domingo, 23 de septiembre de 2018

Vía Láctea

Dramaturgia y Dirección de Roberto Ibañez.








Domingos 20 hs en Teatro Corrientes Azul ( Av.Corrientes 5965 )

Una propuesta muy interesante la que nos acerca Roberto Ibañez, con Vía Láctea ( Sin el aval de Anton Chejov ) al vincular en su texto, el horror de la última dictadura militar que vivimos en Argentina, con Tres Hermanas el clásico de Chejov, que se desarrolla en la Rusia pre-revolucionaria.

Contemos que la obra, se inspira en un guión cinematográfico, que se basa en un caso real, como fue el secuestro de Adriana, la hija de la actriz Nya Quesada, junto a su compañero y su pequeño hijo, durante el último gobierno militar. Ibañez conoció personalmente a Nya ( fallecida en el 2013, a los 94 años ) y compartió con ella algunos trabajos en televisión, por eso su especial interés en dar conocer su historia, escribiendo un guión para un largometraje, que aún no ha sido estrenado en el cine, pero que sirvió de base, para esta entrañable Vía Láctea, que llega al escenario de Corrientes Azul.








La idea es ambiciosa y representa un desafío importante, tanto para el director, como para los actores, que en la mayoría de los casos, deben desdoblar sus personajes, entre la historia principal y sus papeles en la pieza de Chejov, algo que requiere mucha pericia de parte de todos los que integrantes del proyecto. Y no prolonguemos el suspenso, adelantemos ya que los resultados de este experimento dramatúrgico, fueron muy positivos.

En la obra, veremos como aquel nieto, que fue abandonado en 1978 en una comisaría, regresa a Argentina, luego de un largo exilio en España, en búsqueda de recuperar identidad, queriendo saber como murió su madre, quien fue su padre biológico y esperando reencontrarse con su abuela Lía, con la que tiene mucho que hablar..

Lía es actriz y está ensayando para el estreno próximo de Tres Hermanas, pero las cosas no son sencillas para ella, no puede concentrarse, se la nota dispersa y afligida por el recuerdo de su hija Adriana, que la atormenta en forma constante y no la deja vivir en paz.










La puesta es muy potente y la historia atrapa al espectador. Ficción y realidad se mezclan en forma permanente y muchos aspectos de esas hermanas desamparadas en una Rusia, con mucha influencia militar, encuentran eco, en el contexto local.

Como mencionamos antes, es muy importante el trabajo actoral que requiere la obra y hay un numeroso elenco reunido para la ocasión, que se entrega por completo a lo que pide el director y la historia.

En muy buenas interpretaciones, creemos que Dora Sajevicas, es quien más se destaca, siendo Anfisa y la Abuela Lía,  logrando transmitir el dolor que la atraviesa, con una angustia a flor de piel, por esa hija desaparecida, que está cada día presente en sus pensamiento y no puede aceptar su. Una estupenda composición de Dora, a pura emoción, que debemos destacar.









Pablo Viollaz, como Matías es otro que luce mucho, llegado de España, luce confundido y agobiado, sin saber bien que le espera, quien es amigo y enemigo, regresa con el mandato de conocer sus orígenes y querer aclarar hechos del pasado, que nunca le contaron. Se lo nota en una lucha interna, entre ese pasado desconocido y un presente gris. Muy bueno lo de Pablo.

Nuevamente nos toca destacar a Liguen Pires, aquí en su doble papel de Irina, la menor de las hermanas y Ana, quien acompaña a Lia, en su dolor personal y en su lucha. Liguen siempre se destaca por su expresividad y aquí lo hace nuevamente. Una actriz joven, de gran proyección.

Roberto Caute, es otro que cumple un papel importante en ambas historias y muestra su versatilidad, al igual que Denise Bell, en la piel de una atractiva y sugestiva Sabrina, que vive en la vieja casa familiar, a la que ahora llega Matías.









Dos actuaciones que queremos destacar especialmente, son las de Rubén Ramírez, como el ciruja ( y algo más, que no revelamos aquí ) y Horacio Serafini, como Chebutkin y un particular barman. Ambos,  desde papeles secundarios, resuelven de manera magnífica, sus personajes.

Dijimos que el elenco era amplio, así que nombraremos al resto del elenco, ya que todos cumplen su parte importante, nos referimos a Martín Padin, Nonnel Nhoj, Julio Pallero, Mariela Montes de Oca, Maricel Vicente, Andrés Morello, María Emilia Vidal, Marcelo Beltrán Simó y Atilio Farina.

Un elenco conformado por 16 actores es algo muy difícil de pensar para cualquier espectáculo del teatro independiente y es algo que Vía Láctea ofrece, dando a pieza, una potencia y un despliegue escénico, que no podemos perder de vista, ni dejar de destacar. Si bien la trama es dura y en lo general transita momentos dramáticos, es director para descomprimir logra introducir algunos momentos divertidos y hay espacio también para algún toque musical.









La puesta propuesta por el director es minimalista, con pocos elementos en escena ( pero muy ingeniosos ), son los cuerpos los que dominan el espacio escénico. Ítems a destacar el vestuario de Alicia Gumá, el diseño lumínico de Betina Robles que brinda un clima de penumbra que encaja perfectamente con la obra. Además hay que que destacar, las coerografías y un momento musical con mucha magia, cuando todo el elenco canta Niebla del Riachuelo.

