Domingos 20 hs en Teatro Corrientes Azul ( Av.Corrientes 5965 )
Una propuesta muy interesante la que nos acerca Roberto Ibañez, con Vía Láctea ( Sin el aval de Anton Chejov ) al vincular en su texto, el horror de la última dictadura militar que vivimos en Argentina, con Tres Hermanas el clásico de Chejov, que se desarrolla en la Rusia pre-revolucionaria.
Contemos que la obra, se inspira en un guión cinematográfico, que se basa en un caso real, como fue el secuestro de Adriana, la hija de la actriz Nya Quesada, junto a su compañero y su pequeño hijo, durante el último gobierno militar. Ibañez conoció personalmente a Nya ( fallecida en el 2013, a los 94 años ) y compartió con ella algunos trabajos en televisión, por eso su especial interés en dar conocer su historia, escribiendo un guión para un largometraje, que aún no ha sido estrenado en el cine, pero que sirvió de base, para esta entrañable Vía Láctea, que llega al escenario de Corrientes Azul.
La idea es ambiciosa y representa un desafío importante, tanto para el director, como para los actores, que en la mayoría de los casos, deben desdoblar sus personajes, entre la historia principal y sus papeles en la pieza de Chejov, algo que requiere mucha pericia de parte de todos los que integrantes del proyecto. Y no prolonguemos el suspenso, adelantemos ya que los resultados de este experimento dramatúrgico, fueron muy positivos.
En la obra, veremos como aquel nieto, que fue abandonado en 1978 en una comisaría, regresa a Argentina, luego de un largo exilio en España, en búsqueda de recuperar identidad, queriendo saber como murió su madre, quien fue su padre biológico y esperando reencontrarse con su abuela Lía, con la que tiene mucho que hablar..
Lía es actriz y está ensayando para el estreno próximo de Tres Hermanas, pero las cosas no son sencillas para ella, no puede concentrarse, se la nota dispersa y afligida por el recuerdo de su hija Adriana, que la atormenta en forma constante y no la deja vivir en paz.
La puesta es muy potente y la historia atrapa al espectador. Ficción y realidad se mezclan en forma permanente y muchos aspectos de esas hermanas desamparadas en una Rusia, con mucha influencia militar, encuentran eco, en el contexto local.
Como mencionamos antes, es muy importante el trabajo actoral que requiere la obra y hay un numeroso elenco reunido para la ocasión, que se entrega por completo a lo que pide el director y la historia.
En muy buenas interpretaciones, creemos que Dora Sajevicas, es quien más se destaca, siendo Anfisa y la Abuela Lía, logrando transmitir el dolor que la atraviesa, con una angustia a flor de piel, por esa hija desaparecida, que está cada día presente en sus pensamiento y no puede aceptar su. Una estupenda composición de Dora, a pura emoción, que debemos destacar.
Pablo Viollaz, como Matías es otro que luce mucho, llegado de España, luce confundido y agobiado, sin saber bien que le espera, quien es amigo y enemigo, regresa con el mandato de conocer sus orígenes y querer aclarar hechos del pasado, que nunca le contaron. Se lo nota en una lucha interna, entre ese pasado desconocido y un presente gris. Muy bueno lo de Pablo.
Nuevamente nos toca destacar a Liguen Pires, aquí en su doble papel de Irina, la menor de las hermanas y Ana, quien acompaña a Lia, en su dolor personal y en su lucha. Liguen siempre se destaca por su expresividad y aquí lo hace nuevamente. Una actriz joven, de gran proyección.
Roberto Caute, es otro que cumple un papel importante en ambas historias y muestra su versatilidad, al igual que Denise Bell, en la piel de una atractiva y sugestiva Sabrina, que vive en la vieja casa familiar, a la que ahora llega Matías.
Dos actuaciones que queremos destacar especialmente, son las de Rubén Ramírez, como el ciruja ( y algo más, que no revelamos aquí ) y Horacio Serafini, como Chebutkin y un particular barman. Ambos, desde papeles secundarios, resuelven de manera magnífica, sus personajes.
Dijimos que el elenco era amplio, así que nombraremos al resto del elenco, ya que todos cumplen su parte importante, nos referimos a Martín Padin, Nonnel Nhoj, Julio Pallero, Mariela Montes de Oca, Maricel Vicente, Andrés Morello, María Emilia Vidal, Marcelo Beltrán Simó y Atilio Farina.
Un elenco conformado por 16 actores es algo muy difícil de pensar para cualquier espectáculo del teatro independiente y es algo que Vía Láctea ofrece, dando a pieza, una potencia y un despliegue escénico, que no podemos perder de vista, ni dejar de destacar. Si bien la trama es dura y en lo general transita momentos dramáticos, es director para descomprimir logra introducir algunos momentos divertidos y hay espacio también para algún toque musical.
La puesta propuesta por el director es minimalista, con pocos elementos en escena ( pero muy ingeniosos ), son los cuerpos los que dominan el espacio escénico. Ítems a destacar el vestuario de Alicia Gumá, el diseño lumínico de Betina Robles que brinda un clima de penumbra que encaja perfectamente con la obra. Además hay que que destacar, las coerografías y un momento musical con mucha magia, cuando todo el elenco canta Niebla del Riachuelo.
Por último en cuanto a la puesta, destacar el aprovechamiento integral, de las posibilidades que ofrece la sala del Corrientes Azul, con puertas, escaleras y un primer piso, que parte del elenco recorre a lo largo de la trama.
En definitiva, hay un gran trabajo de equipo en Vía Láctea, se nota un gran despliegue escénico y un compromiso absoluto, que cada actor muestra con el texto.
La pieza resulta entonces, una estupenda y original creación de Roberto Ibañez, conjugando a Chejov, con una de las páginas más dolorosas de nuestra historia. Resultando un merecido reconocimiento a la lucha incansable de esas madres y abuelas, en su reclamo, por memoria, verdad y justicia.
Vía Láctea, es una obra necesaria para crear conciencia y conservar la memoria colectiva, como forma de no volver a repetir etapas tan triste de nuestra historia reciente. El aplauso emocionado de los espectadores al final de la función, es el cierre indicado, para una entrañable noche de teatro.
Pensador Teatral.