Sábados 18 hs en Espacio Sísmico ( Lavalleja 960 )
El teatro independiente, tiene la gran virtud, de abarcar las temáticas más diversas, en este caso, tenemos una propuesta que nace a partir, de la inquietud del autor, por conocer más de la comunidad gitana y su cultura. El fanatismo de Sorrentino, por la película Tiempo de Gitanos, del reconocido Emir Kusturika, fue el disparador, sumado a algunos contactos que tuvo con miembros de la comunidad para alguna transacción automotor y principalmente, su fascinación por ese mundo gitano, tan atractivo por su cultura y tan misterioso a la vez.
Luego de mucho tiempo, de madurar la idea, el autor, comenzó un arduo trabajo de investigación, leyendo libros, viendo documentales y reporteando a gitanos de diferentes barrios, que accedieron a hablar de su cultura, algo no tan habitual, ya que en general no se abren al criollo.
Digamos ya que el resultado, fue muy satisfactorio, porque el autor, logra volcar en la obra, detrás de una historia simple, muchos aspectos de la cultura gitana, que sorprenderán al espectador, lo ilustrarán y principalmente le brindarán un enfoque diferente al tema, alejado de los preconceptos.
La obra arranca, con una pareja de gitanos, que llega a una casa habitada por una familia gitana que los reciben co alegría. En esa casa vive José, un gitano joven, que por la muerte de sus padres, se convirtió en jefe del clan y está a cargo de esa casa, donde vive junto a tres de sus hermanas y a su esposa.
Pronto descubriremos que quien llega, es Miguel, su primo, con su esposa, que por alguna razón que desconocemos, buscan cobijo en la casa de José. Miguel es muy bien recibido por su primo y por sus hermanas, que lo miran con ojos interesados, ya que lo ven atractivo.. A la que no miran con cariño es a Yandira, su esposa, ella no parece bienvenida y se lo hacen sentir con desprecios y muecas de todo tipo. Sin dudas hay cuentas pendientes y celos, entre las mujeres, todas con fuerte carácter, lo que no hará sencilla la convivencia.
Hasta allí contaremos de la historia, dejaremos que el espectador cuando vea la obra descubra el resto, solo diremos que la trama tendrá momentos divertidos, amorosos y también dramáticos, quedará claro que los gitanos y la pasión, siempre ván de la mano.
Hay muy buen trabajo del elenco, muchos de ellos alumnos del IUNA, jóvenes todos ellos, compenetrados en la historia en todo momento y componiendo muy bien sus personajes.
Son ocho actores en escena y todos encuentran su espacio de lucimiento. Los primos representados por Jesús Catalino Gómez y Ramiro Iglesias ( está reemplazando a Christián de Miguel ), muestran el machismo arraigado en la cultura, donde el mandato patriarcal pesa, ambos con mucha energía y cumpliendo destacadas interpretaciones
María Eugenia Insúa, es la bella Azhira, la hermano mayor de José, que junto con Candela González Tonón, tal vez son las interpretaciones que más se destacan e impresionan, con sus personificaciones tan reales y creíbles de las gitanas más adultas.
Malena Rodríguez, como Yandiral, la esposa de Miguel, es la que sufre el desprecio y destaca mucho por su gestualidad y su sensibilidad, en otra muy buena labor.
Nos quedan las hermanas menores, supuestamente vírgenes las tres y celadas por el su hermano mayor, que no dudará en disciplinarlas, para que no rompan los mandatos familiares. Sofía de Brea como Yamila, es la virgen mayor, interesada por el primo, tendrá mucha relevancia en la historia, Micaela Narodowski es Dayana, destaca por sensualidad y su inquietante belleza, generando suspiros en la platea masculina.. Rocío Miretto, es la hermanita menor y las más rebelde de todas, la destacamos por su histrionismo y su desenfado.
La puesta es bella y onírica, con un diseño escenográfico logrado, en el que las carpas dominan el espacio, un gran colorido en el vestuario de Tina Sconochini y el importante aporte de la música original de Martín Lembo y Guillermo Brutto, que junto con los bailes, nos trasladan con la imaginación al interior del mundo gitano, donde lo musical y la corporalidad tanto importan, conformando una puesta colorida y bellísima desde lo estético.
En definitiva, Miguel Sorrentino logra una propuesta jugada y muy atractiva, que nos permite descubrir muchos aspectos de la comunidad gitana, sus costumbres y los mandatos que aún hoy rigen sus comportamientos y sus relaciones con el exterior. así también como sus pasiones que se manifiesta en la música y también en la poligamia. Lo importante de la pieza, en nuestra opinión, es la posibilidad que tiene el espectador de tener una mirada distinta a la habitual hacia la comunidad gitana y ser conscientes de la discriminación, que sufren sus integrantes, en la mayoría de los casos por los prejuicios y creencias arraigadas, que la sociedad tiene para con ellos.
Destacar que día que asistimos nosotros, era una tarde fría y muy lluviosa, lo que mermó la cantidad de público ese día en la bella sala del Espacio Sísmico, pese a ello, todo el elenco brindó la función con el mayor entusiasmo y energía, ganando el cálido aplauso de los presentes al término de una función íntima y de gran conexíón entre actores y público
Por todo lo mencionado, solo queda recomendar Cosa de Gitanos, otra de las muy buenas propuestas que nos ofrece nuestro teatro independiente, que no hay que dejar de ver.
Pensador Teatral.