Por último en cuanto a la puesta, destacar el aprovechamiento integral, de las posibilidades que ofrece la sala del Corrientes Azul, con puertas, escaleras y un primer piso, que parte del elenco recorre a lo largo de la trama.








En definitiva, hay un gran trabajo de equipo en Vía Láctea, se nota un gran despliegue escénico y un compromiso absoluto, que cada actor muestra con el texto.

La pieza resulta entonces, una estupenda y original creación de Roberto Ibañez, conjugando a Chejov, con una de las páginas más dolorosas de nuestra historia. Resultando un merecido reconocimiento a la lucha incansable de esas madres y abuelas, en su reclamo, por memoria, verdad y justicia.

Vía Láctea, es una obra necesaria para crear conciencia y conservar la memoria colectiva, como forma de no volver a repetir etapas tan triste de nuestra historia reciente. El aplauso emocionado de los espectadores al final de la función, es el cierre indicado, para una entrañable noche de teatro.




Pensador Teatral.

viernes, 21 de septiembre de 2018

Heisenberg

Dramaturgia de Simon Stephens y Dirección de Luis Agustoni.








Jueves a Sábados 20 hs y Domingos 19 hs en Teatro Regina ( Av. Santa Fé 1235 )

La obra escrito por este joven dramaturgo británico se estrenó originalmente en el off de Broadway, para luego llegar a Inglaterra y representarse en varios países, siempre con muy buen suceso. A la Argentina, llega traducida por Nicolás Zaharya y la dirección de Luis Agostoni,

Heisenberg es un nombre que los fanáticos de la serie Breaking Bad, tienen presente, porque así se hacía llamar su personaje principal, nos referimos a Walter White. Pero también Werner Heisemberg, fue un físico y filósofo alemán, que fue conocido, por el principio que se conoce con su apellido y que habla sobre el principio de la incertidumbre.









Llevada a la obra, esa incertidumbre se traduce en lo impredecible que pueden resultar las relaciones humanas y las múltiples posibilidades que nos presentan los vínculos, que muchas veces no vemos, ni siquiera imaginamos.

Yendo la historia, la misma se inicia con un encuentro casual que ocurre en una estación de trenes londinense, donde una mujer se confunde de persona y saluda por error a un hombre de 75 años que estaba sentado en un banco, Aportemos algunos datos más, la mujer tiene 42 años y es interpretada por la bella Catherine Fulop, que regresa a las tablas luego de 10 años de ausencia. El hombre mayor es interpretado por Luis Agustoni, reconocido maestro de actores, quien además es el director de la obra.

Las diferencias entre ambos son notorias. Fulop, ella es una mujer extrovertida, enérgica y muy atractiva, en cambio a Luis, se lo vé como un hombre cansado y parco, que parece casi resignado a vivir sus últimos años, sin mayores emociones. Es más cualquiera que los viera juntos, podrían pensar que se trata de un padre y su hija, ese pareciera ser el lazo que los une. Pero por insistencia de la mujer y de manera casi inexplicable, se iniciará un diálogo entre ellos y a medida que el mismo avanza, notaremos que hay dos puntos de común entre ellos, la profunda soledad que los atraviesa y el dolor que llevan dentro.








Los motivos de sus aflicciones, son diferentes y no los revelaremos aquí para mantener el suspenso de la trama, pero lo que si diremos es que la compañía que encuentran en el otro parece mitigar el dolor y los ayuda a sentirse menos solos, como si compartir las penas, les aliviará la carga y de a poco. estos dos desconocidos, comenzarán a forjar una relación, tan atípica como inesperada.

La obra se centra en el diálogo de los dos protagonistas, que compartirán seis actos, estando ambos en todo momento, presentes en escena, hablando sobre sus vidas actuales los recuerdos y un futuro difuso que ambos vislumbran. Por lo tanto es una pieza, donde prácticamente todo el peso, lo llevan los actores, con sus interpretaciones.








Arranquemos por Catherine Fulop, la figura convocante de la obra, que con su carisma y su frescura, parece la indicada para el personaje a representar. Cathy irradia belleza y tiene magnetismo especial, una simpatía, que el público reconoce.  No es sencillo el papel que deba llevar adelante y realmente nos sorprendimos gratamente con su interpretación, en su vuelta al teatro comercial, mostrando su vigencia y una fuerte presencia escénica.

Su compañero en esta ocasión, es Luis Agustoni, actor, director y dramaturgo de enorme experiencia en el mundo teatral, a quien tantas veces elogiamos por sus trabajos en el Teatro El Ojo, espacio que dirige con gran éxito, desde hace años y que es un gran semillero del teatro independiente.
Luis muestra su oficio, para componer a un hombre tímido e introvertido, al que le cuesta expresar sus emociones y hasta emitir palabras, pero que con el correr los minutos, esto se irá modificando. Un lujo ver a Agustoni en escena y quedamos sorprendidos por la muy buena química que mostró con Cathy, en una dupla protagónica impensada para muchos, que se luce en gran forma.








