontrar tres actrices que estuvieran a la altura del desafio, la exigencia era mucha, porque como mencionamos la obra original de Chejov, estaba planteada para más de diez personajes y en esta puesta todo pasaría por las tres mujeres.
Y entendemos la elección realizada fue acertada, en primer lugar mencionemos a Alejandra Darín, una estupenda actriz, quien escribe estas lineas, recuerda aún su magnífico trabajo en Tierra del Fuego,. Aquí es Olga, la hermana mayor, resignada a vivir su rutinaria vida como maestra y desde la muerte de sus padres, siendo el sostén de sus hermanas, siendo casi una madre sustituta, que las contiene y las controla. Triste y frustrada, su única ilusión radica en volver a Moscú y escapar de esa casa que las ha atrapado. Magnífica interpretación de Alejandra, la figura convocante de la obra, demostrando todo su oficio.
Maia Francia, talentosa actriz uruguaya, es Masha, la hermana del medio, sufriendo un matrimonio con un hombre que la aburre, tiene también una vida triste y monótona. Es elegante y atractiva y tal vez su único divertimiento en aquel pueblo perdido, es el cortejo del teniente Vereshinin, que también es un hombre casado. Imaginar esa relación clandestina, es todo un reto para aquellos años rígidos y esto es visto de muy mala manera Olga.
Un papel complejo el de Maia, que resuelve en gran forma, con mucha presencia escénica.
Nos queda para el final, Antonia Bengoechea, ella es Irina, la menor de las hermanas.Sus referencias de Moscú y sus ganas de ir a esa gran ciudad, llegan por la nostalgia transmitida por sus hermanas mayores. Para nosotros Antonia, es la gran revelación de la obra, dotando a su personaje de vitalidad y frescura, con mucho ángel. Una gran interpretación de la joven actriz. Como dato adicional, para quien no lo sabe, Antonia es la hija de Alejandra Darín, evidentemente los genes de la actuación, están muy presentes en ella..
Sin dudas, en el lucimiento de las actrices, que es evidente, tiene mucho que ver la dirección de Daniel Marcove, que ya trabajo con Diament en varias obras, aquí les brinda una puesta muy lograda, donde hay varios elementos para destacar.
Se recurre en varios momentos a la música y a las coreoegrafías, para que las hermanas, aunque sea por unos instantes, logren escapar de esa triste realidad que las envuelve. Hay un diseño escenográfico de Paula Molina, muy atractivo, con valijas por doquier en el escenario, como clara metáfora, de tenerlas a mano, para el momento que puedan llenarlas con sus pertenencias y volver a Moscú.
En definitiva, una versión muy interesante de la obra de Chejov, donde el autor y el director, consiguen, que sean las tres mujeres, las que con mucha sensibilidad, lleven adelante la historia y puedan hablarnos del amor, de deseos frustrados, de ilusiones postergadas y de como Moscú, parece ser ese lugar, donde todas nuestras angustias y aflicciones se resolverán, casi por arte de magia.
Resulta un gusto, ver colmada la sala de El Tinglado, por un público que sigue con enorme atención la historia de estas tres mujeres y hace fuerza junto a ellas, para que tomen el coraje suficiente y aborden el tren que parte todas las tardes del pueblo donde viven y las puede llevar a la Moscú que tanto añoran.
Pensador Teatral.