La puesta que nos propone el director es minimalista, con una escenografía despojada y con míminos elementos, que irán cambiando en cada uno de los diferentes actos y con una iluminación que colabora para la separación de los diferentes cuadros.

En conclusión, una interesante propuesta que nos trae el teatro comercial, alejada de las tradicionales comedias pasatistas, la obra pondrá la lupa en lo imprevisible que son las relaciones humanas, en las vueltas que tienen las mismas y como muchas veces, situaciones como el dolor y la soledad, pueden servir para unir personas, que parecen diametralmente opuestas.

En este caso, a una dramaturgia densa y bien elaborada, se le suma la posibilidad de deleitarse con dos actuaciones exquisitas, con una esplendida Cathy Fulop y un verdadero animal de teatro como Luis Agustoni. Está todo dado entonces, para que el público disfrute de una entrañable noche teatral.



Pensador Teatral.




jueves, 20 de septiembre de 2018

La Federación

Dramaturgia y Dirección de Rodrigo Garcia Aguero . Codirección de Carolina Guareschi.









Jueves 20 30 hs en Vera Vera Teatro ( Vera 108 )

Una interesante propuesta llega al Vera Vera, de la mano de Rodrigo García Aguero, el autor de esta historia, inspirada en hechos reales, que nos hablará de un campeón nacional de tenis de mesa y sus ilusiones. Se puede vivir en busca de un sueño ?? Es sostenible esto en el tiempo ?? El entorno será cómplice de nuestra vocación o nos juzgará por salir de los carriles normales ??

El relato se desarrolla en la década de los 90, en Chivilcoy, pero podría desarrollarse en cualquier cuidad pequeña del interior, donde todos se conocen y nada de lo que se hace pasa desapercibido. Decíamos que la historia, tenía un base real, ya que Rodrigo, el autor de la obra, en su adolescencia, era federado en tenis de mesa y conoció las internas de una pequeña federación, con pocos integrantes, pero con jugadores participando en el Nacional, no tanto por sus virtudes, sino más bien por acción del cupo de representación.










En La Federación, tenemos a Fernando ( Diego Leiser ), que está en su casa familiar, preparando a puro pulmón, su viaje a Buenos Aires, para participar del Torneo Nacional. Todo es artesanal, desde la preparación del bolso, con algunas camisetas gastadas, que resultan una cábala, hasta esa bicicleta que debe preparar para que responda en la ruta, ya que se irá pedaleando desde Chivilcoy a Buenos Aires, porque que no tiene plata para comprar un pasaje en micro.

Fernando busca tranquilidad y concentración, ya que el tiempo corre y tiene que irse pronto, pero no está solo en la casa, allí también vive su madre Teresa ( Marta Montes de Oca ), quien preocupada porque el hijo se viajará en bicicleta por ruta, algo demasiado peligroso y agotador, por lo que intentará convencerlo y ayudarlo para que vaya de otra manera. En este encuentro entre Fernando y su madre, se darán muchas situaciones graciosas y divertidas, que nos resultarán muy familiares, ya que todos conocemos madres como Teresa, que pese a que el hijo tiene ya más de 30 años, lo trata como si tuviera la mitad.

El relato suena cercano y resulta  una buena pintura, de como es la vida en los pueblos pequeños, donde cualquiera de sus habitantes que se destaque en alguna actividad, será tratado como una verdadera celebridad Por eso no extraña, que la gente que pasa por la puerta de su casa, lo alienta a Fernando, deseándolo suerte y los bomberos ya imaginan, el regreso triunfal del hijo pródigo con el trofeo y el obligado paseo en autobomba, por las calles de la ciudad.










Las actuaciones que presenta la obra, son destacadas, quien más se luce, sin dudas es Diego Leiser, quien dá vida, a un apasionado Fernando, que está decidido a dejar de lado todos los contratiempos que aparecen, para presentarse en el torneo. El ping pong, es su pasión, su filosofía de vida y dejará todo, en busca en búsqueda de cumplir su sueño. Nos gustó mucho la actuación de Diego, con un estilo campechano, que lo hace un personaje muy querible.

Lo acompañan en muy buena forma, Marta Montes de Oca, como una madre metida y sobreprotectora, que pese a la tranquilidad y a la intimidad que le pide tener su hijo, no puede con su genio y se inmiscuirá en cada de unos de sus asuntos. Nos divertimos mucho con su personaje y los intercambios con su hijo.

Completan el elenco, Tomas Catania, como Andrés, el encantador alumno de tenis de mesa de Fernando, que se muere de ganar por acompañar a su profe a Buenos Aires, Aldana Ramírez es la seductora madre de Andrés, que parece secretamente enamorada de Fernando, al que mira con cariño. Y por último mencionar a Sergio García, como Rubén, quien está enemistado con Fernando y aparecerá promediando el relato, para crispar loa ánimos de todos.









La puesta que propone el director es íntima, la idea es que el espectador se sienta espiando lo que sucede en esa habitación, con Fernando y su entorno, algo que consigue. Nos gustó mucho el vestuario noventoso, propuesto por Gabriela Varela Laciar que lucen los protagonistas. Hay un buen diseño escenográfico de Gerardo Porión, con los elementos que decoran ese cuarto, aprovechando además las puertas y ventanas que presenta la sala del Vera Vera. Toda la puesta, tiene un carácter de familiaridad y cotidianidad, que colabora con la credibilidad de la historia.

En conclusión, nos divertimos mucho con La Federación y además la obra ayuda a reflexionar, acerca de la importancia que tienen aquellas personas, que a pesar de vivir en una sociedad mercantilista y de consumo, donde ganar plata parece lo único importante, defienden su pasión y sus sueños, pese a saber que será complicado, obtener beneficios económicos que retribuyan el tiempo y el amor, que le ponen a su vocación. Nosotros claramente vemos una clara relación entre el jugador de ping pong y el artista del off, no sabemos si el autor, observó esa relación, nosotros creemos que si.

Desde su estreno, la obra viene agotando localidades, lo que indica que La Federación tiene muy buena recepción del público, que se identifica claramente con la historia y los personajes que la componen. Por eso no extraña, el generoso aplauso que reciben los protagonistas al final de la función, testimoniando que la pieza gustó mucho y que apoyan el sueño que Fernando, defiende con toda pasión.



Pensador Teatral.


domingo, 16 de septiembre de 2018

Yerma ( Hay un niño en la calle )

Libro de Federico García Lorca . Adaptación y Dirección de Roberto Ibañez.








Sábados 17 hs en Teatro Corrientes Azul ( Av. Corrientes 5965 )

Yerma es una de las obras más reconocidas de Federico Garcia Lorca, el célebre poeta y escritor granadino. Su pluma marcó toda una época y en la actualidad, es reconocido como el poeta español más leído de todos los tiempos.

En el caso de Yerma, fue escrita por Federico en 1934 y el dato que debe impactar, es que pese a haber transcurrido más de ochenta años, la obra conserva una vigencia y un atractivo, que solo se explica por la genialidad de García Lorca.








Para quienes no recuerdan la historia, contemos que Yerma, es una tragedia que se desarrolla en un ambiente rural, donde la protagonista de la historia, es una campesina que se ha casado por arreglo familiar, con Juan, un hombre hosco y entregado al trabajo.

Tras dos años de matrimonio, Yerma tiene un deseo irrefrenable de ser madre, se obsesiona con ello, vé como la vida pasa y ella encerrada en la casa, no puede satisfacer sus deseos de maternidad, ya que su marido no muestra interés por tener hijos.
Los deseos se irán convirtiendo en frustración y la vida de Yerma en un calvario, perdiendo la alegría por vivir, ya no tiene deseos de comer, ni duerme por las noches. Su deseo profundo es ser madre y no abandonará nunca esa lucha.








La pieza hace una interesante semblanza del rol de la mujer en una época, con una sociedad machista y patriarcal, en el cual, la mujer solo debía dedicarse a los quehaceres domésticos y en atender al hombre, que es quien debía traer el pan a la casa. No está bien visto que la mujer salga de la casa y mucho menos si es casada. Se le dá una importancia capital al tema de la honra. Los mandatos sociales son fundamentales y deben prevalecer siempre, aunque contradigan nuestros deseos más profundos, mucho más siendo mujer.

Y cuando hablamos de la vigencia de los clásicos, como este de Lorca, esto podemos verlo en forma clara,  en el tema la violencia de género contra la mujer que aparece a pleno en la pieza, siendo algo que viene sucediendo desde hace décadas y con diferentes formatos, se mantiene hasta la actualidad.

Yendo a esta adaptación de Roberto Ibañez, actor, director y novelista tucumano, digamos que su versión respeta en gran parte la pieza original y a su vez, le introduce algunas características particulares, poniendo énfasis en la importancia de la sexualidad en la vida de las personas, presentando una puesta audaz, que tiene mucho componente de corporalidad, con muy buenas coreografías, acompañadas por música andaluza, contribuyendo a la belleza escénica que tiene el espectáculo.








Además se realza la importancia que tiene la mirada del otro, que juzga siempre nuestras acciones, influyendo en nuestro comportamiento, por el miedo al que dirán. Esto lo logra con un coro de mujeres, que seguirán todos los pasos de Yerma y estarán atentas a cada una de sus acciones.

La puesta que logra el director, es atractiva y muy potente, en esto mucho tiene que ver el numeroso elenco que se reunió para la ocasión, absolutamente comprometido con la historia y con una energía muy alta, que llega al espectador.

Arranquemos por la gran protagonista de la obra, nos referimos a Silvana Coppini, que nos regala una fantástica composición de Yerma. Con una entrega y una pasión que conmueven Para destacar su gestualidad, su hermosa y particular dicción y en especial su talento para poder transmitir al espectador, el profundo dolor que lleva dentro su personaje.  Un papel que exige muchísimo y que Silvana, mostrando estar a la altura del protagónico, resuelve en forma magnífica.








Si bien Silvana, es quien está mayor tiempo en escena y se lleva los mayores elogios, está excelententemente acompañada y apuntalada por un elenco, que se luce muchísimo. Arranquemos con la mención de sus componentes.
Roberto Caute, es Juan, ese marido hosco y autoritario, consagrado al trabajo y sin ojos para Yerma y sus deseos. Roberto es el villano de la historia y cumple perfecto su rol.

Se destaca mucho Liguen Pires en el papel de María, amiga de Yerma, pero a que diferencia de ella, puede disfrutar de la maternidad, Liguen es una actriz que nos gusta mucho, destacamos el año pasado alguno de sus trabajos y aquí desde un papel secundario logra destacarse nuevamente.
Cecilia Cabrera, por el contrario, está contenta de no tener hijos y disfruta de esa libertad. Es otra de las muchachas del pueblo y al igual que Liguen, se destaca cada vez que interviene.

Pablo Violiaz, es Victor, el apuesto pastor, porque quien suspira Yerma, pero solo serán suspiros porque su honra, no le permitirá nada más. Muy bueno lo de Victor, que además está a cargo del cajón flamenco, que aporta un aire andaluz a la puesta.









Nonnel Nhoj en el inicio como la vieja pagana y Denise Bell como la bruja Dolores, aportan su experiencia y logran lucirse en esos momentos que tienen protagonismo.

Y no hay que dejar al resto del elenco, las muchachas y lavanderas, que controlarán los pasos de Yerma y murmurarán a sus espaldas. Nos referimos a María Emilia Vidal, Mariela Montes de Oca, Gabriela Branda, Dora Sajevicas y Penélope Arrosogaray. Todas ellas, desde sus roles secundarios, aportan mucho a la puesta, con energía y consiguiendo cuadros muy logrados, siendo fundamentales, para que la puesta sea tan lucida.

Resta mencionar a Horacio Serafini y Marcelo Beltrán Simo, que con el guiño del director, serán las cuñadas de Yerma, dando un toque de humor a una obra, que es trágica.








Se hizo algo larga la descripción del elenco, pero entendemos fue un acto de justicia, hacerlo en detalle, ya que cada integrante, es importante para el conjunto de una obra  que presenta quince actores en escena, un despliegue inusual para el teatro off , siendo esto algo que el espectador sabe valorar.

En cuanto a la puesta de carácter minimalista, hay que destacar su estética y la belleza de imágenes que ofrece. Destacar el diseño escenográfico de Víctor de Pilla, con tres elásticos de cama con ruedas, que se irán moviendo a lo largo de la función, simulando las rejas y la cárcel, a la que está sometida Yerma y las otras mujeres, sometidas por una sociedad patriarcal.  Un recurso muy efectivo y original el dispositivo escenográfico utilizado.

Otro ítem a resaltar es el vestuario, con el color blanco predominando de manera clara. No olvidemos tampoco la presencia de los cantos y la música flamenca, que no podían estar ausente, en una obra de Garcia Lorca.








Yerma, hay un niño en la calle, transita las últimas funciones de la segunda temporada con muy buena respuesta de crítica y de público. Por la calidad del espectáculo, le deseamos larga vida.

Siempre es enriquecedor ver una pieza de Lorca, en este caso, con una adaptación fuerte y actual, que en una puesta potente, que cuida todos los detalles, se suma a magníficas actuaciones, para regalarnos una hermosa tarde de teatro.

Recomendamos la obra y felicitamos a todo el equipo de Yerma, por el amor y la pasión con la que encaran este espectáculo, que es una de las tantas joyitas ocultas, que nuestro teatro independiente, nos tiene reservadas.



Pensador Teatral.



sábado, 15 de septiembre de 2018

La Patada del Camello

Dramaturgia de Sofía González y Sandra Criolani. Dirección de Ernesto Domínguez.








Sábados 21 hs en El Método Kairos Teatro ( El Salvador 4530 )

Una propuesta original y atractiva llega con La Patada del Camello, obra escrita por Sofía González y Sandra Criolani, en su ópera prima como dramaturgas. Y el debut no podía ser más auspicioso, ya que escribieron una pieza sensible y profundamente emotiva.

 Al ingresar a la sala ya notamos que será una noche especial, nos recibe una escenografía con dos butacas de avión, un comisario de abordo y enseguida escucharemos las instrucciones habituales antes de cada despegue, por lo que no quedan dudas, que pronto subiremos al avión de las Aerolineas Minos, con destino a Egipto.







En el viaje que nos propone la obra, acompañaremos a las dos protagonistas de la historia, Candela ( Sofía Isabel González ) y Pilar ( Sandra Criolani ), dos mujeres que en apariencia son muy diferentes entre sí.

Candela es una reconocida artista plástica, exitosa en su profesión, autosuficiente y muy segura de si misma. En cambio su compañera de viaje Pilar, es ama de casa, casada, con una hija y se nota su apego a los mandatos sociales, todo lo contrario de Candela, que luego de charlar unos minutos, le confesará que es soltera y bisexual, algo que parece asustarla bastante a Pilar.

Si bien las mujeres parecen totalmente opuestas, hay algo que las une, ambas parecen estar huyendo de algo, Candela decide tomar el avión, luego de recibir una noticia inesperada sobre su salud y Pilar, parece escaparse de una relación matrimonial, en la que no se siente cómoda. A las dos, se las nota tristes y en algún momento con lágrimas en sus ojos. Ninguna de las dos, tiene un presente feliz.








El vuelo transcurre, con Candela intentando leer o dormir, su compañera de asiento, en cambio se empecina en darle charla y el comisario de a bordo aparecerá ofreciendo la cena. Parece un vuelo común y corriente, pero en determinado momento la pieza, dará un giro inesperado y cambiará por completo.

Es muy importante conservar el suspenso y obviamente dejaremos que el espectador cuando vea la obra, sea quien descubra que sucederá en aquel vuelo, solo adelantamos que se van a sorprender mucho.

Como mencionamos antes, la dramaturgia está muy bien elaborada, las autoras estuvieron más de dos años escribiéndola y se potencia con una puesta sumamente atractiva. Parte fundamental en el proyecto tiene Nesti Dominguez, el director, quien colaboró editando la dramaturgia, formando parte además del diseño y creación de la escenografía y la música.









Vayamos ya a las excelentes actuaciones que presenta, la obra, a Sofia González, ya la habíamos visto destacarse el año pasado en La Música del Viento, una entrañable obra del off y aquí volvemos a destacar su trabajo. Con mucha presencia escénica, bella y con un tono voz grave, le dá a Candela la seguridad y la personalidad, que requiere su personaje, logrando también dar el giro , junto con la obra y mostrarse muy diferente en el último tramo de la pieza, dejando claro su versatilidad. Nos volvió a gustar mucho el trabajo de Sofia.

A Sandra Criolani, es la primera vez que la vemos en escena y su Pilar, parece ser la contracara justa de la exitosa Candela, con un carácter más dulce e ingenuo, resulta un personaje muy querible para el espectador, que compra su calidez. Estupenda la composición de Sandra.

Muy buena la dupla protagónica que conformaron Sofia y Sandra, dos jóvenes actrices con mucho futuro, que logran mucha química juntas. Pero no están solas en escena, son acompañadas por Federico Ferreyra, el comisario de abordo, cholulo de Candela, que desde un personaje secundario, cumplirá un papel clave en la historia.








Yendo a la puesta, la misma es de carácter íntimo, colaborando para ello, la acogedora sala del Kairos, teniendo muchos ítems para destacar, empezando por el diseño escenográfico de Sabrina López Hovhannessiam, simulando el avión y mostrando que sin tantos recursos, pero con creatividad e ingenio, pueden obtenerse grandes resultados, tanto que los espectadores, logran sentirse dentro de un avión. Para ello también colabora un muy bien diseño lumínico.  Por último mencionar, el gran aporte de Sebastián Larena, que en vivo, acompaña con la música original que presenta la obra, enriqueciendo la puesta.

Como conclusión, nos sorprendimos gratamente con La Patada de Camello, contamos solo una parte de la trama, para no revelar aspectos importantes de la obra, que el espectador descubrirá al verla, pero podemos asegurar que la historia además de sorprender, atrapa al público, que por momentos reirá y a medida que la obra avanza, se irá emocionando y porque no derramará alguna lágrima, ya que la obra, en algún punto tiene algo de sanadora y llega al corazón.

La obra desde su estreno viene agotando localidades, lo que indica que el boca a boca está haciendo muy bien su trabajo.  Por eso no contamos más, recomendamos especialmente La Patada del Camello y sugerimos reserven ya sus pasajes, para que magia del teatro mediante, puedan emprender junto a las protagonistas, este fantástico viaje que nos proponen.




Pensador Teatral.

miércoles, 12 de septiembre de 2018

En Boca de Culpa

Dramaturgia y Dirección de Daiana Fernández.






Miércoles 21 30 hs en Machado Teatro ( Antonio Machado 617 )

Al ingresar a la sala del Machado, ya vemos en el espació escénico a varios jóvenes, vestidos para la aventura de la noche, se los nota exaltados, divertidos, con tragos en sus manos, saltando y bailando, al compás de la música y de luces psicodélicas que dominan el ambiente. Son cuerpos en movimiento, con mentes entregadas al placer.

Dá la impresión, que están en una disco, pero enseguida la cuestión, se aclara, la mayoría de los actores desaparece y en escena, solo quedan dos de ellos. Ahí nos enteramos, que no era un boliche lo que veiamos. Es la opulenta casa de Felipe  y se está festejando su cumpleaños. Es una fiesta sorpresa que lo organizó su novia Victoria.







Hay muchos invitados al cumpleaños, la mayoría amigos de la infancia, algunos con sus parejas y quieren pasar una noche divertida. Pero en ese ambiente de fiesta y de descontrol, no todo es tan real como parece. Se nota que hay tensiones del pasado dando vueltas y deseos reprimidos, que quieren aprovechar las sombras de la noche para aparecer.

La obra pone al descubierto, como muchas veces gobiernan las apariencias, hay que mostrarse contento, algo muy típico de las redes sociales, siempre felices con nuestras parejas, hay que vender una imagen de armonía, para ese otro que nos mira y nos tiene que ver bien, exitosos y si nos envidian mucho mejor. Pero cuando dejan de mirarnos y las máscaras se caen, quedan al descubierto los problemas y las dificultades, que todo tenemos y como en verdad esas relaciones que parecen perfectas, muy lejos están de serlo.

No contaremos más, dejaremos que el espectador descubra lo que sucederá en una noche agitada, donde aflorarán conflictos familiares, secretos del pasado y el alcohol actuará como liberador, para que afloren los deseos y las pasiones más íntimas.








El despliegue escénico es importante y más para un proyecto absolutamente autogestionado como este. Es la primera obra de la Compañia Culpas, nacida en 2017, por jóvenes actores y actrices formados en la EMAD, que luego de realizar varios trabajos colectivos, se animaron a dar el gran paso y encararon este proyecto, llamado En Boca de Culpa, con texto original y dirección de Daiana Fernández.

Son nueve los actores en escena, jóvenes todos ellos y la mayoría, dando sus primeros pasos dentro de la actuación y el balance es muy positivo. Si bien es cierto, que hay una variedad logica de registros y algunos logran destacarse más que otros, ninguno desentona, se los nota desenvueltos y todos se muestran muy arriba en energía y entrega. Componen personajes con rasgos diferenciados y cada espectador seguro tendrá sus favoritos.

Nosotros con el riesgo de ser injustos, vamos a mencionar a quienes más nos gustaron. En primer término, mencionar a Nahuel Monasterio como Felipe, el cumpleañero y anfitrión, que pese a ser el agasajado, no parece muy contento de tener algunas presencias en su casa. Termina siendo el más simulador de todos. Muy buena su interpretación.








Su prometida Victoria, es interpretada por Camila Rabinovich. Impacta su belleza y su sensualidad. No parece corresponder el amor que Felipe siente por ella y teje una relación algo extraña con su hermano  Se destaca mucho Camila.

También nos gustaron muchos los trabajos de la pareja formada por Clara ( Catalina Fusari ) y Juan ( Axel Hahn ). Están juntos, pero no queda muy claro porque, se nota que hace tiempo no están enomorados. Ambos tienen espacio para lucirse durante el relato y lo aprovechan muy bien.

Úrsula ( Candelaria Pasini ) y Romina ( Gina Daffonchio ) emanan sensualidad y son deseadas por los otros hombres de la fiesta. Logran transmitir el sex appeal, que requieren sus personajes y están muy bien en sus papeles. Facundo ( Fabian Fuentes ), con su aspecto recio y varonil, levanta suspiros de la platea femenina. En tanto que Matías ( Facundo Naves ) y Julián ( Christian Chen Serna ) componen personajes entrañables y son los más graciosos.









Finalmente mencionamos a todos los chicos y creemos es un acto de justicia, ya que con la diferencia de registros que mencionamos, todos demuestran estar a la altura y con una energía bien arriba, algo muy bien valorado por el público.

Sorprende positivamente el excelente diseño escenográfico que presenta En Boca de Culpa, aprovechando al máximo las posibilidades que ofrece el Teatro Machado ( situado bien cerca del Parque Centenario ), creando diferentes ambientes de la casa, que permiten desarrollar escenas en simultaneo. Destacar especialmente ese baño que será muy concurrido a lo largo de una noche, donde abunda el alcohol y los excesos.
Además hay una barra de tragos y un tablero de dardos, que otorgan una estética muy moderna y original a la puesta. Este diseño escenográfico, de Mariano Castillo y Sofia Davies, que destacamos, confirma, que muchas veces, sin recursos económicos, pero con alta creatividad, se consiguen muy buenos resultados.

Otros ítems a destacar,  son la música original de Banda la Caída y el vestuario de Ayelén González Pitta, con tapados, tacos, sacos y ropa bien a la onda de la movida nocturna.










En definitiva, estamos ante una propuesta muy interesante de la Compañía Culpas, una obra que nos muestra el espacio que le damos en nuestras vidas a las apariencias, relaciones falsas y como la noche con sus adicciones, es una forma de liberación, para que aparezcan deseos reprimidos y se deje de lado la moral. Y es sabido, que cuando la moral, queda de lado, los peligros y las tentaciones aparece.

Desde este sitio, celebramos siempre la aparición de gente joven en nuestro teatro, que con mucho empuje y entusiasmo, aún en etapas complicadas como estas, siguen apostando al arte y le dan mucho aire fresco a nuestro teatro off.

El lleno total en la sala y los aplausos sostenidos del público al final de la función, resultan un justo reconocimiento a estos jóvenes artistas, que nos invitan a una fiesta de cumpleaños glamourosa y algo descontrolada.




Pensador Teatral.



domingo, 9 de septiembre de 2018

Almacenados

Dramaturgia de David Desola y Dirección de Susana Hornos.








Domingos 17 30 hs en La Carpintería Teatro ( Juan Jaures 858 )

Una obra que llega con acento español a la cartelera porteña, escrita por el catalán David Desola, prolífico dramaturgo catalán, con numerosas obras exitosas a lo largo de su carrera, nos presenta Almacenados, que tuvo enorme suceso en España, en versión protagonizada por José Sacristán, con enrome respuesta de público y de críticas.

La pieza que habla del mundo del trabajo, tiene una universalidad, que hizo que se represente en México, Perú, Costa Rica, Uruguay y Polonia, por mencionar solo algunos países. En esta oportunidad llega a La Carpintería de la mano de la talentosa Susana Hornos, directora y actriz española, con muchos vínculos en Argentina, que es sin dudas su segunda patria.








Almacenados fue escrita por Desola, en momentos que estaba buscando trabajo y en su país, el paro tenía cifras inquietantes. Lamentablemente los problemas de empleo, son comunes por estas latitudes y tal vez por ello, la obra tiene tanta vigencia y nos resulta tan cercana.

En un contexto complicado, con muchos postulantes para pocos puestos, el trabajo en vez de convertirse en un medio para ganarse de vida, se transforma en una obsesión, en un bien a conservar de cualquier manera, sin importar lo que debamos hacer a tal fin, incluyendo situaciones absurdas que tomamos como naturales.

Almacenados, se desarrolla en un depósito donde Lino, interpretado por Horacio Peña, arranca su última semana de trabajo, ya que en cinco días se jubilará, luego de 40 años en la empresa. Siempre en ese almacen, donde se reciben mástiles de barcos. Estuvo 11 años como aprendiz y 29 años sólo allí, como encargado de depósito.








En su última semana de trabajo, deberá capacitar al joven Nil, encarnado por Juan Luppi, que será su reemplazante. En esos 5 días, deberá capacitarlo y explicarle todos los secretos del trabajo, ya que la próxima semana, el joven deberá estar a cargo del depósito, sin su ayuda..

El choque generacional es evidente, Lino no parece muy contento de tener que jubilarse y encima dejar su puesto a un jovencito, que no parece capacitado para asumir tamaña responsabilidad. En ese inicio de relación, hay un evidente choque generacional, reina la desconfianza entre ambos. Lino es obsesivo con el trabajo y respeta a rajatablas los procesos, todo está establecido, nada puede cuestionarse, hay que cumplir las tareas como se viene haciendo a lo largo de años y  por lo tanto, no tiene sentido, cuestionar las tareas que si se hacen de determinada manera, seguro que es por alguna razón. En cambio Nil, es un millenian, que si bien respeta al mayor, tiene una mirada cuestionadora.

No vamos a contar mucho más, para mantener el suspenso, solo adelantaremos que veremos situaciones muy graciosas, entre ese viejo empleado mañoso y el joven recién llegado, que al principio está callado, pero con el correr de los días de esa semana decisiva y al ver que el teléfono no suena y los camiones con los mástiles para descargar no llegan, comenzará a preguntarle a un Lino, que no tienen muchas ganas de dar respuestas, por la carga de trabajo en ese depósito donde están asignados.








Como dijimos,  la pieza tiene momentos hilarantes,  desopilantes, que generan muchas risas en los espectadores, aunque la obra no es una comedia, las situaciones graciosas y por momentos absurdas, se generan de manera continua, realzadas por el gran trabajo de los protagonistas.

Horacio Peña, es el puntilloso Lino, que cumple a rajatabla las normas y es más, hasta se impone reglas más estrictas que las dictadas por la empresa, siendo como se dice más papista que el papa y exagerando la disciplina. Horacio es un actor exquisito. Quien escribe estas lineas, todavía recuerda su trabajo en Decadencia, hace más de 10 años en el Teatro San Martín con Ingrid Pellicori y desde ahí sigue sus trabajos.. Dueño de un histrionismo y una versatilidad admirable, Peña es un animal de teatro y aquí la directora, le brinda un espacio amplio para su lucimiento. Soberbia su interpretación y un placer verlo.







Su coequiper, es Juan Luppi, un joven actor, a quien vimos lucirse el año pasado en La Forma de las Cosas, resulta la  contracara perfecta de Horacio, con un estilo desafiante a las reglas establecidas. No se amilana de compartir el protagónico con Horacio, por el contrario se hace fuerte en el escenario, marcando las diferencias generacionales. Gran futuro el de Juan, se nota su buena madera.

Realmente un acierto de la directora la elección de la dupla protagónica, que con mucha química, logran darle muy buen recorrido al vínculo humano, tal como pide el texto.







La puesta que propone Susana es minimalista, con una escenografía desprovista y con pocos elementos formando parte de la escena, una máquina para fichar, un escritorio con solo una silla y poco más. Debemos destacar el uso de la luz y la oscuridad, para separar las escenas, al igual que los sonidos y la música original de Leandro Calello, que acompañan las acciones.

Almacenados no baja línea respecto del mundo del trabajo, al contrario, invita al espectador a que se cuestione el mismo, mediante algunas situaciones que pueden parecer absurdas o exageradas, pero que nos muestran la alienación que reina actualmente en muchos sitios de trabajo, donde el miedo a quedarse en la calle, dispara comportamientos que pueden resultar graciosos, pero que en verdad denotan un instinto de supervivencia.








Como conclusión, digamos que confluyen un guión entretenido y actual, una puesta cuidada y muy divertida, con dos interpretaciones excelentes, que hacen que Almacenados, sea una propuesta que además de disfrutarse mucho, nos invitará a reflexionar y a mirar internamente, cuanto tenemos de Lino nosotros y cuantos reconocemos en nuestros trabajos.

Párrafo especial dedicado a Susana Hornos, estamos muy contentos, de verla saliendo adelante y demostrando su talento y pasión por el teatro, esperando pronto su retorno al escenario, ya que es una actriz increíble.

Los aplausos prolongados con que el público que colmó la sala, despide a los protagonistas al final de la función, resulta un justo reconocimiento a la entrañable tarde de teatro vivida.




Pensador Teatral.